El tono casi apocalíptico del título de la Conferencia de Cumulus Bogotá 2019, The Design After, además de provocativo invita a conectar la práctica del diseño contemporáneo con otros momentos históricos, particularmente, con aquellos en los que el diseño se pensó como agente de cambio en momentos críticos de la sociedad. Ejemplo de esto, lo constituye la diversidad de reacciones que suscitaron los cambios de modelo económico, tecnológico, productivo y de organización social que implicó el capitalismo industrial entre los siglos XVIII y XIX.
En Inglaterra, por ejemplo, las reacciones abarcaron desde la dimensión política y de desarrollo de las artes y el diseño en el proyecto de construcción nacional hasta las posturas críticas derivadas de los evidentes problemas ambientales y laborales suscitados por el nuevo modelo productivo. William Morris y John Ruskin, conscientes del impacto de la revolución industrial en la calidad de vida tanto de ciudadanos como de obreros, formularon las bases para pensar posibles salidas a la crisis a través de las artes. Henry Cole y el príncipe Alberto por su parte, impulsaron la realización de eventos celebratorios de esa modernidad industrial e impulsaron la inclusión del diseño en la agenda política estatal (Raizman, 2011, p. 61).
Algo similar sucedió en Alemania que, a través de iniciativas tanto públicas como privadas, buscó un papel para el diseño en los procesos de construcción nacional, de industrialización y de reconstrucción social en el período inmediatamente posterior a las dos grandes guerras del siglo XX. Hermann y Anne Muthesius buscaron hacer un aporte al desarrollo de la nación basados en una búsqueda estética que armonizara la industria con la tradición pero que, al mismo tiempo, les permitiera situar a Alemania en el mapa del progreso industrial (Pevsner, 2011; Stratigakos, 2003). En los períodos de posguerra, tanto la Bauhaus como la escuela de Ülm, plantearon una forma de pensar la sociedad a partir de una combinación entre una mirada humanista y material a la vez que permitiera reconstruir el tejido social averiado durante el conflicto.
En Francia, durante el curso de varias décadas, se combinó la mirada macro sobre la ciudad con la mirada micro de lo doméstico como estrategia para lidiar con los retos y cambios que implicaba la adopción de lo moderno. A partir de 1853, el diseño de la ciudad estableció los elementos paradigmáticos de la ciudad moderna con la renovación de Haussmann y más adelante en el siglo XX, la esencia de la vida moderna doméstica y el consumo a través del Art Nouveau y el Art Déco en las primeras décadas del siglo XX (Raizman, 2011, pp. 120–161). Tanto el discurso sobre la ciudad como de la vida doméstica encontraron eco y fueron replicados con efectividad en Estados Unidos. Las Exposiciones Universales, se configuraron en especies de laboratorios de urbanismo y consumo que se consolidaron como escenarios de celebración de la emblemática modernidad norteamericana a partir del City Beautiful Movement y de la Exposición de Chicago de 1893 (Gordon, 2010; Rydell, 1993).
Los cuestionamientos sobre la falibilidad de la modernidad no son nuevos y ya desde las primeras décadas del siglo XX se empezó a cuestionar su viabilidad. La Escuela de Frankfurt hizo evidentes muchas de las fisuras del sistema y dio origen a una línea de pensamiento crítico que miró cada vez con más desconfianza lo moderno. En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, tuvo también un gran impacto la consolidación del campo de estudios culturales en Inglaterra y Estados Unidos, que puso en entredicho una vez más las bases del modelo hegemónico y planteó muchas preguntas a partir del análisis de sus producciones culturales y sistemas de poder. La discusión sobre raza, género, clase social, identidades nacionales, lo popular y lo vernáculo, abrieron un camino de entendimiento a lo que Buchanan y otros autores (Buchanan, 1992; Coyne, 2005; Farrell & Hooker, 2013) han denominado wicked problems o problemas perversos.
El término adquiere especial relevancia en un mundo globalizado en donde la vieja noción de centro y periferia pierde completamente su vigencia y sentido. Homi Bhabha (2006) identificó el origen de muchas de estas dificultades en problemas históricos que nunca fueron resueltos, la cual es una idea que ha sido especialmente útil para entender contextos postcoloniales. Muchos de estos problemas representan las herencias históricas con las que el diseño actual tiene que lidiar y a partir de cuya reflexión, una vez más busca salvar al mundo de la debacle. El cambio climático; la sostenibilidad de los recursos; la protección de los hotspots de biodiversidad después de siglos de depredación ambiental; el reconocimiento de nuevas y complejas identidades ciudadanas; el valor y omnipresencia de la imagen y el diseño mismo como mediador de procesos sociales y políticos; el reconocimiento de comunidades y riquezas instaladas ancestralmente en los territorios; y la necesidad de repensar nociones que fueron centrales al pensamiento moderno como la productividad, la eficiencia y el consumo, son apenas una muestra de los complejos y profundos retos que enfrenta el diseño contemporáneo.
Cumulus Bogotá, 2019: Cinco perspectivas para pensar el diseño futuro
En la búsqueda por comprender el papel contemporáneo del diseño y su capacidad de redefinirse a sí mismo, menos como disciplina y más como filosofía que permite enfrentarse a los wicked problems, Cumulus Bogotá 2019 se planteó alrededor de cinco ejes temáticos: 1) Sentir lo urbano, sentir lo rural; 2) En alguna parte, en ninguna parte, cualquiera, todos; 3) Contracultura; 4) Biodiversidad; 5) Ficción y de-innovación. Los artículos que hacen parte de este número especial de Dearq, se seleccionaron con el criterio de ofrecer a los lectores una mirada transversal de cada uno de los ejes y la forma en que conectan con la idea general de la conferencia sobre el diseño después.
El primer eje temático, Sentir lo urbano, sentir lo rural, busca establecer las bases para la redefinición de la relación, muchas veces desbalanceada, entre el campo y la ciudad. La expresión tiempos post-digitales se plantea como una invitación a pensar el papel de la tecnología como puente para conectar campo y ciudad, pero sobre todo como medio de sensibilización, estudio y conexión con las comunidades. Los dos artículos que ilustran esta temática Insights from a Design-led Inquiry about Rural Communities in Brazil y Finding a New Commons: Architecture’s Role in Cultural Sustainability for Japan’s Shrinking Regions, presentan desde diferentes contextos geográficos, Brazil y Japón, estudios de caso que ofrecen opciones para repensar problemas históricos relacionados con la distribución de la tierra y con la arquitectura residual en tiempos de decrecimiento demográfico. El caso brasileño ejemplifica el uso de tecnologías de alta y baja complejidad para hacer una lectura de la comunidad por medio del uso de video, fotografía y software de análisis cualitativo para la definición de una estrategia política en donde el diseño se plantea como alternativa y complemento al viejo problema de distribución de tierras en Brasil (Anderson & Hill, 1986; Martins, 2000; Straubhaar, 2015; Veltmeyer, 1993; Vergara-Camus, 2009). El caso japonés es similar en tanto que establece como punto de partida las nociones de infraestructura pública y la tierra como bienes comunales y propone su resignifación y apropiación a través de un diseño basado en métodos cualitativos de investigación.
El segundo eje, En alguna parte, en ninguna parte, cualquiera, todos, toma como punto de partida los escenarios de marginalización derivados del capitalismo y propone como estrategia principal la combinación de fuerzas entre ciencias sociales y diseño para identificar y generar oportunidades paralelas de mercado y nuevos ecosistemas. Esta fórmula se plantea para la comprensión de realidades complejas y problemas históricos, así como para pensar en posibles vías de acción en un escenario en donde las estructuras políticas y sistemas económicos se han revelado insuficientes (Hutton & Pikety, 2014). Los textos Artisans and Designers: Seeking Fairness within Capitalism and the Gig Economy y Movement and Place-Making in a Monsoon Terrain, representan el espíritu de búsqueda de justicia social histórica, implícito en el eje temático. El primero, presenta la artesanía contemporánea como un problema global y al mismo tiempo, como una práctica todavía regida por raciocinios pre-modernos que escapan a las lógicas del mercado. El segundo, plantea un problema central del mundo contemporáneo sobre la imperiosa necesidad de encontrar nuevas formas de relacionarse con el ecosistema. Esto es particularmente sensible cuando se habla de los llamados hotspots de biodiversidad. Este artículo en particular toma como estudio de caso uno de estos sitios: los West Ghats, y se pregunta sobre las opciones que el diseño puede ofrecer para entender las dinámicas propias en la forma de habitar territorios. En este caso, de un territorio sometido al carácter siempre cambiante de los monzones.
El tercer eje temático, Contracultura, inevitablemente remite a la década de los sesenta del siglo XX como uno de los momentos históricos en que la acción de ir en contra del establecimiento dio visibilidad a diferentes subculturas y expresiones artísticas. Como eje temático, el término contracultura se pensó más como estrategia que como fenómeno cultural, para definir un escenario de acción del diseño que capitalizara las fallas del sistema, reconociera los saberes ya instalados en el territorio y permitiera la producción de modelos alternos de relación con el entorno. El primer artículo de este eje temático, Research Video: Audiovisual Ethnography and Beyond, combina el trabajo etnográfico sobre territorio en Bolivia con una reflexión sobre la producción de conocimiento científico. La autora propone buscar un mayor alcance e impacto de sus productos de investigación a través de la investigación cualitativa y de lo que ella llama video-investigación como resultado válido de investigación para la comunidad académica y comunicable al público general. El artículo Bio-currencies: an Alternative to Payments for Environmental Services, ofrece un vistazo a los nuevos rumbos de la investigación en diseño y una vez más, haciendo uso de métodos de ciencias sociales, se acerca al territorio para identificar prácticas ancestrales como el trueque, que permitan al individuo y sociedades contemporáneas repensar los sistemas de intercambio ante un eventual fracaso del capitalismo. El tercer artículo, Photo-ethnography and Political Engagement: Studying Performative Subversions of Public Space, permite una reflexión sobre el paisaje urbano y las subculturas que lo componen. A través de metodologías de cultura visual y análisis de discurso, los autores revelan la importancia de la dimensión performativa del acto fotográfico, con el ánimo de establecer un diálogo entre el pasado y el presente del paisaje urbano, que bascula entre lo hegemónico y lo marginal, en este caso, de la comunidad gay de Santiago de Chile.
La presencia del eje de Biodiversidad, no estuvo limitada a sí mismo, sino que fue transversal a otros temas donde también resaltó su naturaleza interdisciplinar. La referencia a la biología en diseño no es nueva, lo cual se puede ver reflejado desde los intentos de biomímesis de Da Vinci hasta las esculturas caminantes contemporáneas de Theo Jansen. Sin embargo, la definición de este eje temático fue mucho más allá de las obvias referencias formales y funcionales para tratar problemas esenciales relacionados con la sostenibilidad, el cambio climático y para descentrar la noción de diseño centrado en el usuario hacia una noción de diseño centrado en el ecosistema. Los dos artículos de este eje, Prototype of a Self-sufficient Biofabrication Protocol for Remote Territories y BioForm: Learning at the Intersection of Science and Design, ilustran esa mirada ampliada y conjunta entre ciencia y diseño. El primero, presenta una experiencia con el desarrollo de biomateriales a partir de algas y moluscos en una región extrema de Chile que permitió al equipo de investigación reflexionar no solo sobre el desarrollo de nuevos compuestos sino sobre el significado de la materialidad misma en relación con el territorio y la comunidad. El segundo, se basa en una propuesta curricular en Irlanda que permite a científicos y diseñadores, tanto profesores como estudiantes, entender la perspectiva de la otra disciplina y asimismo desarrollar habilidades mixtas. Ambos artículos se desarrollan alrededor de neologismos que remiten a la ciencia ficción tales como biohacking, biomateriales, biomimética, biofabricación, que dan cuenta de un momento histórico en la historia del pensamiento, la ciencia y el diseño, donde es posible pensar en este tipo de escenarios, pero sin que necesariamente implique la misma devastación de la modernidad.
El quinto y último eje temático, Ficción y de-innovación, tiene como base de su formulación la posibilidad que ofrece el diseño no solo de lidiar con el universo práctico sino con el simbólico. Plantea adicionalmente alternativas al discurso dominante de la innovación que hace parte de la esencia misma del paradigma moderno y que ha cobrado nueva vigencia en las últimas décadas. A través del pensamiento especulativo y la ideación, este eje temático busca redefinir la identidad de un diseño perdido en discursos de superación personal y emprendimientos innovadores. En una forma similar a movimientos del siglo XX como el futurismo, constructivismo, o Archigram, el eje temático Ficción y de-innovación sitúa a la tecnología y la ciencia ficción en el centro de su reflexión y propuestas especulativas.
El artículo Black Panther’s Utopian Project: The Innovative Potential of Fiction and Speculation by Non-architects, pone de relieve las oportunidades urbanísticas y arquitectónicas contenidas en el mundo especulativo de los videojuegos y las películas. A través de un análisis de la película Black Panther, los autores resaltan por un lado la poca o nula visibilidad que el imaginario de comunidades marginales ha tenido en la formulación de utopías urbanísticas y arquitectónicas. Es decir, identifica que el problema de la visibilidad en el paisaje no es solo un problema histórico real, sino que las formulaciones futuras tampoco tienen en cuenta a estas comunidades. Por otra parte, resalta con gran agudeza las posibilidades de equilibrio y justicia social expresada en lo visual, al incluir la mirada justamente desde esa marginalidad. En Wakanda, el país ficticio donde se desarrolla la película, los autores encuentran la posibilidad de acuñar términos como Afro-estética y Afro-futurismo, en referencia a universos futuros sensibles de tecno-ficción.
En una línea similar al anterior, el artículo Patadesign: A Pedagogical Experiment on Design of Exception, Absurd, Artifacts, and Imaginary Interfaces, crea un marco teórico de diseño especulativo derivado de la patafísica –o ciencia de las soluciones imaginarias o del absurdo– de Alfred Jarry, para proponer el término patadesign. En los dos términos subyace la idea de un mundo paralelo donde el absurdo se presenta como método y solución simbólica (Jarry, Edwards, & Melville, 2001). En esta línea del absurdo, es inevitable recordar el clásico del diseño especulativo, Catalogue des objets introuvables de Jacques Carelman o los universos estéticos creados por los surrealistas o el absurdo de las obras de Marcel Duchamp e incluso las inquietantes piezas musicales de John Cage. Cuando la realidad y los discursos corporativos se agotan, la creatividad y el absurdo se constituyen como vía de escape y como espacio seguro contra la insensatez en la que frecuentemente se convierte la norma.
Reflexión final
Un porcentaje significativo de la historia del diseño se ha construido entre los límites de las utopías sociales y el capitalismo consumista. Si bien la mayoría de los proyectos utópicos han quedado simplemente como referentes, su importancia radica justamente en su capacidad de actuar como contrapeso a la casi siempre desmedida actividad consumista que es tal vez el mayor de los problemas complejos y constantes a lo largo de su historia que el diseño enfrenta. La utopía planteada en Cumulus 2019, una vez más deposita en la tecnología una buena dosis de expectativa pero que al estar mediada por un marco de pensamiento formulado desde la teoría crítica, promete por lo menos preservar su misión como mecanismo de balance. Su papel en este juego de pesos y contrapesos, consiste en actuar como filósofo que piensa la vida a través de la materialidad y la forma en que articula procesos sociales. El poder de este diseñador utópico ya no reside en su capacidad para alienarse en la indiferencia de la práctica profesional irreflexiva y solitaria, sino en el ejercicio consciente y cooperativo de su poder transformador de la materia, la energía y de la vida misma.