Las siete maravillas de la Antigüedad en los soportes de la cultura popular
The Seven Ancient Wonders in Popular Culture Media
As sete maravilhas da Antiguidade na mídia da cultura popular
Fecha de recepción: 31 de enero de 2024. Fecha de aceptación: 27 de junio de 2024. Fecha de modificaciones: 28 de junio de 2024
DOI: https://doi.org/10.25025/hart18.2024.03
Ainhoa De Miguel Irureta
Doctora en Historia del Arte por la Universidad Católica de Murcia (UCAM), con mención internacional y premio extraordinario de doctorado. Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca, sus líneas de investigación se centran en las Siete Maravillas de la Antigüedad y su relación con el Humanismo, su transmisión y recepción cultural, y las influencias artísticas. Entre sus contribuciones más importantes podemos destacar: «La pirámide en la emblemática: sic transit gloria mundi», «La recepción de las Maravillas de la Antigüedad en España a través de los testimonios de viajeros a Egipto entre el s. XII y los albores del XVI», «La pasarela de los dioses. Zeus y Helios como modelos iconográficos divinos en el Cristianismo», «El Zeus de Olimpia y la imagen de Dios en el arte cristiano. Iconografía del poder y la majestad», «La visión de la Cruz y las maravillas de Roma en la sala de Constantino de las estancias de Rafael en Vaticano» o «Ludus Thronis: De novem orbis miraculis. The Wonders of the Ancient World in George R.R. Martin’s A song of Ice & Fire. A Game of Thrones». Actualmente, pertenece al grupo de investigación Stvdia Hvmanitatis de la Universidad Católica de Murcia.
Resumen:
Las imágenes míticas de las siete maravillas de la Antigüedad forman parte del imaginario colectivo y constituyen un motivo recurrente en todas las ramas de la cultura, no solo como referentes o modelos a emular en arquitectura o pintura sino también como inspiración en el cine o la literatura fantástica, en series de televisión, en el mundo del cómic, en los juegos de mesa y videojuegos, e incluso en sellos o etiquetas de cerveza. La tradición iconográfica de estas grandes obras del pasado llega a nuestros días enriquecida por numerosas aportaciones a lo largo de los siglos y erigiéndose en una de las raíces de la cultura visual contemporánea.
Palabras clave:
Las siete maravillas, cultura popular, recepción, arquetipo, influencia.
Abstract:
The mythical images of the Seven Ancient Wonders are part of the collective imaginary and endure as a recurring theme in all branches of culture, not only as references or models to be emulated in architecture or painting, but also as inspiration in cinema or fantasy literature, in television series, in the world of comics, in board and video games, and even on stamps or beer labels. The iconographic tradition of these great works of the past has survived to the present day, enriched by numerous contributions over the centuries, to become one of the roots of contemporary visual culture.
Keywords:
Seven Ancient Wonders, popular culture, reception, archetype, influence.
Resumo:
As imagens míticas das sete maravilhas da antiguidade fazem parte do imaginário coletivo e são um motivo recorrente em todos os ramos da cultura, não só como referências ou modelos a imitar na arquitetura ou na pintura, mas também como inspiração no cinema ou na literatura de fantasia, nas séries de televisão, no mundo da banda desenhada, nos jogos de tabuleiro e de vídeo e até nos selos ou rótulos de cerveja. A tradição iconográfica destas grandes obras do passado foi enriquecida por numerosas contribuições ao longo dos séculos e tornou-se uma das raízes da cultura visual contemporânea.
Palavras-chave:
As sete maravilhas, cultura popular, recepção, arquétipo, influência.
Las pirámides de Egipto, los jardines colgantes de Babilonia, la estatua de Zeus en Olimpia, el templo de Artemisa en Éfeso, el mausoleo de Halicarnaso, el coloso de Rodas y el faro de Alejandría forman la legendaria lista de maravillas que ha estimulado la imaginación de los hombres desde la Antigüedad. Diversas facetas de la cultura popular van a reflejar el influjo de estas grandes obras del mundo antiguo, como vamos a ver, poniendo de manifiesto la actualidad de obras perdidas hace mucho tiempo —salvo la gran pirámide de Giza, la única de las maravillas que queda en pie—. Aunque de algunas de ellas no sabemos cuál era su aspecto exacto, el concepto básico de cada una ha quedado fijado a lo largo de los siglos en la historia del arte y se han convertido en arquetipos inmortales.
Las maravillas, como paradigmas del arte, adquieren un valor universal y de permanencia más allá de los límites temporales marcados por su deterioro y destrucción, ya que están presentes en la imaginación aunque hayan sido arruinadas por el tiempo. Así, la idea de siete obras maravillosas ha calado de tal modo que ha promovido la creatividad de muchos artistas, siendo un tema recurrente a lo largo de los siglos. Incluso hoy en día las siete maravillas siguen siendo un referente temático para nuevas obras de arte.1 Por ejemplo, en 1975 el ilustrador Roy G. Krenkel publicó una edición limitada, numerada y firmada con siete impresiones a color sobre las maravillas, acompañada de una breve reseña explicativa sobre cada una de ellas. Un año antes, en 1974, había publicado Cities and Scenes from the Ancient World2 donde ya había mostrado sus conocimientos e interés por la Antigüedad, situando en la portada la imagen del faro de Alejandría.
Estas imágenes sirven de grandioso telón de fondo para diversas escenas: junto a la pirámide se desarrolla el funeral de un escriba real, los jardines colgantes reciben la entrada triunfal de un sátrapa, el templo de Artemisa vive un día festivo, la estatua de Zeus preside la ceremonia de la oliva, el mausoleo presencia frente a sí el cambio de la guardia, el coloso domina el puerto y la ciudad de Rodas, y el faro contempla un navío con un cargamento para Roma. Todos estos acontecimientos se revelan en los subtítulos de las imágenes, pero las explicaciones más interesantes son las que ofrece Krenkel en el anexo escrito, donde aparecen una breve descripción y un apunte histórico que reflejan el conocimiento no solo de esas grandes obras sino de algunas de las fuentes antiguas que se refieren a ellas:
¿Por qué siete maravillas? ¿Y por qué estas siete en particular? A Antípatro de Sidón3 le debemos esta designación a partir de uno de sus viajes, que tuvo lugar en el siglo II a. C., y parece haber sido, incluso ahora, una elección bastante válida. Y no, las reconstrucciones presentadas aquí no son auténticas (estatuas de bronce de 120 pies de alto con los brazos extendidos, ¿en el 300 a. C.? tonterías, por supuesto). Más bien, se evoca la sensación de la antigüedad, el espléndido y dorado despilfarro de hombres que forjaron sueños inverosímiles en bronce y mampostería porque consideraron que los dioses estaban mirando. Solo una de las siete, la gran pirámide de Keops, permanece razonablemente intacta. Del faro, los bloques caídos de la calzada y la plataforma se hundieron en las placas cambiantes del Mediterráneo. En Éfeso y en Halicarnaso, los fragmentos de frontones y columnas dan fe del templo y la tumba que una vez deletrearon la palabra Gloria. Del resto, no quedan más que palabras soplándose a través de los Abismos del Tiempo, frágiles como fantasmas sobre un cristal mágico.4
Estas palabras, poéticas y sugestivas, ponen de manifiesto la fuerza evocadora de las imágenes de las siete maravillas, unas imágenes que no han perdido su actualidad. En 2015 el ilustrador gráfico Dan Mumford expuso en la Galerie F de Chicago una serie sobre las maravillas que aúna todo el saber anterior, con reminiscencias de otras imágenes muy conocidas y una visión más vanguardista, muy influenciada por el cómic. Mumford ha trabajado dentro de la cultura pop y la escena musical creando diversas obras, desde portadas de álbumes, marcas y serigrafías hasta nuevas interpretaciones de carteles y álbumes de películas clásicas. Él mismo denomina su estilo como “acid-trip style”, basado en las formas fluidas, coloridas y extravagantes de lo que podríamos denominar “estilo gótico”; sus obras combinan el aspecto del esgrafiado y los métodos tradicionales de impresión con estilos de ilustración digital, resultando unas imágenes de gran fuerza visual.5
Aunque se trata de visiones muy fantásticas, Mumford introduce elementos históricos o basados en las fuentes que aportan verosimilitud y legitiman la imagen final. Es el caso de la inclusión de imágenes como el Etemenanki,6 la Artemisa efesia o Artemisia ascendiendo las escaleras hacia el mausoleo. No obstante, las figuras de Zeus y el coloso están claramente inspiradas en modelos del cómic o la literatura fantástica; el mausoleo sobresale por encima de las distintas lápidas de un cementerio y los paisajes y las arquitecturas que aparecen, tanto en pie como en ruinas, son evidentemente ilusorios.
Esta simbiosis entre tradición y modernidad confirma el éxito de las siete maravillas como motivo iconográfico; desde Maarten van Heemskerck7 en el Renacimiento hasta Mumford hoy en día, las imágenes de las maravillas son un referente artístico y cultural. Y como referente cultural, otras alusiones a ellas en conjunto, van a encontrarse en la literatura fantástica, como la serie Seven Wonders, de Peter Lerangis, una pentalogía de libros juveniles de fantasía, aventura y ficción mitológica basada en la mitología griega y desarrollada alrededor de las siete maravillas;8 o, en el mundo de la pequeña pantalla, una serie de cuatro episodios para el Discovery Channel supervisada por John Romer en 1994. Incluso en juegos de mesa, como Seven Wonders;9 en parques temáticos, como el Parque Jaime Duque, que incluye una zona dedicada a las siete maravillas de la Antigüedad entre otras atracciones;10 el parque temático Window of the World, en Shenzhen (China), con una réplica del faro de Alejandría; o Terra Mítica, en Alicante (España), un parque que, como su propio nombre indica, se ambienta en la Antigüedad más icónica. En él podemos observar la pirámide, el Zeus de Olimpia y el faro de Alejandría, y encontramos numerosas referencias a ese pasado mítico.11 Otros ejemplos se pueden encontrar en soportes tan diversos como series de sellos de distintos países, etiquetas de cervezas12 e incluso una colección de estilográficas.13
Imagen 1. Seven Wonders, Repos Production, 2010.https://www.pccomponentes.com/asmodee-7-wonders-juego-de-mesa
Con una repercusión mucho más mediática, la huella de las siete maravillas de la Antigüedad es claramente visible en sagas de fantasía tan famosas como Star Wars o Juego de tronos, en las que lo histórico trasciende la ficción: las maravillas de la Antigüedad alimentan aquí la imaginación y, al mismo tiempo, su expresión figurativa sirve de conexión, aun inconsciente, con el trasfondo cultural de la civilización occidental.
Imagen 2. Colección de cervezas Seven Wonders, Milton Brewery, https://www.miltonbrewery.co.uk/beers/
En el universo ficticio de Star Wars existe una lista de “veinte maravillas de la Galaxia”, un inventario compilado por el historiador Vicendi en su obra Arturum Galactinum, encargada para el aniversario de la República.14 Se trata de un compendio de maravillas realizadas por seres inteligentes, omitiendo los espectaculares fenómenos naturales. Cuando se presenta en el mencionado universo fantástico se adapta, por ejemplo, el hecho de que listas como la de las siete maravillas fueron realizadas inicialmente por griegos y en el mundopor ellos conocido, predominando entonces las maravillas del mundo griego y helenístico: así, se alude a que la lista de Star Wars fue criticada por algunos por dar especial énfasis a la Antigüedad, sobre todo aquellos elementos relacionados con la formación de la República y de los Mundos del Núcleo. Así mismo, como sucede en el desarrollo de las listas históricas, se menciona que otras civilizaciones galácticas han creado sus propias listas.15 Y al igual que en el mundo real, muchas de las maravillas fueron destruidas, aunque no por ello dejaron deser famosas. Dentro de este elenco de veinte grandes obras, para nuestro estudio debemos destacar aquellas que claramente se inspiran en las siete maravillasdel mundo antiguo: la pirámide del amanecer de Aargau, los jardines prohibidos de Nuswatta, el templo Esraza en Oligtaz, las criptas de hielo de Coruscant, el Automaton Caliginous en Tomo-Reth, la estatua de Xim en Desevro y el faro de Belgoth.
La correspondencia parece evidente: en lo que se refiere a la pirámide de Aargau, se dice que fue construida con un plástico iridiscente casi indestructible, lo que recuerda el recubrimiento original de las pirámides de Egipto y su longevidad. Los jardines de Nuswatta y el templo Esraza hacen alusión a Babilonia y a Éfeso, respectivamente, y las criptas de hielo, cámaras subterráneas utilizadas por las naciones de Zhell para enterrar a sus jefes, nos hacen recordar el mausoleo. En cuanto al Automaton Caliginous, era un gigantesco mecanismo autómata de más de cincuenta metros de alto que se sentaba en un trono y respiraba fuego hacia sus visitantes, asombrando a todos aquellos que lo veían, por lo que la inspiración en el Zeus de Olimpia parece bastante clara. La estatua de Xim el Déspota era una enorme representación escultórica de un antiguo gobernante tiránico y tenía más de cien metros de altura, inspirándose en el coloso de Rodas; la coincidencia más curiosa es que también fue derribada por un terremoto, al final del reinado de Xim. Y el faro de Belgoth resulta una concordancia evidente con el de Alejandría.
Por otro lado, en ese mundo fantástico ideado por George R. R. Martin en su saga de novelas Canción de hielo y fuego, y en su adaptación en la serie de televisión Juego de tronos, se nos pone en relación no solo con la existencia de grandes construcciones humanas consideradas como maravillas, sino también con la misma práctica histórica de la confección de listas de maravillas por distintos eruditos a lo largo de los siglos. Se introduce incluso la figura de un erudito viajero, de nombre Lomas Pasolargo, que realizó dos libros sobre las maravillas del mundo: Maravillas, en el que se recogen siete maravillas de la naturaleza, y Maravillas creadas por el hombre, donde realiza un listado de las nueve construcciones humanas que él considera más destacadas. El primero de estos libros estaría más relacionado con la vertiente paradoxográfica,16 mientras que el segundo sigue la experiencia de autopsía, el “ver con los propios ojos”, que se generalizó en época helenística. Lomas es un viajero que contempla en persona esas maravillas, y su experiencia de viaje se inscribe dentro de la tradición literaria de la periégesis o “experiencia del viaje”. Su propio nombre, Pasolargo, alude a su condición de viajero, como sucedió con Dionisio Periegeta, autor de la célebre Periégesis.17
El viaje de Pasolargo a lo largo del ficticio continente de Essos recuerda cómo con Alejandro Magno el mundo griego se abrió hacia el este, extendiendo el modo de vida y pensamiento de los griegos. Otra similitud con el propio origen o antecedente histórico de las siete maravillas es la aparición de una temprana literatura de mirabilia en la compilación de libros en torno a las grandes bibliotecas, sobre todo la de Alejandría, a la que corresponde en la obra fantástica que nos ocupa la ciudadela de Antigua, ciudad de Poniente que es clara copia de la Alejandría egipcia, tanto por su biblioteca como por su faro.
También podemos vincular los escritos de Pasolargo con la obra de Heródoto, en cuya gradación del asombro los objetos debidos a la mano del hombre son superiores a las maravillas naturales.18 Esta idea se encuentra también en la frase atribuida a Pasolargo: “Los dioses hicieron siete maravillas y los hombres mortales hicieron nueve”,19 de la que se desprende que los mortales han superado a los dioses, al menos en el número de maravillas realizadas.
Otra conexión clara con el fenómeno de confección de listas de maravillas a lo largo de los siglos se da con el caso de Filón de Bizancio, quien vivió y trabajó en Alejandría y veía a diario el faro como algo cercano, cotidiano y funcional, más alejado de la idea de maravilla como algo extraordinario.20 De igual manera, en la obra de Pasolargo el faro de Antigua no se describe como una de las maravillas, quizás por el mismo motivo que acabamos de aducir: que Pasolargo fuese un maestre de Antigua que viese el faro a diario y no lo considerase extraordinario.
Indudablemente, la influencia de las representaciones artísticas de las maravillas de la Antigüedad también ha dejado sentir su peso en la concepción visual de sus análogos en el mundo de Juego de tronos.21 De hecho, podríamos considerar que existe otro paralelismo más en el mismo paso de lo escrito a lo visual: si la serie de grabados de van Heemskerck supuso el salto de la palabra a la imagen, la serie de televisión, al hacer lo mismo con las novelas de Martin, también le dio el carácter figurativo a las descripciones literarias de Pasolargo apenas esbozadas en los libros. La visualización en la pantalla de televisión de algunas de estas maravillas por parte de los espectadores les ha permitido conectarlas con los arquetipos de las maravillas de la Antigüedad existentes en el imaginario colectivo, de una forma mucho más efectiva que con la lectura.
El reflejo de las siete maravillas de la Antigüedad en el mundo ideado por Martin es más que evidente y en algunas de las obras mencionadas la correlación es indudable. Si la primera de las siete maravillas del mundo antiguo fue la gran pirámide de Keops, en la meseta de Gizeh cerca de El Cairo, acabamos de ver que su equivalente en Juego de tronos habría sido la gran pirámide de la antigua Ghis (obsérvese la proximidad entre los dos topónimos: Gizeh-Ghis; y también la denominación como gran pirámide) o, en su defecto, la gran pirámide de Meereen, que es la que aparece en la trama de las novelas y es reflejada visualmente en la serie de televisión.
La segunda maravilla histórica por antigüedad (si nos atenemos a la lista canónica, por supuesto) fueron los jardines colgantes de Babilonia, que frecuentemente han estado vinculados a las murallas de Babilonia, otra maravilla que apareció en numerosas ocasiones en diferentes listas, dando lugar así a la concepción de la ciudad de Babilonia como maravilla en su conjunto. De este modo se entendería la ciudad ficticia de Qarth, en la que podemos observar ambos elementos, especialmente en su visualización en la serie de televisión. Por otra parte, también podríamos detectar la influencia de los jardines de Babilonia en la concepción de los jardines del agua de Dorne, en las proximidades de Lanza del Sol. En las novelas se nos dice que fueron construidos por el príncipe Maron Martell como regalo para su esposa, la princesa Daenerys Targaryen, con el propósito de celebrar la unión de Dorne al resto de los Siete Reinos.22 En esta historia observamos reminiscencias de los relatos que nos hablan del origen de los jardines colgantes de Babilonia, donde se los describe como un regalo del rey a su esposa meda.23
Para la estatua crisoelefantina de Zeus realizada por Fidias en Olimpia no se encuentra una equivalencia clara en nuestro análisis. Sin embargo, si nos atenemos a su tamaño y majestuosidad, y a su carácter como estatua de culto en el interior de un gran templo, podríamos establecer una analogía con las igualmente enormes estatuas de “los siete” —denominación genérica para los siete dioses objeto de culto en una religión organizada de tipo politeísta— en el gran septo de Baelor, en Desembarco del rey. Cambiando uno por siete, por razones evidentes, permanece la idea de poder y majestad de las divinidades, subrayada por su tamaño y la penumbra que rodea sus rostros.
Las equivalencias más evidentes son las que encontramos entre el coloso de Rodas y el titán de Braavos, por un lado, y entre el faro de Alejandría y el faro de Antigua, por otro; son las correspondencias más claras no solo por su concepción visual, sino también por su ubicación o su funcionalidad. El titán de Braavos es una fortaleza de piedra y bronce con la forma de un guerrero descrita así por un maravillado Lomas Pasolargo: medía casi 400 pies de altura (aproximadamente 122 metros) y tenía una pierna a cada lado de la principal entrada a Braavos, enclave esculpido a partir de un arco de roca natural de granito negro y sobre el que se fundió el resto de la estatua en bronce. El pelo de la figura era cáñamo teñido de verde (green-dyed hemp) y sus ojos eran grandes linternas de señales (beacon lanterns); el interior contenía diferentes estancias y aberturas para poder atacar a las naves que intentaran forzar su entrada.24 La concepción del titán de Braavos como fortaleza se inspira del mismo modo en el coloso de Rodas, pero por medio de su representación cinematográfica en la película de 1961, El coloso de Rodas, dirigida por Sergio Leone, en la que la gran estatua es precisamente una fortaleza-prisión que guarda la entrada al puerto de la isla, como veremos más tarde. Por otra parte, en la película de 1963 Jasón y los argonautas, dirigida por Don Chaffey, aparece una estatua gigante de bronce con armadura, yelmo y espada —muy semejante al titán— que es llamado Talos, el guardián de la isla, que cobra vida y que en un momento dado aparece con un pie a cada lado de la entrada a la ensenada, agarrando y levantando el barco que intenta pasar por debajo suyo.
En cuanto al faro de Antigua, se trata de una enorme fortaleza en forma de torre, con un diseño de construcción con varias fases y un fuego permanente en su cúspide. En la misma ciudad se halla la ciudadela, el lugar donde se forman los maestres y que contiene una inmensa biblioteca. En la historia fantástica de Martin se dice que el rey Uthor del Faro mandó construir una nueva torre, la quinta que se había hecho, pero esta vez enteramente de piedra.25 No es difícil ver en Antigua un remedo de la ciudad egipcia de Alejandría, con sus dos atributos más característicos: el faro y la gran biblioteca. El faro de Alejandría, construido en tiempos de los dos primeros Ptolomeos, fue la tercera edificación más alta de todo el mundo antiguo y la primera maravilla con una finalidad pragmática clara.
La idea de las siete maravillas, ya sea como pasado o como presente material que funciona como tesoro cultural, como alegoría de lo portentoso, forma parte del patrimonio general y de la tradición del mundo mediterráneo, que con el paso del tiempo se ha extendido a nivel mundial. Hemos podido comprobar cómo esa idea ha trascendido la realidad misma de aquel patrimonio cultural y artístico para llegar al plano de la ficción fantástica. Se encuentra en nuestro bagaje cultural y de forma incluso inconsciente se manifiesta en cualquier tipo de representación, real o imaginaria, de grandes construcciones humanas como símbolos de diversas civilizaciones. La expresión figurativa de esa idea —esto es, su plasmación visual— ha contribuido enormemente a la conexión con dicho bagaje cultural. De este modo, la conversión de las listas de maravillas en series de grabados y pinturas ha desempeñado históricamente el mismo papel que ha jugado en el caso del mundo de Martin el paso del texto escrito de las novelas a la imagen televisiva.
Aunque hoy en día a la mayoría de la gente podría resultarle difícil enumerar la lista completa de las siete maravillas del mundo antiguo, su profundo calado en nuestro bagaje cultural es innegable, como se ha demostrado ya, y constituyen un pilar fundamental de la civilización occidental. Su influencia no se circunscribe solo a ámbitos académicos o eruditos, sino que se puede rastrear en la cultura popular, sobre todo en la cultura de masas a través de industrias como las del cine, la televisión, el cómic o el videojuego.
El mundo de la imaginación, abarcando desde la literatura fantástica hasta el cine, pasando por toda la cultura del ocio, ha tomado con frecuencia los modelos de las siete maravillas como referente, surgiendo gran cantidad de interpretaciones de estas grandes obras en ámbitos muy dispares, desde los mundos fantásticos de Juego de tronos o Star Wars hasta monumentos efímeros en las Fallas valencianas.
A este respecto, podemos referirnos al monumento erigido en la ciudad de Valencia con la forma del coloso de Rodas: una falla de 1971, obra de Octavio Vicent Cortina, que ejemplifica la percepción y asimilación del modelo antiguo hasta nuestros días, como arquetipo perfectamente conocido y arraigado en las tradiciones y fiestas más populares.
El salto de la imagen del coloso de Rodas al cómic solo ha sido un paso más en la universalización de este arquetipo, y es así que nos lo encontramos convertido en un superhéroe en la serie de la Editorial Maga, El coloso / El príncipe de Rodas, donde se lo representa como un personaje a medio camino entre Hércules y Sansón. Puede ser que en las fechas de su publicación —entre 1960 y 1962— se tratara de aprovechar el estreno por aquella época (en la que el peplo estaba de moda en el cine) de la película El coloso de Rodas.
La ya mencionada película coproducida entre 1960 y 1961 por Italia, España y Francia fue el primer trabajo de Sergio Leone como director y desarrolla una historia de corrupción y opresión alrededor de la mítica y majestuosa figura del coloso de Rodas, que aparece siguiendo el modelo conocido en su versión de faro, con una vasija a modo de antorcha entre las manos. El decorado fue hecho en madera, a cargo de Ramiro Gómez como director artístico, asistido por el constructor Francisco Asensio y el escultor Restituto Martín Gamo. Se hicieron sendas maquetas de la estatua para los planos generales, y a tamaño real se construyeron los pies y las piernas hasta las rodillas, con veintisiete metros de altura, en el puerto de Laredo;26 por otro lado, se construyeron la cabeza, parte del tronco y los brazos, con una estructura que llegó a los veinte metros de altura.
Esta figura del coloso se va a repetir en otras películas, como en la también mencionada Jasón y los argonautas. Aquí no aparece el coloso de Rodas como tal, pero sí se incluye una escena en una isla desierta donde Hércules y su compañero Hilas descubren el tesoro de los dioses y, al tomar una parte de él, despiertan a su guardián Talos, el gigante de bronce. No es el coloso de Rodas pero su representación claramente parte de la iconografía propia del coloso: gran tamaño, de bronce, junto al mar, piernas abiertas con un barco pasando entre ellas… Postura que, dicho sea de paso, no pudo ser la de la escultura original pero cuya imagen, mucho más plástica y espectacular, ha quedado como referente. Al parecer, esta imagen de un coloso de piernas abiertas sobre la bocana del puerto tendría su origen en el testimonio de un viajero de Italia en peregrinación a Jerusalén que se detuvo en Rodas alrededor de los años 1394 o 1395.27 Por otro lado, en unos comentarios a las Sátiras de Juvenal se alude a la imagen del coloso dejando pasar bajo sus piernas a los barcos con las velas desplegadas,28 y en el testimonio de otro peregrino, Felix Faber o Felix Fabri, se hace referencia a la misma historia de naves pasando entre sus piernas.29 Como vemos, las propias fuentes han alimentado esta imagen errónea pero con tal fuerza visual que se estableció como un componente central de la iconografía típica del coloso.
Imagen 3. Octavio Vicent Cortina: falla El coloso de Rodas, Valencia, 1971, https://bdfallas.com/falla/ayuntamiento-1971-el-coloso-de-rodas-este-ano/9334/
Encontramos otra reminiscencia en la película Furia de titanes, de 2010, donde aparece en Argos una estatua de Zeus que es destruida por los habitantes de la ciudad y que sigue los cánones del coloso, recordando incluso su caída, aunque en este caso es derribada por los hombres y no por un terremoto.30 También debemos citar la mítica imagen de la película El planeta de los simios, de 1968, que queda como símbolo del desmoronamiento de una civilización y que, aunque no representa al de Rodas, sí que muestra derribado al coloso de nuestros días: la estatua de la Libertad. Y es que podríamos afirmar que la estatua de la Libertad es un “nuevo coloso” que contribuye a recrear el arquetipo recibido del mundo clásico. En efecto, ya desde su construcción “la escultura contemporánea colosal va a presentar siempre, en mayor o menor medida, la influencia de esta iconografía heredada del coloso de Rodas”.31
La fuerza visual de este tipo de imágenes colosales se va a aprovechar en la pantalla tanto en películas como en series; podemos citar los Argonath de El señor de los anillos. La comunidad del anillo, cuya representación nos recuerda al monumento rumano a Decébalo en el Danubio,32 una escultura de roca de cuarenta metros que representa el rostro del rey dacio Decébalo, cerca de la ciudad de Orșova. La traducción literal del nombre Argonath es “piedras de los reyes”, aunque el nombre más exacto es “pilares de los reyes”; se trata de dos colosales estatuas que representan a Isildur y Anárion, los primeros reyes de los hombres del Oeste, que marcan la entrada al reino de Gondor en el mundo fantástico creado por J. R. R. Tolkien.
Imagen 4. Cómic El coloso / El príncipe de Rodas, portada del n.o 1, 26 de septiembre de 1960, https://www.tebeosfera.com/numeros/coloso_el_el_principe_de_rodas_1960_maga_1.html
En la pequeña pantalla, encontramos un ejemplo de estatuaria colosal en la serie Lost (“Perdidos”): se ve allí de pie en las orillas de la costa de la isla una gigantesca estatua teriomorfa de Tueris, diosa egipcia del nacimiento, el renacimiento y los cielos del norte que generalmente se representa como un humanoide con cabeza de hipopótamo. La estatua medía unos 75 metros y posteriormente se ve solamente su pantorrilla izquierda y sus característicos cuatro dedos; sin entrar en el complicado argumento de la serie, con cambios temporales incluidos, lo que nos sirve es el uso de la iconografía propia de la estatuaria colosal, uniendo los precedentes egipcios con el tamaño, la ubicación y la técnica del coloso.
El arquetipo de figura colosal pasa de la gran pantalla a la pequeña y también al mundo de los videojuegos, como podemos ver en God of War II o Civilization VI. El primero, creado por SCE Santa Monica Studio en 2005, se basa en las aventuras de un semidiós espartano, Kratos, que se enfrenta a diversos personajes de la mitología griega. En el juego, la estatua del coloso cobra vida gracias a Zeus y se enfrenta al protagonista. En el segundo, desarrollado por Firaxis Games en 2016, las maravillas aparecen como símbolos de una civilización desarrollada.
El caso de las pirámides es algo distinto, ya que aún se encuentran en pie y no ha sido necesario un proceso imaginativo para representarlas, aunque sí ha existido una sucesión de reinterpretaciones que han tomado como base el modelo de las pirámides para crear algo nuevo. En cualquier película, serie de televisión o documental que se refiera a Egipto y aluda a las pirámides estas aparecen en todo su esplendor actual, pues son elementos muy cinematográficos, aunque en este caso se trata de imágenes reales, tomadas del natural. Hay ejemplos con escenas míticas de la historia del cine, como Muerte en el Nilo, de 1978, o La espía que me amó, de 1977; y una gran cantidad de películas sobre pirámides, descubrimientos arqueológicos y momias. No obstante, la gran atracción que siempre han ejercido las pirámides también ha servido de punto de partida para nuevos modelos, como podemos ver en las películas del género fantástico y de ciencia ficción Stargate (1994) y X-Men. Apocalipsis (2016). En el caso de la película Exodus. Dioses y reyes, de 2014, resulta interesante la representación de las pirámides en pleno proceso de construcción, en el que se ve la utilización de rampas, poleas, andamios y grúas. Por otro lado, no es esta una visión fidedigna, pues emplaza las construcciones en el centro de la ciudad y no a las afueras, en las necrópolis. Además, en la época de Ramsés habían pasado ya siglos desde la construcción de las últimas pirámides, que fueron hechas con ladrillos de adobe, ya no con piedra, en el Reino Medio. Aun así, la escena aporta un punto de vista novedoso a la tradicional imagen de las pirámides. Ya comentamos también las pirámides de Meereen en Juego de tronos, y es que la inclusión de alguna o varias de las maravillas de la Antigüedad en un relato, ya sea escrito o visual, aporta una base sólida de credibilidad a la narración, al mismo tiempo que ilustra el contexto perfecto para el desarrollo de la acción.33
En algunos casos, la presencia de las maravillas es un dato cronológico y/o geográfico, como podemos observar en la película Ágora (2009), de Alejandro Amenábar, en la que el faro figura como elemento identificador de la ciudad de Alejandría, donde se desarrolla la acción; también lo vemos en la cinta de Oliver Stone, Alejandro Magno (2004), donde aparecen además los jardines colgantes de Babilonia. La ciudad de Babilonia tuvo ya un papel protagónico en Intolerancia, la película muda de 1916 dirigida por David Wark Griffith, con una gran puesta en escena en la que aparecían grandes masas de actores entre decorados gigantescos, como las murallas de casi cien metros de altura.34 Por lo demás, los jardines tan solo se pueden intuir por la presencia de escasa vegetación en lo alto de una escenografía completamente ficticia.
En otras ocasiones, las maravillas sirven de inspiración para crear nuevas escenografías, de gran impacto visual y perfectamente creíbles gracias a las reminiscencias de aquellas grandes obras conocidas. Este puede ser el caso de la Torre de Barad-dûr que aparece en la adaptación cinematográfica de la novela de Tolkien a cargo de Peter Jackson. En contraposición al término al-manāra, que significa “casa de luz”,35 el nombre de la torre de Mordor significa “torre oscura” y no es ya una ayuda a los navegantes, una luz o faro que actúa de guía, sino un ojo vigilante que todo lo ve; de hecho, en las películas de Jackson el ojo en lo alto actúa como un proyector de luz de un faro, dirigiendo su haz hacia uno u otro lado. Es interesante la conjunción y asimilación de distintos conceptos para la creación visual de esta torre, que nos recuerda simultáneamente las figuras del faro y del rascacielos —es la torre más alta de la historia de la Tierra Media— y se levanta como símbolo del poder de Sauron.36 Por cierto, podríamos considerar los rascacielos como los faros modernos de las grandes ciudades y quizás la mutua influencia entre estos dos tipos de estructura —así como la mutua influencia de la arquitectura y el cine— se puede ver en el proyecto —hoy cancelado— para la torre Al Noor, situada en Casablanca (Marruecos), que pretendía ser el edificio más alto de África, con 540 metros, y cuyo diseño recuerda a la torre de Barad-dûr. Varios detalles de la torre se habían planteado de manera simbólica: sus 540 metros, por ejemplo, representan a los 54 países que conforman el continente africano, mientras que los paneles de cristal que habrían de cubrir su fachada simbolizarían las más de mil lenguas que se hablan en África.
Imagen 5. Diseño de la torre Al Noor, Casablanca (Marruecos), y detalle de la Torre de Barad-dûr, https://enterateonline.wordpress.com/2015/01/23/torre-mas-alta-de-africa-inspirada-en-fortaleza-de-sauron/
Las restantes maravillas han contado con una presencia dispar en las producciones cinematográficas: así, no encontramos ejemplos del Mausoleo y el templo de Artemisa aparece tan solo de forma parcial, con la imagen de alguna columna, en películas o documentales sobre San Pablo, o como maqueta consumida por el fuego en la prácticamente desconocida película Herostratus (2001), de Ruben Kochar. La estatua de Zeus en Olimpia aparece como referencia al padre de los dioses en la película de Disney Hércules (1997), en la que se recrea muy bien la sensación de grandiosidad que debió generar la estatua al interior del templo tenuemente iluminado. El encuentro con la estatua de Zeus en el interior del templo constituiría una auténtica epifanía. El carácter crisoelefantino de una estatua como esta no solamente contribuía a evocar a la deidad sino a “reproducir un encuentro divino”,37 algo que se convierte en realidad en la película. También se puede identificar con la estatua de Zeus —aunque no en el templo de Olimpia— que aparece en la película Ira de titanes, de 2012; aunque la ubicación no sea la correcta, la representación es exacta. La postura en la que Fidias imagina y materializa a Zeus ha quedado como referente iconográfico del poder y la majestad; nos encontramos ante una figura monumental, sedente en un trono, con sus pies apoyados en un escabel para aparecer en otro nivel, indicador de un mayor poder y en este caso signo de la propia divinidad; los atributos en sus manos son también referentes de poder, y sus ropas y adornos concuerdan con esa visión majestuosa.38
Ya hemos visto que las maravillas son un recurso cinematográfico que sirve como elemento identificador de un lugar; sería inconcebible mostrar una panorámica de Alejandría en la Antigüedad sin que aparezca la silueta del faro, por ejemplo. La noción de las maravillas va por ende unida a su localización, algo que vemos de forma muy clara en los cómics de Astérix, en los que o bien se muestra la imagen de alguna de ellas en su emplazamiento, o se alude a ellas al citar la ciudad que las alberga.39 Los cómics de Goscinny y Uderzo son una fuente de conocimiento divertida, pero al mismo tiempo que entretienen reflejan ese poso cultural del que hemos venido hablando, ya que manifiestan el saber transmitido a través de un imaginario colectivo. Son ejemplos de la cultura popular, pero con un grado de erudición que enlaza con trabajos más profundos o especializados, haciendo accesibles a un público más amplio ideas y nociones de otro modo menos asequibles. Algunos cómics más modernos han recuperado el tema de las siete maravillas, como la serie publicada entre 2014 y 2015 por la editorial Delcourt, con guión de Luca Blengino y dibujos de Carlos Magno, Antonio Palma y Lionel Marty. En sus portadas queda claro que las imágenes de estas estructuras son modelos fácilmente identificables y presentes en la mente social colectiva actual, aceptados como patrimonio común y arquetipos conocidos.
El mundo de los videojuegos no ha sido ajeno a esta influencia y aquellos argumentos que se desarrollan en la Antigüedad muestran la presencia, en mayor o menor medida, de esas grandes obras maestras que se convierten en símbolos de una época. Ya nos referimos anteriormente al juego de mesa Las siete maravillas y a ciertos videojuegos que presentan algunas de estas grandes obras, pero en cuanto a su representación visual son de especial interés Civilization VI y Assassins’ Creed. En sus versiones Origins y Odyssey este segundo juego de recreación histórica presenta varias de las maravillas con un nivel de detalle que demuestra un conocimiento profundo de las mismas y de su tradición visual, y expresa a la perfección la pervivencia de estos modelos en las manifestaciones artísticas más actuales.
Imagen 6. Fotograma de Civilization VI, 2016, con las siete maravillas.
Imagen 7. Fotogramas de Assassins’ Creed, Origins, 2017 y Odyssey, 2018.
Como vemos, la transmisión cultural de las imágenes de las maravillas ha creado un poso artístico, iconográfico y simbólico que ha servido para definir la persistencia del legado del mundo clásico en las representaciones artísticas posteriores, calando hasta las expresiones más diversas de la cultura popular. La imagen de las maravillas forma parte de nuestro bagaje cultural, muchas veces de forma casi inconsciente, pudiendo encontrar su reflejo en la etiqueta de una cerveza —como ya vimos— o en juegos de construcciones como Lego o en los dioramas de Playmobil.
Hemos examinado la presencia de las siete maravillas en la cultura popular y demostrado así no solo la pervivencia de esta idea, sino su asimilación profunda en la cultura occidental a todos los niveles. Su influencia no se circunscribe solo a los ámbitos académicos o eruditos, sino que se puede rastrear en la cultura popular —sobre todo en la cultura de masas— a través de industrias como el cine, la televisión, el cómic o el videojuego. El mundo de la imaginación ha tomado con frecuencia los modelos de las siete maravillas como referente, surgiendo gran cantidad de interpretaciones de estas grandes obras en ámbitos tan dispares como Juego de tronos o Star Wars, que llegan a tener una propia lista de maravillas inclusive, hasta monumentos en las Fallas valencianas. De los colosos efímeros que se levantaban en los festivales barrocos hasta los dioramas de Playmobil, la imagen de las maravillas forma parte de nuestro bagaje cultural. Estos ejemplos nos han demostrado que la idea de las siete maravillas no es prerrogativa del ámbito erudito o del arte, sino que es de dominio público. Ya hemos comentado que poca gente podría enumerar las siete maravillas de la Antigüedad sin vacilar, pero la inmensa mayoría podría reconocer los modelos derivados de ellas y la noción de estas grandes obras maestras que han destacado por encima del resto de realizaciones humanas, y que se han venido denominando “maravillas”.
La cultura manifiesta la transmisión del conocimiento y es un reflejo del legado social que se hereda a través de generaciones y que forma parte de una tradición histórica que conforma nuestra estructura social. Este proceso de endoculturación integra al individuo en el grupo, sociedad y cultura de pertenencia a través de la transmisión de costumbres, ideas y comportamientos de una generación a otra.40 Esta cultura tiene su reflejo en el arte, las ciencias, las ideas, las tradiciones, las fiestas, la organización social y en todos los aspectos que conforman una sociedad. Como hemos visto, las siete maravillas han dejado su impronta en todos estos ámbitos de conocimiento y en diversas manifestaciones culturales, y por ello podemos afirmar que el profundo calado de este legado en nuestro bagaje cultural es innegable.
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Cómo citar:
De Miguel Irureta, Ainhoa. “Las siete maravillas de la Antigüedad en los soportes de la cultura popular”. H-ART. Revista de historia, teoría y crítica de arte, n.o 18 (2024): 57-77. https://doi.org/10.25025/hart18.2024.03
1. Las imágenes contenidas en este trabajo aparecen con un motivo de “uso justo” (fair use) educativo y sin fines de lucro, con respecto a los derechos de autor respectivos. Cualquier persona que descargue y use estas imágenes para cualquier uso comercial estaría violando los derechos de autor respectivos. Los ejemplos recogidos en este artículo constituyen apenas una selección, así como las fuentes consultadas. La influencia artística de las siete maravillas de la Antigüedad en el arte es un largo y extenso proceso de transmisión cultural.
2. Roy Gerald Krenkel, Cities and Scenes from the Ancient World (Owlswick Press, 1974).
3. El epigrama atribuido a Antípatro de Sidón, a finales del siglo II a. C. es uno de los testimonios más antiguos de una lista de siete maravillas y el primero que se conserva íntegramente: “Y de la rocosa Babilonia la muralla accesible a los carros / y el Zeus junto al Alfeo contemplé, / también los jardines colgantes y el coloso de Helios, / y la gran labor de las escarpadas pirámides / también el enorme sepulcro de Mausolo. / Pero cuando vislumbré / de Ártemis el templo alzándose hasta las nubes, / aquéllos empalidecieron y dije / “¡Mira, salvo el Olimpo, / Helios jamás vio nada igual!”. Antípatro de Sidón, Antología palatina, traducido por Francisco Javier Martínez García, citado en Kai Brodersen, Las siete maravillas del mundo antiguo (Alianza, 2010), 13.
4. Roy Gerald Krenkel, The Seven Wonders of the Ancient World (Christopher Enterprises, 1975). Traducción propia.
5. Para ver las imágenes puede consultarse la página web del artista:
https://www.dan-mumford.com/the-lighthouse-of-alexandria.
6. Templo de Zeus-Bel, el Etemenanki, el zigurat de Babilonia, la torre de Babel de la tradición bíblica.
7. La serie Octo mundi miracula (Amberes, 1570-1572) de Maarten van Heemskerck refleja lo que consideramos hoy la “lista canónica” de las siete maravillas.
8. Editados por Harper Collins, Nueva York. Los títulos son: The Colossus Rises (2013), Lost in Babylon (2013), The Tomb of Shadows (2014), The Curse of the King (2015) y The Legend of the Rift (2016).
9. Diseñado por Antoine Bauza y con ilustraciones de Miguel Coimbra.
10. Es un parque temático dedicado al esparcimiento familiar, ubicado en el municipio de Tocancipá, en el área metropolitana de Bogotá (Colombia): https://parquejaimeduque.com/.
11. De hecho, una de las montañas rusas se llama Colossus y hay un teatro que parece querer evocar el coliseo, junto a otras alusiones míticas fuera de las siete maravillas, como el caballo de Troya, el laberinto del minotauro en Creta, la puerta de los leones de Micenas y el templo de Apolo en Delfos.
12. Lanzadas por la empresa cervecera Milton Brewery en el Festival de la Cerveza de Cambridge de 2000, con el nombre Seven Wonders, que ha demostrado ser muy popular. Han conseguido diferentes elogios y premios, como la medalla de oro 2001 en el CAMRA Champion Beer Cambridge Winter Beer Festival y la de bronce 2000 en el CAMRA Peterborough Beer Festival.
13. Colección Siete Maravillas del Mundo de Pelikan (edición limitada), que incluía: los jardines colgantes de Babilonia, el coloso de Rodas, el Zeus de Olimpia, el faro de Alejandría, las pirámides de Giza y el templo de Artemis:
https://www.pelikan-passion.com/ar/escritura/archivo.html?desc=archive_detail0&cat=194.
14. En el año 10 000 ABY (antes de la Batalla de Yavin). Toda la información relativa a estas maravillas del mundo de la Guerra de las galaxias se encuentra en: Daniel Wallace y Jason Fry, Star Wars: The Essential Atlas (Del Rey, 2009), 23-24.
15. Por ejemplo una lista revisada, titulada Glorius Imperica, que forma parte del Plan de Estudios de Cultura Humana Superior distribuido por el Ministerio de Educación Imperial. Wallace y Fry, Star Wars, 24.
16. Las colecciones de paradoxa recogen datos sorprendentes, pero siempre más ligados al mundo natural, siendo generalmente estudios recopilatorios de otras fuentes escritas en los que predomina la erudición literaria más que la experiencia directa. Irene Pajón Leyra, Entre ciencia y maravilla. El género literario de la paradoxografía griega (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2011), 30.
17. Obra que gozó de gran fama en la Antigüedad tardía y el Medievo, como demuestra su constante presencia en la tradición manuscrita de los estudiosos bizantinos en la ciudad de Constantinopla, donde el poema se utilizaba como manual de geografía y como un companion, facilitando la comprensión de conceptos geográficos y etnográficos presentes en otros textos clásicos. En este poema se pueden encontrar referencias a las murallas de Babilonia, el templo de Artemisa, la ciudad de Tebas de cien puertas y los colosos de Memnón, y la ciudad de Roma entera, a la que se refiere como “la encantadora Roma, Roma venerada, gran casa de mis soberanos, madre de todas las ciudades, opulento templo”. Sobre su datación existen bastantes dudas, aunque se puede coincidir en fechar su vida y trabajo en torno al siglo III-IV; y ya en el siglo VI d. C. Casiodoro (Institutiones divinarum et saecularium litterarum, XXV, 2) aconseja a los monjes de Vivarium la lectura de la Periégesis. Adriano Muñoz Pascual, “Estudios sobre la Descripción de la tierra habitada de Dionisio el Periegeta” (tesis doctoral, Universidad de Murcia, 2013).
18. Pajón Leyra, Entre ciencia y maravilla, 180.
19. George R. R. Martin, Danza de dragones (Gigamesh, 2012), 145.
20. Filón de Bizancio fue un ingeniero griego activo hacia el año 200 a. C.; vivió en Alejandría y se le atribuye la obra conocida como Guía de viaje por las siete maravillas del mundo, aunque es más plausible la idea de que esta obra sea un opúsculo de un escritor tardoantiguo, en torno al siglo IV, que toma como punto de partida la obra de Filón y recopila informaciones de diversa naturaleza. No obstante, se considera la más importante de todas las listas, pues supone una exposición dedicada ex profeso al estudio de las maravillas.
21. Ainhoa de Miguel Irureta y Juan Ramón Carbó García, “Ludus thronis: De novem orbis miraculis. The Wonders of the Ancient World in George R. R. Martin’s A Song of Ice and Fire”, en Game of Thrones: A View from the Humanities, editado por Fernando Lozano Gomez et al. (Palgrave MacMillan, 2023), 21-52.
22. George R. R. Martin, Festín de cuervos (Giga-mesh, 2007), 227.
23. Quinto Curcio Rufo, Historiae Alexandri Magni Macedonis libri qui supersunt, V, 1, 35: “regem Babylone esse coniugis victum, quae desiderio nemorum silvarumque in campestribus locis virum conpulit amoenitatem naturae genere huius operis imitari”; “se cuenta que esta construcción fue obra de un rey de Siria, ascendido al trono de Babilonia, y que la hizo por el amor que sentía hacia su esposa: esta, añorando en aquellos parajes de llanura los bosques y las selvas, movió a su esposo a imitar la amenidad de la naturaleza con una obra de este tipo”. Quinto Curcio Rufo, Historia de Alejandro Magno, traducido por Francisco Pejenaute Rubio (RBA, 2017), 146.
24. George R. R. Martin, Elio M. García Jr. y Linda Antonsson, The World of Ice and Fire: The Untold History of Westeros and The Game of Thrones (Bantam Books, 2014), 273.
25. Vemos en estos datos un nuevo paralelismo con la historia de otra de las siete maravillas del mundo antiguo, el templo de Artemisa en Éfeso: este gran templo fue construido en cinco ocasiones, sobre el mismo emplazamiento, y cada una de ellas fue mayor y más perfeccionada que la anterior. La quinta construcción (fase E) fue la gran maravilla, el primer templo griego construido enteramente en mármol.
26. Jose Ramón Saiz Viadero, Cuando Laredo fue Hollywood (Ediciones Tantín, 1997). Se pueden encontrar fotografías del rodaje de El coloso de Rodas en
https://salvadorsainz.blogspot.com/2007/10/mi-primer-rodaje-la-primera-vez-que-viv.html.
27. Nicolás de Martoni relata: “Al final del muelle hay una iglesia con el nombre de San Nicolás, y me han dicho y confirmado que en tiempos antiguos hubo una gran maravilla, un gran ídolo, tan admirablemente formado que se dice que tenía un pie en la punta de dicho muelle donde está la iglesia de San Nicolás, y el otro en la punta del otro muelle, donde están los molinos”. Léon Le Grand, “Relation du pèlerinage à Jérusalem de Nicolas de Martoni, notaire italien (1394-1395)”, Revue de l’Orient latin 3 (1984): 585. Manuscrito en la Biblioteca Nacional de Francia, París, n.o 6521 de Fondos Latinos, fols. 67-103.
28. “Hic in Rhodiorum portu erectus erat, ita divaricatis cruribus, ut inter ea transirent naves extensis velis”. Comentario de Iohannes Britannicus: Junius Juvenalis, opus quidem divinum, antea impressorum vitio tetrum, mancum et inutile, nunc autem a viro bene docto recognitum […], Venecia, 1512, fol. 78 v (a propósito de Juvenal: Sátiras, 8, 230: “et de marmoreo citharam suspende colosso”).
29. Konrad Dieterich Hassler, Fratris Felicis Fabri evagatorium in Terrae Sanctae, Arabiae et Aegypti peregrinationem III (Stuttgart: Bibliothek des Lite-rarischen Vereins, 1849), 252: “Dicunt enim, quod Colossus ille in mari stabat et portum rhodianum observabat, distentis enim ab invicem cruribus stabat in introitu portus ita in altum erectus quod naves quantumcumque altae et magnae per crurium medium sub ventre ejus intrabant”.
30. Ricardo Martínez Lacy, “El coloso de Rodas y el terremoto de 228 a. C.”, Nova tellus. Anuario del Centro de Estudios Clásicos 36, n.o 2 (2018): 145-148. Respecto a las fuentes clásicas que hablan del terremoto y la caída del coloso, ver: Polibio, Historias, V, 88, 1: Scholia a Platón, Philebos, 15c; Plinio, Historia natural, XXXIV, 18, 41.
31. Pierre Provoyeur, “Bartholdi et la tradition colossale”, en La Statue de la Liberté: l’exposition du centenaire (Comité Officiel Franco-Américain pour la Célébration du Centenaire de la Statue de la Liberté et l’Union des Arts Décoratifs, 1986), 75.
32. Juan Ramón Carbó García, Apropiaciones de la Antigüedad. De getas, godos, Reyes Católicos, yugos y flechas. Anejos de la Revista de historiografía n.o 3 (Instituto de Historiografía Julio Caro Baroja-Dykinson, 2015), 184.
33. La inspiración en el mundo antiguo es una constante en el cine; a este respecto es muy interesante el libro de Jon Solomon, The Ancient World in the Cinema (Yale University Press, 2001).
34. Construcciones que se mantuvieron en pie hasta la década de 1940, cuando se destruyeron para simular el incendio de Atlanta en Lo que el viento se llevó. Ver Emilio C. García Fernández y Santiago Sánchez González, Guía histórica del cine (Editorial Complutense, 2002), 62.
35. Del árabe al-manāra, que significa “casa de luz”, “faro”; de este término deriva la palabra “alminar”, torre de las mezquitas más antiguas y de mayor tamaño, conocida de manera más general como minarete por los occidentales.
36. La imagen del rascacielos como el nuevo coloso urbano, erigido en la ciudad como la representación del poder económico, se concibe como la máxima representación de la seguridad y de la confianza en un mundo de bienestar y crecimiento económico y proclama la incesante actividad de las urbes y su vigilante presencia. En el mundo de El señor de los anillos esta vigilante presencia simboliza el poder de Sauron.
37. Verity Platt, Facing the Gods: Epiphany and Representation in Greco-Roman Art, Literature, and Religion (Cambridge University Press, 2011), 89.
38. Ainhoa de Miguel Irureta y Juan Ramón Carbó García, “La pasarela de los dioses. Zeus y Helios como modelos iconográficos divinos en el cristianismo”, ARYS. Antigüedad: religiones y sociedades, n.o 17 (2019): 287-289.
39. Sobre todo, viñetas de Astérix y Cleopatra (1965) donde aparecen las pirámides y el faro de Alejandría; y Astérix y los Juegos Olímpicos (1968), presentando Olimpia y una curiosa referencia al coloso de Rodas, personificado en un enorme atleta oriundo de esa ciudad.
40. Erich Weber, Estilos de educación (Herder, 1970), capítulo 1.