Cumulus es una organización que reúne a instituciones en torno al diseño, la educación y la investigación. Sus encuentros generan un entorno en donde se promueve el intercambio y la transferencia de conocimientos y mejores prácticas, tan útiles y necesarias en estos tiempos convulsionados. Aquí se crean redes y contactos que incitan a la cooperación y la innovación.
El último de estos encuentros Cumulus se realizó el pasado mes de noviembre en la Universidad de los Andes en Bogotá y, más que un evento, se convirtió en un acontecimiento que invitó a diseñadores y arquitectos a pensar en su papel como creadores en Latinoamérica, territorio diverso y en permanente transformación.
Aquí se discutieron numerosas situaciones provenientes de los cinco continentes y se propusieron perspectivas creativas y novedosas que ilustraron, no solo la compleja realidad actual, sino las múltiples alternativas posibles para mejorar sus condiciones en distintas partes del mundo.
El tema central, “The Design After” (El Después del Diseño), fue una invitación a pensar en posiciones que incluyen una nueva visión de esta coyuntura actual que nos advierte cómo se agotan ciertas maneras de hacer. Es necesario reinventarse y reflexionar profundamente sobre lo que viene. Y la pregunta que estuvo en el aire de forma permanente guío las distintas presentaciones: ¿Han pensado los diseñadores en lo que sucederá después y cómo reaccionarán desde su rol?
El diseño que hoy se necesita es transdiciplinar y plural; pensar el diseño desde aquí, implica posturas diferentes en donde la acción y la transición se convierten en partes de los procesos. Abordadas desde esta perspectiva, las disciplinas relacionadas con el diseño son obligadas a transcender sus límites y a cuestionar los principios sobre los que trabajan.
Es en este punto donde las propuestas presentadas en la conferencia se vuelven importantes para la arquitectura. La manera de acercarse a la realidad a partir de contemplar la mayor cantidad de factores posibles es algo fundamental. Hacernos conscientes de que en algunas ocasiones la solución o el planteamiento no viene de fuera, sino que se construye desde dentro con todos los que están involucrados en donde se interviene. Observar con cuidado lo que allí ya ocurre, registrar y comunicar ese conocimiento que puede encontrarse. Aprender de todo eso que ya está ahí y no necesita más que cuidarse y potenciarse. Oír las historias que guardan los secretos de todo eso que salta a los ojos. Trabajar desde y con las comunidades que cuentan esos relatos y que son protagonistas primeras de esos territorios. Darle cabida a la imaginación, a ciertos escenarios de ficción que potencian las condiciones de una realidad ávida de buenos deseos y esperanzas. Entender todo esto como un soporte idóneo para la integración de múltiples disciplinas que enriquecen procesos complejos. Hacer una inmersión en las distintas realidades en donde se trabaja. Estas son algunas de las acciones que fueron planteadas durante las tres jornadas de la conferencia y que, sin duda, invitan a arquitectos y diseñadores a ser más innovadores y creativos.
En este sentido, darle cabida a un número sobre los desafíos y retos de “The Design After” (El Después del Diseño) en la revista Dearq, no sólo se nos antoja pertinente sino útil en la tarea de abrir a los arquitectos a otros puntos de vista y a relacionarnos profundamente con disciplinas tan diversas como las de los ponentes que nos visitaron: diseñadores, biólogos, artistas, administradores, ingenieros, médicos, trabajadores sociales, antropólogos, sociólogos, entre otros.
Para la academia, estos encuentros se constituyen en “puntos de quiebre” que obligan a profesores e investigadores a cuestionar su papel como educadores y a pensar en distintas alternativas de enseñanza que incluyan la innovación, la imaginación y la creatividad como partes indispensables de los procesos al interior de los centros educativos.