EL DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE EN EL MARCO DE LA INTEGRACIÓN AMERICANA

Luisa Fernanda Santamaría

Especialista en negociación y relaciones internacionales, Centro de Estudios Internacionales, Universidad de los Andes

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37-61

01/01/1997

01/01/1997

INTRODUCCIÓN

Lejos de las antiguas concepciones, totalmente planteadas, diseñadas y dirigidas desde los Estados, la nueva idea de integración se presenta como una forma de lograr el desarrollo económico de los países involucrados; pero integración y desarrollo económico no son dos metas, sino dos instrumentos para llevar a cabo el fin central de cualquier esfuerzo que se realice a nivel económico o político: el desarrollo humano de la generación presente y futura. Esta nueva corriente se centra pues en la gente, en el logro de su bienestar y su progreso a nivel individual.

Bajo la idea de integración regional, el continente americano ha tenido dos significados diferentes, uno relacionado con la cooperación regional y los intentos de integración económica entre los países de América Latina, y otro significado que tiene que ver con la integración de todo el hemisferio occidental. En el último siglo, esta perspectiva fue artífice de la creación de una estructura formal institucional elaborada en la Organización de Estados Americanos; pero en la década de los ochenta la idea se reforzó gracias al éxito de Nafta, la Iniciativa Empresa para las Américas y la profundización de relaciones entre los países de América, con unas relaciones mejoradas y aumentadas entre Estados Unidos y el resto de América. Finalmente, la idea de una comunidad hemisférica adquirió una mayor fuerza después de la Cumbre de Miami (1994), donde se vio la importancia de la democracia política y se convino la meta de crear un área de libre comercio regional a partir del 2005.

Mediante una zona de libre comercio desde Tierra de Fuego hasta Alaska, América busca lograr lo que alguna vez Simón Bolívar soñó, una comunidad de naciones americanas con "la benevolencia de todos, riqueza para todos, igualdad y favor para todos, neutralidad y dignidad por todos y reciprocidad y amistad por parte de todos"[1]; ya no se trata de una integración económica con fines exclusivamente económicos, sino de un proceso centrado en la sociedad civil, definida como "un campo de la vida social organizada, que se autogenera, se autoapoya, es autónoma del Estado y se encuentra cohesionada por un orden legal o un grupo de normas (...) [que] involucra ciudadanos que actúan colectivamente en las esferas públicas para expresar .sus intereses, pasiones e ideas, intercambiar información, conseguir objetivos comunes, demandar al Estado acciones específicas y exigir responsabilidades de los empleados públicos"[2].

El presente trabajo pretende evaluar el concepto de integración económica en el continente americano, bajo esta nueva perspectiva social y humana basada en el desarrollo humano sostenible; lo anterior se realizará partiendo de las teorías acerca de la integración y la forma como éstas son aplicables en el caso de América, para llegar a estudiar detenidamente los aspectos sociales de la misma, mediante el análisis de los instrumentos de participación de la sociedad civil y la forma como estos son utilizados. Adicionalmente, se busca hacer un énfasis en la importancia de los aspectos teóricos para entender y analizar un hecho real; de esta forma, a partir de las diferentes teorías de integración, se pretende evaluar el proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas, considerando la importancia de centrarse en la sociedad civil y su progreso como base de cualquier proceso integrador.

En el primer capítulo se hará, en primer término, una diferenciación de concertación, cooperación e integración, como punto de partida para definir lo que es la integración; posteriormente, se hará una revisión de las teorías que tienen que ver con la integración, y de cómo las diferentes corrientes teóricas justifican la idea de una integración regional. Finalmente, se tratarán más en detalle las modalidades de integración económica, por ser éste el tema del presente trabajo.

En el segundo capítulo se realizará un recuento breve de cinco grupos de integración subregional de América, analizando el nivel de logros alcanzados en el tema de la integración. A partir de esta experiencia que han adquirido los países americanos, es factible que el camino hacia el ALCA sea más llevadero; por esto a continuación se hará un análisis de los logros alcanzados en Miami y sus posteriores desarrollos, haciendo un posterior énfasis en el Foro Empresarial de las Américas, realizado en Cartagena (1996).

Una vez analizada la integración americana desde una perspectiva teórica, se realizará una revisión de la medida en la cual dicho proceso cumple o intenta de cumplir sus verdaderos objetivos, centrados en las personas mediante la búsqueda del desarrollo humano sostenible para los americanos. Para este fin se recurrirá a la definición del desarrollo humano sostenible y su relación con los procesos de integración, como instrumentos para vislumbrar las perspectivas que ofrece el ALCA, como una forma alternativa de alcanzar el desarrollo de las personas, mediante el desarrollo económico que se obtendrá con la integración regional americana. Finalmente, se darán unas conclusiones sobre los puntos anteriores, y unas propuestas acerca de la forma como el continente americano debe abordar el tema de la participación de la sociedad civil, y de la búsqueda del bienestar de todas las personas que integrarán la sociedad civil transnacional americana.

EL DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE EN EL MARCO DE LA INTEGRACIÓN AMERICANA

Elementos teóricos

Haciendo conciencia de que la teoría no lo es todo, pero se constituye como un elemento central para la creación de definiciones, conceptos y categorías alrededor de los cuales se conducen diferentes temas de la realidad mundial, el presente capítulo constará de un acercamiento teórico al concepto de integración, y de integración regional como punto de partida para entender y analizar el proceso de integración de las Américas.

Integración, cooperación y concertación

Dentro de los procesos de interacción entre dos o más países, se presentan diferentes tipos de relaciones, de acuerdo con su intensidad, actores, objetivos y naturaleza; dichas interacciones se pueden presentar a manera de concertación, cooperación o integración, cuyos significados y diferencias veremos a continuación.

En primer lugar, la concertación se refiere a un proceso mediante el cual dos o más gobiernos actúan conjuntamente en el terreno estatal, por lo general, a nivel diplomático y con fines de preferencia políticos, frente a otros actores[3]; entendida de esta forma, la concertación es una forma de interacción de intensidad baja, con un objetivo en particular, que consiste en que dos o más Estados se ponen de acuerdo acerca de un tema específico, a fin de satisfacer las necesidades comunes; así mismo, se refiere a temas políticos, manejables mediante negociaciones diplomáticas, a nivel del Estado y sin involucrar a la sociedad civil.

De otro lado, Keohane[4] entiende la cooperación como un sistema en el cual los actores (estatales y no estatales) interactúan de tal forma que acomodan sus propias legislaciones, políticas y demás características a aquellas de otros actores, a fin de alcanzar una coordinación de políticas que facilite el logro de los objetivos planteados.

Siguiendo con la definición de Tokatlian, la cooperación se refiere a un mecanismo en el cual intervienen el Estado, la sociedad civil, los empresarios y demás actores no estatales; en este sentido, se producen "proyectos y acuerdos selectivos, puntuales y realizables de tipo económico y comercial particularmente y con un trasfondo político, entre dos o más partes entre sí, y eventualmente entre aquellos países y otras contrapartes próximas"[5]. De esta forma, se entiende que la cooperación se refiere a una interacción de mayor intensidad, que involucra tanto las relaciones estatales como aquellas de la sociedad civil, sin la cual es imposible llegar a implementar los acuerdos de cooperación; igualmente, no se limita a un fin cerrado y específico, sino que involucra elementos comerciales y económicos, aunque también requiere un importante componente político.

Finalmente, Tokatlian se refiere a la integración como "un proceso más amplio, complejo y profundo", en la medida en que implica vínculos sociales, políticos, económicos, culturales, científicos, diplomáticos y militares, al igual que un rol "dinámico y protagónico de variados agentes de las sociedades involucradas"[6]. Por su parte, Haas define la integración como el "proceso en que los actores en diferentes instancias nacionales son persuadidos de cambiar sus lealtades, expectativas y actividades políticas hacia un nuevo centro cuyas instituciones poseen o demandan jurisdicción sobre los Estados nacionales preexistentes"[7].

Como se puede observar, hablar de integración significa referirse al proceso más profundo de interacción entre países, y no solamente a uno de carácter económico, puesto que incluye aspectos sociales y políticos; además, involucra tanto al Estado como a todos los estamentos de la sociedad (empresarios, políticos, militares, civiles), en una serie de interacciones de carácter variado. "La idea es lograr que la integración "desde abajo" impulse y sustente los procesos acordados "desde arriba", (...) [para alcanzar el objetivo final de total integración económica y política, en la que] los Estados han cedido porciones de su soberanía en favor de entes supranacionales (interacción estatal formal), para que sean éstos los que garanticen, faciliten y regulen esta forma sofisticada de interacción estatal", sustentable mediante la integración social[8].

Cabe aclarar que las tres formas de interacción no se presentan de manera aislada; al mismo tiempo que la concertación y la cooperación se realizan para lograr un objetivo específico (político o económico), dichos procesos pueden estar encaminados a alcanzar un objetivo más amplio y profundo, como es la integración; por su parte, los esquemas de integración requieren acuerdos de concertación y cooperación para nutrirse y llegar a profundizar y dinamizar aún más las interacciones de los diferentes actores involucrados.

Teorías de integración

A raíz del surgimiento de la corriente integracionista, en la segunda mitad del siglo XX, se han presentado diversas teorías que intentan explicar el origen de la cooperación internacional, requisito necesario para conformar procesos de integración.

Para explicar el fenómeno de la integración, existen tres corrientes cuyas variables explicativas son diferentes. En un primer término, las teorías sistémicas (neorrealismo y globalización) se basan en la importancia de las estructuras políticas y económicas ampliadas y el impacto de las presiones externas sobre la región; segundo, las teorías de la interdependencia (neofuncionalismo, institucionalismo neoliberal y constructivismo) parten de motivos de interdependencia creciente entre los actores involucrados; y finalmente, las teorías domésticas (coherencia estatal, tipo de régimen y democratización y teorías de convergencia) parten de los principios de comunidad en etnicidad, raza, idioma, religión, cultura, historia y conciencia de una herencia común[9].

Los neorrealistas enfrentan el desafío de explicar este tipo de cooperación en un mundo naturalmente conflictivo, y por ello se encargan de afirmar que la integración regional surge como respuesta a una serie de desafíos externos, como el poder político y la competencia económica. Afirman también que la presencia de un hegemón en la región es determinante en la medida en que los países intenten dar respuesta a la presencia de un hegemón real o potencial, en que éstos intenten de restringir su poder hegemónico mediante la creación de instituciones, en que los Estados débiles busquen acomodarse regionalmente con el hegemón para recibir recompensas materiales, y en que el hegemón intente involucrarse en la integración regional para aumentar su hegemonía. Cuando se trata de un hegemón en decadencia, éste puede presionar la integración para favorecer sus intereses, compartir costos, resolver problemas comunes y generar apoyo y legitimidad internacional para sus políticas[10].

Los teóricos de la globalización señalan que ante el aumento de los flujos de capitales, personas, imágenes e ideas, las fronteras pierden importancia y nos acercamos a un mundo sin fronteras; en este sentido, la integración regional surge porque, en primer lugar, existen problemas que demandan una acción colectiva, pero es políticamente más viable construir esta respuesta a nivel regional que global; segundo, porque hablar de carácter global es un poco exagerado, debido a que aunque los problemas son globales, sus efectos se sienten más directamente en regiones particulares, siendo el nivel regional el lugar donde el balance de intereses e incentivos presiona a los Estados a buscar respuestas a dichos problemas; un tercer argumento se refiere a que el nivel más viable para reconciliar el mercado integrativo y las presiones tecnológicas para implementar las presiones de la globalización y la integración; y finalmente, la globalización altera e intensifica los patrones de competencia económica mercantilista, y dichos cambios repercuten sobre la forma como los gobiernos definen sus metas de política exterior. La globalización enfrenta a los Estados a presiones para homogeneizar las políticas económicas para atraer inversión extranjera y tecnología, exigiendo liberalización y aumento de exportaciones, lo que a su vez implica presiones para formar unidades más grandes que alcancen eficiencia económica y mayores capacidades de negociación a nivel mundial.

Desde una perspectiva diferente, el funcionalismo propuso la importancia de los enclaves de cooperación internacional, funcionalmente específicos y/o regionalmente concentrados, usualmente de carácter técnico en asuntos que inicialmente no involucran elementos políticos importantes para ninguno de los países participantes[11]. Es preciso anotar que a raíz de la "complejización" de los sistemas internacionales, aquellas tareas de carácter técnico han aumentado, y las esencialmente políticas no lo han hecho; en este sentido, "el crecimiento dotó de una mayor importancia a los asuntos técnicos, y hace necesaria la creación de un marco para la cooperación internacional"[12]; en otras palabras, el funcionalismo propone que la integración surge y se mantiene gracias al papel de los técnicos cuya función es la de diseñar modelos en cada uno de los diferentes aspectos de interacción internacional, permitiendo la integración bajo premisas de cooperación en temas exclusivamente técnicos.

Para la corriente neofuncionalista la integración surge de altos niveles de interdependencia que conducen a la cooperación que lleva a la integración, en medio de un "proceso mediante el cual los agentes políticos en diversos entornos nacionales diferentes están convencidos de cambiar su lealtad, expectativas y actividades políticas hacia un nuevo centro cuyas instituciones poseen o exigen jurisdicción sobre los Estados nacionales preexistentes"[13]; dicha integración surge gracias al trabajo de élites tanto del Estado como de la sociedad civil, movidos por intereses pragmáticos y no altruistas[14]. En este sentido, se puede afirmar que la integración supone una voluntad política, al igual que la aquiescencia (desde un punto de vista pesimista) o la participación activa (siendo optimistas) de la sociedad civil; el papel de los técnicos es el de traducir tal voluntad en acuerdos y organizaciones que llenen los intereses y necesidades de cada uno de los miembros. Adicionalmente, el proceso implica la creación de organismos supranacionales, al igual que unos objetivos bien definidos y una claridad acerca de las ganancias que cada miembro obtiene de la integración.

Por último, las corrientes funcionalistas proponen el concepto de ramificación o derrame, que es de dos tipos, funcional y político. Mediante el derrame funcional, los pasos iniciales crean problemas que sólo son solucionables mediante más cooperación[15]; así, el desarrollo de la cooperación en un campo técnico permite el desarrollo de un comportamiento idéntico en otros campos técnicos; "la colaboración funcional en un sector genera una necesidad de colaboración funcional en otro sector"[16]. El derrame político se refiere a la existencia de instituciones supranacionales, cuyo efecto es el comienzo del proceso de creación de otras instituciones[17].

Con los anteriores elementos el funcionalismo explica los eventos que conducen hacia la integración completa. Al existir una necesidad de supervivencia en el concierto internacional, los Estados observan la conveniencia de un mercado ampliado, en el cual puedan vender sus productos sin barreras arancelarias, y recibir los demás sin el sobrecosto que implican los aranceles; esta convicción permite el nacimiento de una voluntad política que lleva a los Estados a negociar acuerdos de libre comercio en un primer término, con posteriores avances en el proceso; sin embargo, no bastan los elementos puramente económicos, sino que se deriva una serie de elementos no económicos sin los cuales no es posible avanzar en el proceso integrador. En otras palabras, una integración de carácter económico supone la concertación de políticas económicas sólidas, el desarrollo sostenible, la dinamización del sector privado, la eliminación de barreras comerciales, la promoción de la inversión, la erradicación de la pobreza y el desempleo, y la protección ambiental, entre otros.

Después de observar las perspectivas funcionalistas, es necesario destacar el trabajo de Joseph Nye, quien intentó refinar la teoría neofuncionalista, proponiendo los mecanismos de proceso y el potencial integrador. De acuerdo con los primeros es posible reconceptualizar y formular una nueva teoría neofuncionalista, teniendo en cuenta siete elementos: Primero, la vinculación funcionalista de tareas (derrame o ramificación) no siempre conduce al resultado lógico de la cooperación aumentada, sino que puede producir el efecto de reabsorción. Segundo, las transacciones crecientes no necesariamente amplían el alcance de la integración, sino que intensifican la "capacidad institucional central para manejar una tarea particular"[18]. Tercero, los vínculos deliberados y la formación de coalición no son una garantía para que la integración tenga éxito, sino que ésta avanza hasta el punto en el cual la élite que la favorece posea el apoyo de la mayoría de la sociedad civil; Nye sostiene que la vinculación en temas no sucede por necesidades técnicas sino por "proyecciones políticas e ideológicas y factibilidades políticas"[19]. Cuarto, la socialización de la élite puede llevar al fracaso de la integración debido a que ésta es muy cauta ante la posible pérdida del control nacional. Quinto, la formación de grupos regionales, cuyo carácter es débil por servir los intereses más generales, en tanto que los intereses específicos permanecen a nivel nacional. Sexto, en cuanto a la creación de una sensación de identidad, Nye afirma que es positiva en la medida en que disminuye la disposición de los grupos regionales a atacar el esquema de integración, pero es negativa porque puede contribuir a acentuar la oposición de ciertos grupos a la integración. Séptimo, se da una gran importancia al compromiso de gobiernos externos y organizaciones internacionales, "como elementos de catálisis en los esquemas regionales de integración"[20].

De otro lado, Nye plantea que existen cuatro condiciones integradoras que son estimuladas por los anteriores siete elementos, denominadas potencial integrador. La primera de ellas es la simetría, según la cual lo importante no es que los miembros del proceso sean de igual tamaño, sino que debe existir una relación entre el comercio, la integración y el nivel de desarrollo (de acuerdo al ingreso per capita). La segunda condición es la complementariedad de las élites cuyo nivel determina el éxito de la integración. La tercera hace referencia a la existencia de un pluralismo que mejore las condiciones "para una respuesta integrativa a la retroalimentación desde los mecanismos del proceso"[21]. Finalmente, es preciso que la capacidad de los Estados miembros para adaptarse y responder a las cambiantes situaciones que implica la integración sea alta, lo cual a su vez depende del nivel de estabilidad interna y de las capacidades de los responsables de tomar decisiones[22].

Nye afirma que las percepciones son igualmente importantes en los procesos de integración; en este sentido, es necesario que los diferentes países miembros perciban una equidad en la distribución de los beneficios de la integración, una coherencia en las percepciones acerca de los problemas externos, y una adecuada percepción acerca de los costos (que éstos sean bajos o fácilmente exportables). De igual forma, es preciso que exista una redistribución del poder y los beneficios entre los países miembros, al igual que alternativas de acción ante las presiones que implica el avance del proceso. Finalmente, los países miembros deben entender que mediante la posición común frente a los diferentes temas que implica la integración, es más probable que los terceros países estén más dispuestos a interactuar, de alguna forma, con éstos[23].

El institucionalismo neoliberal busca identificar la forma como la integración económica regional crea problemas que requieren un manejo colectivo y unos incentivos para disminuir los costos de transacciones y facilitar los vínculos intrarregionales; exhibe tres argumentos de explicación de la integración regional sobre la base de las instituciones. En primer término, gracias al creciente nivel de interdependencia, se generan demandas crecientes de cooperación internacional, y las instituciones son unas soluciones generadas por los Estados para solucionar diferentes tipos de problemas y aumentar su bienestar. El segundo argumento se basa en la concepción del Estado como un "egoísta racional" que cuida el límite entre lo doméstico y lo internacional, en un ambiente en el que el manejo colaborativo de los asuntos refuerza su papel. Finalmente, las instituciones importan en la medida en que proveen beneficios y afectan la definición de los intereses del Estado[24].

Para el constructivismo la integración regional depende del sentido sostenido y duradero de comunidad, basado en la responsabilidad mutua, el respeto mutuo y los altos niveles de dependencia cognitiva. Según Deutsch, el carácter de las relaciones intersocietarias se basa en el sentido de comunidad, de "nosotros", en la simpatía mutua, la lealtad e identidad compartida, y no sólo en intereses de corto plazo; de otro lado, hay quienes afirman que lo importante es la formación del proceso en el que interactúan intereses e identidades con los incentivos cambiantes, y de creación del sentido de pertenencia. Es decir, su explicación se basa en el conocimiento, el aprendizaje, las estructuras normativas e institucionales compartidas, y no sólo en los intereses de los Estados involucrados en la integración[25].

Según la teoría de la coherencia estatal, la integración regional surge como una respuesta a las condiciones actuales, donde los problemas de legitimidad no son entre Estados sino en el interior de los mismos; de esta forma, la integración se convierte en una alternativa del Estado y un medio para ir más allá del Estado-nación; pero es necesario que los Estados involucrados en el proceso posean relativa fortaleza y que su legitimidad (en cuanto a fronteras y régimen) no sea cuestionada; de esta forma, los Estados se constituyen en unos ladrillos necesarios para construir los acuerdos regionales[26].

Otra corriente sugiere que la democratización es un proceso necesario dentro de la integración regional, esgrimiendo el argumento de que las democracias no van a la guerra entre ellas; en este sentido, tienen mayor importancia las uniones regionales pacíficas, teniendo en cuenta el fuerte vínculo entre democracia y paz dentro de los grupos regionales[27].

Finalmente, las teorías de convergencia explican la integración regional sobre la base de políticas domésticas convergentes, como el mejor medio para proteger un proyecto doméstico particular construido alrededor de la economía de crisis, el bienestar social y los acuerdos sociales corporatistas. La integración emerge de la búsqueda de políticas nacionales estrechas más que de las visiones internacionalistas, y pueden resultar en el fortalecimiento del Estado. Según esta teoría, el resurgimiento del regionalismo se ve en términos de la convergencia de preferencias de políticas económicas, centradas en la liberalización económica y la desregulación.

Clasificación de la integración

Existen diversas clasificaciones de la integración, de acuerdo con las razones, los objetivos, y la forma de interacción.

En primer término, es posible afirmar que la integración tiene razones económicas y políticas. Los motivos que conducen a los países a la integración son económicos en la medida en que éstos buscan beneficiarse de la libertad de comercio y de mercado como el mecanismo más eficiente de asignación de recursos; un motivo adicional es "la búsqueda de la maximización conjunta de bienestar al adoptar medidas micro o macroeconómicas, internalizando así las externalidades y conflictos que podrían provocar medidas unilaterales"[28]. Dichas motivaciones pueden ser también de carácter político, debido a que por tratarse de unidades políticas extensas, la posibilidad de ser escuchado y adquirir mayor peso en el sistema internacional, aumenta a medida que se incrementa la cohesión derivada de los vínculos de carácter económico[29].

Otra posible clasificación de la integración es de acuerdo con los objetivos de la misma, bien sea que se trate de integración económica, política o social.

La integración económica "es un proceso mediante el cual dos o más Estados construyen zonas de libre comercio, mercados comunes, uniones aduaneras y uniones económicas completas"[30]. La integración política comprende la constitución de entes supranacionales, cuyo fin es el de simplificar el proceso de integración económica y garantizar el cumplimiento de los acuerdos y demás obligaciones de los Estados miembros[31]; se trata pues de un proceso más ambicioso, encaminado a complementar el paso inicial de la integración económica. La integración social se constituye como un componente necesario del proceso, debido a que su objetivo es el de legitimar las acciones de orden económico y político, ante la sociedad civil, teniendo en cuenta que "los acuerdos interestatales necesitan el concurso activo de la sociedad civil para darles vigencia y evitar que éstos se conviertan en letra muerta"[32] de esta forma, la integración social se convierte en marco y sustento de cualquier tipo de integración.

La integración puede ser catalogada de acuerdo con la forma de interacción estatal, según sea de hecho, por tratado o formal. Como su nombre lo indica, la integración de hecho sucede al presentarse formas de asociación de carácter informal, con el fin de promover intereses comunes. Cuando se llega a la adopción de algún convenio tendiente a delimitar alcances y reglas generales, se trata de una integración por tratado. Y cuando se llega a la formación de entes supranacionales encaminados a coordinar la integración, se llega a una integración formal[33].

Respecto de la integración económica, que es el tema principal del presente trabajo, vale aclarar que ésta debe ser entendida como un proceso, consistente en una serie de medidas cuyo fin es el de suprimir las discriminaciones existentes entre unidades económicas de diferentes países[34], las cuales pueden ser "barreras comerciales, limitaciones a los movimientos de factores, políticas microeconómicas industriales, alteraciones de los tipos de cambio y políticas macroeconómicas autónomas"[35], factores que contribuyen a establecer diferencias entre las distintas unidades.

De esta definición es posible extraer una clasificación de las modalidades de integración, dependiendo de las diferencias que se pretenda eliminar entre los países (Anexo 1: Niveles de Integración Económica).

De una manera sencilla, se puede afirmar que se establece un área de libre comercio "cuando dos o más países eliminen entre sí las trabas al comercio de mercancías (...). Los países liberalizan su comercio recíproco, pero mantienen su autonomía en todo lo demás, especialmente en las políticas comerciales frente a terceros países"[36]; es decir, se llega a una libre circulación de bienes y servicios.

Como un paso posterior, la unión aduanera toma los elementos de la zona de libre comercio, y adiciona la adopción de un arancel externo común; de esta forma, el grupo de países actúa (en materia arancelaria) como una unidad frente al resto del mundo[37].

Luego, si el grupo de países decide adoptar el libre flujo de los factores productivos, es decir, el trabajo y el capital, pasarían a constituir un mercado común[38], en otras palabras, el mercado común contempla, además de la libre circulación de bienes y servicios y del arancel externo común, la libre circulación de capitales, la libertad de inversión y la libre movilidad de trabajadores.

Mediante la adopción común de políticas micro y macroeconómicas, y de una moneda única, se llega a constituir una unión económica y monetaria[39]; vale aclarar que se trata de una integración de carácter económico, pero de alto contenido político en la medida en que solamente la voluntad política hace posible llegar a la unión, ya que sin ésta se pondrían de manifiesto las implicaciones negativas en contra de la soberanía y la autonomía del país implícitas en el proceso.

Diagnóstico y perspectivas de la integración americana

Una vez planteado el marco teórico de la integración, es posible evaluar la integración americana sobre la base de los diferentes elementos expuestos con anterioridad. El objetivo de este capítulo es observar la medida en la cual las diferentes teorías se pueden acomodar para definir y clasificar el proceso de integración de las Américas, evaluando sus factores de éxito y las amenazas que dicho proceso enfrenta.

Un breve recuento de la integración de las Américas

La idea de un bloque americano, desde Tierra de Fuego hasta Alaska, no es nueva; se trata de un sueño que nació en la época del Libertador Bolívar, pero en los últimos años recobró vigencia, a pesar de los devaluados intentos de integración subregional. Recientemente, el entonces presidente norteamericano George Bush visualizó el Área de Libre Comercio del Hemisferio Occidental[40] en medio de su Iniciativa Empresa para las Américas, que surgió como respuesta a las dificultades económicas de América Latina, planteando a su vez un nuevo marco para las relaciones entre Estados Unidos y el resto de América.

Sin embargo, a pesar de ser una iniciativa que surge desde la "cabeza" de América, se trata de un camino largo y retrechero, que cuenta con cinco elementos principales: en primer lugar, la liberalización de barreras al comercio en bienes y servicios; segundo, la eliminación de los obstáculos a la inversión; tercero, la provisión de los movimientos laborales libres, al menos para trabajadores especializados; cuarto, la armonización de políticas monetarias y fiscales; y finalmente, el establecimiento de instituciones suprarregionales para administrar los acuerdos y resolver las disputas entre los países socios[41].

A su vez, la integración cuenta con diferentes etapas, que hacen posible evaluar los logros en este sendero; en la primera etapa los diferentes países alcanzan las precondiciones para estrechar los vínculos económicos; al respecto es posible afirmar que en el continente se han dado grandes avances para superar esta etapa, pero aún no está completamente perfeccionada. En la segunda etapa, se derriban las barreras al comercio y la inversión, lo cual no ha sido posible en América Latina ni en América del Norte. En la etapa final se llega a la creación del Área de Libre Comercio, con las respectivas consecuencias, como la creación de su propia estructura organizacional, la conciliación de leyes entre los diferentes países, la regulación de la competencia, la seguridad social y el medio ambiente; ésta es la meta propuesta para el 2005, para lo cual existe disposición, al menos en la retórica.

El continente americano, empero, no es completamente virgen en lo que a esquemas de integración se refiere; "en este sentido, Latinoamérica y el Caribe poseen un importante acervo de experiencias y disponen de un significativo herramental de instrumentos y mecanismos de integración expresados en una amplia y diversificada gama de acuerdos, tanto subregionales como bilaterales, que adquirieron mayor expresión y expansión en la década pasada"[42].

En la actualidad América cuenta con varios esquemas subregionales, de los que se espera un avance a fin de alcanzar una integración hemisférica partiendo de las enseñanzas subregionales. Por esta razón, es preciso realizar un diagnóstico de los elementos con los que cuenta América para llevar a cabo un Área de Libre Comercio; en tal sentido se pueden mencionar cinco grupos de integración (dentro de los trece conocidos[43]), por su tamaño, importancia y desarrollo.

En primer lugar, Nafta, que agrupa a los países del Norte (Canadá, Estados Unidos y México), ha obtenido grandes avances en lo que se refiere a libre comercio en bienes y servicios, y libre movimiento de capitales; sin embargo, se ha hecho poco en el tema de libre movilidad de trabajadores e instituciones suprarregionales, y casi nada en armonización fiscal y monetaria (ver Anexo 2: Logros en la Integración Económica).

En segundo término, el Mercado Común Centroamericano, que agrupa a los países de la América Central (excepto México, que se considera del Norte), es un mecanismo que a pesar de su antigüedad (alrededor de cuarenta años), aún no logra avances significativos respecto de los diferentes elementos de integración; su progreso es nulo en cuanto a la libre movilidad de capital y trabajadores, y a la armonización fiscal y monetaria; sin embargo, ha tenido algunos logros en lo que se refiere al establecimiento de libre comercio de bienes y servicios y la creación de organismos suprarregionales (ver Anexo 2: Logros en la Integración Económica).

Tercero, Caricom, que agrupa a los países caribeños, es un esquema de integración bien avanzado, en la medida en que ha logrado una satisfactoria libertad en el comercio de bienes y servicios, y en la movilidad de capitales; igualmente, sus progresos son notables en la movilidad laboral, en la creación de instituciones suprarregionales y en la coordinación monetaria, aunque los adelantos en la armonización fiscal no son nada halagadores (ver Anexo 2: Logros en la Integración Económica).

Cuarto, el Grupo Andino, el más antiguo de los mecanismos de integración, nació en 1969 y sus miembros actuales son Colombia, Venezuela, Bolivia, Perú y Ecuador. Aunque se ha logrado avanzar (tímidamente) en el libre comercio de bienes y servicios, en la movilidad de capitales y la creación de instituciones suprarregionales, aún falta un esfuerzo considerable para alcanzar la libre movilidad de trabajadores, al igual que la armonización fiscal y monetaria (ver Anexo 2: Logros en la Integración Económica).

Y finalmente Mercosur que, por ser el grupo de integración más joven en América, agrupando los países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), cuenta con un bajo nivel de progreso sobre los diferentes elementos de integración; sus logros en armonización fiscal y monetaria son nulos, aunque gracias al acuerdo de enero de 1995 se ha logrado un ligero progreso en la movilidad laboral; Mercosur ha avanzado más en lo que se refiere al libre comercio de bienes y servicios y la creación de instituciones suprarregionales[44] (ver Anexo 2: Logros en la Integración Económica). A pesar de lo anterior, se considera que Mercosur es un grupo de integración muy bien estructurado, y sus perspectivas futuras son las mejores respecto de los demás grupos de integración americanos.

Como se puede observar, los progresos de integración a nivel subregional son limitados; sin embargo, América no ha perdido la confianza en la integración, por lo que formuló el nuevo modelo que integrará a toda América en el 2005, conocido como el ALCA cuyo nacimiento ocurrió en Miami, celebró su primer aniversario en Denver y el segundo en Cartagena.

Miami, 1994: Las Américas hacia la integración

A raíz de la Iniciativa Bush, la idea de integración americana se vio revitalizada a mediados de los ochenta; sin embargo, recientemente en 1994 la idea se vio cristalizada en la Cumbre de Miami, considerada como uno de los resultados más importantes encaminado a comprometer a toda América en la tarea de la integración. De Miami surgieron dos elementos trascendentales para América, como son la Declaración de Principios y el Plan de Acción; en el primero, se establecen definiciones y orientaciones en lo que se conoció como un Pacto de los países americanos para el Desarrollo y la Prosperidad, y en el segundo, un documento muy puntual, se dictaminan las exigencias que implica el deseo de alcanzar avances reales tanto en materia de integración, como en lo referente a democracia, desarrollo, calidad de vida y protección ambiental.

La integración americana puede ser vista desde la perspectiva funcionalista en la medida en que surge de una idea de carácter técnico, como es el libre mercado y el libre comercio; en este caso, la economía (y no la política) se da como una excusa para convocar a las treinta y cuatro naciones americanas en el proyecto de ALCA 2005. Partiendo de esta premisa, la integración americana se ve reforzada por el proceso de ramificación o derrame, debido a que se hace referencia a temas diferentes al comercial, como la necesidad de concertar políticas tanto económicas como de desarrollo sostenible y protección ambiental, promoción de inversiones, modernización estatal, erradicación de la pobreza, entre otros.

El ALCA no es un mecanismo que plantee medios de coerción y control a los detractores, sino que se basa en el principio de Lindberg, que plantea que la integración es una parte del proceso entre las naciones que carece de violencia, debido a que lo más importante es la participación conjunta en la toma de decisiones[45] , en un sistema en el cual "los agentes encuentran posible armonizar coherentemente sus intereses, transar sus diferencias y cosechar recompensas mutuas por sus interacciones[46]".

Si se observa bajo la perspectiva neofuncionalista, el proceso que acaba de emprender el continente americano tendrá éxito en la medida en que las ganancias que de éste se deriven generarán una tendencia a que quienes reciban beneficios de la integración faciliten el camino hacia la formación de instituciones supranacionales, capaces de regir el destino de cada uno de los países americanos. Los incentivos para la integración deben ser entonces de carácter pragmático, y los países deben verse beneficiados de la misma, para que ésta logre avanzar a través de los diferentes pasos que implica el proceso. Adicionalmente, ALCA cuenta con otro ingrediente de éxito, y es que involucra tanto al sector público como a la sociedad civil, con lo cual es posible lograr, a partir de la legitimidad (en el interior de la sociedad) de los acuerdos que realiza el Estado, un avance fructífero del proceso de integración.

Observando la integración americana desde la perspectiva que plantea Joseph Nye, existe una posibilidad de que los mecanismos de proceso pongan en peligro los avances y logros de la misma. Es importante tener en cuenta que el tema se maneje con tal cuidado y certeza, que no se dé la reabsorción a partir del denominado derrame; así mismo, mediante las transacciones crecientes se debe buscar la ampliación de la integración, aunque también es indispensable una profundización de la misma.

Tal como lo plantea Nye, no basta con la formación de coaliciones y vínculos interestatales, sino que es preciso que la élite, respaldada por la sociedad, cuente con bases fuertes y suficiente poder de convicción, con el fin de no detener el proceso a causa de la reticencia de la sociedad civil nacional; en este sentido, las bases que motivan a los países a entrar en el ALCA no se deben limitar a cuestiones técnicas, sino que el esquema se debe manifestar como políticamente factible y con excelentes proyecciones políticas e ideológicas. Por esto los alcances del ALCA van más allá de los puramente funcionales, llegando a tratar aspectos ideológicos, políticos y sociales como la necesidad de elecciones libres, la erradicación de la pobreza y el analfabetismo, la lucha contra la corrupción, entre otros, como requisitos fundamentales de un área de comercio americana, según lo expresa el acuerdo firmado entre los treinta y cuatro países.

El éxito del proyecto del ALCA también se observa en el hecho de que intenta representar los intereses de diferentes países, asignando a éstos la responsabilidad de avanzar sobre los diferentes temas sobre los cuales el interés sea mayor. Es conveniente anotar que lo que Nye denomina externalidades del proceso se presenta en la actualidad, si se considera que el mundo se está regionalizando, y bloques como la Unión Europea establecen expresamente la disposición para negociar con otros bloques e interlocutores válidos de los diferentes grupos de países.

Respecto de la simetría como condición integradora, se puede comentar que aunque entre los países latinoamericanos no existen abismales diferencias en el nivel de desarrollo[47], la diferencia entre los países del Norte y aquellos del Sur es considerable; sin embargo, existe la condición de complementariedad, además de un intenso comercio entre los países americanos; no obstante, esta condición de complementariedad hace que los países sean más vulnerables, y por ello es preciso que, además del comercio internacional, se refuerce el comercio intraindustrial. Aunque cada país de América Latina, por separado, apenas representa una pequeña parte del comercio para Estados Unidos en tanto que éste último se constituye como principal socio comercial de diferentes países del resto de América[48], el bloque latinoamericano en su totalidad se presenta como un socio importante de Estados Unidos.

De igual forma, el ALCA contempla la existencia y promoción del pluralismo en el interior de cada país, aunque es válido poner en duda la capacidad de los diferentes socios para responder y adaptarse a las diferentes situaciones que se van presentando conforme avanza la integración.

En cuanto a las motivaciones de todos los países americanos para constituir una zona de libre comercio en el continente, éstas pueden ser vistas de diferente forma, de acuerdo con las diversas teorías que tratan el tema. El caso de Estados Unidos es el de un hegemón en decadencia, que recurre a la integración regional como un medio para aumentar su hegemonía decreciente y lograr entre sus "nuevos" socios legitimidad, apoyo para sus políticas y repartición de costos; esto es una respuesta ante el desafío japonés, la creciente importancia de la Unión Europea como potencia económica mundial, la devaluada importancia de su poder político y militar a nivel mundial, y los problemas económicos que enfrenta (como lo expone la teoría neorrealista de la hegemonía).

Entre los países de América Latina puede existir una motivación conducente a atar un poco el poder de Estados Unidos en la región, y asociarse con éste para obtener beneficios materiales (o al menos no ser objeto de sus sanciones); pero la voluntad de integración regional obedece más a otras explicaciones. En primer lugar, es evidente que el fenómeno de la globalización ha afectado las interacciones entre los países de América, y que la existencia de problemas globales (como el narcotráfico, la pobreza y la corrupción) tiene un considerable impacto sobre el continente; ante la falta de efectividad de las medidas y esfuerzos globales, la región se ve en la necesidad de buscar nuevos senderos para la lucha contra los problemas cotidianos, cuyas soluciones pueden ser más ajustables y reales si se hacen bajo una perspectiva exclusivamente americana.

De igual forma, la creciente interdependencia que caracteriza las interacciones del continente, nos lleva a pensar en soluciones regionales a los nuevos problemas que plantean las actuales condiciones del sistema internacional; existe también un incipiente sentido de "ser americanos", que debe ser explotado dentro de la sociedad civil continental, promoviendo el respeto mutuo, la simpatía entre las naciones, la lealtad para con nuestros vecinos americanos, los intereses comunes, y las diferentes estructuras que todos compartimos.

Dentro del proceso de formación del ALCA, es más que evidente la necesidad de una democratización de los pueblos americanos, lo cual ha sido tratado explícitamente desde el surgimiento del proyecto en Miami; se trata de un proyecto que integra los Estados americanos, pero sus alcances van más allá de la simple coherencia estatal, puesto que llega hasta la misma sociedad civil; en este sentido, el argumento que se esgrime ante la sociedad se ajusta más al constructivismo, alentando el sentir de la población, los valores comunes, el conocimiento, la raza, la cultura y la historia común. También se basa en la idea de luchar juntos, como una región, en contra de los problemas globales, para lograr soluciones a nivel americano. Pero en términos pragmáticos, la integración regional se hace menos engorrosa si se mira desde las teorías de convergencia, teniendo en cuenta que ante las condiciones impuestas por organismos multilaterales para sobrellevar problemas como la deuda externa, la mayor parte de América cuenta con políticas para superar crisis económicas, políticas de liberalización y desregulación, políticas de bienestar social y demás medidas convergentes que son aplicadas dentro de cada país para solucionar problemas que todos enfrentan. Ante el desafío de lograr un mejor bienestar para la sociedad civil presente y aquella por venir, es posible y necesario que todos los países americanos se unan en procura de medidas eficaces para erradicar la pobreza, el desempleo y el analfabetismo, lograr mejor capacitación de las personas mediante el intercambio de conocimiento y tecnología a nivel regional, incorporar tecnologías que no afecten nuestros recursos naturales finitos, y corregir los desequilibrios tanto ambientales como individuales causados por el desarrollo de los países industrializados.

La labor de los gobiernos y las élites comprometidas con el proceso debe incluir la claridad y transparencia ante la sociedad civil nacional, con el fin de evitar concepciones y percepciones erradas acerca del proceso; en este sentido, se debe presentar a la opinión pública una correcta apreciación de los beneficios equitativos, de los bajos costos, de las alternativas de acción, y de las posibilidades ante terceros que brinda el proceso de integración americana, así como canales efectivos de participación del sector privado en el diseño e instrumentación del proyecto del ALCA. Gracias a esto, será posible alcanzar el objetivo de una integración "desde abajo", a diferencia de otros procesos que, como la Comunidad Europea, comenzaron desde el nivel estatal.

Los últimos avances: Cartagena, 1996

A Cartagena fueron convocados empresarios de todo el continente con el fin de recibir aportes empresariales para la creación del ALCA, en medio de un Foro cuyo fin era el de presentar a los gobiernos las opiniones del sector privado acerca de diferentes aspectos del proceso integrador. Los objetivos básicos eran dos: "identificar los obstáculos al libre comercio, planteando simultáneamente sus soluciones y, de otra parte, definir los mecanismos que le permitan al sector privado participar activa y coordinadamente en el proceso de integración hemisférica"[49]. La idea de celebrar conjuntamente el Foro Empresarial y la Cumbre Ministerial obedecía al principio de una mayor comunicación entre el sector empresarial y el gobierno, corrigiendo un "error", que según el organizador[50], había sido cometido en Denver. Para esta ocasión, se celebraría primero la reunión de empresarios para que sus conclusiones fueran presentadas a todos los Ministros con el fin de que éstos conocieran sus inquietudes y trabajaran sobre ellas.

Después de la reunión, se felicitó a Colombia por el éxito del Foro Empresarial de las Américas, tanto en organización como en su contenido; asistieron cerca de mil quinientos empresarios de toda América, quienes hicieron parte de cuatro Comités y trece talleres de discusión acerca de diferentes temas: las estrategias de participación en el gran mercado de bienes y servicios, la infraestructura y las oportunidades del sector privado en su creación, la globalización de los procesos productivos y la responsabilidad corporativa en el desarrollo humano y la conservación del medio ambiente[51](ver Anexo 3: Estructura del Foro Empresarial de las Américas).

Lo que se puede observar en las conclusiones de los talleres es una profunda convicción del sector empresarial acerca de los beneficios de la integración, y del decisivo papel del sector privado en la implementación de la misma. En este sentido, los empresarios solicitan, además de coherencia, consistencia y claridad de los gobiernos, un espacio de participación para el sector empresarial en el diseño, negociación e implementación del ALCA; así mismo, demandan la creación de efectivos canales y flujos de comunicación e información de los gobiernos entre sí, de éstos con los empresarios, y de los empresarios entre sí.

Sin embargo, se debe tener en cuenta que los objetivos de desarrollo hacia afuera, de globalización y de integración, no son unos fines sino que se trata de medios para alcanzar el bienestar de los individuos y el fortalecimiento del capital humano. Por tal razón, la integración no es un proceso que se debe adoptar ciegamente, sino que éste debe ser diseñado de forma inteligente, teniendo en cuenta los intereses y necesidades de los diferentes sectores de la vida nacional. En este sentido, el Foro Empresarial intentó dar lugar a la discusión de todos los temas álgidos dentro del proceso integrador, otorgando a los empresarios, como una élite comprometida, un papel protagónico dentro del ALCA; los diferentes sectores económicos expusieron sus inquietudes y necesidades, con lo que se espera que el ALCA se constituya como un esfuerzo consistente con la realidad de todos los pueblos de América.

Considerando que la gran mayoría de los países americanos son subdesarrollados o en vías de desarrollo, la posibilidad de libre comercio con países y empresas de gran escala hace percibir amenazas para los diferentes estamentos de la comunidad empresarial; por ejemplo, las empresas agrícolas piden un tratamiento preferencial para los temas de agroindustria, los encargados de telecomunicaciones sugirieron el establecimiento de políticas claras, en energía se pidieron marcos regulatorios adecuados, para la financiación de la infraestructura se exhortó la integración de sectores financieros, las grandes empresas expresaron la necesidad de reglas comerciales claras, y las pequeñas y medianas empresas (PYME) solicitaron fortalecimiento y preparación para el libre comercio (ver Anexo 4: Conclusiones de los Trece Talleres del Foro Empresarial de las Américas).

Como se puede observar, el ALCA no sólo incluye temas funcionales en materia de comercio, sino que las perspectivas obligan a los empresarios y a los gobiernos a pensar en otros temas. Así, se habla de la necesidad de reconversión industrial para participar en el mercado ampliado, de crear canales de comunicación entre el gobierno y el sector privado, de establecer políticas claras que rijan las telecomunicaciones, de generar ambientes propicios para inversionistas (incluyendo la estabilidad monetaria), de implementar un adecuado comercio de servicios financieros, de lograr estabilidad macroeconómica en toda América, de mejorar la calidad de la educación y capacitación del recurso humano, de desarrollar nuevas tecnologías, de elevar el nivel de vida de la población, y de promover y difundir las normas ambientales.

El proyecto de libre comercio implica otros tipos de integración, conforme lo expresan los mismos empresarios; en este sentido, para que el ALCA consiga sus objetivos comerciales, se debe presentar un proceso paralelo de integración en cuanto a servicios bancarios, sectores financieros, inversión, telecomunicaciones, transporte, y capacitación humana.

Finalmente, los empresarios observan la necesidad de crear instituciones supranacionales de jurisdicción hemisférica, capaces de monitorear los procesos, brindar financiación, ejercer control sobre el cumplimiento de los acuerdos y/o solucionar los conflictos, en materia de aspectos legales, asesoría a los empresarios, financiación de la infraestructura, desarrollo y tecnología, asuntos comerciales, pequeña y mediana empresa, y protección ambiental.

De acuerdo con los anteriores elementos, se puede afirmar que el Área de Libre Comercio de las Américas es un esquema de integración económica, que se vale de múltiples elementos de concertación y cooperación. Al respecto, cabe la definición de Jeffrey Schott y Gary Clyde Hufbauer: El área de libre comercio se refiere a un tipo de integración, en el cual los países conceden preferencias recíprocas a sus socios comerciales, enfatizando elementos como liberalización comercial y medidas fronterizas[52]. En este sentido, el área de libre comercio implica una serie de libertades que son necesarias para implementar el principio del libre comercio, tales como libre movilidad de capitales, libertad de inversión, libre movilidad de trabajadores, e incluso, un respaldo institucional que se adquiere mediante la creación de organismos suprarregionales capaces de administrar los acuerdos y dirimir los conflictos que se presenten entre los diferentes países socios.

El desarrollo humano sostenible: ¿una meta americana?

Como se puede observar, la integración americana está planteada desde una perspectiva novedosa, que se centra en el desarrollo de las personas como fin último de cualquier esfuerzo de desarrollo económico e integración, considerando a la sociedad civil como base, sostén y fuente de legitimidad del proceso. En el presente capítulo se pretende realizar un análisis de los mecanismos que plantea el ALCA para llegar a alcanzar el desarrollo humano sostenible mediante la integración económica, haciendo uso de la definición de desarrollo humano sostenible, su relación con la integración y la forma como el ALCA busca que su efecto sobre la sociedad civil sea el justo.

El desarrollo humano y el desarrollo humano sostenible

Como la mayoría de los conceptos de las ciencias sociales, el desarrollo humano aún no cuenta con una definición mundialmente aceptada, pues se atribuyen a éste descripciones incorrectas. De manera errónea se ha llegado a afirmar que el desarrollo humano es "anticrecimiento" por centrarse en la distribución de los ingresos y no en su generación; se ha dicho que cuenta con un carácter sectorial por ocuparse de inversiones en salud, educación y servicios básicos; también se ha afirmado que es un asunto de las sociedades en desarrollo, por cuanto se encarga de la satisfacción de necesidades básicas.

Sin embargo, el desarrollo humano es un concepto amplio e integral; se ocupa del desarrollo de las capacidades humanas y de su utilización productiva y creativa para aumentar el crecimiento, lo que supone tanto la inversión en la gente como la contribución de las personas al crecimiento. Se trata de una búsqueda del desarrollo de las personas, para las personas y por las personas, lo cual implica la generación de oportunidades económicas para todos bajo un enfoque participativo[53]. Adicionalmente, no se trata de un concepto exclusivo y excluyente, sino que se aplica a todas las sociedades sin importar su momento de desarrollo, en las cuales la meta última del desarrollo no debe ser el crecimiento de sus índices económicos (PIB y PNB), sino el desarrollo de la gente; no se trata de un concepto propio de los "países pobres", pues las necesidades no son exclusivamente económicas, sino que varían de un país a otro, desde la supervivencia hasta los temas sociales. Como lo expresa el PNUD, se "teje el desarrollo en torno a las personas, y no a las personas en torno al desarrollo"[54].

En los términos anteriores, los Informes de Desarrollo Humano definen el desarrollo humano como "el proceso de ampliar la gama de opciones de las personas, brindándoles mayores oportunidades de educación, atención médica, ingreso y empleo, y abarcando el espectro total de opciones humanas, desde un entorno físico en buenas condiciones hasta libertades económicas y políticas"[55]. El desarrollo humano, pues, pone un gran énfasis en la inversión en la gente, pero sin olvidar la importancia del crecimiento económico, el cual se constituye en un medio para obtener el mejoramiento de la calidad de vida de las personas; en otras palabras, mientras las personas contribuyen al crecimiento, el crecimiento contribuye al bienestar de las personas.

Pero el concepto es aún incompleto; no sólo se busca que el desarrollo y el crecimiento sean un medio para incrementar la calidad de vida de las personas de la generación presente, sino que la idea es que éste sea beneficioso para las generaciones futuras, es decir, debe ser sostenible. Con esto se quiere crear conciencia de las amenazas que supone el desarrollo mismo, debido a que estamos cayendo en una "espiral descendente de pobreza y degradación ambiental que amenaza a las generaciones actual y futuras"[56], a causa de la contaminación, la falta de planeación urbana, la carencia o deficiencia de condiciones sanitarias, la ausencia de agua potable, el calentamiento de la tierra, la deforestación, la infertilidad de los suelos, los barrios de invasión y los urbanizadores piratas, la extinción de especies animales y vegetales, las pruebas nucleares, la explotación indiscriminada de recursos naturales renovables y no renovables, entre otros.

Por esto el desarrollo humano sostenible no se limita a la protección del medio ambiente, sino que se trata de un concepto amplio y novedoso para procurar el crecimiento económico enfocado hacia las personas, "que provee justicia y oportunidades para toda la gente del mundo, y no sólo para unos pocos privilegiados, sin destruir aún más los recursos naturales finitos del mundo ni poner en entredicho la capacidad de sostenimiento de la Tierra"[57].

Es decir, además de la eliminación de la pobreza y la conservación del ambiente, el desarrollo humano sostenible se ocupa del control demográfico, la distribución equitativa de los recursos, la salud de la gente, la capacitación de las personas, la participación del pueblo en gobiernos cada vez más descentralizados, el comercio equitativo y abierto. Se pueden distinguir tres principios orientadores sobre el concepto de desarrollo humano sostenible:

En primer lugar, la conservación del ambiente es fundamental, pero como un medio para promover el desarrollo de las personas, su vida y sus oportunidades. La vida de las personas depende de los recursos naturales, de su protección y viabilidad a largo plazo, y por esto hay que preservarlos[58].

En segundo término, la orientación sobre el futuro de los países pobres y en vías de desarrollo no se encuentra en un punto de elección entre crecimiento económico y conservación del ambiente[59]; por el contrario, se encuentra en un punto en el cual se deben combinar las dos orientaciones, haciendo conciencia de una preocupación doble: El crecimiento económico es una obligación, y la protección del medio ambiente es una necesidad; por esta razón, la idea en adelante no es cuánto crecer sino cómo hacerlo. Es necesario, pues, concebir estrategias de crecimiento acordes con la protección ambiental, muy diferentes de aquellas empleadas por los hoy países industrializados.

Finalmente, es preciso que cada país elabore su propia estrategia de conservación ambiental, que esté de acuerdo con las necesidades propias[60], combinando las preocupaciones acerca de la calidad de vida, con las preocupaciones por la supervivencia misma.

Desarrollo humano sostenible e integración

Sin lugar a duda, el desarrollo y el progreso económico que se obtendrían mediante la integración no son en sí una meta, sino una forma de alcanzar el objetivo final, el cual se enfoca en las personas; mediante la integración de debe buscar una elevación del nivel de vida de la población, en medio de un proceso que amplíe la gama de oportunidades para los individuos y les proporcione un marco de aceptables condiciones y de libertades económicas y políticas.

La integración se podría ver de una manera novedosa, definiéndola como "un componente de una estrategia de desarrollo basada en la producción competitiva en los mercados ampliados"[61], consistente en un proceso en el cual se resta importancia a los aspectos formales y jurídicos, para otorgarla a los asuntos de fondo, dando primacía al mercado con plena participación de los empresarios y los trabajadores, con el fin de crear conjuntamente con el Gobierno un espacio nacional y subregional de diálogo y concertación; de esta forma se imprime al proceso una "dimensión laboral de la integración"[62].

La sociedad civil es, entonces, la parte fundamental de cualquier proceso de integración, no sólo porque la integración se debe enfocar hacia los intereses y las necesidades de la sociedad, sino además considerando que cualquier proyecto integrador existe y se sostiene "en la medida en que las negociaciones previas y su implementación posterior se hagan en el marco de una estructura edificada desde la sociedad civil hacia el Estado y desde el Estado hacia la sociedad civil"[63]. Como elemento de éxito de la integración es necesario adicionar el componente social, encargado de legitimar e imprimir permanencia al proceso; a su vez, la participación de la sociedad civil se encarga de asegurar que mediante la integración se logre el objetivo de elevar el bienestar de las personas.

Siendo la sociedad civil el fin de los modelos de desarrollo humano sostenible, es válido homologar los dos conceptos y utilizar los elementos conceptuales expuestos en el artículo de Andrés Franco sobre la integración sostenible.

El primer argumento tiene que ver con el carácter de la integración, que por ser multidimensional y multigradual, exige una participación permanente de la sociedad civil. La integración, como proceso, tiene metas que se logran en diferente tiempo y dimensión; aunque su objetivo sea de carácter comercial, éste afecta e involucra a la sociedad civil, la cual a su vez imprime el doble carácter a la integración: el multidimensional, porque afecta a diversos actores, y el multigradual, porque el impacto sobre dichos actores no se produce simultáneamente[64].

El segundo argumento se refiere a la participación activa de la sociedad civil como requisito de la cooperación. Como se expuso anteriormente, la cooperación es precedente y sostén de la integración, y sólo se logra mediante el papel dinámico y protagónico de variados agentes de las sociedades involucradas (ver la definición de Tokatlian en el capítulo 1). En otras palabras, "la cooperación existe en la medida en que el Estado (...) lidere [la integración] como proceso y los sectores sociales afectados la acepten como una alternativa que produce beneficios"[65]; esto se logra mediante la creación de canales efectivos de información entre el Estado y la sociedad, capaces de transmitir al Estado las inquietudes de los particulares, y a éstos últimos, las verdaderas implicaciones de los procesos en curso.

El tercer argumento define a la sociedad civil en razón a su participación. En todo sistema democrático la participación civil es fundamental, y gracias a ésta los individuos pueden ver representados sus intereses; en este sentido, y siendo la integración un asunto que afecta de una u otra forma a todos los sectores de la sociedad, se constituye como un tema vigente en el ámbito nacional. Por esta razón los gobiernos deben alentar la participación de la sociedad civil en las decisiones sobre integración, hecho que permite una mayor representación de los intereses de las personas, una mayor legitimidad del proceso mismo y el surgimiento de una sociedad civil transnacional[66].

De una forma directa, la integración económica tiene que ver con el libre comercio, la caída de aranceles y demás aspectos económicos; sin embargo, la participación en el mercado ampliado tiene diversas implicaciones de naturaleza diferente a la comercial, puesto que los aspectos económicos repercuten sobre los diversos estamentos de la sociedad, como los empresarios, los sindicatos, y los ciudadanos que se benefician de los recaudos arancelarios cuya función es social.

Adicionalmente, la integración se debe observar desde una óptica sociolaboral, en la medida en que, además de la libre circulación de bienes, servicios y capitales, se contempla la libre movilidad laboral. Para lograr este fin, se deben analizar otras implicaciones menos evidentes, que de una u otra forma afectan a la sociedad y a los trabajadores, incluyendo la armonización de legislaciones laborales, elaboración de políticas de competitividad y reconversión industrial, cambios en la productividad, necesidad de implementar procesos de control de calidad, modificaciones en las políticas y niveles de empleo, incorporación de tecnologías, entre otros.

En este sentido, los niveles de desarrollo humano se ven afectados por la integración, y de la representación efectiva de los intereses de la sociedad civil en las negociaciones y demás asuntos de la integración depende que el proceso cumpla con la meta de lograr un mejor desempeño del desarrollo humano para la generación presente y las futuras, lo que a su vez determina el grado de legitimidad del proyecto entre la comunidad como elemento de éxito o fracaso de la integración.

En países como los de América Latina, donde los modelos de desarrollo no han arrojado los resultados anhelados, los niveles de necesidades básicas insatisfechas son muy elevados y las opciones de los gobiernos parecen agotarse. A partir de los modelos de apertura y globalización, se ha dado inicio a una nueva esperanza, que es el desarrollo hacia afuera, valiéndose de diferentes mecanismos, como la integración. El repentino entusiasmo hacia los proyectos de integración, especialmente en América, parece obedecer a este anhelo de integración sostenible, en la que será posible superar la etapa de subdesarrollo mediante un esfuerzo multilateral por ampliar las oportunidades de las personas en educación, atención médica, ingreso y empleo, mejorando su entorno físico sin necesidad de destruir aún más los recursos naturales ni poner en peligro la capacidad de sostenimiento del planeta.

El caso de ALCA

Es preciso aclarar que el crecimiento económico no es una garantía para el desarrollo humano, y que los procesos de globalización expanden la economía mundial pero pueden conducir a impactos negativos sobre el desarrollo humano. Por esta razón, el tema del desarrollo humano sostenible requiere un tratamiento explícito dentro de los esquemas de integración, para lograr que el efecto del proceso sobre la sociedad civil sea el adecuado.

Es evidente que el proceso de integración americana otorga una importancia considerable al tema del desarrollo humano sostenible; desde el principio del proyecto, se dio un importante énfasis a los aspectos relacionados con el desarrollo de las personas por medio de la integración. En el Plan de Acción expedido en la Cumbre de las Américas (1994), se expresa la necesidad de que los gobiernos fortalezcan el diálogo entre los grupos sociales y promuevan la participación de la comunidad, promuevan y protejan los derechos humanos observando las normas internacionales al respecto, reconozcan el verdadero papel de los actores no gubernamentales, y promuevan los valores culturales, entre otros[67].

En este sentido, se plantea al ALCA como una forma de promover la prosperidad mediante la integración económica y el libre comercio, y además de los temas comerciales y económicos, hay lugar para compromisos en cuanto a la erradicación de la pobreza, la discriminación y el analfabetismo, y el fomento de la seguridad social, la salud pública, la inversión en capital humano y la participación de los diversos sectores marginales de la sociedad. Así, se exige que para el 2010 el nivel de primaria sea del 100% y el de secundaria del 75%, que se lleven a cabo programas de capacitación técnica y profesional, y que se cree una asociación americana que proporcione un foro de consulta destinado a reformar las políticas educativas y orientar los recursos con mayor eficiencia[68]. Igualmente, los gobiernos se comprometen a mejorar el acceso a los servicios básicos de salud mediante programas de reformas conducentes a alcanzar metas de salud infantil, materna y reproductiva, prevención, infraestructuras adecuadas, y demás aspectos relacionados con la salud[69].

Con el fin de lograr que el desarrollo y la prosperidad del continente americano sean consecuentes con las generaciones venideras, los gobiernos americanos acordaron una serie de alianzas, encaminadas a lograr el uso de fuentes alternativas de energía, la protección de la biodiversidad, y la prevención de la contaminación.

Siguiendo la anterior idea, el Foro Empresarial de las Américas propuso el tema para uno de sus talleres, en el cual se buscó destacar la necesidad del desarrollo del capital humano como una base del crecimiento, haciendo énfasis en la responsabilidad corporativa en el manejo de la fuerza laboral y la preservación del medio ambiente, con el fin de lograr un desarrollo humano sostenible[70].

En el Foro Empresarial se hizo conciencia de que América enfrenta una realidad en la cual la globalización hace que la economía mundial crezca con ganancias netas para todos los países; sin embargo, no hay que olvidar la deficiente distribución de las ganancias entre países y dentro de los mismos, lo cual implica que las oportunidades para unos se expanden mientras que para otros se cierran. Por esto surge la necesidad de pensar en el desarrollo centrado en la gente con el fin de que las fuerzas de la globalización sean utilizadas "para asegurar que los beneficios sean ampliamente compartidos" en un mundo en el que la riqueza se basa en el conocimiento[71]; para esto es necesario el compromiso corporativo, implicando la promoción "del desarrollo de industrias de pequeña escala en vez de grandes industrias intensivas en capital"[72]. Adicionalmente, se puso en evidencia la necesidad de canalizar "suficientes recursos multilaterales para atenuar los impactos que la globalización ha generado a nivel general y al interior de las economías"[73].

Del taller correspondiente a recursos humanos surgieron varias conclusiones, en busca de lograr que la globalización se oriente "activamente a producir un reforzamiento del capital humano como el factor esencial del desarrollo económico"[74], con el fin de erradicar los desequilibrios entre países y personas; aunque es claro que el crecimiento económico es una forma de alcanzar el desarrollo y el bienestar humano, los fenómenos de la actualidad no han conducido a la distribución equitativa de los beneficios, y por ello se ve la amenaza de que, ante una integración de países tan heterogéneos, se genere el efecto de acentuar las disparidades[75].

Por esto se requiere una gran inversión en capital humano, utilizar mecanismos de complementación productiva sobre la base de la especialización, conciliar el modelo de crecimiento hacia afuera con el principio de equidad, concebir estrategias de desarrollo económico sobre la base del beneficio compartido, elaborar mecanismos que impongan cargas parafiscales a las empresas para ser invertidas directamente en capacitación, y contar con una activa participación del Estado, los empresarios y los trabajadores[76].

Además de los esfuerzos americanos a nivel general, contemplando los diferentes temas que tienen que ver con la integración, se han dado reuniones y talleres de especialistas en el tema, de los cuales fue posible revisar las conclusiones de dos grupos de trabajo.

En primer lugar, las recomendaciones del Taller Internacional Preparatorio realizado en diciembre de 1995 en Cochabamba, Bolivia, expresan que el desarrollo sostenible en América es "una de las primeras y más importantes causas de la sociedad global"[77]. Los expertos en el tema reconocieron que la integración juega un papel fundamental para el logro del desarrollo sostenible y el mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos, siendo su principal instrumento la activa participación de la sociedad civil. Para este fin, es necesario promover políticas que vinculen a la integración con el desarrollo sostenible, tanto a nivel nacional como internacional, así como programas de información y educación sobre los derechos, responsabilidades y deberes de los individuos en el nuevo marco americano. Se trata de un marco en el cual no se debe dejar de lado a ningún elemento de la sociedad, y por ello es preciso considerar los intereses y necesidades de indígenas, sociedades fronterizas, campesinos, mujeres, jóvenes y demás elementos tradicionalmente marginados de las decisiones estatales[78].

Posterior a este taller, se dio la reunión del Grupo de Trabajo sobre Integración Económica, Participación y Desarrollo Sostenible, en Lima, Perú, en junio de 1996. El documento derivado de dicha reunión reconoce que la integración, como un proceso irreversible, debe ser un mecanismo para lograr mejoras en la calidad de vida de toda la población y afianzar el desarrollo sostenible, para lo cual es necesario fomentar una doble alianza, entre la sociedad civil y el Estado, y entre las sociedades civiles americanas[79].

Es conveniente aclarar que, aunque se plantea la apertura de canales de participación de la sociedad, en la actualidad la voluntad política no se ha concretado; por esto las sociedades no se han incorporado a las negociaciones internacionales, de la misma manera que los grandes empresarios. Sin embargo, la participación de la sociedad civil es necesaria para que la integración sea "posible, sostenible y duradera"[80], y con este fin es menester elaborar una estrategia que combine los esfuerzos de la sociedad civil y el Estado en tres áreas.

En primer lugar, que la participación de la sociedad civil en los procesos de integración regional sea efectiva, y su implementación se realice a nivel nacional, regional y hemisférico; dicha participación consiste en monitoreo, evaluación, propositivo e implementación de las diferentes recomendaciones y sobre los diferentes temas[81].

El segundo campo se refiere a la intensificación de las políticas de fomento en ciertos sectores como el de la micro, pequeña y mediana empresa, mediante programas de reconversión, de crédito, y tributarios[82]. Adicionalmente, es necesario que los sectores que viven en condiciones de pobreza, se beneficien de la integración mediante la implementación de políticas sociales de salud, educación, alimentación y vivienda, programas dirigidos a elevar la calidad de vida de estos sectores, estudios de causas y efectos de la pobreza, y monitoreo, evaluación y divulgación del cumplimiento de los compromisos pactados acerca de erradicación de la pobreza, en el ámbito de la integración[83].

Finalmente, es preciso llevar a cabo la armonización de normas en algunas materias específicas, como desregulación, seguridad social, y normas laborales, con el fin de no desmejorar las actuales condiciones de empleo, de estandarizar las normas relacionadas con los derechos de los trabajadores, y de concretar los objetivos de recanalización de los trabajadores desplazados a causa de los procesos de apertura, reestructuración estatal y privatización[84].

Conclusiones y propuestas

A lo largo del trabajo se evidenció la gran importancia de establecer marcos teóricos para el análisis de los problemas y hechos que se presentan en la realidad; aunque la teoría no lo es todo, se constituye como un punto de partida para comprender los diferentes procesos, y un marco coherente para definir y analizar las verdaderas fuentes de hechos actuales como la integración. Como se pudo observar, un hecho real como la creación del ALCA bajo una perspectiva diferente de la integración basada en la gente, se puede "desmenuzar" mediante el uso de elementos teóricos; de igual forma, esa nueva esencia de la integración hace parte de una conjunción de teorías que se salen de los intereses de los Estados para depositarse en el sentir de las personas.

Sin duda, la zona de libre comercio que unirá a América en el 2005, además de incluir aspectos comerciales, vincula temas de otras índoles necesarios para alcanzar los objetivos económicos, cuyo carácter es social, político y cultural, aseverando el principio neofuncionalista de que la cooperación funcional en un sector genera colaboración funcional en otro sector.

Es importante el trabajo comprometido de una importante élite a nivel americano, como son los grandes empresarios, pero es necesaria la participación de los ciudadanos corrientes, a los cuales es preciso brindarles información y canales mediante los cuales puedan expresar sus inquietudes, intereses y necesidades; para esto es preciso imprimir una mayor atención al papel de los actores no gubernamentales, los cuales además de empresarios incluyen organismos no gubernamentales, asociaciones de ciudadanos, movimientos cívicos, grupos indígenas, y sindicatos. La integración de las Américas es un hecho, al menos a nivel estatal; sin embargo, aunque se trata de una propuesta novedosa que parte de la base del bienestar humano como finalidad, y de la integración y el desarrollo económico como medios, la importancia de la sociedad civil sigue siendo marginal. Es evidente que dentro de las negociaciones y acuerdos entre los treinta y cuatro países americanos hay conciencia del trascendental papel de los ciudadanos como base, sostén y fuente de legitimidad de las acciones de sus respectivos gobiernos a nivel internacional; sin embargo, la mayor parte de América cuenta con una sociedad civil marginal, cuyo enanismo no es cuantitativo sino a nivel de representación política. Se trata de una sociedad despreocupada y desinformada de su futuro comercial dentro de la integración, cuyas mayores repercusiones serán a nivel social; a pesar de que los acuerdos, planes de acción, recomendaciones y demás textos emanados de las reuniones multilaterales proporcionan la oportunidad de canales de información más adecuados al nuevo marco de integración, la gran mayoría de las personas a las que dichos canales van dirigidos desconocen la existencia del proyecto del ALCA.

Por esta razón, es preciso crear mecanismos de participación civil, utilizando experiencias que han arrojado resultados dentro de la región, como es el caso de la ICIC (Iniciativa Civil para la Integración Centroamericana), al igual que campañas de información mediante los medios masivos de comunicación, que creen conciencia dentro de los ciudadanos acerca de los beneficios de la integración, así como de las amenazas que se plantean si no se cuenta con una adecuada preparación para la misma. De esta forma, se puede llegar a crear una "cultura de la integración" dentro de la naciente sociedad civil transnacional americana.

Ante el nuevo espacio de integración, en el cual los actores son el Estado, las empresas y los sectores no gubernamentales, debe haber una profunda conciencia de la dimensión social de la integración, la cual está formulada para favorecer la prosperidad y el desarrollo humano presente y futuro. Es función de cada gobierno representar los verdaderos intereses de sus nacionales, y no simplemente adherirse al esquema para no quedarse marginado de la comunidad comercial internacional; por ejemplo, si existe una sociedad mayoritariamente agrícola, propender por la inclusión de normas que protejan esta incipiente industria; si su actividad económica se desarrolla en PYME, desarrollar mecanismos que las protejan y preparen para enfrentar las economías de escala; los países de América Latina deben ser conscientes de que su escaso nivel de desarrollo les obliga a llevar a cabo una integración inteligente, basada en el desarrollo de industrias de pequeña escala, con programas de capacitación, modernización, control de calidad, reingeniería, y desarrollo del capital humano.

A pesar de las grandes necesidades del continente, no se debe olvidar que contamos con un factor que se considera riqueza ante su escasez a nivel mundial: los recursos naturales y medioambientales. Por esta razón, es necesario desarrollar tecnologías limpias, que no pongan en peligro la naturaleza y el bienestar de las generaciones venideras. En las actuales circunstancias, la pobreza se constituye como causa y efecto del deterioro del medio ambiente, por lo cual es menester llevar a cabo estrategias de erradicación de la pobreza y elevación del nivel de vida de estos sectores marginados de la sociedad.

Siguiendo con el proceso de democratización iniciado en el continente, es preciso que el desarrollo con equidad que buscamos surja como fruto de la participación de la sociedad civil dentro de la integración; los Estados deben actuar como reguladores de los procesos, alentando cada vez más la participación de la comunidad.

Ante el aumento de la población, se deben fomentar campañas de control demográfico, al mismo tiempo que estrategias de distribución de la población, eliminando los peligros urbanos que conducen a precarias condiciones de la población marginada.

Nuestra riqueza agrícola también debe ser objeto de estudio y análisis, con el fin de implementar procesos de elevación de la productividad agrícola, protección de los recursos hídricos, mecanismos de compensación de precios.

Con los anteriores elementos, se puede diseñar un marco institucional que se encargue de coordinar los esfuerzos sobre desarrollo humano sostenible a nivel continental, canalizar los recursos financieros de acuerdo con las necesidades de cada sector, conseguir recursos a nivel multilateral para inversión y desarrollo, diseñar estrategias de cooperación entre los países, dotar a los ciudadanos de información, tecnología y financiación para la integración, generando progreso y desarrollo para cada uno de los países americanos. La implementación de las estrategias y demás instrumentos que se den con los acuerdos de integración, está a cargo de cada Estado en particular, el cual a su vez se encarga de transmitir su función a cada uno de los ciudadanos comunes que se benefician del desarrollo sostenible que implica la integración americana.

 

ANEXO 1 NIVELES DE INTEGRACIÓN ECONÓMICA*

 

5

 

4

 

3

 

2

 

1

 

 

Rebolledo Soberón, Luis. "Apuntes sobre Integración" en Esfuerzos de Integración en América Latina: 7.

 

 

ANEXO 2 LOGROS EN LA INTEGRACIÓN AMERICANA*

 

ASUNTO

UE

NAFTA

MERCOSUR

GRUPO ANDINO

MCCA

CARICOM

Libre comercio de bienes y servicios

4

4

2

3

2

4

Libre movilidad de capital

4

4

1

3

0

3

Libre movilidad laboral

3

2

1

1

1

2

Instituciones suprarregionales

5

3

2

3

2

2

Coordinación monetaria

3

1

0

0

0

2

Coordinación

fiscal

1

0

0

0

0

0

Promedio

3.3

2.3

1

1.7

0.8

2.2

 

*Hufbauer, Jerry Clyde y Jeffrey Schott. Western Hemisphere Economic Integration. Institute for International Economics. Washington D. C: Julio de 1994: 6.

 

ANEXO 3 ESTRUCTURA DEL FORO EMPRESARIAL DE LAS Americas

 

*Ministerio de Comercio Exterior, Proexport y Analdex. Memorias del Foro Empresarial de las Américas: Un paso decisivo hacia la Integración hemisférica. Santafé de Bogotá: Tercer Mundo Editores: Mayo de 1996: 25.

 

ANEXO 4

CONCLUSIONES DE LOS TALLERES DEL FORO EMPRESARIAL DE LAS AMÉRICAS

Mediante el presente anexo se pretende realizar un resumen acerca de las principales conclusiones a las que llegaron los empresarios en sus discusiones durante el Foro Empresarial de las Américas en Cartagena, y se basa en el libro de las memorias del Foro.

El primer taller hizo referencia a los obstáculos para el intercambio comercial, y sus soluciones, recomendando a los gobiernos mantener el ritmo de las reformas económicas y de desregulación, considerando que la estabilidad económica y la eliminación de desequilibrios constituyen un elemento fundamental para acceder a los beneficios del ALCA. Los integrantes de este taller reconocieron la importancia de la participación del sector privado en el diseño e instrumentación del ALCA, así como la existencia de vínculos dinámicos y permanentes entre el sector privado y el gobierno.

En el taller de Agroindustria se puso en evidencia la necesidad de mantener al sector agrícola con un tratamiento preferencial y diferenciado, debido a que su naturaleza y riesgo implican una importancia básica para todas las economías; por esta razón, debe haber un grupo de trabajo especial que cuente con la participación activa del sector privado, garantizando un proceso genuinamente multilateral con el fin de evitar distorsiones del verdadero significado de la integración. En este sentido, es necesario eliminar las políticas que distorsionen las ventajas naturales de la producción agrícola, organizar las estructuras internas, apreciar la importancia de financiar estudios, y alentar el proceso de reconversión que implica la participación en el mercado ampliado.

En el taller de Aspectos Legales se expresó la necesidad de evitar leyes discriminatorias y trabajar para lograr la liberalización de los mercados respecto de productos agrícolas, manufacturas y servicios, proponiendo la creación de un mecanismo efectivo de solución de conflictos comerciales, haciendo uso de conciliación y arbitraje.

En el taller que analizó el papel del sector privado en el ALCA, se evidenció la necesidad de tener en cuenta la asesoría y los intereses de los empresarios en el proceso de integración, para lo cual es preciso que exista un excelente flujo de información, al igual que una consulta y asesoría permanente entre el sector empresarial, el gobierno y las diferentes instancias de discusión a nivel nacional, subregional y hemisférico.

Acerca de las Telecomunicaciones se recomendó establecer políticas claras acerca de armonización, interoperabilidad, servicios básicos y universales, expresando el papel fundamental del sector privado en la creación de una adecuada estructura de información hemisférica; lo anterior en razón a los cambios en la demanda de servicios de telecomunicaciones, y en las instituciones y tecnologías necesarias para la prestación de tales servicios.

En el taller de Energía se trató la necesidad de una infraestructura energética desarrollada, la cual implica la inversión de grandes sumas de capital proporcionadas por el gobierno y el sector privado mediante procesos de privatización y nuevos proyectos; en este sentido, es preciso generar un ambiente propicio para los inversionistas que cuente con la moneda estable y predecible, marcos regulatorios compatibles con las nuevas condiciones (incluyendo normas técnicas, comerciales y ambientales comparables), y nivelación de los campos de acción entre los sectores público y privado.

El taller que trató el tema de los distintos modos de transporte (vías, puertos y aeropuertos) sugirió la necesidad de fortalecer la infraestructura física de transportes, con el fin de estimular la oferta y prestación de los servicios, así como la importancia de la promoción de los transportes fluvial y multimodal. Al respecto, es preciso crear unas condiciones propicias para la participación privada, tanto en la implementación de la infraestructura como en la definición de políticas al respecto.

Acerca de la Financiación de la Infraestructura se llegó a la conclusión de que dentro del proceso de apertura y globalización hay lugar para la promoción de la integración entre los sectores financieros y el incremento de la participación privada en el desarrollo de la infraestructura. Se debe empezar por la integración de servicios bancarios, y promover el comercio de servicios de carácter financiero, coordinando y armonizando las diversas reglamentaciones. Se evidenció la necesidad de acentuar los procesos de privatización, conceder créditos al sector privado por parte de organismos multilaterales y regionales, desarrollar los mercados internos de capitales, y lograr la estabilidad macroeconómica en los países de América.

En el taller acerca de las políticas gubernamentales y empresariales para el desarrollo y la tecnología, hubo consenso acerca de la responsabilidad gubernamental en lo referente a la protección de la propiedad intelectual a nivel hemisférico, la promoción de la investigación y el desarrollo en las empresas, y la financiación de procesos de conversión industrial. De igual forma, todos los países del hemisferio deben promover la transferencia de tecnología, formar asociaciones entre entidades públicas y privadas, promover la inversión en tecnología, mejorar la calidad de la educación, reducir las barreras arancelarias y no arancelarias y eliminar las burocracias.

En cuanto al papel de las grandes empresas en la integración, cuyo papel es decisivo teniendo en cuenta sus inversiones, operaciones conjuntas y alianzas estratégicas; para facilitar esta labor, los empresarios demandan un sistema hemisférico eficaz de solución de conflictos, la eliminación del dumping y los subsidios, la modernización del Estado, el fortalecimiento de los programas de estabilización, el fomento de la competitividad y la productividad, la estimulación de los mercados de capital y la eliminación de sistemas tributarios complicados. Un punto muy importante tiene que ver con la inversión, puesto que el hemisferio necesita la negociación de un acuerdo al respecto, que incluya trato nacional, derecho de establecimiento, adecuado sistema de cambios, protección contra la expropiación, y acceso libre al mercado interno; también es necesario estimular la innovación y la adquisición de tecnología, promover el desarrollo de nuevas tecnologías, crear ambientes propicios y atractivos para la inversión y desarrollar canales adecuados de información entre el gobierno y el sector privado.

En el taller de la pequeña y mediana empresa se vio la necesidad de fortalecer y preparar a estas empresas para el proceso, ante la marcada brecha de su competitividad frente a los países del norte y a las grandes empresas. La tarea al respecto debe comenzar por definir y unificar el concepto de PYME en América, corregir los desequilibrios en políticas macroeconómica, financiera y de recursos humanos, fortalecer el acceso a las oportunidades comerciales haciendo uso de las redes de información, e imponer criterios de gradualidad en las negociaciones del ALCA. Los empresarios proponen la creación de una comisión a nivel nacional que elabore y evalúe las gestiones en cuanto a las PYME, al igual que un seguimiento y monitoreo a nivel continental, que favorezcan el desarrollo tecnológico, la entrada al desarrollo sostenible, la utilización de sistemas de información, la estandarización de legislaciones (normas técnicas, calidad, presentación y empaque), y los temas de educación y formación.

En el taller de Recursos Humanos se concluyó que la globalización debe buscar el fortalecimiento del capital humano como punto central del desarrollo, erradicando los desequilibrios sociales dentro de los países y entre éstos. Los empresarios proponen focalizar el desarrollo en los individuos, iniciativa que debe partir de los gobiernos, pero con un importante componente privado capaz de insertar a los trabajadores en ambientes tecnológicos cada vez más globalizados; por su parte, el sector sindical demanda la conciliación del modelo de crecimiento hacia afuera con objetivos de equidad, teniendo en cuenta el papel determinante de la formación, la capacitación y la elevación del nivel de vida de la población. La integración debe buscar el desarrollo de las capacidades y la utilización de las mismas mediante la formación y la capacitación, la promoción del aporte social de las empresas en cuanto a generación de empleo, impacto social y entrenamiento tecnológico, y la utilización de aportes parafiscales para ser invertidos en programas de capacitación.

Finalmente, en el taller de Medio Ambiente se reconoció que el desarrollo no está en relación irreconciliable con la protección ambiental, sino que pueden actuar conjuntamente mediante esfuerzos serios e inteligentes que los entrelacen. Se debe lograr que el comercio y las inversiones se realicen de manera disciplinada, evitando la protección disfrazada del comercio con reglas ambientales, propiciando condiciones para que el sector privado se autorregule, otorgando incentivos fiscales para empresas que realicen labores ambientales, promoviendo la difusión y entendimiento de las normas ambientales, y velar por el cumplimiento de las legislaciones.

 

 

International Relations in a Changing Global System. Boulder: Westview Press.

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[1]     Citado en "Palabras del Señor Presidente de la República de Colombia, Ernesto Samper Pizano" en Ministerio de Comercio Exterior, Proexport y Analdex. Memorias del Foro Empresarial de las Américas: Un paso decisivo haría la integración hemisférica. Santafé de Bogotá: Tercer Mundo Editores. Mayo de 1996:292.

[2]     Citado y traducido por Andrés Franco, "Cuando la Sociedad Civil Importa: Hacia un Modelo de Integración Sostenible". Documento sin publicar. Julio de 1996:1.

[3]     Tokatlian, Juan. "Componentes Políticos de la Integración", en Jaime Acosta Puertas (comp.). Integración, Desarrollo Económico y Competitividad. Santafé de Bogotá, Centro de Estudios Regionales del Tercer Mundo, Creset, 1994: 54.

[4]     Keohane, Robert. After the Hegemony: Cooperation and Discord in the World Political Economy. Princeton University Press: 1984:51.

[5]    Tokatlian, Juan. Op. cit.: 54.

[6]    Ibídem:54.

[7]    Fawcett, Louise y Andrew Hurrel. (ed.) Regionalism in World Politics. Oxford University Press: New York, 1995: 60.

[8]    Franco, Andrés y Francisco Robles. "Integración: Un Marco Teórico" en Colombia Internacional. Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de los Andes. Abril-Junio de 1995: 21-22.

[9]    Hurrell, Andrew. "Regionalism in Theoretical Perspective" en Fawcett, Louise y Andrew Hurrell. Op. cit.: 37-73.

[10]   Ibídem: 47-53.

[11]   Brown, Seyom. International Relations in a Changing Global System. Boulder: Westview Press: 54.

[12]   Dougherty, James y Robert Pfaltzgraff. "Teorías de Integración Internacional, Regionalismo y Cohesión de Alianzas" en Teorías en Pugna de las Relaciones Internacionales. Buenos Aires: GEL: 444.

[13]   Ibídem: 445.

[14]   Ibídem: 450.

[15]   Furrell, Andrew. Op. cit.: 59-61.

[16]   Dougherty, James y Robert Pfaltzgraff. Op. cit.:444.

[17]   Hurrell, Andrew. Op. cit: 60.

[18]   Ibídem: 456.

[19]   Ibídem: 456.

[20]   Ibídem: 457.

[21]   Ibídem: 457.

[22]   Ibídem: 458.

[23]   Ibídem: 458.

[24]   Hurrell, Andrew. Op. cit.: 61-64.

[25]   Ibídem: 64-66.

[26]   Ibídem. 67.

[27]   Ibídem. 68.

[28]   Tugores Ques, Juan. Economía Internacional e Integración Económica. McGraw-Hill: Madrid, 1995:142.

[29]   Ibídem: 142.

[30]   Franco Andrés y Francisco Robles. Op. cit.: 19.

[31]   Ibídem: 19.

[32]   Ibídem: 20.

[33]   Ibídem: 20.

[34]   Rebolledo Soberón, Luis. Apuntes sobre integración: 6.

[35]   Tugores Ques, Juan. Op. cit.: 141.

[36]   Ibídem: 141.

[37]   Ibídem: 141.

[38]   Ibídem: 142.

[39]   Ibídem: 142.

[40]   La sigla en inglés es Whfta, que corresponde al Western Hemisphere Free Trade Area.

[41]   Hufbauer, Gary Clyde y Jeffrey Schott. Western Hemisphere Economic Integration. Institute for International Economics. Washington D. C: Julio 1994: 3.

[42]   Rojas, Juan Francisco. "Estrategias de Participación en el Mercado Ampliado de Bienes y Servicios" en Ministerio de Comercio Exterior, Proexport y Analdex. Memorias del Foro Empresarial de las Américas: Un Paso Decisivo hacia la Integración Hemisférica. Santafé de Bogotá: Tercer Mundo Editores. Mayo de 1996:105.

[43]   Adicionalmente, Franco y Robles citan la Aladi, la Organización de Estados del Caribe Central, el G-3, el Grupo de Río, el Parlamento Latinoamericano, el Parlamento Andino, otros acuerdos comerciales y Actos Unilaterales del Congreso de los Estados Unidos. Franco, Andrés y Francisco Robles. Op. cit.: 21.

[44]   Mercosur ha recurrido a la creación de instituciones intergubernamentales basadas en la cooperación de los gobiernos y su espíritu solidario, evitando las tensiones que podría causar una entidad multinacional.

[45]   Dougherty, James y Robert Pfaltzgraff. Op. cit.: 445.

[46]   Ibídem: 446.

[47]   Conviene aclarar que aunque entre los países del Sur existen grandes diferencias, éstas no son tan pronunciadas como aquellas existentes entre Estados Unidos y el resto de América.

[48]   Lo cual significa una completa asimetría.

[49]   Ministerio de Comercio Exterior, Proexport y Analdex. Op. cit.

[50]   La coordinación del Foro estuvo en cabeza de Jorge Ramírez Ocampo, Presidente Ejecutivo de Analdex.

[51]   Ministerio de Comercio Exterior, Proexport y Analdex. Op. cit.

[52]   Hufbauer, Gary Clyde y Jeffrey Schott. Op. cit.: 3.

[53]   PNUD. Desarrollo Humano: Informe 1992. Tercer Mundo Editores, Santafé de Bogotá, 1992:19.

[54]   Ibídem: 19.

[55]   Ibídem: 18.

[56]   Ibídem: 47.

[57]   Ibídem: 48.

[58]   Ibídem: 49.

[59]   Ibídem: 50.

[60]   Ibídem: 50.

[61]   Espinosa, Ignacio. "Aspectos Socio-Laborales de la Integración". Asociación Nacional de Industriales. Santafé de Bogotá: Agosto de 1995: 97.

[62]   Ibídem: 97.

[63]   Franco, Andrés. "Cuando la Sociedad Civil Importa: Hacia un Modelo de Integración Sostenible". Documento sin publicar. Julio de 1996:1.

[64]   Ibídem: 3.

[65]   Ibídem: 4.

[66]   Ibídem: 6.

[67]   Cumbre de las Américas. "Plan de Acción". Miami: Diciembre de 1994.

[68]   Ibídem: 15.

[69]   Ibídem: 17.

[70]   Ministerio de Comercio Exterior, Proexport y Analdex. Op. cit.: 260.

[71]   Fukuda-Parr, Sakiko. "Desarrollo Humano y Responsabilidad Corporativa" en Ibídem: 263.

[72]   Ibídem: 265.

[73]   Ángel, Carlos Arturo. "Comentarios" en Ibídem: 273.

[74]   Ministerio de Comercio Exterior, Proexport y Analdex. Op. cit.: 277.

[75]   Ibídem: 277.

[76]   Ibídem: 278-279.

[77]   "El Desarrollo Sostenible en la Perspectiva de la Cumbre de las Américas II". Cochabamba, Bolivia: Diciembre 7-8 de 1995:3.

[78]   Ibídem

[79]   Grupo de Trabajo sobre Integración Económica, Participación, y Desarrollo Sostenible. "Proyecto Sociedad Civil para la Integración Hemisférica". Lima, Perú: Junio 17-19 de 1996:1.

[80]   Ibídem: 2.

[81]   Ibídem: 3.

[82]   Ibídem: 3.

[83]   Ibídem: 4.

[84]   Ibídem: 5.