Proyectar en paisajes culturales: análisis del Programa de Ordenamiento Territorial para la Quebrada de Humahuaca (Argentina)


Abstract

La declaratoria de la Unesco de la Quebrada de Humahuaca (Argentina) como Patrimonio de la Humanidad en la categoría de Paisaje Cultural (2003) hizo visible la necesidad de que esta contara con instrumentos de planificación. A partir de la hipótesis de que mejorar la descripción de un territorio es proponer, se exponen brevemente los planes y los proyectos elaborados a partir de la declaratoria de la Unesco, para posteriormente profundizar en el análisis del “Programa de Ordenamiento Territorial”, identificando lógicas de actuación y, desde la mirada del proyecto territorial, aportando cartografías que interpreten mejor el territorio y algunas lógicas proyectuales.


The UNESCO declaration of the Quebrada de Humahuaca, as a World Heritage Site in the category of Cultural Landscape (2003), had a powerful effect on the territory highlighting the need for planning instruments. From the hypothesis that improving the description of a territory is proposing, the plans and projects elaborated from the UNESCO declaration are briefly exposed. The Urban and Territorial Plan is then analysed in depth, identifying action strategies and contributing with cartographies that allow a better interpretation of the territory and some project logics.


INTRODUCCIÓN

El territorio argentino se caracteriza por sus diversas culturas inmersas en un entorno natural extremadamente rico. Si bien existen instrumentos de planificación, en la mayoría de los casos la falta de información y de análisis interpretativo hace que el accionar sobre estos territorios se dé de manera desarticulada, aun cuando se intente responder a necesidades puntuales.

Este artículo aborda el caso de la Quebrada de Humahuaca (Argentina) y sus planes de intervención, que buscan interpretar con mayor profundidad el Programa de Ordenamiento Territorial (POT), ya que es considerado uno de los instrumentos de diagnóstico y propuesta más completos.

La Quebrada de Humahuaca es un paso estrecho entre montañas de 155 kilómetros de largo, en sentido norte-sur, limitado por el altiplano de la Puna, las sierras subandinas y los valles templados. Se estructura a lo largo del río Grande, la ruta número 9 y la traza del antiguo ferrocarril, que agrupa una sucesión de pueblos y parajes en un territorio vulnerable social y económicamente. La agricultura y el pastoreo constituyen actividades tradicionales, junto con otras fuentes de trabajo que cesaron o se modernizaron hacia fines del siglo XX.

La declaratoria de la Quebrada de Humahuaca como Patrimonio de la Humanidad en la categoría de Paisaje Cultural (2003) tuvo una fuerte repercusión en el territorio, con transformaciones aceleradas y un importante incremento del turismo. Las consecuencias de dicha declaratoria visibilizaron la necesidad contar con instrumentos de planificación y gestión. Si bien existen algunas iniciativas, el accionar en este ámbito se ha visto condicionado por una fuerte tensión entre el compromiso asumido ante la Unesco de preservar el patrimonio y la oportunidad que significa el crecimiento del turismo para alcanzar un cierto desarrollo económico, en un contexto vulnerable. Por este mismo motivo, ante la escasez de estudios de base, algunas iniciativas pueden verse como una amenaza, ante la poca claridad en sus líneas de actuación y el insuficiente apoyo de las administraciones locales (Novick, Nuñez, y Sabaté Bel 2011).

En relación con estos territorios, el concepto de paisaje cultural fue acuñado por primera vez por el geógrafo Carl Sauer (1925), en “La morfología del paisaje”, quien lo define como el resultado de la acción de un grupo social sobre un paisaje natural, es decir, el registro humano en el paisaje. Actualmente, una definición muy clara y sencilla es la de Joaquín Sabaté Bel, quien define paisaje cultural como “la huella del trabajo sobre el territorio, algo así como un memorial al trabajador desconocido” (Galindo González y Sabaté Bel 2009, 26). Existen numerosas reflexiones que abordan el tema del proyecto territorial en los paisajes culturales. En esta misma línea, Joaquín Sabaté Bel afirma que reconocer en un territorio sus componentes esenciales, es decir, su identidad, permite crear una cartografía intencionada, que en sí misma es una hipótesis metodológica para su ordenación (Sabaté Bel y Benito del Pozo 2010). En este sentido es importante destacar también la extensa labor de la investigadora Constanza Tommei, quien aporta diversas reflexiones para el paisaje cultural de la Quebrada de Humahuaca. En uno de sus artículos, junto con Lorena Vecslir, “Hacia un proyecto territorial para un paisaje cultural”, exponen los debates generados en torno a los proyectos para el territorio de la quebrada (Vecslir y Tommei 2013).

Basándonos en la hipótesis planteada, de que mejorar la descripción de un territorio es al mismo tiempo proponer (Solà-Morales 1981), en este artículo analizamos la interpretación del territorio de la Quebrada de Humahuaca desde algunos instrumentos de planificación territorial elaborados a partir de la declaratoria Unesco.

En segundo lugar, pretendemos profundizar en el análisis del POT, buscando identificar sus lógicas de actuación y centrándonos en la interpretación y representación del paisaje, con el aporte de cartografías de elaboración propia.

PROYECTAR EN LA QUEBRADA DE HUMAHUACA

A partir de la declaratoria Unesco, cambiaron las dinámicas territoriales y en respuesta se plantearon soluciones, muchas veces, desarticuladas que han intentado mitigar problemas relacionados con la falta de vivienda, infraestructura y servicios, además de responder a la realidad económica y social de la población local (Cañellas 2013).

Existen diversos instrumentos de planificación, aunque, a veces, la noción que se tiene de proyecto territorial resulta un poco difusa o, hasta a veces, dispar. Al repasar los distintos planes y proyectos propuestos a partir del 2003, podemos destacar algunos aspectos esenciales y enfoques de cada uno.

Planes y proyectos

En el ámbito nacional, encontramos el Plan Estratégico Territorial de Argentina 2008 y el avance del 2016, que presenta el modelo nacional actual y deseado y, luego, específicamente, el de cada provincia, según sus características particulares. En la provincia de Jujuy se cataloga a los poblados de la Quebrada de Humahuaca como localidades con déficit de infraestructura y áreas de criticidad social. Se presentan cuatro objetivos particulares, de los cuales destaca la intención de preservar y valorar el patrimonio histórico, antropológico y cultural. Otros objetivos buscan mejorar la calidad de vida de la población, promover el desarrollo económico y facilitar la integración de la provincia con el resto del país y con el mundo (Poder Ejecutivo Nacional 2008).

Luego, el Plan Estratégico Territorial de Jujuy propone mejorar la calidad de vida de las personas y fortalecer la infraestructura de transporte. En el ámbito de la Quebrada de Humahuaca se plantea su definición como “área natural protegida” y como zona turística que está por desarrollar (Consejo de Planificación Estratégica de la provincia de Jujuy 2006).

Posteriormente, se desarrolla el Plan de Desarrollo Turístico Sustentable para la provincia de Jujuy, donde destaca un diagnóstico de los riesgos que sufre la Quebrada por la falta de planificación turística. Se plantean unas “ideas fuerza”, de las cuales se destaca la idea de sustentabilidad a partir de la participación ciudadana, el desarrollo regional y la preservación del patrimonio natural y cultural. Además, se hace hincapié en el fortalecimiento de la identidad cultural jujeña, aspecto clave para el adecuado desarrollo turístico, que muchos de los planes anteriores no tienen en cuenta. Se crean también algunos “proyectos motores”: “Portales de la Quebrada” y los programas de relevamiento de recursos arqueológicos, históricos y culturales (Secretaría de Turismo y Cultura de Jujuy 2004).

Si bien el POT como instrumento teórico hace un estudio de muchas variables, es incapaz de generar un hilo conector que tenga en cuenta todas las áreas y proponga una estrategia precisa y ordenada de intervención del territorio

Se crea también una Unidad de Gestión y con ella el Plan de Gestión para la Quebrada de Humahuaca, exigido por el Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco, cuyo objetivo es proveer los medios para establecer un balance apropiado entre la conservación y el desarrollo económico sustentable y los intereses de la comunidad local. En este plan se toma el área delimitada por la Unesco y se establecen criterios de gestión de carácter participativo. A partir de aquí surgen cuatro requerimientos básicos: el Plan de Ordenamiento Territorial, el Plan de Manejo Integral de la cuenca del Río Grande, el marco normativo con aspectos legales de protección del patrimonio y el inventario de bienes patrimoniales y paisajes culturales (Secretaría de Turismo de Jujuy 2006).

El Programa de Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente incluye una gran cantidad de información analítica de base que abarca, principalmente, aspectos socioeconómicos y ambientales. Dentro del apartado de “Ordenamiento territorial” se pone el relieve en la redefinición del ámbito de la Quebrada y sus áreas de influencia, en relación con las variaciones del suelo y las unidades del paisaje para la producción. Se propone, además, una regulación del uso del suelo, así como alternativas para mejorar la contaminación visual (Secretaría de Integración Regional del Gobierno de la Provincia de Jujuy 2006).

EL PROGRAMA DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL

Analizamos de forma más profunda el POT, por ser considerado el documento más completo de la Quebrada de Humahuaca, así como en cuanto a las propuestas planteadas. En este caso, nos centramos en la interpretación y representación del paisaje.

¿De qué hablamos cuando hablamos de paisaje?

Habiendo establecido qué es un paisaje cultural, vale la pena referirnos a la definición que el POT tiene de este mismo concepto. En uno de sus apartados, se entiende como:

[…] el resultado de la interacción dinámica de factores naturales (relieve, hidrología, flora, fauna) y humanos (actividades económicas, patrimonio histórico). El paisaje es, a la vez, una realidad física y la representación que hacemos de ella. El paisaje es un producto social, la proyección cultural de una sociedad sobre un espacio determinado desde una dimensión material, espiritual, ideológica y simbólica. (Secretaría de Integración Regional del Gobierno de la Provincia de Jujuy 2006, s. p., 635)

Si bien el POT hace referencia a las formas y estructuras heredadas —por ejemplo, los patrones urbanos, la estructura parcelaria y de la propiedad, las tipologías de asentamiento en el territorio, la distribución histórica de determinadas actividades productivas, la red de acequias o la red de caminos antiguos u otras infraestructuras de comunicación y transporte, la puesta en valor que en la teoría se hace de los atributos particulares del territorio y de la cultura que le da su identidad—, no se ve reflejada por completo en el análisis y la interpretación que se hace de la Quebrada de Humahuaca y, en consecuencia, tampoco se ve reflejada en los lineamientos de propuesta.

Metodológicamente, si bien hay estudios detallados y con muchos tecnicismos, podemos dar cuenta de la falta de interrelación entre los elementos y los aspectos estudiados. Podemos destacar la falta de cartografías interpretativas del territorio que permitan relacionar la particular geografía del lugar, su relieve e hidrografía con los aspectos de la cultura que modifican el soporte natural. Esto permitiría resaltar, por ejemplo, la forma en que las infraestructuras de comunicación han debido sortear los obstáculos naturales o la manera en que se asientan los núcleos con relación a los cursos de agua, e incluso interpretar cómo se han aprovechado al máximo los recursos para lograr una producción agrícola particular en un clima seco.

El soporte natural

Contrariamente a la definición de paisaje mencionada, en algunos apartados del POT se describe el paisaje de la Quebrada como un mero soporte natural. El plan hace una caracterización general de la provincia, donde se analizan los ecosistemas que la componen y sus cuatro regiones mencionadas en otros planes: valles, quebrada, puna y yungas (fig. 1).

Figura 1.

Regiones geográficas y geológicas de la provincia de Jujuy. Fuente: elaboración propia.

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Se reconoce la situación geográfica de la provincia de Jujuy, que limita al norte con Bolivia; mientras que en el resto lo hace con la provincia de Salta, y en el sector oeste-sudoeste, con Chile. Al tratarse de un territorio de fronteras, es necesario tener en cuenta estas conexiones y relevar y categorizar el sistema viario completo (fig. 2).

Figura 2.

Situación geográfica de la provincia de Jujuy. Fuente: elaboración propia.

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Se hizo necesario, para una mejor comprensión de estar características, elaborar unas cartografías interpretativas (fig. 3).

Figura 3.

Relieve e hidrografía de la provincia de Jujuy. Fuente: elaboración propia.

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Hacemos referencia a la geología de la región, que es muy compleja y muy rica. Su historia comenzó aproximadamente hace 600 millones de años y perdura hasta nuestros días. En la provincia de Jujuy se encuentran las provincias geológicas puna, cordillera oriental (que abarca la Quebrada de Humahuaca y valles) y el sistema subandino, que coincide con la zona de las yungas (fig. 4).

Figura 4.

Geología de la Quebrada de Humahuaca. Fuente: elaboración propia.

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El POT caracteriza a la región de la Quebrada de Humahuaca. Su altimetría varía entre los 1000 y los 3700 metros sobre el nivel del mar, que alcanza en Tres Cruces. Describe su relieve abrupto del valle longitudinal, sus fuertes elevaciones, con pendientes y depresiones estructurales originadas por fallas, denominadas quebradas (fig. 5). En el plan se hace referencia a los diferentes tipos de suelo que dan origen a tal variedad de colores y formas (Secretaría de Integración Regional del Gobierno de la Provincia de Jujuy 2006).

Figura 5.

Imagen satelital de la Quebrada de Humahuaca. Fuente: extraída de Google Earth.

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El mapa de relieve resalta los límites geográficos de la Quebrada. Se puede ver cómo el río Grande labró el profundo valle longitudinal y configuró también un sistema de valles transversales conocidos como angostos. Se observa al oeste, luego de un alto cordón montañoso, el altiplano de la Puna, con alturas de hasta 3700 metros sobre el nivel del mar.

El río Grande discurre a lo largo del valle, con marcada longitudinalidad. Si bien en el plan también se describe y se analiza el río Grande con todos sus afluentes, zonas de inundación o aluviones, es necesaria la cartografía del sistema hídrico completo, para una correcta interpretación de su funcionamiento.

Aunque en el POT se describe de forma muy exhaustiva la zona, en los apartados de toda la geografía, relieve e hidrografía no resulta sencilla su lectura, porque no encontramos la información plasmada en cartografías. En consecuencia, es difícil comprender de qué manera se dan las diferentes relaciones que constituyen un paisaje tan rico como el de la Quebrada. Al mismo tiempo, no podemos hacernos una idea de cómo la cultura que habita el territorio desde tiempos muy remotos actuó a lo largo de la historia como el principal agente modificador del paisaje.

Para una correcta lectura, sería imprescindible permitirnos poner en relación los elementos que componen un paisaje tan complejo (fig. 6). Es decir, establecer de qué manera el territorio mismo constituye un límite y una oportunidad para el accionar humanos, que de la misma manera, modifica e interviene el paisaje, confiriéndole identidad (Sabate, Pesoa y Novick 2016).

Figura 6.

Fotografía aérea de la Quebrada de Humahuaca. Fuente: tomada del diario El Tribuno, Provincia de Jujuy.

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Al elaborar las cartografías de relieve e hidrografía y paralelamente la de los poblados e infraestructura, podemos comprender a simple vista que las características naturales principales del territorio condicionan fuertemente cualquier tipo de intervención humana y, al mismo tiempo, podríamos distinguir las particularidades de cada asentamiento (figs. 7 y 8).

Figura 7.

Relieve e hidrografía de la Quebrada de Humahuaca. Fuente: elaboración propia.

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Figura 8.

Poblados e infraestructura viaria de la Quebrada de Humahuaca. Fuente: elaboración propia.

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De la misma manera, podemos ver cómo históricamente el sistema de valles fue configurando las conexiones. En este punto, el POT podría volver sobre algunos periodos históricos para dar a entender cómo los primeros asentamientos, desde la época prehispánica, se ubicaron en posiciones estratégicas con respecto a los cerros y los ríos. Para comienzos de la tercera década del siglo XXI, los poblados de la Quebrada de Humahuaca se asientan, la mayoría, en el fondo del valle principal, siempre cercanos al agua, aprovechando la leve pendiente de los márgenes del río Grande. De la misma manera se configuraron históricamente los caminos, siendo siempre la ruta principal la que acompaña el recorrido del río en dirección norte-sur, con algunos caminos de conexión transversal a través de los angostos.

En este punto, podemos entender que el soporte natural, necesariamente, debe analizarse junto con los asentamientos e intervenciones humanas, para poder descifrar con mayor claridad las relaciones que se producen entre los distintos elementos que configuran el paisaje cultural de la Quebrada de Humahuaca.

COMPONENTES DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL DEL PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL

A partir del extenso análisis, en el plan se exponen los principales componentes del ordenamiento territorial, así como las principales líneas de actuación, que se ven en la figura 9.

Figura 9.

Líneas de acción del Programa de Ordenamiento Territorial. Fuente: elaboración propia.

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El manejo del paisaje

En cuanto al manejo del paisaje, se incluyen cinco mapas de la región de la Quebrada de Humahuaca, que logran definir unidades de paisaje, considerando variables que se manifiestan a escala territorial y que resultan estables a lo largo del tiempo.

La definición de las unidades de paisaje constituye un aspecto fundamental y destacable en el POT. Se logran identificar especialmente sitios aptos para las urbanizaciones y las amenazas a los que están expuestos.

Para diferenciar unidades más complejas, se consideran los componentes o variables más independientes que se manifiestan a mayor escala dimensional y resultan más estables en el tiempo. Por ello, en el territorio de la Quebrada las geoformas y la vegetación son los componentes dominantes y los que marcan las diferencias fundamentales.

A partir de la integración de los mapas de paisaje, geomorfológicos y de vegetación, se obtienen subunidades que indican básicamente una repetición de formas distribuidas en el territorio. Para lograr una diferenciación en áreas homogéneas, estas se seleccionaron en función del carácter sintético que puedan representar y se entiende que las obtenidas son unidades ambientalmente homogéneas.

En la figura 10 se obtienen unidades según su geoforma y las amenazas naturales. En este caso las características paisajísticas de estas unidades no son exactamente iguales. El rojo significa mayor amenaza natural, y el verde, menor amenaza natural. En la figura 11 se agregan a estas categorías definidas anteriormente las rutas y los caminos, lo que permite localizar cuáles con las infraestructuras con mayor riesgo.

Figura 10.

Amenazas naturales e infraestructura. Fuente: Plan de Ordenamiento Territorial.

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Figura 11.

Amenazas naturales. Fuente: Plan de Ordenamiento Territorial.

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En la figura 12, podemos distinguir las unidades que surgen de la reinterpretación del mapa geomorfológico y su combinación con el mapa de vegetación. Se tienen en cuenta las geoformas dominantes y se distinguen así depósitos eólicos, geoformas aluviales, superficies de erosión, pedimentos antiguos, relieves degradados y relieves poligeneticos. La figura 13 es una síntesis de las unidades de paisajes según su ubicación y espacio visual, que se denominan según la localidad más representativa que abarca cada unidad.

Figura 12.

Paisaje según el espacio visual. Fuente: Plan de Ordenamiento Territorial.

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Figura 13.

Unidades de paisaje geoforma y vegetación. Fuente: Plan de Ordenamiento Territorial.

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En la figura 14 se obtiene la síntesis de unidades homogéneas de paisajes, que resulta de la combinación de las unidades de paisaje mencionadas, junto con la vegetación y la geomorfología.

Figura 14.

Síntesis de las unidades de paisaje. Fuente: Plan de Ordenamiento Territorial.

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Resulta interesante la definición de unidades de paisajes, ya que nos permite tener una idea clara de las características de cada sector, para la futura intervención en ellos. A partir de esta diferenciación, conocemos aspectos relevantes que condicionan la definición de usos y ocupación del suelo de cada unidad, así como las amenazas naturales de cada sector y el posible impacto sobre la infraestructura. Una futura definición de unidades de paisaje podría integrar la dinámica de los asentamientos, que definitivamente condiciona las características paisajísticas del lugar (fig. 15).

Figura 15.

Fotografía del poblado de Purmamarca. Autora: María Victoria Habil.

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CONSIDERACIONES FINALES

Abordamos el análisis de los planes para la Quebrada de Humahuaca elaborados tras la declaratoria del sitio como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2003, revisando los instrumentos de planificación y haciendo hincapié en el análisis del POT de la provincia de Jujuy.

En primer lugar, identificamos que todos los planes presentan múltiples propuestas destinadas a atender los problemas críticos detectados en el territorio, especialmente en cuanto a asegurar las infraestructuras de servicios y la puesta en valor de los recursos patrimoniales. Pero estos planes y proyectos no siempre recogen la mirada de los distintos actores que van construyendo el territorio, ni registran todas sus particularidades. Estas ausencias constituyen un tema pendiente a la hora de encarar proyectos que integren y promuevan un proceso colectivo.

El POT estudió exhaustivamente el área de estudio, abarcó diversos temas y perspectivas y desarrolló un profundo estudio del soporte natural, describiendo los aspectos físicos, analizando la base geográfica, generando nuevas fuentes de información y utilizando recursos existentes. En general, permite evaluar la incidencia de las condiciones ambientales y edáficas del territorio, sistematizando datos clave como base para la realización de planes futuros. Y aun cuando cuenta con un extenso análisis del manejo de las cuencas hídricas, se centra solo en aspectos de manejo de ingeniería, sin prestar atención a otros del manejo de recursos naturales.

También analiza la actividad económica que sustenta la Quebrada, pero solo llega a aspectos teóricos que no se ven reflejados en acciones concretas en el territorio. El POT menciona estrategias que, en teoría, parecen ser bastante interesantes, pero no logra hacer un acercamiento al territorio ni reflejar estas medidas en acciones concretas. No existen planos capaces de interpretar en profundidad la realidad territorial de la Quebrada, lo que dificulta generar planes concretamente enfocados en un desarrollo sustentable y mejor manejo del paisaje.

La representación cartográfica de los aspectos mencionados en el POT es de suma importancia para generar instrumentos de planificación, que sean capaces de complementar el estudio teórico, con acciones concretas que articulen los aspectos territoriales analizados.

Si bien el POT como instrumento teórico hace un estudio de muchas variables, es incapaz de generar un hilo conector que tenga en cuenta todas las áreas y proponga una estrategia precisa y ordenada de intervención del territorio, aplicando una mirada interdisciplinar, pero a su vez consciente de las necesidades que el lugar requiere.

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