Como indica Victor Buchli en su libro,1 en el que intenta hacer una antropología de la arquitectura, la relación formal entre las dos disciplinas data, por lo menos, desde principios del siglo XIX, cuando distintos arquitectos, intelectuales y antropólogos intentaron entender los orígenes de las formas construidas y la manera en que generan ciertas condiciones de posibilidad para establecer relaciones humanas y sociales. Los libros de Marc-Antoine Laugier, Gottfried Semper, Lewis Henry Morgan, Augustus Pitt Rivers, entre otros, marcan de manera indeleble una buena parte de las investigaciones que se desarrollan a lo largo del siglo XX y aún hoy en día.
Desde ese momento, arquitectos y antropólogos han tratado de comprender y explorar, por múltiples caminos analíticos, la aparente infinita capacidad que tenemos los seres humanos para manipular materiales y formas, y para darles sentido simbólico, metafórico, estético, pragmático, adaptativo, ambiental, patrimonial, entre otras cualidades que podemos citar. Así, las premisas iniciales de la relación se establecieron y comenzó una larga discusión entre arquitectos y antropólogos de la cual hace parte este número de la revista Dearq. En efecto, los artículos seleccionados exploran esta relación, en algunos casos de manera general y simbólica, y en otros, de forma específica y pragmática, por lo cual tenemos un amplio rango de aproximaciones que, esperamos, estimulen el diálogo entre las dos disciplinas.
El número abre con el artículo de Francisco García, en el cual explora cómo dos edificaciones diseñadas por Alberto Campo Baeza, a pesar de estar ubicadas en la periferia de Granada, España, retoman imágenes y simbolismos particulares que evocan y revelan la mitología fundacional urbana. A continuación, tenemos dos artículos sobre Guayaquil, Ecuador: el primero, por Juan Carlos Bamba y Alejandro Costa, y el segundo, por Ignacio de Teresa, donde se discuten las distintas tensiones que surgen entre los proyectos de vivienda colectiva formales y la vivienda informal, los efectos sobre la creación de colectividad e individualidad y la estructura familiar en esta ciudad ecuatoriana. De Guayaquil pasamos al Eje Cafetero, en Colombia, donde Sergio Perea investiga la manera como la arquitectura de guadua utilizada en combinación con técnicas de permacultura y una resimbolización de la finca cafetera como “granja agroecológica” genera un modelo alternativo a la finca cafetera. El artículo de Sergio Laguna retoma las ideas de Semper sobre el muro como textil, a fin de analizar cómo el diseño de Rogelio Salmona para la Biblioteca Virgilio Barco en Bogotá, Colombia, replantea el muro como una especie de vestido que estimula y democratiza la interacción con el visitante. En el siguiente artículo, Juan Camilo Niño investiga el modo en que la vivienda entre el pueblo ette, de la zona norte de Colombia, usualmente conocidos como chimila, se concibe como una entidad viviente, una persona por así decirlo, con cuerpo, alma y ciclo de vida en la cual se funden elementos técnicos y simbólicos. Por último, el texto de Elsa Rocío Quintana y Lisbeth Carolina Hilarraza describe desde una etnografía la población indígena inga en Cúcuta, Colombia, y cómo esta comunidad dirige el proceso de diseño de una “casa de aprendizaje” para la comunidad, en la cual se incorporan variables culturales y socioespaciales particulares a este grupo dentro del tejido urbano de la ciudad.
En conclusión, los artículos que hacen parte de este número son producto de investigaciones en las que se entrecruzan y entrelazan la arquitectura y la antropología y donde se retoman viejas preguntas en las que se ponen en tensión lo universal con lo particular, lo colectivo con lo individual, la ciudad modernista con la informal, los paisajes homogéneos con los heterogéneos y lo construido como algo inanimado con las edificaciones concebidas como entidades vivas. Esperamos que los textos sirvan de punto de partida para que arquitectos y antropólogos tengan discusiones cada vez más interesantes y complejas sobre la manera como se concibe, percibe y vive de manera dinámica esta relación entre los seres humanos y las formas construidas.
FÉ DE ERRATAS Revista Dearq 18
En la página 116, se hacen las siguientes aclaraciones:
• El proyecto fue finalizado en 2007
• Las dos primeras fotografías son de Nicolás Cabrera
• Las otras fotografías son de Alejandro Piñol
• El corte fugado es de Germán Ramírez
En la página 164, se hace la siguiente aclaración: El texto “Arquitástrofe. Espacios fallidos en Bogotá”, es de las autoras Ana Vélez y Roxana Martínez.