INTRODUCCIÓN: DE DOCE A TRES
Esta sección parte de la búsqueda de ejemplos concretos que, al igual que el objetivo del seminario, bordeen límites disciplinares y propongan un diálogo abierto y vigente entre escalas, ámbitos y actores, dando cuenta de los retos y de las reflexiones que reclama la ciudad contemporánea. De esta manera, para llegar a una selección de proyectos construidos, consistente con la agenda del seminario, se agruparon en tres los doce temas de las líneas temáticas. El ejercicio de selección consistió en indagar sobre si existían o no proyectos urbanos, arquitectónicos, de la arquitectura del paisaje o, incluso, de la geografía, de la sociología urbana o del ordenamiento territorial que tuvieran lógicas relacionales destacadas o que plantearan una integración visible entre los ahora resumidos tres grandes temas: la ciudad, el territorio y el paisaje (fig. 1).
Figura 1.
Agrupación por temas de las doce líneas temáticas del XIII Seminario Internacional de Investigación en Urbanismo

Así, con estos tres bloques temáticos, se eligieron tres proyectos que plantearan intersecciones entre los temas, ubicados en diferentes latitudes, al margen de las ciudades anfitrionas: uno en México, uno en Cabo Verde y otro en Colombia. Desde esta perspectiva, estas son las tres intersecciones propuestas para el ejercicio de búsqueda de los proyectos: 1) ciudad y paisaje, 2) paisaje y territorio y 3) territorio y ciudad, para continuar con la conversación sobre la investigación en urbanismo, también, desde las relaciones entre sus prácticas.
INTERSECCIÓN 1: CIUDAD Y PAISAJE. LA INFRAESTRUCTURA COMO PAISAJE Y MEJORAMIENTO EN LA PERIFERIA
Luego de pocos meses de la declaración de la emergencia sanitaria, a finales de 2020, la revista Architectural Review anunció los dieciséis proyectos preseleccionados para el premio de Arquitectura Emergente del año, entre los cuales estuvo el proyecto del Represo Colosio en Nogales, junto con otros proyectos de prácticas innovadoras, en un año de gran incertidumbre. Esta misma publicación destacó también, en el marco de los conocidos discursos antiinmigración de la administración de Donald Trump de su momento, que quizás los efectos menos conocidos de las infraestructuras fronterizas sean los ecológicos (Mollard 2020). Por ello, este proyecto es representativo del criterio de la intersección 1: ciudad y paisaje, al ser en una ciudad latinoamericana contemporánea en transformación, que integra diferentes dimensiones: temas de infraestructura, agua, paisaje, espacio público y usos colectivos, en contextos deficitarios como este sector periférico al norte de México.
Nogales es una ciudad de 265.000 habitantes en el estado de Sonora, que limita al norte con su homónima: Nogales, Arizona, en Estados Unidos.1 En 2020, la oficina mexicana Taller Capital, de arquitectura, diseño urbano y paisaje, realizó, junto con la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y como encargo para la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), un proyecto de restauración de un cuerpo de agua y espacio público en una zona de asentamientos informales.
De acuerdo con el análisis del lugar, se presentaba un fenómeno de doble amenaza, tanto para la represa construida en los años sesenta, aparentemente amenazada por la expansión urbana de los asentamientos circundantes, como para las personas, en riesgo por los desbordamientos. La zona se inundaba por la capacidad reducida de almacenamiento de la represa, lo cual no solo representaba una condición de riesgo para el abastecimiento hídrico, sino también para la movilidad y seguridad de los cerca de 32.000 habitantes afectados por la proximidad al cuerpo de agua. Con base en estas condiciones, se establecen una serie de estrategias concretas que constituyen una sola intervención integral: contener el agua y diseñar el espacio circundante previendo diferentes usos en tiempo seco o de lluvias, la integración de circuitos de movilidad peatonal mediante puentes y senderos seguros y la provisión de un espacio colectivo cubierto, versátil para la utilización de los diferentes grupos etarios del barrio. Los materiales para la intervención fueron sencillos, de bajo costo, disponibles en el lugar: gaviones con piedras del lugar, pisos igualmente de piedra, cubierta en teja y bloques de cemento, al igual que jardines de cactáceas, característicos de la zona.2
Este proyecto supone una intersección valiosa de ciudad y paisaje, incluso desde la pertinencia del encargo. Por un lado, por la búsqueda de la equidad y mejoramiento de las condiciones urbanas en asentamientos precarios de las periferias de ciudades en desarrollo; por otro, por lo acertado de la búsqueda de mecanismos posiblemente más armónicos para relacionarnos con los cuerpos de agua, en tiempos en los cuales el aumento del nivel del mar y las medidas de adaptación al cambio climático no solamente aplicarían en áreas de reserva o rurales, sino que son igualmente urgentes en zonas urbanas deficitarias. La relación entre ciudad y paisaje reclama aproximaciones sensibles, pero también integraciones técnicamente robustas, de manera que las infraestructuras de servicios públicos esenciales contribuyan a que los territorios en transición puedan dialogar con la naturaleza, más allá de la visión del agua como recurso natural para la ciudad, y más con la ciudad, y cercana sus ciudadanos. La ciudad es capaz de dialogar con el paisaje y el paisaje, inevitablemente, es parte del territorio, lo cual lleva a la siguiente intersección.
INTERSECCIÓN 2: PAISAJE Y TERRITORIO. CAMINAR CON EL AGUA Y EL PATRIMONIO EXTERIOR
Un “paisaje anfibio de alta biodiversidad”, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996, hacen de Mompox, Bolívar, al norte de Colombia, un lugar con la complejidad necesaria para que sea urgente la integración de lo ambiental, lo patrimonial, lo social y lo cultural. Este proyecto de la oficina colombiana OPUS (antes sigla para la Oficina de Proyectos Urbanos), dedicada al paisaje, la arquitectura y el territorio, supone la segunda intersección de interés para este artículo: el paisaje y el territorio. El proyecto, desarrollado entre 2009 y 2015, obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura en 2016, en la categoría de paisaje y urbanismo de la Bienal Colombiana de Arquitectura.
En Mompox viven cerca de 45.000 personas, menos del tres por ciento de los casi dos millones que viven en el departamento de Bolívar, con la gran mayoría en la capital del departamento, Cartagena (DANE 2018). Con casi tres kilómetros de recuperación del frente fluvial al río Magdalena y 180.000 m² construidos de espacio público que incluyen tres plazas y el paseo lineal del costado occidental del río, el proyecto se articuló con el Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) del Centro Histórico de Mompox, formulado en 2007. Igualmente, contó con los mecanismos de participación ciudadana pertinentes para buscar un mayor involucramiento de la comunidad en la construcción del proyecto. Como resultado de lo anterior, por ejemplo, se lograron incorporar principios de los oficios momposinos, como la filigrana al diseño y ejecución del mobiliario en el espacio público. Lo anterior indicaría la relevancia que tiene para los proyectos de paisaje y espacio público la integración con la ciudadanía y con los instrumentos de ordenamiento territorial. Esto resulta igualmente esencial para proyectos en contextos patrimoniales, en los cuales no solamente se trata de propender hacia la preservación de lo construido, sino que, más allá de los bienes de interés cultural, se busca una perspectiva integral de los patrimonios, incluyendo en lo posible lo inmaterial, manifestado en las formas de vida locales.
En términos espaciales, el proyecto logra trasladar al espacio público algunos de los elementos propios de la arquitectura patrimonial del lugar, al procurar asignar un carácter a las tres plazas: la primera, la Plaza de Santa Bárbara, busca ser la plaza abierta al río; la segunda, la Plaza de San Francisco, busca ser el atrio del templo, y, la tercera, la Plaza de la Concepción, busca llegar y salir a través de un patio. Por su parte, el Paseo de la Albarrada se constituye como un balcón sobre el río, y es la pieza longitudinal que integra las piezas de espacio público, la actividad de caminar junto al agua y la relación con el río Magdalena, en su momento el corredor comercial más importante del país. Así, la plaza, el atrio, el patio y el balcón se reinterpretan y se plantean como una especie de repertorio de elementos del patrimonio construido interior convertidos al exterior. Se consolida así un conjunto de estrategias en la intersección de la arquitectura, el paisaje y la infraestructura para la urbanidad caribeña, en un territorio patrimonial y anfibio.
El agua, la ciudad antigua y su entorno dialogan en este proyecto que respetuosamente busca mejorar el espacio vacío de una ciudad existente, al ser una intervención que potencia el carácter del lugar. Es lo que Milton Santos (2000) llamaría un espacio geográfico constituido a partir de fijos y flujos, en el cual tienen tanta importancia tanto lo físico como lo social. Quizás en este ejemplo se logre lo que suele ser difícil en proyectos de esta escala y es buscar el beneficio tanto para las personas como para el medio ambiente natural: dar cabida a las dos cosas mediante una estrategia integral armónica. En síntesis, estas son las razones por las cuales esta intervención urbana es una buena muestra de la segunda intersección: paisaje y territorio. Ahora, indagamos sobre la última superposición y es la de territorio y ciudad, en la cual es impensable un proyecto urbano sin contar con lo más importante: sus ciudadanos, en especial cuando han sido ellos quienes la han trabajado desde sus orígenes.
INTERSECCIÓN 3: TERRITORIO Y CIUDAD. REHABILITAR PARA LA CONVERSACIÓN Y LA CONSTRUCCIÓN CONJUNTA
En la ciudad de Mindelo, en las islas de Cabo Verde, en África, se encuentra el sector del Alto de Bomba. Este proyecto de rehabilitación urbana de la oficina de Nuno Flores, Outros Bairros, se gestiona conjuntamente con la comunidad en un contexto de asentamientos de origen informal de este país insular. Se completa una fase entre 2020 y 2021, tiene un área de 6.965 m², y espera ser el inicio de una serie de intervenciones similares en barrios vecinos. Cabo Verde es un país de 525.000 habitantes, en la isla de San Vicente viven 81.000 y en Mindelo residen 75.000, casi el doble que en Mompox pero casi una tercera parte que en Nogales (INE 2015).
De acuerdo con el texto suministrado por la oficina de Outros Bairros (2021), el proyecto requirió una inmersión diaria en el barrio, para conocer a fondo la vida cotidiana de sus residentes. Para ello, con el apoyo de dos grupos de diez estudiantes practicantes de dos universidades, se pudo realizar este proceso de observación en campo. Con estos insumos, se estableció una estrategia o plan de intervención que pudiera atender temas tanto físico-espaciales como sociales. En palabras de sus autores, no solo se trató de incorporar la voz de los residentes, sino el silencio del lugar. Igualmente, se garantizó que por lo menos la mitad del personal de obra fueran habitantes del barrio del proyecto.
Instalar la oficina en una casa existente en el sitio de intervención fue un hecho clave para detonar la participación permanente de la comunidad en el proyecto. De esta manera, los autores dicen que las reuniones para la concertación del proyecto fueron acompañadas de hiphop, agroecología, arquitectura y otras manifestaciones que dieron pie para el encuentro cercano y constante entre los ciudadanos y el equipo de diseño del proyecto. Justamente, con esto se buscaba fortalecer el tejido social y honrar la resistencia de quienes han construido el barrio de manera autogestionada, haciendo parte de la vida de barrio desde el inicio de la intervención, quizás como lo haría cualquier nuevo vecino del sector.
una represa-equipamiento, unas plazas-malecón y unas calles lúdicas, pensadas para permanecer, son tres ejemplos, lejos de las capitales y de las categorías usuales, que tal vez pueden aportar visiones híbridas e integradoras, necesarias para nuestros territorios en transformación
Se identificaron con la comunidad dos lugares de encuentro para rescatar y readecuar: la plaza para juegos de mesa, principalmente utilizado por los mayores, y la cancha de baloncesto, sobre todo para la actividad física de los más jóvenes. Por su parte, para tejer estos espacios, se llevaron a cabo obras de contención de taludes, sistemas de drenajes de acueducto y alcantarillado, pavimentación de vías, al igual que construcción de muros y escaleras de piedra para conectar sitios antes inaccesibles. De acuerdo con el testimonio de los autores, durante este proceso constructivo, diez mujeres se involucraron espontáneamente a la obra y al aprender pudieron contribuir a finalizar la totalidad del tramo. De esta manera, el objetivo inicial de contar con la mitad del personal de obra residente en el sector, superó las expectativas y se alcanzó llegar a un ochenta por ciento de participación de los residentes del barrio en el proyecto (Outros Bairros 2021).
Quizás una de las fortalezas metodológicas de este proyecto sea, además del reconocimiento de las oportunidades de mejoramiento de un sector deficitario, la posibilidad de trabajar más allá de las carencias físico-espaciales, tomando como punto de partida lo robusto de sus relaciones sociales y establecer un diálogo horizontal, de la arquitectura no solo como resultado, sino también como proceso, como inmersión, como una residencia de largo plazo para la construcción conjunta.
REFLEXIONES FINALES: EL DIÁLOGO ABIERTO, DE LA INTERSECCIÓN A LA INTERACCIÓN
El Seminario Internacional de Investigación en Urbanismo (SIIU) es un espacio pensado para la reflexión compartida de investigaciones de las líneas temáticas planteadas. En esa medida, quizás sea posible que para los proyectos de diseño urbano, de arquitectura del paisaje, de ordenamiento territorial y demás ramas afines también haya espacios de reflexión conjunta sobre los procedimientos de la práctica alrededor del urbanismo, complementarios a los espacios usuales, para socializar proyectos como los concursos y las bienales, que fragmentan las prácticas por las categorías usuales, consistentes con la hiperespecialización de la profesión y los campos distantes que pueden surgir, aun dentro de un interés común por las ciudades.
La idea de una reflexión compartida en el Represo Colosio en Nogales (México) es evidente desde la gestión del proyecto: una colaboración ente el sector público nacional (Sedatu), la academia (UNAM) y la oficina de Taller Capital; igualmente, el proyecto integra estrategias pertinentes de diferentes campos y logra una intervención eficiente en un sector de origen informal. Por su parte, en Mompox (Colombia), la idea del intercambio se da desde los lineamientos de los instrumentos de ordenamiento y la integración del patrimonio urbano-arquitectónico al paisaje, la vivencia del espacio público y los aportes de sus habitantes. Por último, en Mindelo (Cabo Verde) se evidencia una aproximación radical desde su concepción, en la cual el diálogo cercano entre escalas y actores se establece como mandato, no solo para los diseños en su fase inicial, sino para la ejecución de las obras y como proceso conjunto permanente. Diseñar, construir y gestionar proyectos para las ciudades y territorios en transformación es un oficio complejo que supone la necesidad de compartir perspectivas, similar a lo que ocurre para la investigación en espacios de encuentro como el SIIU.
El seminario buscó el intercambio entre investigaciones que plantearan nuevas perspectivas de análisis de la ciudad y el territorio. En esa medida, puede ser igualmente provechoso buscar espacios de encuentro entre ámbitos divergentes que detonen el sano debate que con urgencia necesitamos aquellos quienes nos interesamos en las ciudades, el paisaje y el territorio. Quizás sea posible pensar en una búsqueda de aproximaciones de intersección que resulten de alguna manera en una mayor interacción entre escalas, ámbitos y actores. El objetivo general del SIIU fue el estudio de temáticas diversas dentro del campo del urbanismo, y como propone Renee Chow (2015), en Changing Chinese Cities, se puede considerar una transición del campo del urbanismo a un urbanismo de campos,3 en el cual las lógicas relacionales primen sobre las objetuales y puedan haber, cada vez más, intersecciones que resulten en interacciones concretas entre disciplinas, lugares y personas. De esta manera, una represa-equipamiento, unas plazas-malecón y unas calles lúdicas, pensadas para permanecer, son tres ejemplos, lejos de las capitales y de las categorías usuales, que tal vez pueden aportar visiones híbridas e integradoras, necesarias para nuestros territorios en transformación.