El Cuestionario sobre historia del arte responde a la necesidad de crear y fortalecer un diálogo entre la comunidad académica nacional e internacional en aras de conocer y desarrollar los conocimientos y argumentos existentes alrededor de las narrativas latinoamericanas y/o colombianas de la historia del arte. El Cuestionario es enviado a una serie de historiadores del arte, artistas, curadores, investigadores, teóricos, profesores y profesionales afines al campo y para cada número de H-ART se selecciona y publica una respuesta. Así mismo, a partir de la apertura de este diálogo, se invita a los lectores a interactuar, discutir y contribuir a través de nuestra página web.
H-ART invita a hacer una reflexión en torno a una de las siguientes preguntas:
1. ¿Cómo es la relación entre las narrativas categóricas occidentales de la historia del arte y las narrativas específicas locales cuando se piensa en prácticas artísticas?
2. ¿Cree que es acertado hablar de una historia del arte global? Si es así, ¿cuál es el papel de las narrativas de la historia del arte que se crean desde América Latina y Colombia?
3. ¿Cuál es el papel de las narrativas latinoamericanas/colombianas de la historia del arte dentro del campo interdisciplinar y en expansión digital de las humanidades?
4. ¿de que manera las direcciones especificas de las narrativas de la historia del arte latinoamericanas/colombianas están conformando un eco en la formación de pensadores?
Mi nombre es Patricia Artundo. Soy historiadora del arte, me especializo en arte argentino de la primera mitad del siglo XX y en revistas culturales también del mismo periodo, y soy docente investigadora de la Universidad de Buenos Aires. Ahora estoy aquí para responder a una encuesta de la revista H-ART. En realidad, formulan cuatro preguntas y uno puede elegir una de ellas para responder. Lo que voy hacer es leer la cuarta pregunta porque ella encierra a las tres primeras, o por lo menos las compromete, y dice así: ¿de qué manera las direcciones específicas de las narrativas de la historia del arte latinoamericanas/colombianas están conformando un eco en la formación de pensadores?
Esta pregunta, en principio, lo que plantea es el reconocimiento de una narrativa latinoamericana o colombiana y la primera reflexión que uno hace antes de responder si esto tiene eco o no en la formación de pensadores es reconocer que precisamente lo que hay es un cambio en la cultura global donde se afirma una narrativa latinoamericana, en este caso también colombiana, que busca su propia especificidad. Es decir, no responder como eco aquello que habitualmente se produce dentro de otras narrativas continentales —sean europeas, sean americanas— sobre aquello que acontece en sus propios espacios, o aun lo que acontece en los espacios que hacen específicamente América Latina, sino pensar específicamente, aún sin ignorar todo aquello que se produce en otros medios, cuál es nuestra propia realidad y, a partir de eso, realizar lo que se puede denominar un ejercicio creativo y crítico que, al mismo tiempo, permita pensar qué es lo que sucede con esta narrativa y con la identidad latinoamericana. Porque, básicamente, a lo que se refiere es a eso, a una cuestión que es histórica en América Latina en función de un mundo que, nadie puede negarlo, es un mundo global, globalizado. Entonces, también tiene que ver con tener conciencia de esta necesidad de ejercer un pensamiento crítico. Lógicamente, esto redunda en un aspecto formativo para aquellos pensadores que están iniciándose o están totalmente formados, es decir, que no están en un proceso de iniciación en el campo del pensamiento del que fuere pero se enfrentan a una realidad que no puede ser ignorada que es la existencia en este momento de narrativas latinoamericanas y su reconocimiento en función de la apertura que uno hace.
En términos de historia del arte, significa que uno tiene que tener claro lo que es el propio ejercicio de la mirada y de los sentidos, según sea, y en mi caso en particular, alguna vez he hablado del ejercicio de una mirada —si se quiere— sesgada, no una mirada que va hacia aquello a lo que se enfrenta directamente a través de medios tradicionales de abordaje sino que busca otro tipo de acceso. Tal vez uno de los aspectos importantes dentro de estas narrativas, de lo que son las distintas narrativas, porque este sería el otro punto a considerar, que es algo que ha sido ampliamente cuestionado en el mundo académico latinoamericano. Es decir, la gran categoría de América Latina también tiende a borrar las especificidades de cada uno de los países que la componen. Entonces, también creo que hay el peligro —que ha sido ampliamente revisado desde los años setenta y ochenta— para la especificidad misma de América Latina, donde cada país mantiene su propia identidad. Es decir, no se pueden omitir bajo la categoría de narrativas latinoamericanas las propias especificidades. Por eso está bien que la encuesta haga la aclaración de narrativas latinoamericanas/colombianas, porque para cada caso y en toda situación serían diferentes.
Otra de las preguntas que aquí se plantea, y a la que de alguna manera ya me he referido, tiene que ver con si es posible hablar de una historia del arte global. La respuesta es esta que estoy dando. Es decir, es imposible ignorar la existencia de un mundo globalizado, lo cual no significa que sea posible hablar de un arte global. Por ejemplo, entiendo que hay situaciones que en la ciudad se van borrando y en determinado momento yo puedo circular por Buenos Aires, con los cambios que a nivel urbanístico se han ido produciendo, y bajarme en el aeropuerto aquí en Bogotá, transitar y ver las bici sendas, el metro bus y ver que —estéticamente y en su sentido urbanístico—corresponden a las mismas ciudades. En otras palabras, hay una visión en término urbanísticos que tiene que ver con un mundo globalizado. Es decir, uno transita, está en un aeropuerto y la verdad entre el aeropuerto Ezeiza y el Dorado no hay prácticamente diferencia, lo que sí hay es un tránsito del ser humano, de la mujer y del hombre, en un mundo globalizado; esto no implica que todo tenga que ser marcado y cortado bajo la misma línea. Lo global no puede significar la pérdida de la propia especificidad. Creo que ese es uno de los puntos más críticos de este mundo globalizado.
El otro aspecto que entiendo es clave —y es una de las cosas sobre las que hoy tuve la oportunidad de hablar aquí con las colegas que me han convocado— es precisamente cómo pensar estas narrativas latinoamericanas/colombianas dentro del campo interdisciplinario y en expansión digital de las humanidades. Hay algo que es real sobre todo cuando uno piensa en el arte contemporáneo que por su propia naturaleza está ligado, no solo en términos de lo que pueden ser ciertas prácticas artísticas ya sean conceptuales, performance, video, etc., sino que tiene una relación mucho más natural con lo que se puede entender como el mundo digital y lo que se puede entender como las humanidades digitales. Hay además creo sobretodo que es algo que se ve en el arte contemporáneo y que uno puede leerlo en todas estas prácticas de las necesidades y sobretodo en la realidad histórica específica del mundo latinoamericano —con sus problemáticas políticas, económicas, culturales; con sus procesos democráticos dictatoriales o no— y las respuestas dadas en cada caso, que hacen que exista esa especificidad que no es compartida en los mismo términos por el mundo europeo o por el mundo norteamericano en particular.
En definitiva, considero que la especificidad en las narrativas latinoamericanas es algo que tiene que ser pensado a través de este ejercicio crítico acerca de qué se entiende por una narrativa o por las narrativas, y cuáles son los límites y las posibilidades que genera un mundo globalizado.
