Entrevista con Andrés Moreno Hoffmann sobre la exposición Post Nature en la galería NC-Arte

 

Andrés Moreno Hoffmann:  Mi nombre es Andrés Moreno Hoffmann y soy el director de la galería Casa Hoffmann, un espacio en Bogotá que produce investigaciones curatoriales en arte contemporáneo. Iniciamos ese proceso desde 2014 y con ese propósito hace unos dos años iniciamos un proyecto de investigación sobre la inteligencia artificial en colaboración con el curador Rolando Carmona. Comenzamos entonces a gestionar la investigación y durante el proceso, que duró un par de meses, tuvimos la oportunidad de presentarle la propuesta a NC-Arte y optamos por presentar el proyecto allí.

 

H-ART: ¿Cuáles son las implicaciones más profundas de presentar obras que exploran temas como la naturaleza, la biología y la vida en relación o en paralelo con la inteligencia artificial, más allá de la creciente popularidad de este tema en los últimos meses?

 

AMH: Justamente el propósito central del proyecto era abrir ese diálogo al público. Si observamos la incursión de la inteligencia artificial en nuestra sociedad constatamos que ha sido una incursión silenciosa, por así decirlo. Todos tenemos muy presente la fecha de noviembre de 2022, cuando surge Chat GPT, y de alguna manera el tema se hace global y se comienzan a abrir los foros, comienzan a surgir muchas preguntas en relación al tema. Pero hay que tener presente que este desarrollo venía desde años atrás con investigaciones en múltiples áreas, no solamente de arte sino también, evidentemente, en varios campos científicos, en la biociencia y la informática, en muchos campos se venía ya desarrollando. Por eso nos parecía esencial poder traer el proyecto aquí a Colombia y desarrollarlo justamente en este año, 2023, para ser partícipes de este gran diálogo que consideramos que es absolutamente necesario de establecer. Es un tema que trae muchas más incógnitas que certezas y nos está planteando también cambios de paradigma. Nuestra manera de concebir el ser humano en el futuro puede cambiar considerablemente, y no es claro tampoco cómo va a evolucionar nuestra relación con esta nueva capacidad de la inteligencia artificial que está impactando ya el desarrollo tecnológico y la vida social.

 

H-ART: ¿Cuáles son los desafíos y obstáculos que enfrentan al exponer obras de arte creadas mediante inteligencia artificial, y cómo se lleva a cabo la selección de los artistas que participan en esta exposición?

 

AMH: Estábamos buscando establecer un diálogo, unas directrices que le permitirán al público acercarse a este tema. En la etapa en curso la inteligencia artificial cumple ante todo dos objetivos: el objetivo tecnológico de permitir que los ordenadores puedan ejecutar diversas tareas y que apunta a la comercialización de estas tareas útiles como productos digitales, y un objetivo científico. En el segundo caso se trata de aplicar conceptos y modelos de la IA para ayudar a resolver cuestiones sobre los seres humanos y los demás seres vivos. Nos parecía esencial poder acercarnos a estos dos ejes, porque ambos están generando distintos puntos de vista muy diversos, y la selección de los artistas se basó justamente en la necesidad de incluir estas dos líneas de diálogos con todas sus ramificaciones. Encontramos que las tecnologías desarrolladas con intereses comerciales obedecen a ciertas directrices. Lo que se busca es crear herramientas para introducir en el mercado, y esto ha traído muchos cuestionamientos sobre cómo podría ser su desarrollo a futuro. También nos interesaba explorar la aplicación de la inteligencia artificial en sistemas científicos, como se está haciendo en la biotecnología y la biociencia. Se viene utilizando también para la prevención de enfermedades, en casos en los que la inteligencia artificial puede suplir limitaciones insuperables para un ser humano y dar grandes saltos en el conocimiento del desarrollo de la vida y otros temas como este. De allí surgen entonces los dos ejes de reflexión que estructuran la exposición: por un lado los problemas “tecnológicos” que por momentos llegan a inspirar una visión que podemos llamar apocalíptica y que retoma motivos de la ciencia ficción de los años ochenta, en películas donde la inteligencia artificial o las máquinas controlaban a la especie humana. Esta mentalidad apocalíptica alimenta muchos de los rumores y miedos que se han apoderado de la imaginación popular. Tengamos presente que estamos apenas en la primera fase del desarrollo de la inteligencia artificial, o lo que se conoce como la inteligencia artificial estrecha, entonces hay mucha preocupación, mucha incertidumbre sobre cómo puede evolucionar y cuál podrá ser el papel de la humanidad frente a la aparición de una forma… yo no sé si llamarla una forma de vida, pero sí una forma capaz de resolver tareas que hasta ahora ocupaban a la mente humana. Esta angustia en torno al futuro de la humanidad ante el desarrollo tecnológico no es algo nuevo, apareció ya antes con revoluciones anteriores que también generaron una gran incertidumbre, por ejemplo en la Revolución Industrial cuando aparecieron los automóviles y se especulaba sobre el aumento de muertes en las vías o si el desplazamiento en estos nuevos vehículos a una velocidad específica podría modificar nuestra capacidad molecular. Ahora nos preguntamos entonces si, en el marco del Antropoceno, es necesario darle paso a un poshumanismo, nos preguntamos qué ocurriría si existiera una inteligencia superior a la nuestra que podría dominarnos o desplazarnos, cosas así.

Trabajamos entonces, por un lado, con Gregory Chatonsky, un artista que se pregunta si lo digital también se va a terminar convirtiendo en una especie de ruina arqueológica y plantea futuros donde posiblemente no va a estar presente el humano, mundos en los que la máquina ha seguido su propio desarrollo y se han transformado muchos de los paradigmas que definen la era del Antropoceno. Invitamos también a Zach Blas, un artista cineasta y teórico que viene también reflexionando sobre las filosofías, creencias y fantasías que impregnan las tecnologías digitales. Su obra im here to learn so :))))), en colaboración con la artista Jemima Wymann, examina las implicaciones de los chatbots en el desarrollo de la humanidad. En este eje, para sintetizar, buscamos maneras de entender las consecuencias que podrían darse si no controlamos el desarrollo de las diversas inteligencias artificiales que se han estado estableciendo al día de hoy.

El otro eje hemos querido desarrollarlo a la luz del progreso de la AI LIVE o “vida artificial,” que corresponde a lo que llamé un objetivo científico de la inteligencia artificial y que ha permitido tener grandes avances en distintos campos de la ciencia y también una nueva comprensión de procesos evolutivos. Una de las artistas más relevantes en este campo es Sofía Crespo, que trabaja justamente con la relación entre la biología y la informática, una relación que ha llegado a fusionar esferas que antes nos parecían muy diferentes, la de lo orgánico y la de lo inorgánico, y que nos lleva a plantear si en circunstancias muy específicas, por ejemplo la extinción masiva de organismos a través del impacto de la especie humana en el medio ambiente, puede darse una reestructuración o un resurgimiento a través de prácticas de inteligencia artificial. En esta línea científica incluímos también a la artista Violet Forest, cuyo tema es la naturaleza a la luz de las redes generativas, una autogeneración o nueva forma de construcción de lo natural a partir de la inteligencia artificial. 

 

H-ART: ¿Podría profundizar en el aspecto educativo de esta exposición? ¿Cómo contribuye a la comprensión pública de la interacción entre el arte y la inteligencia artificial?

 

AMH: En efecto, uno de los principales componentes de este proyecto ha sido el eje educativo que se ha planteado desde NC-Arte en concordancia con las directrices de la fundación. Y nos parecía totalmente necesario, como dije antes, establecer ese diálogo aquí desde Bogotá y hacerlo desde las artes, porque entendemos que este diálogo se está generando desde múltiples campos: el derecho, la ciencia, la informática, la medicina… Nos parecía esencial mostrar cómo hay también artistas participando en ese diálogo y examinando la relación entre arte e inteligencia artificial. El proyecto mismo ha sido un proceso de formación también para el equipo que ha venido gestionando la investigación. Para mí en particular también ha sido un aprendizaje, he tenido la oportunidad de informarme y acceder a distintos tipos de investigaciones que de alguna manera me han permitido entender un poco más esta situación que resulta bastante ambigua porque, como les decía, aunque el tema está en boca de todos y asoma la cabeza casi a diario en los medios de comunicación masivos, hay a la vez un profundo desconocimiento de cómo funcionan las inteligencias artificiales, qué nos pueden deparar para el futuro y qué tipo de ventajas o desventajas podrían traer para la humanidad. Entonces nos parecía esencial poder proponer una especie de ágora y darle tiempo al ejercicio de escuchar lo que piensa la gente, invitar a personas que se están especializando en este tipo de proyectos y llevan un tiempo investigando la inteligencia artificial en diversas áreas para que nos compartieran sus experiencias y comenzar a hacernos una idea de lo que es la inteligencia artificial. Ya hablé antes del impacto de otras revoluciones tecnológicas, pero hay que añadir que esta nueva revolución en lo que se entiende como la era digital, a diferencia de las anteriores, ha sido muy silenciosa, ha sido prácticamente invisible en muchos aspectos. Como les decía, la inteligencia artificial se viene desarrollando desde los inicios del siglo XX y ya en el siglo XXI empezó a instalarse con mayor eficacia en múltiples áreas. Pero las personas no especializadas solo tienen acceso a lo que se dice a través de las redes sociales, y a través de estas mismas redes sociales comenzaron a conformarse bases de datos sin realmente dimensionar el alcance de esa acumulación de nuestros datos de cara a lo que va a ser el desarrollo de las inteligencias artificiales. Ahora, en este momento, la gente ya ha empezado a tomar conciencia, pero hasta hace poco, al menos en Occidente, nuestra comprensión de la inteligencia artificial y su impacto en nuestras vidas estaba mediada por las redes sociales y el entretenimiento. Lo cierto es que las inteligencias artificiales están ya presentes en casi todas las facetas de nuestra vida: si utilizamos Google Maps o si vamos a una cita médica vemos que nuestra cotidianidad está ya bastante permeada.

 

H-Art: Desde su perspectiva, ¿cuáles deberían ser las aproximaciones que los artistas deben adoptar al trabajar con la inteligencia artificial? ¿Deben considerarla como un colaborador fortuito o como un elemento integral en el proceso creativo?

 

AMH: Bueno, mi punto de vista es que para el arte en general será una herramienta más, pero me interesa ver cómo algunos procesos artísticos se han democratizado. Antes, por ejemplo, necesitabas acceso a un conocimiento intermedio en diseño para poder hacer intervenciones tanto en fotografías o en videos o en el campo musical, pero ahora es posible acceder a estas herramientas sin mayor conocimiento y usarlas en propuestas artísticas. No creo, sin embargo, que este tipo de investigación artística vaya a suplir las artes tradicionales. Al contrario, creo que en este momento la necesidad de seguir explorando la materialidad, que ha sido uno de los ejes de las artes plásticas, va a adquirir mayor relevancia. Recordemos que cuando llegó la fotografía también se temía que fuera a reemplazar a la pintura y que esta podría desaparecer. Esto nunca pasó y la pintura sigue tan vigente como lo es la fotografía y logró de hecho encontrar su campo de desarrollo. Creo que algo análogo puede suceder con la inteligencia artificial; creo que se establecerá como una herramienta más, pero no creo que logre reemplazar a las artes tradicionales, aunque sí nos trae unos cuestionamientos muy interesantes. Por ejemplo, uno de los puntos que plantea Chatonsky en sus esculturas es que hoy en día es posible desarrollar procesos escultóricos a través de medios digitales. Si antes tenía que haber un taller, un material y una persona que moldeara esa materia, ahora podemos encargarle estos procesos a inteligencias artificiales, claro, con la mediación de un ser humano que finalmente es quien toma las decisiones. Tengamos presente que las inteligencias artificiales son herramientas muy prácticas que nos van a permitir múltiples decisiones y nos van a abrir muchos campos, aunque al menos en la fase en la que estamos es todavía el ser humano quien toma las determinaciones sobre qué área o qué campo quiere explorar. Entonces, sí considero que la inteligencia artificial va a ser un factor esencial a partir de ahora; va a permitir, por ejemplo, que personas sin conocimientos artísticos o musicales puedan acceder a procesos que antes eran muy complejos y requerían una formación completa. Pero creo también que las formas tradicionales de hacer continuarán con fuerza; es más, en una era totalmente digital, intuyo que se van a valorizar enormemente todos aquellos procesos que rescatan la capacidad humana de interactuar directamente con los procesos materiales, como sucede en la escultura y otras prácticas artísticas actuales. Por supuesto, la inteligencia artificial no podrá menos que impactar significativamente lo que serían las artes del futuro.