
Cómo citar: Romero Sánchez, Diego, Diana Herrera Duque y Omar Campos Rivera. "Una ruta para estudiar las teorías de la arquitectura latinoamericana contemporánea: de los métodos cualitativos tradicionales a la inteligencia artificial". Dearq no. 42 (2025): 31-38. DOI: https://doi.org/10.18389/dearq42.2025.04
Diego Romero Sánchez
Universidad Nacional de Colombia
Diana Herrera Duque
Universidad Nacional de Colombia
Omar Campos Rivera
omar.camposrivera@manchester.ac.uk
Universidad de Mánchester, Reino Unido
Recibido: 31 de enero de 2024 | Aceptado: 19 de enero de 2025
Este texto aborda el desarrollo metodológico empleado para estudiar un campo que no ha sido suficientemente explorado en el siglo XXI: las teorías de la arquitectura latinoamericana; discutir esto es clave dada la gran cantidad de productos de divulgación, diferencias temáticas, contextuales e ideológicas. Para ello, mostramos cómo se pasó de una exploración basada en métodos cualitativos tradicionales hasta la construcción de un modelo de inteligencia artificial. Esto incluye explicar el marco analítico propio compuesto de siete enfoques, la selección de revistas académicas como fuentes principales y cómo ambos se han validado con un modelo de análisis de lenguaje natural.
Palabras clave: Latinoamérica, humanidades digitales, metodologías de investigación en arquitectura, inteligencia artificial, teoría de arquitectura contemporánea.
El interés por entender la teoría de la arquitectura latinoamericana, después de un intenso trabajo durante las últimas décadas del siglo XX, tiene aún por sintetizar el pensamiento arquitectónico con los influjos de los problemas-mundo contemporáneos. Dado que, si bien hay una vasta producción, se ha focalizado en asuntos específicos. En este contexto, nos preguntamos ¿cómo es la teoría contemporánea de la arquitectura producida en Latinoamérica? Conscientes de la dificultad de responder esta pregunta, se implementaron diversas alternativas metodológicas, que resultaban insuficientes, mientras demostraban la gran cantidad de conocimiento sobre arquitectura disponible, muchas veces divergente con la acepción tradicional de teoría vinculada principalmente al quehacer proyectual. Esto nos llevó a considerar opciones que permitieran involucrar una cantidad de información suficiente para validar o refutar nuestras hipótesis. La alternativa fue la implementación de análisis de contenido con Machine Learning (ML), que permite trabajar con datos no estructurados para procesar y analizar grandes cantidades de datos de lenguaje natural (NLP) y, de esta manera, construir un panorama de la teoría latinoamericana contemporánea de la arquitectura.
Así, este texto se ocupará de exponer la ruta metodológica a partir de una descomposición de la pregunta de investigación general en varias preguntas sobre el estado del conocimiento, la construcción de un marco interpretativo, para, finalmente, mostrar cómo ha sido la implementación inicial de un diseño metodológico que involucra procesos de Inteligencia Artificial (IA).
La teoría de la arquitectura en Latinoamérica tuvo un desarrollo importante en torno a los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL), desde su primera edición1, realizada en Buenos Aires en 1985, hasta la más reciente, llevada a cabo en Castro, Chiloé, en 2024. Los SAL fueron un escenario de construcción del pensamiento latinoamericano sobre arquitectura, en donde se plantearon discusiones acerca de la relación entre identidad, historia y modernidad en un entorno geográfico particular, siempre bajo la bandera de la defensa de la construcción de discursos y categorías de análisis propias (Zambrano 2015, Ramírez 2013). Las discusiones de los SAL se plasmaron en clave teórica en los libros de Marina Waisman El interior de la historia (1990) y La arquitectura descentrada (1995), los últimos textos en abordar la teoría del momento de forma general. Si bien esta producción teórica, como se ha mencionado, tiene el objetivo de reflexionar acerca de la arquitectura en Latinoamérica, los textos se enmarcan en el ámbito de lo que disciplinariamente se entiende como teoría de la arquitectura, la cual, según Waisman (1990), sirve para construir la historiografía, hacer crítica de proyecto y diseñar. Es decir, el pensamiento está al servicio del proyecto y, por tanto, se entiende que el proyecto también es teoría.
Desde entonces, los discursos y problemas de la arquitectura latinoamericana se han expandido y complejizado, así como sus horizontes profesionales, lo que le ha permitido incursionar en campos interdisciplinares y de cuestionamientos de procesos contextuales globales como las crisis social y ambiental, emergencia de internet y de nuevas tecnologías. Así como se ha debatido ampliamente sobre el estado de la arquitectura contemporánea y su teoría a nivel global, en Latinoamérica no podemos hablar de una teoría sino de muchas. A pesar de un pensamiento más conservador y asociado al canon europeo, que ha mantenido férreas posturas al sostener que la arquitectura tiene una única teoría disciplinar enfocada en la teoría proyectual (Schumacher 2010, Armesto 2000), esta visión ha sido ampliamente criticada. Las contrapropuestas han planteado que es imposible hablar de una única forma de teoría en una profesión que ha expandido sus campos de acción y conceptualizaciones, lo cual ha llevado a formular teorías de arquitectura que incluyen debates del contexto social y no por ello son menos operativas (Torre 1996, Haddad y Rifkind 2014).
En este marco, nuevas perspectivas, como las decoloniales, han incursionado en el campo señalando cómo el reconocimiento de una sola teoría es la aceptación de la teoría europea, reflejo del sistema mundo colonial, racista, excluyente y, por tanto, se debe reconocer la diversidad del pensamiento (Lara 2020) —especialmente evaluando la historia—. Otros reconocimientos a la complejización se han hecho en las muchas revisiones de proyectos latinoamericanos (Hernández 2005, Segawa 2005, del Pino y Carrión 2021) sin que ninguna de estas abordara, directamente, el estado de la teoría.
De este modo, existe un panorama donde, a pesar de que no se aborda el problema de la teoría de manera explícita, hay una gran variedad de lugares de enunciación, nuevas dinámicas de difusión impulsadas por medios digitales y complejas redes de actores que han cambiado los lugares donde se puede encontrar la teoría. Entonces, reconocer la diversidad del conocimiento de manera transversal es un reto para no caer en reduccionismos ni homogeneizaciones. Por eso, la hipótesis propuesta aquí es que las teorías se pueden entender desde distintos marcos de enunciación, categorizables como enfoques de las teorías contemporáneas latinoamericanas. Sin embargo, construir una investigación sobre ella requiere nuevos modelos investigativos, tanto en lo operativo como en lo ético. Si antes no era relevante discutir cómo se construye la teoría, hoy con la gran cantidad de perspectivas y productos se vuelve una parte fundamental de su legitimación.
Ante estos retos del entorno contemporáneo de la teoría, el desarrollo de una metodología que permita reconocer estas condiciones se convierte en sí misma en un producto de investigación. La ruta que se ha trazado para construir una manera de analizar información y plantear un panorama ha ido desde exploraciones basadas en la experiencia de los investigadores, hasta sistematizaciones más elaboradas que han permitido implementar un análisis con inteligencia artificial con fines específicos. Es decir, llegar al uso de inteligencia artificial ha sido el último paso en un proceso largo, y su uso no implica una posición positivista de la investigación en teoría.
La investigación inició con paneos desde ámbitos regionales. Esta primera exploración expuso las grandes cantidades de información por analizar y su diversidad, así como la posibilidad de agruparla temática o ideológicamente, con la limitación de conseguir interpretarla de manera relacional. Por lo tanto, en esta instancia, plantear una sistematización para analizar información era aún temprano dado que no había un marco de interpretación sólido.
Estas miradas panorámicas se construyeron con una mezcla de métodos de recolección de información, habituales de la investigación cualitativa, dada su naturaleza exploratoria. En esta etapa se implementaron entrevistas en profundidad, mapeo de centros de pensamiento, identificación de redes de actores, trabajo de archivo sobre documentos de premios y bienales, análisis de contenido de textos citados recurrentemente, entre otros. Esta información inicial da cuenta de posibles interrelaciones entre actores y ayudan a aclarar los enfoques temáticos e ideológicos.
La etapa anterior permitió corroborar las afirmaciones de que existen muchas teorías, que hablar de teorías de la arquitectura es hablar de pensamiento espacial relacionado con la construcción del entorno habitable y que, en esa diversidad de pensamiento, es necesario usar varias categorías de análisis. Así, el problema pasa de la identificación de las tendencias a su categorización para poder entender las posiciones temáticas y políticas de la producción de conocimiento. Si bien las categorías planteadas por Crysler, Hilde y Cairns (2011) o por Zaera-Polo (2016) se asemejan a algunos de los patrones latinoamericanos, al trasladarlas a la región ciertos temas sobran y otros quedan sin ser cubiertos en profundidad. Es evidente que existe una relación entre lo temático y lo ideológico.
En ese contexto, se inició una segunda etapa que da relevancia a las relaciones temáticas como forma sistemática de comprender la información y precisar cuáles son esas teorías a las que nos referimos. En otras palabras, se planteó un marco teórico que permite analizar la evolución de ciertas tendencias temáticas en Latinoamérica. Este propone siete enfoques que no son excluyentes entre sí, pero que constituyen tanto posiciones éticas como aparatos teóricos de visión a la hora de analizar arquitecturas y procesos de construcción del espacio habitable en la región. Algunas de ellas son de naturaleza situada —con características exclusivas de Latinoamérica— y otras se centran en problemas globales. La construcción de estos enfoques se vuelve una tarea de ida y vuelta entre las fuentes de información y el análisis dados los puntos de encuentro; a pesar de la dificultad de la conceptualización genera una dimensión de análisis inicial de la diversidad epistemológica.
A partir de estos enfoques, la siguiente etapa consistió en recolectar y analizar la información. En este momento, el debate se centró fundamentalmente en escoger las unidades de análisis —entendidas como los objetos de estudio que corroboren las hipótesis del marco teórico—. Se inició con un piloto de análisis del discurso, desde una perspectiva de estadística descriptiva. Este se diseñó a partir de una muestra de artículos tomados de tres revistas académicas colombianas: Bitácora, Revista de Arquitectura y Dearq. Estas fueron seleccionadas porque se conocían de antemano, se buscaba probar si los enfoques permitían clasificar todos los posibles contenidos, eran revistas con evaluación por pares y con un acervo lo suficientemente amplio dentro el marco temporal delimitado (2000-2023). En paralelo, se realizó una búsqueda para identificar las redes del conocimiento a partir de centros de pensamiento que condensaran diferentes actores. Dichos centros se clasificaron por enfoques y se georreferenciaron para verificar los hallazgos de la primera etapa. Ambos ejercicios resultaron útiles para comprobar la operatividad de los enfoques, pero se quedaron cortos en la capacidad humana de revisar un contenido con tantos productos como los que pueden encajar en la teoría latinoamericana contemporánea.
Los enfoques, entonces, funcionan como un instrumento de análisis. Sin embargo, el reto es construir el panorama que debe estar compuesto por la mayor cantidad de información disponible para poder reconocer la diversidad geográfica y conceptual.
Ante las limitaciones mencionadas, responder esta pregunta lleva a explicar cómo esta investigación se embarca en las humanidades digitales. En arquitectura, estas aproximaciones se han explorado en trabajos como el de Black Architects Archive (Cephas 2020) o "The displacement of architecture in postdigital humanities: Neoanalogue indexes, syntaxes and configurations" (Ioannidis 2018), donde se analizan grandes cantidades de obras y se categorizan para ser visualizadas digitalmente. Un ejemplo más cercano al contexto de esta investigación es el trabajo sobre los archivos de la Bienal de Arquitectura de Quito (Zambrano et al. 2021) en el que se revisan los contenidos para entender las lógicas de difusión del conocimiento. Sin embargo, estas perspectivas no abarcan categorizaciones de textos completos a escala latinoamericana, ni buscan extraer contenidos teóricos.
En este contexto, se plantea el uso de dos herramientas: la construcción de una base de datos robusta que aglutine los diferentes productos, las personas que participan de esos procesos epistemológicos y los proyectos arquitectónicos; y un análisis de NLP a los elementos identificados en dicha base de datos utilizando la plataforma de inteligencia artificial Dataiku. Este tipo de análisis funciona alimentando con conceptos la plataforma para que identifique cuando estos están presentes, así no usen las mismas exactas palabras con las que se definió.
Estas herramientas, si bien son complementarias, permiten realizar a gran escala dos análisis que se ensayaron en los pilotos. Por un lado, la base de datos proporciona elementos para un análisis cuantitativo descriptivo como la concentración geográfica de la producción segmentada por temas, un análisis de redes sociales que identifica personas claves para la difusión de las ideas y clusters temáticos, y una trazabilidad cronológica de los enfoques. Por otro lado, el uso de inteligencia artificial es un reto porque intenta llevar a cabo un análisis de contenido que se apoya en codificación del texto para entender ideas complejas y ver su relación con los enfoques. Es decir, permite resolver el problema de qué enfoques están presentes en un texto, pero aplicado a un gran volumen de productos de divulgación. El procesamiento de esos datos no solo habilita clasificar y agrupar la información a partir de los enfoques propuestos anteriormente, sino también plantear otras categorías o grupos de enfoques según tendencias o características identificadas. Adicionalmente, conlleva una identificación de cómo se presentan ideas espaciales y geográficas desde una perspectiva de identidad latinoamericana.
Después de la construcción de la base de datos donde se identificaban países claves para la producción teórica (Brasil, Argentina, Chile, México y Colombia) por la cantidad de centros de pensamiento, investigadores, publicaciones académicas y de divulgación, se definió un grupo de textos por analizarse con NLP. El corpus utilizado para este ejercicio es de revistas académicas por varias razones, entre ellas que son el tipo de publicación que da cuenta de temas vigentes antes de llegar a la difusión general y recogen procesos de centros de pensamiento y relaciones intertextuales. Para seleccionar las revistas definimos como criterios que fueran revistas con revisión de pares —para tener un estándar mínimo de calidad—, con continuidad de publicación de al menos los últimos quince años (idealmente desde el 2000 en adelante), que no fueran específicas de un tipo de enfoque (por ejemplo, las que abordan procesos urbanos estarán más cercanas a desarrollismo, ambiente y alteridades), que sean de acceso abierto y que sean publicadas por alguna de las universidades que, en la exploración inicial, identificamos como centros de pensamiento claves para el pensamiento teórico contemporáneo. La selección final fue Bitácora de México, Dearq de Colombia, Arquitextos (Vitrubius) de Brasil y ARQ+ de Chile; que suman un total de 435 números y alrededor de 6000 artículos.
Inicialmente, fue necesario transformar los textos de un formato de imagen a texto plano mediante técnicas de Optical Character Recognition (OCR)2. Esto debido a que, dada la antigüedad de algunos textos, su única disponibilidad es en formato físico, lo que implica que, para leerlos digitalmente, es necesario escanearlos. Luego, para conocer el contenido de los textos, se usa un sistema de clasificación basado en identificar palabras clave (monogramas o bigramas3) de cada enfoque, lo que en términos de análisis de datos es conocido como 'ontología'4. Las palabras pueden ser desde términos asociados a los enfoques, conceptos particulares, verbos o nombres de autores relevantes; su definición depende de lo que sea más relevante para cada enfoque. Esta es construida en función de la definición conceptual de los enfoques y sirve para identificar la prevalencia de uno o varios enfoques en un texto determinado. La definición de esta ontología representa uno de los retos de esta investigación, dado que hay términos que aparentemente están asociados en significado a un único enfoque, pero que como lenguaje general tienen un uso cotidiano; por ejemplo, 'forma', mencionada en contextos de autonomía disciplinar, hace referencia a un concepto específico, pero es una palabra que puede ser utilizada como sinónimo de 'manera'. Utilizada a gran escala, la ontología permite evidenciar cómo la incidencia de estos enfoques varía en el tiempo y cómo las tendencias temáticas y conceptuales son representadas en un corpus. De esta manera, en la ontología recae la fiabilidad del método.
El análisis inicial de las revistas permite hacer algunas consideraciones sobre la elección metodológica como la validez de las categorías, las reacciones de la teoría al contexto social o los comportamientos entre enfoques en el tiempo.
Por un lado, los enfoques registran temas que existen para el marco temporal definido, pues los valores semánticos asignados en la ontología se van encontrando en todas las revistas, y, por lo tanto, no tienden a cero o a puntos donde toquen ese valor, lo que significaría que no corresponden con los temas que se discuten en los artículos. En las figuras 1 y 2 —Dearq y Bitácora, respectivamente— se ejemplifica cómo todas las categorías son reconocidas en el promedio independiente del año. Asimismo, a pesar de existir algunos con mayor incidencia estadística, como autonomía disciplinar, estos no tienen valores constantes, lo que valida que no recogen la totalidad de los registros; es decir, no hay enfoques que estén acaparando palabras de los demás. No obstante, vale resaltar que este último punto ha sido uno de los que ha requerido más trabajo, puesto que en las ontologías iniciales este acaparamiento sí sucedía. De esta forma, podemos asegurar que los enfoques no solo existen, sino que sirven para describir momentos de la teoría.
Por otro lado, respecto a la validación de las fuentes como contenido de hechos contemporáneos, es posible afirmar que las revistas han seguido una dinámica de contexto social de sus respectivos países, dadas las variaciones de ciertos enfoques asociados a eventos específicos. En otras palabras, los enfoques —como categorías temáticas— dan cuenta de cambios en el discurso en momentos puntuales. Por ejemplo, en Colombia, durante el 2016 se discutió ampliamente la paz debido a la firma del Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el Estado colombiano; esto en Dearq se traduce en un crecimiento simultáneo de categorías como ambiente, desarrollismo, preexistencias o alteridades, que abordan cuestiones políticas, sociales y ambientales —puntos del Acuerdo— en números específicos de la revista (18 y 19). Algo similar sucede en Chile con ARQ, en la que, en 2019, y asociado al estallido social, nuevamente aumentan las frecuencias de las categorías que valoran procesos sociales y de significación urbana como preexistencias o alteridades. Esto no solo valida las revistas como fuente que responde a la evolución temporal, sino que muestra —como era de esperar— que hay categorías que son más contextuales que otras, por lo que cronológicamente sus fluctuaciones son más relevantes que sus tendencias.
Por último, ese comportamiento estadístico de cada enfoque señala afinidades y contrastes conceptuales. Algunos enfoques tienen relaciones directas y otras inversas. Alteridades y desarrollismo tienden a moverse de manera paralela, aunque con diferentes valores. Por otro lado, autonomía disciplinar, que plantea una cierta atemporalidad del valor de la arquitectura, tiende a ser dominante con independencia de la revista, pero tiene puntos donde disminuye y es rebasado por alguno de los enfoques con características sociales, como pasa con desarrollismo en Dearq (fig. 1) o con ambiente y alteridades en Bitácora (fig. 2). Es claro que la siguiente etapa debe centrarse en evaluar las relaciones entre enfoques, por cuanto es de esperar que existan interacciones entre ellos.
Figura 1_Todos los enfoques en Dearq (Colombia) entre 2007 y 2023. Fuente: elaboración propia.
Figura 2 _Todos los enfoques en Bitácora (México) entre 2010 y 2023. Fuente: elaboración propia.
Pensar la metodología es pensar la teoría. En un contexto donde la teoría no se puede producir de la manera tradicional por la gran cantidad de información, la forma de la implementación de herramientas de inteligencia artificial para construir un análisis crítico se vuelve no solo deseable sino indispensable. No obstante, esa implementación debe partir de un proceso de pensamiento crítico por parte de los investigadores donde la inteligencia artificial es una herramienta para lograr desarrollos epistemológicos. Sus productos son respuesta a la forma en que investigadores la emplean. Por ejemplo, las ontologías se construyen a partir de los criterios y sesgos de quienes las diseñan, al mismo tiempo que los resultados que ofrecen son un insumo de análisis.
Crear un marco teórico propio contribuye a aclarar algunos temas confusos como la diversidad del pensamiento contemporáneo o el rol de la interdisciplinariedad. El estudio de las teorías a partir de los enfoques nos permite entender la variedad epistemológica sobre arquitectura latinoamericana en términos de la ampliación del horizonte de la profesión, que no se circunscribe solamente al proyecto en el sentido tradicional. El proyecto en la arquitectura contemporánea tiene un ámbito de actuación más amplio en el pensamiento y la construcción del espacio habitable.
Asimismo, los enfoques propuestos tienen diferentes implicaciones en términos de interdisciplinariedad. Algunos señalan una tendencia a una mayor cercanía en la región con temas asociados a procesos sociales, bien sea en su dimensión política, histórica o sociológica, mientras que otros se centran en aspectos estéticos y técnicos para la disciplina. La interacción que existe entre algunos enfoques es un asunto en proceso de profundización y, a medida que se avance en ello, se ahondará en su carácter latinoamericano.
Entonces, además de corroborar percepciones, estos modelos de IA también posibilitan validar fuentes que pueden ser versátiles. Una vez afinado, el modelo puede ser implementado para analizar otras de las muchas fuentes de la teoría contemporánea como pódcast, conferencias, redes sociales, exposiciones y, así, aprovechar los metadatos para una foto más completa.
La ruta que hemos seguido deja en evidencia que la inteligencia artificial no es solo ineludible sino fructífera en la investigación académica contemporánea, y en nuestro caso ha servido para identificar procesos de construcción de identidad territorial, tener en cuenta las características sociales y culturales del continente, para las facultades de arquitectura de Latinoamérica.
1 Si bien se pueden mencionar antecedentes de la teoría de la arquitectura latinoamericana elaborada en otros contextos geográficos, Ramírez (2024) señala cómo la primera latinoamericana en construir un corpus de conocimiento enfocado en entender la producción arquitectónica latinoamericana fue Marina Waisman.
2 A menudo los archivos de inicios de siglo de las revistas están en formato de imagen o PDF que no pueden ser inmediatamente reconocidos como texto sin ningún tipo de formato (texto plano), como el que se utiliza en herramientas de Block de Notas.
3 Monograma es una palabra clave compuesta por una sola palabra (ejemplo: habitar), bigrama está compuesta por dos (ejemplo: patrimonio inmueble).
4 En este caso, el término no tiene las implicaciones filosóficas y epistemológicas asociadas a esta palabra. Es el término utilizado para describir el sistema de clasificación utilizado en inteligencia artificial.