Cómo podemos aprender con las favelas: metodologías de investigación y aprendizaje para urbanismos*


Abstract

Este artículo busca colaborar en la conformación de un mosaico de saberes, pensamientos y metodologías producidos en universidades de Latinoamérica que toman como punto de partida fragmentos en la ciudad y proponen proyectos que atienden demandas sociales. Aquí, en este caso en particular, se empieza a pensar desde Río de Janeiro. De esta forma, se establece un panorama regional sobre proyectos y conformaciones espaciales y teóricas que pueden ayudar a docentes y a estudiantes a profundizar en la discusión sobre los temas urbanos, percibiendo tanto sus límites como sus posibilidades.


This article aims to collaborate in the making of a mosaic of knowledge, thoughts, and methodologies produced in Latin American universities that take fragments of the city as starting points and propose projects that meet social demands. Here, our point of departure is Rio de Janeiro. We establish a regional overview on projects and spatial and theoretical concepts that can help teachers and students expand the discussion on urban themes, identifying both their limits and possibilities.


Introducción

La vida de la ciudad está dada por la articulación entre sus partes en diferentes escalas y velocidades y por su crecimiento dinámico, lo que conforma un complejo sistema que compromete al paisaje permanentemente y, a veces, de forma irreversible. Nuestro hábitat social y urbano, conformado por lazos de comunidad y afecto, está en peligro debido a la construcción de un estilo de vida destructivo, alimentado por un comportamiento individualista y competitivo impulsado por el mercado.

En la ciudad existen lugares de diferentes características socioespaciales definidos, entre otras cosas, por la forma como se accede a los beneficios y a los servicios públicos y la calidad de estos. Diferentes autores y autoras discuten y critican las consecuencias y la materialización de esta diferencia existencial llamada ciudad dividida (Ferreira dos Santos 1981) o ciudad partida (Silva 2012) y de ciudad segregada (Castells 2014; Ziccardi 2020), sobre todo cuando hablamos de favelas. Concordamos con los autores mencionados, y estos entendimientos nos parecen puntos de vista sesgados e incompletos, ya que: 1) no conciben las distintas realidades sociales como parte de un mismo proyecto y segregan a las personas que las componen, y 2) dejan de lado el proceso histórico de políticas, generalmente de tendencias neoliberales, comunes a la gran mayoría de la ciudades latinoamericanas, y se centran solo en esta visión específica que es en realidad una consecuencia de las formas de gobernar.

Ciudades latinoamericanas, por ejemplo Río de Janeiro, están conformadas por pedazos de ciudad que forman un mosaico donde cada pedazo lleva consigo sus identidades, sus incertezas, sus luchas y sus conquistas en el tiempo, y por más que puedan ser parecidos estos pedazos (Di Virgilio 2013), nunca son iguales. A veces podemos pensar que la configuración de este mosaico representa una visión fragmentada; pero, en verdad, cada uno de estos pedazos forma parte del paisaje urbano, y si no somos capaces de comprenderlos como elementos fundamentales de este gran tejido que es la ciudad, la propia ciudad será inviable, aunque nos cueste creerlo.

Las favelas pueden ser llamadas comunidades (Alvito 2006), como si fuesen estructuras cerradas en sí mismas, y en los últimos años se ha implementado la denominación de comunidades urbanizadas (Soares Gonçalves 2015). Existe también la denominación de las favelas como márgenes de la ciudad, sin ningún tipo de integración con esta (Pereira Leite 2015). Ocurre algo llamativo en nuestros países que tal vez merezca mención, que es cuando hablamos de villas, barriadas, barrios y colonias. Cada uno de estos términos tiene diferentes interpretaciones y significados según la cultura y la región; pero cuando utilizamos la palabra favela, el término se refiere, inequívocamente, a los procesos urbanos de ocupación en la ciudad en territorios populares.

Cuando pensamos específicamente en una favela de la ciudad, debemos traer con cuidado todo lo que nos remite a su paisaje propio que, nuevamente, puede tener características en común con otros lugares, pero son sus propios saberes y culturas los que definen sus demandas intrínsecas y existenciales. Son estos los que pueden darnos una forma de entender y, sobre todo, reconocer el paisaje de forma más cercana a las vivencias humanas del lugar y sus propias historias. A lo largo del texto, presentaremos algunas referencias y reflexiones provenientes de experiencias académicas con diferentes metodologías de aproximación e integración social para, finalmente, concluir con los ejercicios que se están desarrollando en pleno siglo XXI. Las ilustraciones son fruto, principalmente, de los procesos constructivos de la disciplina Análise da Forma Urbana e da Paisagem I, del tercer periodo del curso de Arquitectura y Urbanismo de la Faculdade de Arquitetura e Urbanismo de la Universidade Federal do Rio de Janeiro (FAU-UFRJ) y completan este cuadro otras disciplinas, como Ateliê Integrado II, del octavo periodo y Trabalho Final de Graduação, de la misma facultad, todas dictadas de forma remota entre 2020 y 2021.

LAS FORMAS DE PENSAR

Existen diversos nombres e infinidad de cualidades y denominaciones para hablar de favelas. Lo cierto es que en Río de Janeiro existen ejemplos que son casi todo a la vez. Estos pueden interpretarse como favelas que incorporan comunidades, crecen conformando un conjunto y se delimitan como barrios. Se encuentran en este grupo: Jacarezinho, Rocinha, Maré y Alemão. Todas con diferentes cualidades y características definidas como barrios, es decir, regiones administrativas, con diferentes formas de crecimiento y diversas realidades. No pretendemos generalizar a partir de un ejemplo, sino introducir el tema de forma que podamos visualizar y entender algunas de estas configuraciones urbanas.

Por ejemplo, hablando de Maré, uno de los mayores conjuntos de la ciudad, Jailson de Sousa Silva dice que los vecinos de las dieciséis favelas que la componen no acostumbran ver su espacio de residencia como un barrio, ya que consideran urgentes las obras de mejora urbana y la paridad de derechos para sus habitantes dentro del barrio y fuera de este (Silva 2012, 49). Como denominador común, Jorge Luiz Barbosa (2012) plantea una cuestión clave: todos estos territorios sufren la falta de inversión en equipamientos culturales, y estos son de extrema urgencia, no solo para el barrio, sino para los barrios que los rodean.

El ejercicio de pensamiento en proyectos y teorías sobre favelas en la ciudad que se propone desde la universidad queda a veces lejos de la realidad urbana y no llega a ser una posibilidad de actuación, porque, muchas veces, se restringe a una discusión introductoria. Podemos pensar que hay un límite que separa el ejercicio de proyecto universitario de la ciudad o del recorte o de la sociedad, y este límite, nos parece, tiene que ver con la metodología, con el tiempo de actuación y con la finalidad de nuestros proyectos. Esta forma de actuación y de debate, lejos de la gente, nos juega en contra como profesionales, estudiantes y pensadores de la ciudad, y puede llegar a ser muy dañino para las personas, ya que nunca tendríamos la oportunidad de proponer una arquitectura como alternativa a una forma de ciudad que tanto criticamos.

En la figura 1, por ejemplo, como resultado del enunciado de creación de un mapa síntesis del lugar, estudiantes de la materia Análise da Forma Urbana e da Paisagem I interpretaron la favela Jacarezinho, incluyendo en sus extensiones, la antigua fábrica de General Electric, hoy abandonada y lugar de uno de los mayores pasivos ambientales de Río de Janeiro. La idea de incluir este espacio en el análisis, formalmente localizado en otro barrio aledaño, permite un entendimiento del área y una posterior propuesta de recuperación paisajística junto con la propia favela. También se representan los centros y articulaciones dentro del propio tejido, es decir, se escapa en esta interpretación de la mirada tradicional de la favela como un objeto aislado en la ciudad y propone una integración urbana a partir de demandas ambientales y paisajísticas y de la lectura de los elementos urbanos intrínsecos.

Figura 1.

Síntesis de Jacarezinho. Marcos y permanencias y en los croquis alrededor, las vivencias cotidianas y la violencia. Construcción en conjunto con personas del barrio. Fuente: Beatriz Sousa, Hugo Silva, Pedro Robles, Luiza Draeger y Lucas Fernandes (AUP I-2020.2).

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La desconexión entre favela y resto de la ciudad se profundiza por la forma como se llama usualmente a la periferia. Se resalta que siempre estará lejos del centro, pero la verdad es que el concepto de centro único está perdiendo su fuerza y, por lo tanto, nos preguntamos si así lo será también esta distinción centro-periferia: “Portanto, entendemos que há nesses espaços um potencial de transformação e de experimentação espacial, mas é preciso considerar os contextos, as forças, e interesses que agem sobre esses espaços e, especialmente, repensar nossas ferramentas e tácticas” (Canedo y Andrade 2018, 212). De esta forma podemos repensar el concepto de centralidad y fortalecer la idea de centralidades.

LAS FORMAS DEL PROYECTO

Generalmente, asociamos la formación académica con un aprendizaje demasiado estricto y técnico, íntimamente ligado con el dibujo y teorías abstractas, sobre todo en las carreras de arquitectura y urbanismo. Esto representa un problema que será cada vez más difícil de resolver después de años de entrenamiento y aprendizaje bajo estas metodologías herméticas y poco conectadas con el mundo exterior, ya que ante las complejidades del mundo, nos colocamos como simples intérpretes y dibujantes. A través de un aprendizaje ligado a las necesidades de la sociedad, escuchando las voces del territorio y aprendiendo de sus saberes, podemos convertir nuestros proyectos en ejercicios más sensibles y enseñarnos a sentir la arquitectura y el urbanismo, y no solo proyectar, ocupar espacios vacíos y pensar en programas: sentir (“nosso único caminho direto para o conhecimento [Leeds 2015, 48]) e imaginar. En palabras de Juhani Pallassmaa, construir una mediación entre nosotros y el mundo con nuestra arquitectura y transmitir algo esencial sobre nuestra relación con el mundo y el acto existencial de ser y de habitar (Pallasmaa y Arechaga 2021). En colaboración con lo que estamos presentando, traemos desde el campo de la arquitectura, caminos y posibilidades en un pensamiento expuesto por el arquitecto Solano Benítez cuando habla sobre las crisis que atravesamos:

No estamos viviendo una crisis de falta de recursos o conocimientos, sabiendo lo que sabemos y teniendo lo que tenemos no hemos sido capaces de imaginar condiciones distintas a las que sentencian la pobreza y la miseria sobre la mayoría de nuestra población. La crisis que estamos viviendo es una crisis de falta de imaginación. (Benítez 2019, 120)

Una forma de trabajo académico como conexión comunitaria se da, por ejemplo, en los Talleres de ciencia, de Boaventura de Sousa Santos, donde trabajan en conjunto disciplinas de grado, posgrado y extensión para que la sociedad deje de ser un objeto de interpretación y sea sujeto de interpelación (Santos 2006). Si bien el autor se refiere a cursos en universidades públicas, existen en Brasil numerosos ejemplos de trabajos urbanos sociales que se realizan en universidades privadas también.1 Por lo tanto, la articulación en red que se propone puede expandirse e incluir a universidades privadas que se conectan con otros países para fortalecer, de este modo, el proyecto social urbano y académico regional.

Defendemos la iniciativa de llevar manifestaciones para el debate en las universidades con su versión final y que sirva como referencia bibliográfica para estudiantes. El hecho de trabajar de esta forma implica que la universidad está en un lugar de transición entre diversos universos: 1) el del aparato estatal, con sus políticas públicas y programas de urbanización y del territorio y la sociedad; 2) el de estudiantes, que comienzan a interesarse y debatir temas relacionados con vulnerabilidades urbanas, y 3) el de profesionales, que luego actuarán de forma más crítica en las ciudades entre la lógica formal, teórica y académica, la práctica y el empirismo de los saberes populares y locales.

Pensamos que esta actuación puede colaborar en la formación de profesionales mejor preparados para el debate y la ejecución de dichos asuntos y para enfrentar problemas típicos de la ciudad latinoamericana. Muchas veces, en la construcción del proyecto conseguimos atravesar fronteras rígidas entre el dibujo y el debate, pero ¿podemos convertir nuestra experiencia de aprendizaje en una plataforma para continuar con el urbanismo en una construcción colectiva con la sociedad?

Pensamos conexiones con otras formas de pensar y de trabajar, con otras realidades, ciudades y movimientos sociales. El objetivo de esta metodología es generar un ciclo en el cual el proyecto final de un semestre, por ejemplo, se convierta en referente, sea abierto y objeto de críticas y que, a la vez, funcione como punto de partida para el próximo periodo, donde el proyecto se perfeccionará antes de llegar a la ciudad. La profesora Vera Santana Luz nos dice: “Los resultados son constantes y continuos en los mismos procesos, que involucran a personas: maestros, estudiantes, comunidades, pero no están limitados por los tiempos y modos del período académico” (2019, 149). Tenemos casos en que la o el estudiante elige continuar con el trabajo desarrollado en grupo para otras instancias más avanzadas, ya sea dentro del mismo recorte geográfico o en otros lugares de la ciudad, pero con dinámicas parecidas (fig. 2). De esta forma, el trabajo más importante como estudiante casi profesional tendría que ver con urbanismos y paisajismos en favelas.

Figura 2.

Proyecto de intervención en el paisaje de las calles de Nova Holanda en Maré. La imagen también acompañó a uno de los integrantes del grupo a su investigación de trabajo final de grado el periodo siguiente. Fuente: Caio Dencke, Daniel Tavares, Gizele Corner, Wesley Assis y Yuri Alves (AI II-PLE 2020-1/TFG I).

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En este sentido, nos parece importante proponer estas metodologías de estudio y acompañamiento por parte de universidades que no se agote en la finalización del proyecto, promoviendo un estudio sistemático que intente: 1) desarrollar la comprensión que estas ideas de proyectos sociales proponen una nueva epistemología, en la medida en que se reconocen los movimientos sociales como sujetos y generadores de conocimiento, y 2) continuar trabajando junto a la sociedad, incluso después de la finalización de los proyectos, involucrando y superando la dicotomía entre teoría y práctica, proyecto e implementación.

ALGUNAS CONSIDERACIONES O PLAY WHAT ISN'T THERE2

En su texto Ciudades latinoamericanas. Las ciudades y la cuestión social, Alicia Ziccardi (2020) explica que en Río, las favelas en los morros son más visibles e inocultables que, por ejemplo, en Buenos Aires, donde las villas se intentan “esconder” o invisibilizar y no las podemos ver a simple vista. Podemos decir que no se trata de una presencia que se evita no solo geográficamente y políticamente, sino que desde nuestra formación como arquitectos y urbanistas, generalmente, nos enfocamos en un producto influenciado por el mercado y que dejamos de lado las realidades de nuestras ciudades con sus propias particularidades.

Estamos acostumbrados a pensar que toda obra realizada en una favela necesita un nombre, un programa o un eslogan, como diría Milton Santos (2013, 78); pero los programas suelen tener un inicio y un fin, y este es uno de los problemas más difíciles de solucionar. Solemos pensar también que el éxito de un programa depende directamente de la cantidad de obras realizadas o de metros cuadrados construidos, y no pensamos en la calidad de vida y los beneficios permanentes que tendrán los habitantes. Si bien la duración está íntimamente ligada con la concreción, digamos, de la obra arquitectónica, este es un punto clave y por ser tan importante el tiempo para la efectiva participación y consolidación, planteamos que los proyectos respondan 1) a principios paisajísticos que se desarrollan en tiempos más lentos y generosos y 2) a nuestras próximas generaciones, fuera de un tiempo cada vez más corto.

A lo largo de la elaboración de un proyecto de características urbanas, durante el proceso, consideramos constantemente los elementos próximos del entorno y metropolitanos, pero una vez que el proyecto se consolida, sin ser necesariamente construido, los elementos que constituyeron y orientaron las ideas no se tienen en cuenta y deja de responder a su entorno; en cambio, mira hacia adentro y, de esta forma, intenta explicarse y representarse por sí mismo, sostenido por su propia existencia.

En mi corta carrera docente, tuve el placer de conocer experiencias de diversas universidades que van conjuntamente con un pensamiento social y real, constructivo y crítico. He participado y todavía participo en intervenciones pedagógicas que extienden un pensamiento hacia la ciudad, y muchas veces responden a demandas que provienen de la sociedad. De esta forma, se abren panoramas sobre los territorios que estudiamos, sobre nuestras posibilidades de actuación y, sobre todo, del futuro urbano y del acceso a derechos al territorio y al paisaje donde más se necesita, buscando contribuir para que las ciudades sean más democráticas desde los puntos de vista urbanístico y arquitectónico.

Por ejemplo, representaciones de alumnos y alumnas de la materia Análise da Forma Urbana e da Paisagem I pretenden construir relatos gráficos capaces de otorgar aproximaciones a los diferentes territorios y, al mismo tiempo, una visión metropolitana sobre cuestiones comunes a los ejemplos analizados, a efectos de promover, de esta manera, una metodología de análisis socioespacial colectiva para la construcción de un mapa, primero, y una propuesta paisajística, después (figs. 3 y 4).

Figura 3.

Proyecto La ciudad es nuestra. Morro da Providência. Fuente: Andreza Carvalho, Maira Pereira, Rebecca Bitencourt, Victória Campos y Vitor Max (AUP I-2020.2).

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Figura 4.

Proyecto La ciudad es nuestra. Mapa de síntesis del Morro da Providência. Los estudiantes dibujaron sus propias ideas por separado y luego reunieron las representaciones para darles forma y cuerpo a sus pensamientos. Fuente: Andreza Carvalho, Maira Pereira, Rebecca Bitencourt, Victória Campos y Vitor Max (AUP I-2020.2).

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En este ejercicio, como punto de partida, tomamos referencias bibliográficas tradicionales de la forma urbana, como Kevin Lynch (1999), José Lamas (1992) y Gordon Cullen (1990), y a partir de la lectura de elementos destacados por estos autores, comenzamos con el levantamiento en campo (de forma remota). Los grupos de estudiantes eligieron las favelas analizadas, por sus diferentes grados de conexión y contacto que tienen con los territorios y por las centralidades que estas consolidan en el tejido urbano. Pretendemos, a partir de la libertad de cada grupo para escoger el campo de trabajo y las aproximaciones metodológicas, estructurar un pensamiento metropolitano de realidades e historias urbanas y evitar una mirada generalizada sobre demandas y vulnerabilidades que son diferentes entre sí y propias de cada lugar.3

Los croquis y las perspectivas son elementos de representación de puntos de vista peatonales que otorgan una mirada cálida y cercana y tratan particularidades de las regiones empleando técnicas de dibujo como acuarela y lápiz. Kevin Lynch (1999) sugiere en una de sus imágenes de la ciudad que la delimitación del barrio es diferente a la propia vivencia y existencia del barrio; los límites difieren y pueden existir superposiciones en los tejidos, donde un barrio es parte de otro y los límites se hacen difusos. La propia existencia de los moradores y su conocimiento de las áreas de estudio colaboran con esta concepción de los territorios.

Una de las dificultades que cabe mencionar es la imposibilidad de disponer de herramientas como Google Street View, que no llega a gran número de estos lugares. A ello se sumó el aislamiento y la imposibilidad de visitar los locales, porque el trabajo se basó en una búsqueda a partir de documentos históricos, redes sociales y cartografía.

Como forma de contacto con la sociedad, todos los grupos presentaron su mapa síntesis a los vecinos y vecinas de los respectivos lugares y obtuvieron como respuestas diferentes esclarecimientos, críticas y dudas que ayudaron a construir esa primera cartografía de la región. Los grupos tuvieron libertad y autonomía para elegir a sus interlocutores y el resultado fue potenciador y diverso. Incluyó, por ejemplo, formularios, relatos, frases, palabras, fotos y dibujos.

Como conclusión de los diversos cursos en los cuales estudiamos favelas de Río de Janeiro de diferentes periodos, en la facultad se les pidió a los estudiantes encontrar una palabra que resumiera su trabajo y estas fueron algunas de las respuestas: colaborativo, mudança, restauração, adaptável, importante, necessário, potencializador, reconexão, aprendizado, diversidade, empatia, inserção, saneamento, tempo, compreensão, realizável, show de bola, total, necessário, agregador, enriquecedor, renovação, possível, perfeito, premissas. Entre las preguntas que se les hicieron a los estudiantes para analizar y evaluar su experiencia con las favelas, de todas ellas solo una tuvo respuesta unánime: ¿piensan que es importante trabajar con favelas en la facultad?

BIBLIOGRAFÍA

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22. 

Ziccardi, Alicia. 2020. Ciudades latinoamericanas: La cuestión social y la gobernanza local. Antología esencial. Buenos Aires: Clacso.

Notes

[*] Este trabajo forma parte de la investigación “Paisajes al límite. La centralidad de las favelas para el estudio urbano”, desarrollada en el Doctorado en Urbanismo en el Programa de Posgraduação em Urbanismo de la Faculdade de Arquitetura e Urbanismo de la Universidade Federal de Rio de Janeiro (Brasil). La investigación cuenta con una beca de doctorado de la Coordenação de Aperfeicoamento de Pessoal de Nível Superior.

[1] Ejemplos de esto son los trabajos finales de graduación llevados a cabo por la profesora Vera Santana Luz, en la Universidad PUC Campinas, desarrollado como fuertes aportes teóricos, y lo que sucede en la Universidad Mackenzie, con la profesora Viviane Rubio en la materia Estudo Urbano.

[2] Traemos una analogía del mundo de la composición musical que, de alguna forma, se parece al aprendizaje del proyecto urbano y arquitectónico: en una de las tantas incursiones musicales de Miles Davis (2011) que luego acabó representando un cambio paradigmático en la música. Él se encuentra con músicos de estudios clásicos, entrenados de forma clásica, y les entrega una partitura para que toquen con sus instrumentos. Solo que les pide que toquen aquello que no está en la partitura, que sientan la música y toquen de otra forma. No hubo caso, no se pudo, no hubo forma de que los intérpretes no siguieran nota por nota lo que estaba escrito, sin perderse un detalle.

[3] El siguiente video en el canal FAU-UFRJ muestra este camino de aprendizaje: https://www.youtube.com/watch?v=pQkRNz2HpDA