Cómo citar: Sánchez Bernal, Mónica y Carolina Blanco. "La inaplazable incorporación del enfoque de género en la enseñanza de la arquitectura del siglo XXI". Dearq no. 41 (2025): 104-114. DOI: https://doi.org/10.18389/dearq41.2025.03

La inaplazable incorporación del enfoque de género en la enseñanza de la arquitectura del siglo XXI

Mónica Sánchez Bernal

m.sanchez20@uniandes.edu.co

Universidad de los Andes, Colombia

Carolina Blanco

ac.blanco@uniandes.edu.co

Universidad de los Andes, Colombia

Recibido: 1 de diciembre de 2023 | Aceptado: 14 de junio de 2024

La docencia, como herramienta para construir sociedad a través de la formación de sus estudiantes, incorpora miradas distintas en todo campo disciplinar, devela la época en la que se sitúa o las transformaciones que persigue. Este artículo comparte la experiencia y reflexiones del curso "Arquitectura con enfoque de género y diferencial", pionero en el diseño urbano-arquitectónico del pregrado de la Universidad de los Andes tras su implementación en 2022 y 2023. Apela a la convicción de que su práctica e investigación mejoran la calidad de vida de las mujeres y personas diversas con resultados físico-espaciales incluyentes, habitables, empáticos y seguros.

Palabras clave: perspectiva de género en la arquitectura, espacio público incluyente, urbanismo feminista, enfoque de género y diferencial, indicadores urbanos de género, docencia incluyente, manzanas del cuidado.


introducción

Existe una realidad tácita en toda arquitectura diseñada con enfoque de género y diferencial que se evidencia, entre otras, a partir de la piel de las edificaciones, las aperturas en fachada siempre generosas y actividades complementarias en primer piso, la preocupación genuina por cada detalle diseñado en el espacio público circundante, los materiales elegidos, el acceso universal, el manejo de los elementos naturales, su propuesta de iluminación dentro y fuera del proyecto, así como la erradicación de muros ciegos, puentes con visuales limitadas o callejones cerrados que suelen convertirse en escondites o basureros.

Para quienes se acercan a la arquitectura con enfoque de género y diferencial como línea de investigación, es común atestiguar que estos enfoques aplicados al campo de la enseñanza de la arquitectura suelen ser vistos con distancia o son rechazados, coartados e incomprendidos en la práctica profesional, en especial por personas que desconocen su contexto. Cien años atrás, Teodoro de Anasagasti (1923) identifica en su texto Enseñanza de la Arquitectura: Cultura moderna técnico artística la ausencia o reducida participación de mujeres estudiantes y graduadas en España, situación que inevitablemente reducía la posibilidad de nutrir las discusiones sobre otras realidades en el aula y en la profesión.

Leonie Milliner (2000) critica al comienzo de este siglo, tras revisar estadísticas de la RIBA, el control y códigos en la educación de perfiles profesionales que deslegitiman de manera simbólica la presencia de mujeres, personas diversas y de sus preocupaciones.

Cuestionamientos sobre su pertinencia en el nivel del pregrado que evidencian la resistencia para su implementación y permanencia en la discusión cotidiana de la enseñanza de la arquitectura. En línea con estas inquietudes pedagógicas y tras dictar la Unidad de Profundización en Arquitectura con enfoque de género y diferencial dictada entre 2022 y 2023 en la Universidad de los Andes, Bogotá-Colombia, las profesoras a cargo presentamos un panorama de esta experiencia con el registro de sus resultados, algunas reflexiones en el sentido social de la arquitectura y la invitación a que este tipo de cursos, más que novedosos o exóticos, se normalicen como cursos estructurantes de la formación básica del pregrado en arquitectura de las facultades alrededor del mundo.

ampliar la mirada

Rehumanizar la arquitectura comienza por comprender las necesidades espaciales específicas de quienes —las mujeres, por ejemplo—, no encajan en un molde neutral del habitante tipo, que, si bien es útil a la estandarización, deja por fuera la diversidad de los cuerpos y el uso flexible del espacio.

¿Qué busca y qué se logra con una unidad de profundización como ésta? ¿De qué debería depender su permanencia? ¿En qué cambia la arquitectura cuando se piensa desde un enfoque de género y diferencial? ¿Qué gana el estudiantado al explorar la arquitectura con estos enfoques aplicados? ¿Qué aporta la academia al debate de su incorporación en la arquitectura? Estas preguntas se formulan desde la docencia y la investigación como línea teórico-práctica para obtener resultados físico-espaciales incluyentes, habitables, empáticos y seguros, arraigados en la dimensión social y humana.

metodología

Derivada de la convocatoria interna para propuestas de nuevos cursos, desarrollamos la Unidad de Profundización "Arquitectura con enfoque de género y diferencial" compuesta por dos asignaturas a ser cursadas simultáneamente con componentes teóricos y prácticos vinculados.

Este artículo resume la experiencia de cuatro cohortes, dictadas en ciclos de ocho semanas y ocho horas de clases presenciales semanales (seis en el curso de Proyecto y dos en el curso de Herramientas), cuyos programas consolidamos mediante ejercicios sistemáticos propuestos: en el curso de Herramientas, encuentros transdisciplinarios con personas expertas, análisis de lecturas normativas nacionales y declaraciones internacionales, así como la construcción de un manifiesto colectivo por cohorte. En el curso de Proyecto, la aproximación espacial se trabajó desde el cuerpo, los recorridos exploratorios, el análisis de referentes y el diseño arquitectónico en el marco de la figura urbana de la Manzana del cuidado "ideal" del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la Alcaldía Mayor de Bogotá (2021).

Como se explica al inicio del curso, lejos de buscar "convertir" en feministas a sus estudiantes, la meta de la unidad es la formación de profesionales conscientes de la responsabilidad de incorporar los enfoques de género y diferencial en la arquitectura y experimentar su impacto positivo en el ejercicio proyectual arquitectónico y la vida de sus habitantes.

A lo largo del cuatrimestre generamos conversaciones para identificar lo que les motivó a tomar la unidad. Para ello contamos con instrumentos de consulta en tiempo real que arrojan datos anónimos y complementarios a la encuesta semestral del Centro de Evaluación de cursos de la universidad. En esa medida, agregamos algunos indicadores después del primer semestre u año, por lo cual se comparan o miden mientras tengan datos y estén desagregados por sexo desde su captura.

Con formularios físicos y digitales diligenciados durante los ejercicios del curso consolidamos una información basada en variables e indicadores urbanos de género relacionados con el cuerpo, el uso del tiempo y del espacio. Tras su sistematización, como lo muestra la síntesis estadística gráfica (tabla 1), se pueden leer tendencias o cambios entre las cohortes como la edad, la estatura o el lugar de procedencia (inicialmente de Bogotá y luego con mayor participación de otras ciudades colombianas y extranjeras). La mirada interseccional podría tratarse por estudiante, como se percibe acá en la persona no binaria, también en la diversidad del grupo. Indicadores que ayudaron a dimensionar que las condiciones, culturas, identidades de género e incluso la corporalidad marcan diferencias, no solo entre los sexos, sino también entre pares, por ejemplo, en cómo caminamos o nos movemos.

Tabla 1

Tabla 1_ Síntesis estadística. Gráfica del curso 2022-2023. Fuente: elaboración propia.

resultados

El microuniverso de la unidad en datos

Como queda sintetizado en la tabla 1, en total cursaron la unidad 88 estudiantes, con un promedio de 22 por cohorte y solo una repitente. La composición por sexo demuestra interés por el tema tanto de mujeres como de hombres, con más estudiantes mujeres en la primera cohorte (85%) y mayor participación masculina (40%) en la tercera. En intercambio, tuvimos seis mujeres provenientes de universidades de Francia, Alemania, España y México, a quienes se sumaron dos suecos y un español. En una cohorte se identificó una persona como no binaria. Desde cuando preguntamos sobre la orientación sexual en la tercera cohorte (2023), se autodeclararon seis lesbianas y cuatro gais (el 24,4% de 41 estudiantes). Entre las diversidades que les constituyen, también contamos con un indígena y dos afrodescendientes, una autorreconocida como tal, además víctima del conflicto armado, y el otro omitió su pertenencia étnica.

A partir del segundo semestre de 2022 consultamos por la actividad de cuidados; en primera instancia, de 63 estudiantes (68,3% mujeres) nadie se consideró persona cuidadora. Sin embargo, al preguntar específicamente a quién cuidaban, las mujeres manifestaron cuidar más de familiares adultos/as mayores, menores de edad o de otra persona. Un estudiante manifestó cuidar de su hermano con discapacidad cognitiva. Fue parejo el cuidado de personas con enfermedades crónicas, con dos casos en total. El 84% dijo autocuidarse, con un número más alto entre los hombres (95%) que entre ellas (79%). El cuidado de sus mascotas es significativo: el 39% para los hombres y el 43,8% para las mujeres.

De estos dos años sobresale que el 21,6% tiene deficiencias visuales, con prevalencia para ellas. Solo una estudiante mencionó tener una condición limitante en términos de movilidad. El 78,3% de los hombres utilizó el vehículo particular, ellas el 50%. En cuanto al transporte público masivo, el 64% de las mujeres lo utilizaron versus el 60,9% de ellos. También el uso del carpooling, el taxi y las aplicaciones, la tendencia fue superior en ellas con el 34,4% versus el 26,1%, buscando seguridad en personas identificables. En la primera cohorte destaca el uso de la bicicleta por parte de las mujeres que duplican a los hombres, y de una motera, medios sin embargo de bajo uso en general, 6,8% del total y en particular entre las mujeres (4,7%). En el caso de la persona no binaria, realiza sus desplazamientos a pie, automóvil y taxi, para distanciarse del contacto físico directo y del acoso.

Entendiendo la contextura como otro factor diferencial y reflejo vivencial, en cuanto a la estatura, el 16% encaja en las medidas del Modulor corbuseriano de 1,82 m (1,80-1,85): solo hombres y la persona no binaria. Para las mujeres de menos de 1,66 m (el 41% y la estatura más baja entre ellos) fue un descubrimiento comprender que estar lejos del estándar ergonómico proyectual moderno les genera desafíos en su cotidianidad, por ejemplo, para bajar elementos de armarios o sostenerse de barras superiores en el bus. La estatura promedio de las mujeres fue de 1,64 m (con rango 1,50-1,73 m) y de los hombres 1,78 m (con rango 1,66-1,85 m).

En 2023, el 78% abordó por primera vez estos enfoques, mientras que seis mujeres y tres hombres tenían conocimiento previo. Entonces ¿qué motiva a un o una estudiante a inscribir asignaturas de este tipo? En el caso de esta unidad de profundización expresaron los siguientes motivos: interés, novedad, curiosidad por explorar, ampliar conocimientos, saber cómo aplicarlo, relevancia actual, por las profesoras o por recomendación. Solo dos estudiantes de 88 la inscribieron por horario y cupo.

Con este tipo de información, debatida en clase y capturada mediante códigos QR interactivos anónimos, se visualizaron las proporciones en las respuestas e introdujimos a cada cohorte en un proceso de autorreconocimiento y relación comparativa que buscaba enfatizar la experiencia espacial diferencial de cada cuerpo en la ciudad.

La interlocución: primer paso para la escucha

El curso contó con un panel de lujo que incluyó a expertas como las arquitectas Ana Falú e Inés Sánchez de Madariaga; la primera arquitecta colombiana con discapacidad auditiva, Jennifer Cañaveral Guzmán; la doctora en planificación urbana y regional, Paola Jirón Martínez; la abogada Isabel Agatón Santander; la psicóloga social Florence Thomas y del Col•lectiu Punt 6 a la socióloga urbana Blanca Valdivia Gutiérrez.

Igualmente invitamos a Julio Abel Sánchez, arquitecto; Luis Miguel Fajardo Gallo (2023) presentó su trabajo de grado en arquitectura "El psicoide, un espacio entre la sombra, un vestido y el cuerpo de una travesti", quien cursó esta unidad de profundización; del Consejo Consultivo de Mujeres de Bogotá (CCM), a la consejera por el Derecho al hábitat y vivienda digna, Margarita Caicedo Díaz; y de entidades públicas a Patrick Morales, director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) y de la Secretaría Distrital de la Mujer (SDMujer 2023) a sus referentes del Sistema Distrital de Cuidado de Bogotá (SIDICU) y de la Casa de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres (Casa CIOM) local. Para un total, durante dos años, de 23 encuentros y 43 horas de intercambio de conocimientos específicos sobre el tema con quienes han estado en territorio, en la redacción de guías y políticas públicas, en la defensa de las mujeres, sus derechos y entornos.

Figuras 1 y 2

Figuras 1 y 2_ Encuentro con Ana Falú y con Inés Sánchez de Madariaga. Fuente: archivo de las autoras.

Figuras 3 y 4

Figuras 3 y 4_ Encuentro con Jennifer Cañaveral y con el SIDICU. Fuente: archivo de las autoras.

Figuras 5 y 6

Figuras 5 y 6_ Encuentro con Margarita Caicedo y con Florence Thomas y Julio Abel Sánchez. Fuente: archivo de las autoras.

Observar, tocar, escuchar y oler la ciudad desde el cuerpo situado

Es indiscutible que las feministas, con el propósito de resolver las problemáticas urbanas que afectan diferencialmente a las mujeres, han definido metodologías de observación y participación ciudadana (véanse Anne Michaud 2002; Liliana Rainero 2005; Col•lectiu Punt 6 2019, 2021; Equal Saree 2015; Proyekta Urbes 2023) para mejorar las condiciones de sus entornos habitacionales, laborales, culturales y recreacionales. También han señalado, como afirma Chinchilla (2020) en su trabajo con la infancia, que es el contexto el que convierte a los ciudadanos en débiles o fuertes de forma desigual, al convertir características en rasgos de vulnerabilidad.

Adaptados a los intereses del curso, realizamos los recorridos exploratorios para entrar en contacto directo con la ciudad a través de la calle, para afinar ojos, tacto, oídos, nariz y corazón. La salida de campo dirigida con gafas violeta es fundamental para acercarse a las problemáticas urbanas. Medir el ancho de los andenes y su altura, calcular las pendientes de rampas y su rasante, registrar los elementos del mobiliario urbano, identificar la presencia o ausencia de vegetación y su distancia, presenciar caídas y el acoso callejero, georreferenciar puntos críticos o elementos faltantes, cambian la manera de aproximarse al diseño del espacio público para que sea incluyente.

Figura 7

Figura 7_ Midiendo pendientes en la ciudad. Fuente: archivo de las autoras.

Entre el día agitado y las velocidades al andar

Comprender los usos del tiempo con relación al espacio-cuerpo, propuesto también por las feministas, es indispensable para la toma de decisiones tanto arquitectónicas como urbanas, además de las económicas.

El primer año, cada estudiante cartografió en detalle sus actividades para comparar las variables de un día agitado entre semana y uno en fin de semana, con el registro del tiempo dedicado a cada actividad, como estudio, alimentación, arreglo, recreación, desplazamiento, sueño, etc. Vieron de frente las horas perdidas en el tráfico y el poco tiempo de sueño reparador.

El segundo año, al ampliar el ejercicio de esfuerzo físico, midieron el comportamiento de sus propios cuerpos y el de sus pares, registraron cambios en su oxigenación, presión arterial, frecuencia cardiaca, índice de masa corporal (IMC) y tiempos de desplazamiento en tres circuitos definidos al interior del campus que simulan las condiciones topográficas de la ciudad (plano, inclinado y escaleras). Así como pasa con la estatura, tampoco existe una velocidad al andar única, como lo muestra el abanico poblacional del estudio realizado en Barcelona en cruces peatonales (Menéndez 2002). La vejez, una discapacidad, una enfermedad temporal o crónica e incluso la consciencia situacional, o el calzado, varían los signos vitales, percepción y rendimiento en los desplazamientos.

Figura 8

Figura 8_ Circuito escaleras. Fuente: archivo de las autoras.

Figura 9

Figura 9_ En sus tacones. Fuente: elaboración propia.

Tabla 2

Tabla 2_ Rangos de velocidades al andar registradas (2023). Fuente: elaboración propia.

Subrayamos que el grupo etario se enmarcaba entre 19 y 29 años; no fueron obstáculo vehículos ni semáforos; se realizó el ejercicio en exteriores cuando el clima fue soleado y bajo cubierta el día lluvioso, a una altura sobre el nivel del mar de 2650 a 2670 metros.

"la manzana del cuidado ideal": de equipamientos dispersos al eje de renovación urbana

Bogotá instauró en 2021 las manzanas del cuidado (SDMujer) en la normativa urbana a través del POT, en un ejercicio práctico intersectorial, como apuesta por construir sobre lo construido al interconectar equipamientos de índole social existentes o nuevos con la vivienda y el transporte público en proximidad. Pretende reconocer, reducir y redistribuir las actividades asociadas con los cuidados todavía llevadas a cabo en su mayoría por mujeres. Son ellas el 93% de la población exclusivamente cuidadora, con un promedio del 35% más de horas a la semana en labores domésticas y de cuidados no remunerados que los hombres (OMEG 2022, 5). Entendidas estas actividades en un escenario del campo laboral arquitectónico y urbanístico inmediato decidimos tomar como área de estudio la Manzana del Cuidado No. 24 de Fenicia (MZC 24 2021) donde desarrollaron sus proyectos arquitectónicos por duplas.

En 2022, escogieron el lote de intervención para el diseño del equipamiento, parque barrial o proyecto habitacional asignado. Fueron constantes proyectuales: la vivienda colectiva, la Casa Refugio, el mercado y la sede de la Casa CIOM con un espacio autónomo para el CCM. A los que se sumaron el geriátrico para lesbianas, el biciparqueadero, los centros Felicidad (CEFE), de capacitación, atención emocional, cuidado infantil, cuidados paliativos y para personas con discapacidad (visual y cognitiva).

Para 2023, concentramos los proyectos en una franja de renovación urbana. También consideramos pertinente que todos los proyectos desarrollaran en primeros pisos los equipamientos, salas de lactancia y baños públicos, en pisos superiores vivienda y parqueaderos en sótanos. En total, 47 proyectos arquitectónicos exploraron la incorporación del enfoque de género y diferencial.

Figura 10

Figura 10_ Maqueta colectiva con propuesta semestral 2022-10, 2023-20, 2023-10 y 2023-20. Fuente: archivo de las autoras.

La noche como reto-problema del diseño arquitectónico

Una constante mundial respecto a la inseguridad urbana para las mujeres es que en las noches el problema se intensifica (Marion Roberts 2013; Mónica Sánchez Bernal 2012). Por esta razón uno de los ejercicios clave es diseñar cada proyecto pensando en lo que ofrece hacia el espacio público de día y de noche, todo un reto tanto proyectual como de expresión gráfica y tecnológica.

Más allá de lo estético, se requiere que sea funcional en cuanto promueva: (1) la presencia de "ojos sobre la ciudad" (discusión planteada por Jane Jacobs desde 1961); (2) una adecuada iluminación y actividad en primeros pisos que cualifiquen el espacio público; y (3) programáticamente, usos y actividades 24/7 —con restricción de negocios de alto impacto— para garantizar el descanso reparador de quienes habitan en viviendas adyacentes, combatir la inseguridad, evitar la cosificación del cuerpo de las mujeres, así como proteger su salud mental y física.

Figura 11
Figura 12

Figuras 11 y 12_ Renders nocturnos, estudiantes Sabrina Zielcke y Manuela Vargas.

Figura 13

Figura 13_ Análisis de luz nocturna, estudiantes Sabrina Zielcke y Manuela Vargas.

impresiones de estudiantes en dos años de experiencia con la unidad, versión 1.0

El retorno anónimo de la evaluación de materias y docentes, recibido mediante la encuesta universitaria, muestra que a este grupo de estudiantes le resultó interesante: la singularidad del curso en cuanto a que "es el único que se centra en enseñar el enfoque de género en la arquitectura" y su valor para la sociedad actual; la viabilidad de espacializar en el diseño urbano-arquitectónico lo discutido y problematizado teóricamente; una estudiante afirmó que fue "una materia mágica" para entender otras formas de ver la arquitectura. Asimismo, la unidad les hizo replantearse lo aprendido antes y saber que es posible hacer aportes a la facultad a través de un manifiesto colectivo.

Coincidieron en que la articulación de ambas materias consolida la unidad de profundización, que la serie de ejercicios teóricos y prácticos sumaron conocimientos para el desarrollo del proyecto arquitectónico, así como los trabajos presentados por las demás duplas para el aprendizaje conjunto, percibido como que "entre todos se realizó una educación colectiva". Acerca de la dinámica de clase, mencionaron que "el curso va más allá del aula" y que aborda problemáticas reales existentes. Sugirieron que la unidad pase de 8 a 16 semanas (es decir, que ocupe un semestre), que pueda tomarse desde los primeros semestres de la carrera, considerar su obligatoriedad, tener mayor frecuencia y relevancia en el pénsum.

Respecto a las personas invitadas, escribieron: "Fueron un deleite, tener a tanta gente importante fue muy bueno para enriquecer nuestro conocimiento y nuestro deseo por aprender más". A través de las charlas, exposiciones y demás actividades, comprendieron y fortalecieron mensajes, contenidos y el entendimiento de la relación mujer y arquitectura "como un componente que debe ser prioritario al momento de diseñar, distribuir o plantear un entorno urbano seguro y adecuado para todos y todas".

Expresaron desde su corporalidad e identidad de género que la unidad "enseña a ver y pensar la ciudad y los proyectos teniendo en cuenta a la mujer, su experiencia y seguridad como centro". Uno de ellos admitió entrar a clase con pocas expectativas: "Pensé que iba a ser muy extremista", sin embargo, encontró un ambiente de respeto hacia todas y todos, y pudo concluir que se sintió "muy cómodo como hombre en esta clase" y que tener estos conceptos en su cabeza le ayudará para su carrera como arquitecto. Una, haciendo conciencia de su ser como mujer latinoamericana, entendió "el mundo de una manera diferente" y cómo pequeños cambios desde el diseño "pueden salvar la vida y la integridad de una mujer".

Por último, de un modo poético, la frase "las ideas planteadas siempre quedarán conmigo y acompañarán mis proyectos" resume la profunda interiorización de lecciones en esta unidad para su vida personal y profesional futura.

conclusiones

En un mundo donde persisten violencias basadas en género que ocurren en el espacio —público y doméstico—, es pertinente abordar el enfoque de género y diferencial desde el pregrado y durante toda la carrera, más aun sabiendo que la arquitectura puede agravar o mejorar las condiciones de seguridad para todas las personas. Esta aproximación pedagógica es apropiada y válida para mujeres, hombres y personas no binarias.

Considerar la infancia, situaciones discapacitantes y el envejecimiento de la población también exigen pensar, diseñar y construir ciudades para la vida cotidiana y las actividades de cuidados asociadas. Sin duda el tema requiere mucho más de ocho semanas de clase, de hecho, al cierre de este artículo, las unidades de profundización ya han pasado todas a ser cursos de 16 semanas. Conocer cómo se ha hecho antes y la exploración proyectual forman criterios y capacitan para afrontar el reto en la práctica.

Dado que el lenguaje construye realidades, resaltamos la importancia de llamar a las cosas por su nombre, sin miedo a titular estos cursos con términos como "feminista" o "género", de manera transparente con respecto a sus contenidos ante quienes buscan ampliar sus conocimientos disciplinares en esta línea de investigación y práctica, con un sentido de responsabilidad histórica y metodologías específicas que atraviesan el cuerpo y la experiencia como eje del proceso proyectual liderado por feministas.

La interiorización de la corporalidad propia y ajena como aprendizaje corrobora la responsabilidad exigida al diseño arquitectónico y urbano. Implica visibilizar, cuestionar y abordar la exclusión de quienes son, piensan o sienten diferente. Las dificultades, vulnerabilidades o posiciones distintas que pueden existir entre quienes estudian en esta universidad privada también merecen reflexión para reconocer las diferencias y asumirlas en los ámbitos académico, social y personal. En la vida profesional, desde la arquitectura y el urbanismo, es deber ético responder a los requerimientos físico-espaciales diferenciales de la población para cubrir las necesidades tanto de un grupo mayoritario, como de uno minoritario.

Familiarizarse con instrumentos de medición como el tensiómetro y el oxímetro para comprender el comportamiento del cuerpo humano, el altímetro o velocímetro para conocer tiempos y distancias alcanzables en un lugar específico, fortalece el conocimiento de parámetros, topes y alertas, además de hacernos conscientes de que desplazarse y enfrentarse a la ciudad a lo largo de la vida es variable, y por ende la arquitectura debe responder.

Recoger datos anónima, sistemática y directamente del estudiantado permite reconocer características y habilidades empáticas con las diferencias a la hora de ejercer la profesión y como parte constituyente de su formación. En el corto plazo, recomendamos que los datos se consoliden desagregados por sexo y a modo de indicadores de género y diferencial.

La experiencia con el desarrollo de esta unidad sugiere que debería ser una asignatura estructural en la carrera, pero no necesariamente obligatoria: una unidad electiva ofrecida de forma permanente. Consideramos importante el grado de convicción para tomarla; ya que, el no contar con el compromiso de quienes la cursan termina siendo una acción con daño para el curso en el marco de este proceso liderado por feministas enfocadas en el abordaje y solución de problemáticas sociales desde la arquitectura. Tener disposición para aclarar interpretaciones erradas o confusiones teóricas desde el punto de vista histórico y conceptual resulta fundamental a la hora de aplicar las lecciones aprendidas dentro de la práctica profesional.

Destacamos la voluntad académica del decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño, Hernando Barragán, y de la directora del Departamento de Arquitectura, Claudia Mejía, quienes apoyaron la selección de una unidad de profundización explícita en los enfoques de género y diferencial. Por supuesto, reconocemos que este curso no es el primero en discutir estos enfoques en la enseñanza de la arquitectura, y motivamos para que no sea el último.

Figura 14

Figura 14_ Maqueta del proyecto con la franja de renovación y telón de la ciudad real. Fuente: archivo de las autoras.

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