Lineamientos para la revitalización de las Naciones Unidas, presentados por el mecanismo permanente de consulta y concertación política Grupo de Rio
Grupo de Rio
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49-52
01/07/1993
01/07/1993
1.La comunidad internacional ha experimentado cambios profundos desde la aprobación de la Carta de San Francisco. Y ahora se supera el conflicto ideológico de la guerra fría y se registran, de manera vertiginosa, significativas transformaciones en Europa del Este. Por otro lado, sin haber concluido aún los procesos de desarme y descolonización, se dan soluciones negociadas a conflictos regionales de vieja data y un creciente interés por los denominados "nuevos temas", tales como los problemas de las drogas, de la población, del medio ambiente y de los derechos humanos, temas cuya atención preferencial no debe debilitar la búsqueda de soluciones multilaterales a otros problemas que han permanecido en la agenda internacional por muchos años.
2.La consolidación de los bloques económicos y la conformación de nuevos, la tendencia progresiva hacia las economías de mercado, la toma de conciencia acerca de la interdependencia y la expansión creciente de la democracia concurren a configurar un nuevo contexto internacional. Sin embargo, en esta nueva realidad no se refleja con igual intensidad e importancia la necesidad de: poner en práctica mecanismos realmente efectivos de cooperación internacional para el desarrollo; replantear en forma realista el diálogo Norte-Sur: canalizar hacia el desarrollo los recursos liberados del proceso de desarme. En este contexto se deben afrontar las cuestiones relacionadas con la pobreza y el hambre; dar especial atención a la problemática de la mujer y la infancia; desarrollar los recursos humanos; y, establecer formas equitativas para compartir la creación y utilización de la ciencia y la tecnología, temas que no deben ser considerados de interés exclusivo de un grupo de países.
3.El fortalecimiento de las bases de convivencia y justicia internacionales conforme a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas es una responsabilidad compartida por todos los Estados y no prerrogativa exclusiva de algunos. Se trata de un proceso que debe ser abierto y participativo, en el cual se hagan valer los intereses de la comunidad internacional en su conjunto. Para aprovechar la nueva realidad y asegurar las condiciones para el mantenimiento de la paz y la seguridad, el crecimiento y el desarrollo económico y social, la comunidad internacional debe reflexionar, una vez más, sobre los instrumentos de que dispone con el imperativo de perfeccionarlos, especialmente en este momento en que hay amplia coincidencia con respecto al potencial de las Naciones Unidas para superar antiguos y nuevos desafíos.
4.Apoyamos la revitalización de las Naciones Unidas como elemento rector del fortalecimiento del sistema multilateral. En este proceso dinámico de adaptación y reformas, que ya se ha puesto en marcha en algunas áreas, aportaremos, como en el pasado, nuestros mejores esfuerzos, experiencias y participación constructiva, convencidos de que las Naciones Unidas constituyen el foro central para el tratamiento de problemas cruciales que afectan a la humanidad.
5.Esta revitalización de las Naciones Unidas debe estar enmarcada en la reafirmación del Derecho Internacional y en la estricta adhesión a los objetivos y principios de la Carta de San Francisco y, en particular, basarse en el respeto a los principios de la soberanía, la no intervención, la igualdad soberana y la integridad territorial de los Estados. Este proceso deberá surgir de mandatos claros de la Asamblea General.
6.Una renovación que asegure que la Organización resulte mejor adaptada a los desafíos de una nueva realidad, debe tener como objetivos:
a) dar el máximo impulso a la solución pacífica de controversias con base en el respeto a los principios fundamentales del Derecho Internacional;
b)fortalecer la Asamblea General y al Secretario General para lograr un mejor equilibrio de funciones entre los órganos principales de las Naciones Unidas.
c)Promover un entendimiento sobre la importancia de una acción multisectorial de todo el sistema para el éxito de la cooperación internacional orientada al crecimiento y al desarrollo de los países en desarrollo y para el tratamiento de los demás temas de interés global.
d)estimular la acción conjunta para fortalecer el desarrollo social y generar condiciones internacionales que faciliten el logro de la justicia social, en beneficio principalmente de los sectores más afectados por las condiciones del subdesarrollo y por las políticas de ajuste estructural.
7.Dicho proceso deberá estar ordenado hacia la afirmación de la práctica de la democracia en la toma de decisiones dentro de la Organización. El incremento en el número de los Estados Miembros y las nuevas realidades políticas en el mundo imponen la revisión de criterios y prácticas existentes sobre adecuada representatividad y sobre participación efectiva en el proceso decisorio.
8.Resulta indispensable fortalecer los mecanismos de toma de decisiones y asegurar que la Asamblea General sea el foro donde se debatan y decidan los temas de interés global, incluidos los denominados "nuevos temas". La fortaleza y vigencia de la Organización están íntimamente vinculadas a la participación de los Estados Miembros en la toma de decisiones y a su adecuada representación en los diferentes órganos y organismos especializados. Es necesario continuar y profundizar el análisis de los métodos de organización y trabajo de la Asamblea General, adecuándolos a las exigencias y requerimientos actuales.
9.Es preciso y urgente que las concepciones sobre la seguridad mundial y regional tomen en consideración aquellos factores económicos y sociales que las afectan. La Asamblea General es el foro apropiado para una reflexión sobre las fuentes de inseguridad y problemas globales que atañen de manera especial a los países en desarrollo.
10.La coincidencia de propósitos y principios favorece una amplia cooperación y coordinación entre las Naciones Unidas y las organizaciones regionales. Debe reconocerse, sin embargo, que los esfuerzos desplegados en esta esfera distan de ser satisfactorios. La era del enfrentamiento afectó el comportamiento y la capacidad de acción de los foros internacionales. En la nueva etapa, la de la cooperación, se deberá redefinir el papel que le corresponde a las organizaciones regionales, y estimular las iniciativas diplomáticas ad-hoc regionales o subregionales y reconocer su carácter independiente, su capacidad de influencia y su potencial en la solución de conflictos y en el diseño y ejecución de estrategias para un desarrollo equilibrado y sostenido.
11.En la dinámica de una renovación general del Sistema de Naciones Unidas es necesario subrayar la importancia del respaldo político que los Estados miembros deben brindar en todo momento al Secretario General para el ejercicio independiente de sus funciones, que le permita asegurar el fiel cumplimiento de los principios y objetivos de las Naciones Unidas. Para tal efecto, conviene facilitar el papel dinámico de carácter político que debe cumplir el Secretario General conforme el artículo 99 de la Carta. La imparcialidad y el equilibrio que demandan las tareas del Secretario General sólo se logran si éste cuenta con los medios adecuados para emprender actividades, de manera expedita y eficaz, en todos los órdenes y, en particular, en pro de la paz y la seguridad internacionales.
12.Una Secretaría eficiente y adecuada a las nuevas realidades resulta indispensable. Esto implica ajustes de carácter administrativo acordes con las exigencias y requerimientos de una actividad particularmente compleja como lo es la de las Naciones Unidas. En tal sentido, debe darse especial atención a la estructura, conformación e integración de los cuadros directivos de la Organización para racionalizar las tareas del Secretario General y lograr mayor eficiencia, coordinación e interacción en los niveles superiores.
13.Las Actividades Operacionales de las Naciones Unidas constituyen un pilar esencial de la cooperación internacional. Tales actividades deben preservar su carácter universal multilateral, neutral, abierto y flexible para responder a las necesidades de todos los países en desarrollo, de conformidad con prioridades establecidas en función de criterios de desarrollo cuya definición es exclusiva responsabilidad de cada uno de los receptores de la cooperación. Resulta primordial que el criterio rector de las actividades operacionales orientadas al desarrollo no se caracterice por un enfoque simplemente asistencialista sino que, especialmente, atienda los requerimientos de aquellos países en desarrollo que, como los de nuestra región, requieren prioritariamente apoyo que contribuya a sostener sus procesos de desarrollo.
14.En el contexto de las metas establecidas por las Naciones Unidas en la Estrategia Internacional para el Desarrollo, apoyaremos plena mente los esfuerzos en curso para reafirmar el papel rector del Ecosoc mediante la aplicación de las resoluciones recientemente adoptadas por la Asamblea General y participaremos en la elaboración de otras iniciativas complementarias tendientes a vigorizar el papel de las Naciones Unidas en el vasto campo de la cooperación para el desarrollo.
15.Al ser cada vez más complejas y variadas las actividades de la Organización, resulta necesario mejorar su eficacia y eficiencia entendiendo estos conceptos como el cumplimiento de mandatos legislativos con la apropiada asignación y óptimo uso de los recursos financieros y humanos. Para poder evaluar los medios y el cumplimiento de los objetivos se requieren políticas más orientadas a la acción, y, el establecimiento de un sistema de responsabilidad administrativa para los funcionarios y organismos especializados. De otra parte, los objetivos de eficacia y eficiencia implican la revisión del funcionamiento y la composición de las entidades subsidiarias, buscando optimizarlas como instrumentos para los fines que se ha trazado la Organización.
16.La posibilidad de que las Naciones Unidas respondan a los nuevos retos exige, obviamente, garantizar su solidez financiera. Debe asegurarse que la capacidad de pago sea efectivamente principio rector en la distribución de los gastos. En este contexto, se deben acordar y aplicar mecanismos para propiciar mayores aportes de aquellos países que estén en condiciones de hacerlo, evitando imponer obligaciones pesadas a los países que sufren dificultades mayores con el pago de sus deudas externas, además de alcanzar un mejor equilibrio entre el presupuesto ordinario y los recursos extra presupuestales y obtener el pago oportuno y complejo de las contribuciones de todos los Estados Miembros y una mayor eficiencia en la programación y la ejecución del gasto.
17.El sistema internacional que está surgiendo del dinámico proceso de concentración y redistribución del poder no debe desvirtuar los principios que orientan a las Naciones Unidas y el carácter multilateral que debe inspirar todas sus acciones. Al término de la guerra fría, la comunidad internacional tiene esperanzas renovadas en poder concretar un cambio fundamental en la concepción y práctica de las relaciones entre los países. Este momento nos ofrece una oportunidad histórica para llevar a cabo los ideales que inspiran la Carta de San Francisco. Para que esto ocurra, no se debe sustituir una relación conflictiva por otra de naturaleza similar. Habiéndose superado el enfrentamiento Este-Oeste, las Naciones Unidas deben dar prioridad hoy a las relaciones Norte-Sur, que constituyen el punto central de la agenda multilateral actual y futura.
27 de agosto de 1991