Capitalismo y minería global: perspectivas latinoamericanas 1500-1914

James V. Torres

Universidad de los Andes, Colombia

https://doi.org/10.7440/histcrit89.2023.02

Recepción: 31 de enero de 2023 / Aceptación: 4 de abril de 2023 / Modificación: 28 de abril de 2023

Resumen. Objetivo/contexto: el objetivo de este trabajo es ofrecer una visión global de la historia de la minería latinoamericana, explorando las oportunidades de diálogo entre historiadores de la minería y especialistas del campo emergente de la nueva historia del capitalismo. El análisis abarca la integración de la región en los mercados mundiales durante el siglo xvi hasta el declive del crecimiento impulsado por las exportaciones a principios del siglo xx. Metodología: el estudio se basa en una panorámica de la literatura clásica y contemporánea, que ofrece nuevas perspectivas para entender los datos existentes sobre la historia de la minería dentro de un contexto global. Al incorporar perspectivas de la geología, la ecología y la economía, se investigan las conexiones entre yacimientos minerales específicos y las diversas trayectorias del desarrollo capitalista a través de América Latina. Originalidad: se abordan algunos de los vacíos existentes en el análisis de los flujos globales y locales de minerales y se destacan notables contribuciones al campo más amplio de la historia latinoamericana. Se presentan enfoques innovadores para el estudio de los ciclos de producción, los recursos geológicos y ecológicos, los desbordamientos tecnológicos y la economía minera. Conclusiones: en primer lugar, la bibliografía existente se ha centrado predominantemente en los metales preciosos, y son pocos los especialistas que estudian metales no preciosos y minerales no metálicos. En segundo lugar, la narrativa en torno a la historia de la minería se ha centrado en gran medida en la plata, eclipsando la importancia del bimetalismo para comprender el surgimiento del capitalismo global. En tercer lugar, el examen de la dinámica microeconómica de la minería en la región puede ofrecer nuevas oportunidades para explorar el impacto de la minería en las transformaciones sectoriales y empresariales. Por último, la investigación sobre la relación recíproca entre capitalismo y minería debería incorporar investigaciones sobre los sistemas energéticos y medioambientales que sustentaron la extracción y producción de minerales.

Palabras clave: América Latina, capitalismo, crecimiento económico, flujos de materiales, historia global, minería.

Capitalism and Global Mining: Latin American Perspectives 1500-1914

Abstract. Objective/Context: The paper provides a comprehensive overview of Latin American mining history, exploring cross-pollination opportunities between mining historians and scholars of the emerging field of the new history of capitalism. The analysis spans from the region’s integration into global markets during the 1500s to the twilight of export-led growth in the early twentieth century. Methodology: The study builds on an overview of both classic and contemporary literature, offering new insights into understanding existing data on mining history within a global context. By incorporating perspectives from geology, ecology, and economics, the article investigates the connections between specific mineral deposits and different paths of capitalistic development across Latin America. Originality: The paper sketches some of the gaps in the analysis of global and local flows of minerals and comments on notable contributions to the broader field of Latin American history. It introduces innovative approaches for the study of output cycles, geological and ecological endowments, technological spillovers, and mining economics. Conclusions: First, the existing literature has predominantly focused on precious metals, with few scholars studying non-precious metals and non-metallic minerals. Second, the narratives surrounding mining history have been primarily centered on silver, overshadowing the significance of bimetallism in understanding the emergence of global capitalism. Thirdly, examining the microeconomic dynamics of mining in the region may present fresh opportunities to explore the impact of mining on sectoral and managerial transformations. Finally, studies of the two-way interaction of capitalism and mining need to include research on the energy and environmental systems that underpinned mineral extraction and production.

Keywords: bullion flows, capitalism, economic growth, global history, Latin America, mining.

Capitalismo e mineração global: perspectivas latino-americanas, 1500-1914

Resumo. Objetivo/contexto: o objetivo deste artigo é fornecer uma visão global da história da mineração na América Latina, explorando oportunidades de diálogo entre historiadores da mineração e especialistas no campo emergente da nova história do capitalismo. A análise abrange a integração da região aos mercados mundiais durante o século 16 até o declínio do crescimento liderado pelas exportações no início do século 20. Metodologia: o estudo baseia-se em uma visão geral da literatura clássica e contemporânea, que oferece novas perspectivas para a compreensão dos dados existentes sobre a história da mineração em um contexto global. Ao incorporar perspectivas da geologia, ecologia e economia, são investigadas as conexões entre depósitos minerais específicos e as diversas trajetórias de desenvolvimento capitalista na América Latina. Originalidade: são abordadas algumas das lacunas existentes na análise dos fluxos minerais globais e locais e destaca contribuições notáveis para o campo mais amplo da história da América Latina. São apresentadas abordagens inovadoras para o estudo dos ciclos de produção, dos recursos geológicos e ecológicos, das repercussões tecnológicas e da economia da mineração. Conclusões: em primeiro lugar, a literatura existente tem se concentrado predominantemente em metais preciosos, com poucos acadêmicos estudando metais não preciosos e minerais não metálicos. Em segundo lugar, a narrativa sobre a história da mineração tem se concentrado em grande parte na prata, ofuscando a importância do bimetalismo na compreensão do surgimento do capitalismo global. Terceiro, o exame da dinâmica microeconômica da mineração na região pode oferecer novas oportunidades para explorar o impacto da mineração nas transformações setoriais e corporativas. Por fim, a pesquisa sobre a relação recíproca entre capitalismo e mineração deve incorporar investigações sobre os sistemas energéticos e ambientais que sustentaram a extração e a produção mineral.

Palavras-chave: América Latina, capitalismo, crescimento econômico, fluxos de metais, história global, mineração.

Introducción

Entre los siglos xv y xx, el flujo de metales y monedas impulsó la integración del comercio mundial. Incluso antes de la drástica caída del costo del transporte durante la segunda mitad del siglo xix, el mercado de varios minerales no ferrosos había estado globalmente integrado durante siglos1. Redes extensas y dinámicas de comerciantes e intermediarios conectaban a productores en las cimas andinas, las áridas planicies mexicanas y los bosques tropicales colombianos con compradores en los lejanos mercados de China, India y el Imperio otomano. Generaciones de académicos han discutido la importancia de tales conexiones en el surgimiento del capitalismo, el surgimiento de la Revolución Industrial y el funcionamiento de regímenes monetarios no fiduciarios2. Paradójicamente, el papel de la minería en estos temas no ha atraído suficiente atención entre los investigadores. Los estudios han privilegiado la demanda metalífera global, mas no los impactos locales de la extracción y el procesamiento de los minerales exportados. Aunque la participación de la producción de metales no ferrosos en términos de la actividad económica agregada de las regiones exportadoras ha sido modesta, los eslabonamientos de la industria minera han transformado drásticamente la sociedad y la naturaleza locales3.

Las repercusiones de la minería en la historia de América Latina han sido particularmente significativas. Desde aproximadamente 1500, la mayoría de las economías de la región han experimentado ciclos mineros, en los que la explotación de grandes y diversos depósitos ha ejercido cambios profundos en las sociedades locales. El carácter positivo y negativo de estos cambios ha sido motivo de duraderos debates en las ciencias sociales. Una corriente clásica ha planteado una relación negativa entre crecimiento económico y explotación mineral, sugiriendo que las economías dependientes de la minería no han logrado un fuerte desarrollo productivo, a pesar de la importancia de este sector en el desarrollo de mercados y la transferencia tecnológica. De esta manera, la minería habría promovido comportamientos rentistas, volatilidad en las tasas de cambio y distorsiones en los mercados de capital que llevaron a algunos países a experimentar lo que comúnmente se conoce como la enfermedad holandesa o, de manera más amplia, la “maldición de los recursos naturales”4.

Sin embargo, en la década de 2000, otros académicos comenzaron a cuestionar la noción de que la minería conducía al atraso económico. Excepciones notables como Estados Unidos y Australia, que lograron crecimiento y cambios estructurales gracias a sus dotaciones minerales, han alertado sobre la complejidad del impacto minero en la historia económica5. El debate ha evolucionado hacia el reconocimiento de que las dotaciones geológicas y ecológicas no determinan per se el desempeño económico. En cambio, la atención ha girado hacia las instituciones políticas que coordinan la asignación de los ingresos generados por la exportación de recursos naturales. Se hizo evidente que la gestión y la gobernanza efectiva de estos ingresos desempeña un papel crucial en el establecimiento de las tasas de crecimiento. Variables como el tamaño de otros sectores transables y no transables y las oportunidades de transferencia tecnológica también son importantes para evaluar la prospectiva de expansión económica6.

Este nuevo enfoque, sin embargo, no ha interactuado con cuestiones más amplias sobre el papel de la extracción de minerales en el surgimiento del capitalismo en América Latina. Los especialistas en historia económica global han reconocido, desde hace tiempo, la centralidad de la producción metalífera de las Américas en el desarrollo de las sociedades capitalistas a través de la expansión del comercio, las innovaciones tecnológicas y los cambios en la asignación de mano de obra y capital7. Los historiadores de la minería latinoamericana han objetado puntos de vista tradicionales, como la naturaleza del enclave de la extracción y el procesamiento de minerales, al tiempo que han calibrado de manera más analítica sus efectos en los mercados laborales y de capital8. El campo emergente de la historia del capitalismo ha hecho contribuciones importantes, mostrando cómo la producción minera sostuvo sociedades capitalistas orientadas al comercio en el Bajío y en regiones tradicionalmente vinculadas con el trabajo coercitivo y formas no comerciales de asignación de recursos, como Potosí9. Estas investigaciones han ayudado a descentrar el estudio del capitalismo de los núcleos tradicionales del Atlántico norte. Sin embargo, las conexiones entre la riqueza mineral y el surgimiento de diferentes tipos de sociedades capitalistas siguen sin explorarse10.

Este artículo busca aportar al debate proporcionando una síntesis analítica y presentando algunas oportunidades de diálogo entre historiadores del capitalismo y la minería en América Latina. El análisis abarca desde la integración de la región a las corrientes de los mercados globales en el siglo xvi hasta el ocaso del crecimiento impulsado por las exportaciones y la expansión de la minería industrial a principios del siglo xx. El texto tiene un amplio alcance geográfico, pues sitúa la producción minera latinoamericana en el contexto de la historia minera global, con comparaciones que encauzan el análisis.

Una interacción entre quienes practican la nueva historia del capitalismo (nhc) y aquellos que estudian la historia de la minería puede beneficiar a ambos campos de varias maneras. El primero ha enriquecido la comprensión de la historia económica global al enfatizar el alcance mundial de las conexiones antes de la industrialización; la importancia del trabajo forzado, el poder y la violencia en la configuración de los intercambios económicos, y la naturaleza multicéntrica del surgimiento del capitalismo11. Sin embargo, como han señalado Eric Hilt y otros académicos, la nhc ha enfrentado varios problemas metodológicos al analizar fenómenos económicos agregados y un creciente aislamiento frente a los estudios clásicos de historia económica12. Como resultado, los historiadores de la nhc han encontrado desafíos a la hora de calcular con precisión indicadores macroeconómicos clave, además de subestimar las ventajas de incentivos mercantiles para amplios segmentos de las sociedades preindustriales.

El propio concepto de capitalismo —o capitalismos— ha traído dificultades para definir los parámetros básicos de la nhc. Mientras que algunos académicos insisten en el marco marxista que privilegia el trabajo asalariado y las relaciones sociales no coaccionadas como criterio del sistema, otros han enfatizado la comercialización, el crecimiento económico sostenido, los mercados competitivos y las instituciones como puntos de referencia13. Los historiadores de la minería han sido más rigurosos en integrar la historia económica a sus análisis y han incluido herramientas multidisciplinarias de la geología, los estudios de género y las ciencias ambientales en sus estudios14. Sin embargo, el campo todavía carece del enfoque global favorecido por los historiadores de la nhc, mientras las repercusiones sistémicas de la minería en las economías locales apenas han sido exploradas. En resumen, al identificar brechas clave en el análisis de la producción y los flujos minerales de América Latina, este artículo busca plantear hipótesis para estudiar la sinergia entre las historias del capitalismo y la minería.

El artículo se compone de seis partes, además de la presente introducción. Primero, describe los principales ciclos de la minería latinoamericana y el papel cambiante de los productores de la región en los mercados globales. En segundo lugar, examina las características geológicas y ecológicas de los depósitos minerales americanos. A continuación, ofrece una breve discusión sobre la tecnología y la economía de la minería en América Latina. Finalmente, se presentan algunas conclusiones.

  1. Productores globales y ciclos mineros

Desde la Antigüedad, los sistemas monetarios no fiduciarios dominaron el paisaje cambiario de las economías preindustriales. Monedas de oro, plata y cobre lubricaban los circuitos comerciales de larga distancia. Esta demanda monetaria convirtió a la minería en un sector muy sensible a las condiciones del mercado internacional. Las circunstancias del lado de la oferta también importaban, pues la extracción metalífera ha sido siempre una actividad intensiva en capital, con costos irrecuperables (sunk costs) particularmente altos15. Por lo tanto, el sector desarrolló formas de inversión corporativa y mercantil que prefiguraron el ulterior desarrollo capitalista16. No sorprende, entonces, que la historia global de la minería haya experimentado profundos ciclos de crisis con cambios frecuentes en la ubicación geográfica de los principales proveedores y consumidores.

La entrada de los productores latinoamericanos en la economía mundial en el siglo xvi transformó los ciclos mineros de manera significativa (véase el mapa 1 para conocer las ubicaciones clave). Estas transformaciones se desarrollaron de manera diferente en los mercados de los tres principales metales monetarios: oro, plata y cobre. El impacto en los flujos de plata fue sustancial, si bien cada nuevo ciclo liberaba mayores cantidades del metal blanco a los circuitos globales. En vísperas de los viajes de Colón, la producción argentífera en el Viejo Mundo se estaba recuperando de una larga crisis a lo largo del siglo xv gracias en parte a la demanda china17. Los productores latinoamericanos desempeñaron un papel fundamental, no solo en el fortalecimiento de la producción de minerales argentíferos, sino también en la transformación de la industria minera mundial de manera significativa en términos cuantitativos como cualitativos. Nuevas tecnologías y yacimientos cambiaron la estructura de costos de la producción de plata y llevaron a una representativa reducción de su precio internacional, quebrando algunas minas del Viejo Mundo18. De 1550 a 1650, el ciclo argentífero fue liderado por los legendarios depósitos de Potosí y Oruro, en el Alto Perú, seguidos por proveedores en el Cinturón Volcánico Mexicano (Pachuca-Real del Monte, Taxco, en adelante, cvm), y las exportaciones de Japón occidental, particularmente aquellas de los depósitos ubicados en la región de Iwami19.

Mapa 1. Principales yacimientos mineros de América Latina antes de 1914

Fuente: elaboración propia siguiendo fuentes e información del texto.

Las estimaciones sobre la distribución de la producción mundial durante estos años varían, pero hay un consenso cada vez mayor que sugiere que la plata latinoamericana representaba alrededor del 65 % de la producción mundial, seguida por los suministros japoneses (30 %) y otros productores (5 %)20. Por el lado de la demanda, este ciclo reforzó la centralidad de las economías asiáticas como “sumideros de plata”, pues China e India absorbían cantidades crecientes de plata latinoamericana y japonesa21. Los comerciantes europeos, otomanos y safávidas se convirtieron en intermediarios clave en estos flujos, mientras la expansión de los mercados internos en América Latina condujo a una retención creciente de monedas de plata para transacciones internas22.

El segundo ciclo argentífero global se expandió aproximadamente entre 1650 y 1820. Por el lado de la oferta, a pesar de una contracción en Potosí y otras áreas centrales, la producción se estabilizó o incluso creció en conjunto durante el siglo xvii, allanando el camino para la drástica expansión en el siglo siguiente23. La oferta se vio impulsada por el crecimiento de la demanda china y asiática, lo que se reflejó en un aumento sustancial de los precios relativos de la plata hasta la década de 175024. En este ciclo, el dominio global de los proveedores de Hispanoamérica se cimentó, controlando aproximadamente el 80 % de la producción mundial. Después de 1700, las minas mexicanas desde Taxco hasta Guanajuato, Zacatecas y Chihuahua eclipsaron la producción de los depósitos andinos, a pesar de un breve resurgimiento de Potosí25. La producción andina se trasladó a las minas de Cerro de Pasco, Hualgayoc y Cailloma, que pronto superaron la producción agregada del Cerro Rico26. También, durante este periodo, los productores peruanos comenzaron a aprovechar el cobre y el estaño como subproductos de la producción de plata27.

El ciclo argentífero final, menos estudiado entre los latinoamericanistas, se expandió aproximadamente de 1820 a 1914. Este periodo estuvo marcado por la disminución de la producción de plata tanto mexicana como peruana durante las primeras décadas que siguieron a la Independencia y la transformación de China, por primera vez en un milenio, en un exportador neto del metal blanco28. Estudios recientes han demostrado, sin embargo, que la recuperación de la minería latinoamericana fue relativamente rápida en varias regiones. La producción en Zacatecas recuperó su pico colonial a lo largo de las décadas de 1830 y 1840, mientras el desempeño de Guanajuato hizo lo propio en la década de 184029. Alrededor de 1870, cambios en los mercados mundiales generaron profundas transformaciones en la estructura de costos de los productores locales. En primer lugar, los depósitos estadounidenses en Comstock y Colorado y los depósitos de Broken Hill en Australia inundaron lentamente el mercado, reduciendo la centralidad de América Latina en los flujos mundiales de plata30. En segundo lugar, el predominio del patrón oro tuvo implicaciones tanto positivas como negativas para los productores de plata. Por un lado, redujo la demanda del metal blanco y, en consecuencia, provocó una importante caída de su precio31. Sin embargo, por otra parte, proporcionó una ventaja competitiva a países como Bolivia, México y Perú que mantuvieron un patrón de plata interno, ya que el tipo de cambio favorable mejoró su competitividad exportadora. Estas modificaciones en los precios relativos proporcionaron un incentivo adicional para que las grandes empresas produjeran metales no preciosos como estaño y cobre, a pesar de los altos costos medios que caracterizaban su extracción32.

El estudio de los ciclos mundiales de oro ha atraído menos atención entre los investigadores. Al resaltar el papel del bimetalismo internacional en el fomento de los intercambios globales y el surgimiento del desarrollo capitalista, nuevos trabajos han demostrado la importancia de rastrear la magnitud, la dirección y la estructura de las corrientes auríferas33. Durante los cuatro siglos que siguieron a la integración de los productores latinoamericanos a los circuitos internacionales, hubo aproximadamente cuatro ciclos de producción de oro. El primero reforzó una producción ya en expansión de los depósitos de África occidental y oriental, los metales áureos extraídos como subproducto de las minas de plata en Hungría y los Balcanes desde la década de 1450, y pequeñas áreas auríferas en India, Vietnam, Sumatra y Japón34. Existe un debate sobre el impacto cuantitativo de este ciclo y la influencia en él de los flujos provenientes del Nuevo Mundo. Está claro, con todo, que antes de 1550 el oro indiano se exportaba en cantidades sólidas desde los placeres del Caribe y Nueva España, disminuyendo gradualmente a medida que aumentaba la producción de plata en esta última región35.

La apertura de importantes placeres en la Nueva Granada durante la segunda mitad del siglo xvi tuvo un profundo impacto en los mercados mundiales. La producción de oro experimentó un aumento significativo, que presagiaba una asociación duradera entre la esclavitud y la producción aurífera, como se explorará en las secciones siguientes36. Este cambio en la producción aurífera transformó a América Latina en el principal proveedor mundial, representando el 45 % del total, seguida de África con el 35 %, y el sur y este de Asia con el 20 %37. Un tercer ciclo emergió entre 1700 y 1850. El auge minero brasileño (1700-1750) dominó la producción mundial hasta la llegada del segundo ciclo de producción neogranadina después de la década de 1760. Durante este periodo, la apertura de los flujos auríferos rusos en los Urales y las montañas de Altai contribuyó aún más a la dinámica cambiante de la producción mundial de oro, mientras que en África occidental y Asia meridional la producción disminuyó o se estancó38. Las exportaciones brasileñas ayudaron a compensar la caída del precio relativo de la plata en términos bimetálicos en un momento en el que las minas mexicanas estaban inundando los mercados internacionales de metal blanco y Gran Bretaña adoptaba, de facto, un patrón oro39. Durante la segunda mitad del siglo, los productores norandinos se beneficiaron de la caída de la producción brasileña y africana, lo que resultó en precios relativos más altos para su oro frente a la plata en los mercados internacionales. Los comerciantes de lingotes británicos se adaptaron rápidamente a estas nuevas condiciones, lo que provocó un traslado de los mercados auríferos de Lisboa a Jamaica. A comienzos del siglo xix, esta última se había convertido en el intermediario clave entre los productores del norte de los Andes y la economía global40.

Las guerras de Independencia ejercieron un impacto negativo de corto plazo en la producción del norte de los Andes, mientras que las exportaciones brasileras continuaron su declive secular a lo largo del siglo xix. Entre 1810 y 1850, la producción mundial fluctuó dentro de un rango anual de 20 a 100 toneladas, y Rusia y Nueva Granada dominaban la producción global41. Este encuadre experimentó dos grandes transformaciones a lo largo del siglo xix. En la década de 1850, la producción se elevó a 200 toneladas anuales y luego disminuyó a 150 toneladas en la década de 1880. En la década de 1890 se produjo un nuevo aumento, que alcanzó flujos de 450 toneladas anuales en 1900 y casi 600 toneladas en 1914. Tanto Estados Unidos como Australia alcanzaron su punto máximo a mediados y finales del siglo42. Nueva Zelanda se unió al club de grandes productores en 1860 y Rusia experimentó un nuevo rush en la década de 1870. En las décadas de 1890 y 1900, México y Sudáfrica se unieron a las filas de los principales productores globales del metal amarillo43. Existe un debate entre los especialistas sobre si estos ciclos fueron impulsados por cambios en los precios relativos o simplemente por descubrimientos fortuitos. Sin embargo, este periodo fue testigo de una expansión del patrón oro que fue fundamental para impulsar el comercio industrial en el contexto de un nuevo aumento de los flujos mundiales de commodities y manufacturas44.

La economía mundial tardó mucho más en desarrollar un mercado para el cobre, pues la producción de este metal estaba menos concentrada regionalmente que la del oro y la plata. Debido a la inelasticidad tanto de su oferta como de su demanda, la producción de cobre se mantuvo relativamente estable hasta la década de 1870, cuando la minería no selectiva y el uso de electricidad cambiaron los flujos cupríferos por el lado de la oferta. Al mismo tiempo, la expansión de la producción industrial transformó el lado de la demanda45. Dicho esto, la distribución regional de la producción de cobre experimentó cambios importantes incluso antes del predominio de la producción metalífera en masa que caracterizó el último tramo del siglo xix. Productores latinoamericanos proporcionaron cuotas importantes para la expansión, dada la demanda de cobre en la cadena de suministro de azúcar, plata y otras materias primas46. Además de esto, a diferencia de la plata y el oro, desde muy temprano emergió una separación geográfica entre las etapas de extracción, refinación y fundición de la cadena de valor del cobre. Como han señalado acertadamente los historiadores del capitalismo, esto creó un impulso para las transformaciones capitalistas en algunas áreas del occidente europeo47.

Las minas de Europa central dominaron los mercados del cobre en Europa y África occidental hasta que la inundación de plata latinoamericana afectó la función de costos de los productores, dada la naturaleza polimetálica de los depósitos cupríferos. La entrada de productores suecos y japoneses en los siglos xvi y xvii marcó una nueva era en la que el cobre fluía a escala global48. En el siglo xviii, los depósitos polimetálicos de Cornwall y los yacimientos de carbón de Swansea permitieron a Gran Bretaña dominar el mercado europeo. Mientras tanto, en América, el mercado era abastecido por depósitos dispersos por todo el Imperio español, incluidos Michoacán en Nueva España, Moniquirá en Nueva Granada y Coquimbo en Chile49. Esta última fue la primera área que atendió mercados de larga distancia, proporcionando cobre como insumo para una amplia gama de actividades en nodos a lo largo del Pacífico y la cordillera de los Andes. Las minas chilenas y cubanas experimentaron una expansión duradera en el siglo xix, mientras los productores peruanos comenzaron a beneficiarse del cobre como subproducto de la plata y el oro después de la década de 185050.

A medida que avanzaba el siglo xix, la industria experimentó un proceso de concentración de la producción. Los fundidores británicos dominaron los mercados hasta aproximadamente 1870, procesando minerales de Chile, Cuba y Australia51. En la década de 1870, Estados Unidos se convirtió en el líder de la industria al expandirse la producción en Minnesota, Montana y Arizona52. Hacia 1900, el mercado mundial del cobre era dominado por unas pocas corporaciones poderosas que pronto extendieron su alcance a Chile, México y el cinturón cuprífero africano53. La expansión de la minería no selectiva, la mecanización de la industria y la aplicación de nuevas tecnologías alentaron el desarrollo de economías de escala que pronto crearon oportunidades para intentos de cartelización del mercado, de corta duración, pero influyentes, nunca antes vistos en la historia de la minería global54.

Cuatro coordenadas de utilidad para la historia latinoamericana surgen de esta visión panorámica de la producción mundial. En primer lugar, los depósitos minerales de la región no se centraban únicamente en la plata. Es cierto que la salida de minerales argentíferos ejerció transformaciones a nivel mundial y al mismo tiempo alteró localmente las regiones centrales del Imperio español, pero los ciclos del metal amarillo deben integrarse al estudio de la región, ya que varios circuitos de intercambio global operaban sobre una base bimetálica. Este encuadre cobró mayor importancia tras el surgimiento del bimetalismo internacional en el siglo xviii55. Tanto los historiadores de la minería como del capitalismo pueden beneficiarse del estudio conjunto de los flujos de los dos metales preciosos, proporcionando nuevos conocimientos sobre los patrones de desarrollo basados en la minería y los ciclos comerciales internacionales.

En segundo lugar, la historia de la producción de metales no preciosos en la región se caracterizó por un número limitado de productores que solo experimentaron un despegue genuino durante el siglo xix, cuando el capitalismo industrial transformó los mercados mineros globales. El estaño en Bolivia y el cobre en Chile y México son buenos ejemplos de este patrón. Sin embargo, los flujos cupríferos que satisfacían la demanda de los productores de azúcar y plata antes de la industrialización apenas se han estudiado. La producción de insumos metálicos y no metálicos, como la sal y el plomo, que fueron fundamentales en la producción de plata, no ha recibido suficiente atención por parte de los historiadores de la minería. Un análisis más completo de la cadena de valor de plata y oro puede proporcionar nuevos conocimientos sobre cómo la minería alentó o retrasó el desarrollo del capitalismo en algunas regiones y sectores.

En tercer lugar, las minas de carbón en América Latina fueron marginales antes de 1914, lo que explica dos elementos fundamentales de la historia de la minería en la región: la adopción precoz de la electricidad y la introducción tardía de bombas de vapor para explotar minerales bajo el nivel freático56. El apogeo de la minería de combustibles tuvo que esperar hasta el siglo xx, cuando el descubrimiento y la explotación de gas natural en Bolivia, petróleo en Venezuela y carbón en Colombia tuvieron un impacto significativo en la economía global. El grado en que esta falta de reservas de carbón influyó en la industrialización en Latinoamérica es todavía un tema de debate.

Finalmente, parece que las políticas coloniales que obligaron a las colonias a comprar minerales europeos obstaculizaron la producción de hierro y acero en América Latina. En el siglo xix, la producción de ambos productos metálicos era limitada57. No fue hasta el siglo siguiente que la producción de hierro y acero impulsó grandes empresas, como Volta Redonda en Brasil58. Analizar contrafactuales sobre el posible surgimiento de la producción de hierro en ausencia de restricciones coloniales puede ser una forma útil de comprender el impacto de estas restricciones en el desarrollo capitalista en la región. Dado el papel que desempeñaron los productores de hierro en Estados Unidos y algunas regiones europeas a través de transferencias tecnológicas a otros sectores desde el siglo xviii, es un tema que vale la pena explorar más a fondo59.

  1. Perspectivas geológicas

En los diarios en que documentó sus viajes por el Imperio español, el erudito prusiano Alexander von Humboldt especulaba a menudo sobre la diversa naturaleza de los depósitos minerales que visitaba. Anhelaba una clave para descifrar los “arcanos procesos que abarcan quizás miles de años de formación mineral” y que hacían que algunos depósitos fuesen adecuados para métodos específicos de procesamiento60. La geología, en efecto, es una variable clave para comprender los ciclos mineros en América Latina. La metalogénesis, en particular, define la naturaleza de los compuestos metálicos contenidos en cada mineral y de cualquier especie metálica asociada al elemento dominante en cada depósito. Como supuso Humboldt, la química de los compuestos metálicos y otros elementos presentes en los yacimientos determinan el proceso de refinación óptimo que se puede aplicar para extraer de manera rentable su contenido, ya sea fundición con plomo, amalgamación con mercurio o separación con cianuro61. En resumen, las características de los depósitos minerales moldearon algunos aspectos de la organización tecnológica y social de la minería y dejaron huellas en su desarrollo capitalista.

Como ha señalado Saúl Guerrero, la historiografía se ha concentrado en el estudio de las leyes (contenido de metal fino) de los minerales y su ubicación en las dos zonas de enriquecimiento por debajo y por encima del nivel freático62. No obstante, este enfoque debe combinarse con aquel que analiza la composición química de los yacimientos. En ese sentido, una breve exploración de la geología de los depósitos latinoamericanos proporciona buenas coordenadas para estudiar los metales preciosos en clave global. Nueve de las diez mayores fuentes de mineral argentífero de la humanidad se encuentran en las cordilleras americanas63. Sin embargo, existen diferencias sustanciales entre cada fuente. Los depósitos argentíferos del Alto Perú eran básicamente sistemas de estaño y plata, mientras que los del Bajo Perú estaban fuertemente asociados con cobre y arsénico. En las principales minas novohispanas, la plata estuvo acompañada de plomo, zinc y oro subordinado64. Según Rodman Paul, los depósitos de plata de la Sierra Nevada, en Estados Unidos, estaban fuertemente asociados con partículas auríferas. En Comstock Lode, por ejemplo, los minerales de plata contenían casi 40 % de oro subordinado65. Esta heterogeneidad en la composición química de los minerales obliga a los historiadores a mirar más allá del contenido fino de estos. Y aquí también las palabras de Guerrero son reveladoras: “un mineral de plata que contiene un 0,25 % de plata en presencia de grandes cantidades de plomo o cobre no se puede comparar con un mineral de plata que contiene un 0,25 % de plata en forma de sulfuro de plata”66.

Estas variaciones geológicas tuvieron implicaciones globales. En Europa, por ejemplo, la plata se encontraba a menudo como metal secundario dentro de galenas y compuestos de cobre, lo que hacía que la fundición fuera el método preferido para su procesamiento. Esta tecnología se veía favorecida por la disponibilidad de amplias fuentes de biomasa para combustible, ya que la mayoría de las minas europeas estaban situadas por debajo de la línea arbórea. Por el contrario, los minerales libres de plomo de los Andes hicieron factible el uso sistemático de la amalgamación. Este proceso no requería, además, grandes cantidades de combustible, evitando así las limitaciones energéticas dada la ubicación de los yacimientos muy por encima de la línea arbórea andina. La obtención de mercurio, sin embargo, era un negocio complejo, ya que su producción se concentraba en unos pocos yacimientos ubicados lejos de las principales fuentes de metal blanco67. Esto facilitó intentos de monopolización. Entre los siglos xvii y xviii, por ejemplo, la Corona española controló la mayoría de los depósitos, subsidiando los precios del mercurio para los mineros de plata mexicanos y peruanos68. Los Rothschild sustituyeron al Gobierno español como principal proveedor tras la Independencia, creando un cártel que provocó un alza de precios que afectó a la recuperación de la minería en varias regiones. Los descubrimientos de depósitos de mercurio en California durante la década de 1850 redujeron el poder de mercado del cártel, lo que generó una era de mercurio barato hasta la llegada de la cianuración a fines del siglo xix69.

Los minerales de Nueva España divergían regionalmente. En el centro de México y otras zonas de la Sierra Madre occidental, la amalgamación se convirtió en el proceso preferido, mientras los productores de San Luis Potosí y otros cinturones orientales recurrieron a la fundición70. En este último, la naturaleza polimetálica de los yacimientos permitió a los productores de plata obtener oro como subproducto y minimizar al mismo tiempo el consumo de plomo y otros insumos en las fundiciones. La producción simultánea de múltiples metales permitió a los comerciantes de estas regiones participar en extensas redes bimetálicas, lo que condujo a importantes avances tecnológicos en la extracción de trazas de metales subordinados71. En el siglo xix, a medida que los centros de refinación en Europa se volvieron más eficientes para detectar pequeñas cantidades de subproductos, los ingresos de estas actividades se volvieron fundamentales para los comerciantes de lingotes en América Latina72.

La geología del oro divergía significativamente de la de la plata. En América del Sur, los depósitos auríferos explotados antes del siglo xx tendían a ser epitermales y de placer en ambientes volcánicos poco profundos73. El oro de placer se deriva principalmente de la erosión de depósitos orogénicos, y los minerales auríferos suelen contener plata y pequeñas cantidades de otros metales como el cobre. El oro, al ser un metal noble, no se corroe fácilmente. Sin embargo, la plata es susceptible a la oxidación y, como el agua transporta partículas de oro, parte de la plata que la acompaña se elimina74. Este fenómeno contribuye a la menor pureza del oro a medida que se acercan los depósitos en las zonas montañosas.

El oro de la Nueva Granada estuvo acompañado de plata, cobre y, dada la actividad epitermal reciente, platino. La presencia de estos metales varió según los cinturones mineros de la región75. En Antioquia, la plata como subproducto se utilizaba en Bogotá para acuñar moneda menuda. Más adelante, en el siglo xix, el procesamiento de metales subsidiarios tuvo importantes efectos indirectos en las actividades de fundición de la región. En Chocó, el platino era el metal subsidiario más importante, pero el intento de la Corona de monopolizar su flujo obstaculizó los efectos indirectos de su explotación sobre otros sectores76. A medida que la demanda industrial de platino se expandió durante el siglo xix, las empresas mecanizadas de propiedad extranjera explotaron los placeres polimetálicos, pero sus eslabonamientos locales eran pocos77. Los sistemas orográficos brasileños, por su parte, son mucho más antiguos que los andinos y, por tanto, sus depósitos de placer eran más puros, con pocos subproductos explotables mediante métodos preindustriales78.

La geología de los cinturones de cobre abarcaba tres tipos principales de yacimientos minerales: sulfuros masivos, estratoligados y pórfidos. Los sulfuros masivos, que se encuentran en lugares como Cornwall en Inglaterra, Butte en Montana y Norte Chico en Chile, son ricos en azufre y arsénico, lo que facilita la fundición, pero también plantea importantes riesgos ambientales79. Los depósitos estratoligados, menos comunes, están ejemplificados por el cinturón cuprífero africano. Finalmente, los depósitos de pórfido se caracterizan por su baja ley y su naturaleza diseminada, y no hay una distinción clara entre mineral extraíble y roca estéril. Los dos grandes miembros de este grupo son los campos Teniente y Chuquicamata en Chile, ambos explotados sistemáticamente por los Guggenheim en la década de 191080. Estos depósitos dominaron la producción de cobre del siglo xx y, dada su estructura geológica, fomentaron la transición de una minería selectiva a una no selectiva81.

Esta breve discusión sobre las características geológicas de los cinturones mineros en América Latina proporciona ideas para futuras investigaciones en torno a la relación entre la minería y el capitalismo. En primer lugar, la composición química de los minerales influyó en los métodos de extracción predominantes. De este modo, varias regiones dependieron en gran medida de la amalgamación debido a la ausencia de bosques y de plomo necesarios para procesos alternativos como el de fundición. Si bien esto confirió ciertas ventajas, estas regiones no se beneficiaron de las externalidades positivas asociadas con la licuefacción. Según la literatura sobre minería en Australia y Estados Unidos, los complejos de fundición fomentaron trasferencias tecnológicas a otros sectores e importantes eslabonamientos en la producción de insumos82. Dado el colapso de Huancavelica en el siglo xix, el principal insumo para la amalgamación tuvo que ser importado, lo que resultó en efectos multiplicadores aún más pequeños83. Las regiones en las que los compuestos de galena eran dominantes fueron testigos del crecimiento de las instalaciones de fundición durante el siglo xix, un tema que ha recibido una atención limitada por parte de los historiadores. Hacia finales del siglo xix, la utilización de capital estadounidense en complejos de fundición y refinerías adquirió nueva importancia, lo que provocó importantes efectos indirectos y transformaciones en las relaciones laborales que dieron forma al desarrollo capitalista en esas regiones84.

La estructura geológica de los depósitos de cobre y estaño en América Latina contribuyó a promover prácticas mineras no selectivas, pero la ausencia de depósitos de carbón obstaculizó el desarrollo de fundiciones para agregar valor en toda la cadena metalífera. En consecuencia, ciertos depósitos de metales no preciosos se convirtieron en ejemplos clásicos de enclaves que no contribuyeron al crecimiento económico general85. Sin embargo, un enfoque regional en los estudios de este fenómeno es necesario, ya que áreas como Chile y Antioquia se beneficiaron de los eslabonamientos de la minería industrial, lo que condujo a su vez a transformaciones sectoriales86. Los historiadores de la minería pueden obtener conocimientos valiosos al realizar análisis más profundos del contexto institucional de la extracción de minerales.

Finalmente, la naturaleza polimetálica de los minerales latinoamericanos mantuvo en funcionamiento algunas regiones mineras durante siglos. En Bolivia, Perú y México algunos productores saltaron rápidamente de la plata al estaño, el cobre y el oro, respectivamente. Chile siguió un camino similar con sus depósitos de cobre, mientras los productores de oro colombianos también se beneficiaron del platino y la plata como subproductos. Un enfoque más integral de la minería, que abarque el estudio de los insumos y subproductos minerales, arrojará conocimientos valiosos sobre una amplia gama de temas en la historia del capitalismo, incluida la estructura corporativa, las funciones de producción, las relaciones laborales y los efectos de transferencia intersectorial de tecnología.

  1. Ecologías mineras

El estudio de la interacción bidireccional entre la extracción de minerales y el cambio ecológico ha ganado impulso entre los historiadores ambientales87. Los estudiosos del capitalismo también pueden beneficiarse de esa interacción. En América Latina, los distritos mineros de plata surgieron típicamente en ecosistemas áridos y semiáridos, mientras que el oro se concentró predominantemente en ecosistemas tropicales de tierras bajas. Esta distinción es clave ya que influyó en la disponibilidad de energía en los cinturones mineros, dando forma así a estructuras sociales y económicas distintas. Los mineros andinos, a pesar de la escasez de grandes fuentes de biomasa, utilizaron ampliamente los cuerpos de agua como fuente renovable de energía cinética. Por ejemplo, en Potosí, un complejo sistema de presas y canales transformó el arroyo de la ciudad en la principal fuente de energía para los “ingenios” o molinos para triturar los metales. Oruro, Pasco y Hualgayoc también utilizaron molinos de agua, pero la literatura no ha explicado los procesos económicos y técnicos en su funcionamiento88. Las minas novohispanas estaban ubicadas debajo de la línea arbórea, pero la disponibilidad de cuerpos de agua creó diversos entornos energéticos. En los cinturones que rodeaban la cuenca central de México, las refinerías empleaban energía hidráulica89. Sin embargo, no hay evidencia de la construcción de un sistema de presas y canales comparable a los de Potosí. Probablemente, la falta de aglomeración impidió a los mineros y a la Corona invertir en grandes represas. En el norte de Nueva España, el uso de la energía hidráulica era mucho más limitado90. Sin embargo, los suelos allí eran especialmente apropiados para la ganadería, cuyo ciclo creó una relación simbiótica con varias especies de mezquite, árbol fundamental en el suministro de leña91.

La ecología minera del oro y el cobre era diferente a la de la plata. Los Andes del norte tendían a ser más cálidos y verdes que las cordilleras de Bolivia y Perú, mientras que la mayoría de sus depósitos aluviales estaban por debajo de la línea arbórea y sus alrededores tenían mejores condiciones agrícolas. Sin embargo, las ecologías mineras en el norte diferían de una región a otra92. Los productores de oro en Chocó, Raposo y Barbacoas disfrutaron de suministros elásticos de leña para las actividades mineras y la construcción naval, pero carecieron de fuentes locales de alimentos básicos agrícolas, ya que los altos niveles de precipitación (13.300 mm) afectaron la fertilidad del suelo93. Las minas ubicadas a lo largo de los valles y las tierras altas de las cordilleras andinas, como las de Antioquia, tenían bajos niveles de precipitaciones y mejores suelos. Sin embargo, la escasez de agua en dicha región convirtió a la minería en una actividad estacional, lo que impulsó la construcción de pequeñas represas y canales para mejorar la productividad en determinadas regiones. A medida que avanzaba el siglo xix, el control del suministro de agua surgió como un factor crucial en la mecanización de la minería tanto en Chocó como en Antioquia94.

Dada la baja elevación de la sierra del Espinhaço (790 metros sobre el nivel del mar en promedio) en Minas Gerais, los productores de oro se beneficiaron de amplias fuentes de suministros agrícolas y silvícolas. Las ecologías mineras exhibieron variaciones regionales con ciertos campos ubicados en laderas que dependían de fuentes externas de biomasa95. En regiones occidentales como Goiás y Matogrosso, la minería siguió a menudo un patrón estacional, estrechamente entrelazado con las actividades agrícolas y ganaderas96. Sin embargo, a pesar de esta heterogeneidad, la mayoría de los cinturones mineros brasileños contaron con abundantes recursos hídricos que sirvieron como una valiosa fuente de energía cinética. De manera similar a la situación en Nueva Granada, la disponibilidad de vías fluviales permitió a los mineros de ambas regiones emplear técnicas específicas que se explorarán en la siguiente sección.

En resumen, las ecologías locales moldearon la forma en que operaba la minería en todos los depósitos latinoamericanos. Al menos cuatro puntos emergen de la discusión anterior. En primer lugar, la mayoría de las regiones mineras tendían a ser importadoras netas de biomasa, lo que creaba oportunidades para que las regiones adyacentes se beneficiaran de los eslabonamientos de consumo de la producción de mineral. Los flujos metálicos no solo aceitaron las ruedas del comercio internacional, sino que también contribuyeron al intercambio multilateral de bienes y servicios en varias partes de la América española97. Si bien estas conexiones han sido examinadas extensamente en el contexto de la era colonial, hay escasez de estudios que examinen los efectos industriales sobre los eslabonamientos mineros durante el siglo xix. El campo emergente del metabolismo industrial, que ofrece metodologías para medir el material y la rotación energética de los sistemas económicos, promete arrojar luz sobre la interacción entre la minería, la ecología y el desarrollo del capitalismo98.

Estudios recientes han explorado los impactos transformadores de la minería en los ecosistemas locales, particularmente en términos de deforestación y emisiones99. Sin embargo, como destacó Saúl Guerrero, gran parte de esta literatura se queda corta en términos de comprender integralmente los procesos químicos involucrados e identificar las formas específicas en que las actividades mineras generan externalidades negativas100. Esto es clave para discernir en qué medida estas externalidades están asociadas con el desarrollo capitalista y qué proporción se desarrolla independientemente de los sistemas económicos imperantes. Los latinoamericanistas tienen mucho que ofrecer en este sentido. Por ejemplo, los estudios sobre el desarrollo de sustancias organometálicas como el metilmercurio que afectan a organismos humanos y no humanos a lo largo de la cadena alimentaria son fundamentales para proporcionar información sobre la trayectoria histórica del procesamiento de metales101. En la misma línea, la presencia significativa en algunas regiones mineras de represas, molinos, canales y otras infraestructuras plantea interrogantes sobre su impacto en la hidromorfología regional. Las inundaciones periódicas cerca de los centros mineros han sido claramente el resultado de una sedimentación generalizada, y los registros históricos están repletos de quejas de los productores agrícolas sobre el consumo de agua contaminada aguas abajo de los molinos y fundiciones. Al igual que en el oeste norteamericano, la historia minera latinoamericana ha estado marcada por “guerras del agua” poco estudiadas102.

  1. Tecnología minera y capitalismo

En términos generales, la minería abarca la exploración, la extracción y el procesamiento de recursos minerales103. Cada actividad implica una amplia gama de técnicas y tecnologías que han evolucionado a lo largo de siglos, dejando impactos significativos en la trayectoria del desarrollo del capitalismo en la región. La exploración, a pesar de su papel crucial en la asignación de mano de obra, ha sido relativamente descuidada en la literatura. Los pueblos indígenas fueron los principales actores en la prospección y el desarrollo minero antes de que los empresarios europeos cimentaran el control de los depósitos mediante coerción o negociación104. Los métodos de extracción en periodos preindustriales implicaban una dinámica interacción entre minería de veta y de aluvión. El oro, dadas sus características geológicas, se extraía típicamente de placeres, mientras que la extracción de plata y cobre era exclusivamente de excavación subterránea. La minería a cielo abierto surgió más tarde, en la primera mitad del siglo xx, cuando técnicas mineras no selectivas como la cianuración y la flotación ganaron popularidad para extracción de metales no ferrosos105. Los métodos de refinación, como se mencionó anteriormente, involucraban predominantemente la fundición y la amalgamación, pero estas técnicas exhibieron variaciones significativas a lo largo del tiempo y el espacio106.

En la minería de veta, la extracción comprendía, al menos, cuatro etapas principales: 1) acceso, 2) desarrollo y producción minera, 3) apuntalamiento, y 4) extracción de minerales y agua. Antes del siglo xix, los mineros latinoamericanos tendían a excavar siguiendo la estructura de la veta, creando un sistema errático de túneles muy criticado por Humboldt107. Las etapas 1 y 2 eran realizadaspor barreteros, cuyo número dependía de factores como el tamaño del túnel y la disponibilidad de herramientas de acero y hierro proporcionadas por el empresario minero108. La compactibilidad de la mina jugaba un papel importante en la determinación de los costos en la etapa 3, ya que algunos socavones no requerían apuntalamiento, pero estructuras portadoras de mineral tenían que dejarse como soporte. En la etapa 4, los trabajadores (apiris en Potosí y tenateros en Nueva España) transportaban manualmente el mineral a la superficie en bolsas hechas de cuero o fibras vegetales y escaleras de madera109. Tanto los recolectores como los mineros utilizaban velas de sebo para iluminar las obras subterráneas. Por tanto, el proceso de extracción precisaba mucha mano de obra y dependía en gran medida de la biomasa como fuente de energía.

Tres innovaciones transformaron la extracción a partir del siglo xvii: el uso de pólvora, los malacates impulsados por animales y la creación de túneles de desagüe y ventilación110. El primero ahorraba energía y mano de obra en las etapas 1 y 2. El segundo economizaba ambas cosas en la etapa 4, mientras los túneles también ahorraban energía en esta misma etapa. Sin embargo, estas innovaciones no se aplicaron en todos los lugares y su adopción fue lenta en algunas regiones. En el siglo xviii, la pólvora se utilizaba ampliamente tanto en Nueva España como en los Andes, pero el uso de malacates impulsados por animales era un recurso que solo se empleaba en la primera. Según Brading y Cross, el pico cónico de los depósitos de Potosí hacía que los túneles fueran la forma más práctica y factible de acceso y extracción111. Los mineros de Cerro Pasco y Hualgayoc siguieron el mismo patrón112. En la Nueva España, los empresarios de San Luis Potosí y otras zonas invirtieron en túneles de desagüe, pero estos nunca adquirieron la centralidad que tuvieron en los Andes113. Durante el siglo xix, la mecanización y electrificación de varios procesos, como la perforación con taladros, mejores métodos de voladura, bombeo eléctrico y ferrocarriles mineros, transformaron radicalmente la función de producción de la minería y sus implicaciones sociales y ambientales114.

La minería de placer era más sencilla. Los especuladores (faiscadores en Brasil y mazamorreros en Nueva Granada) lavaban los cursos de agua utilizando recipientes de madera o metal llamados bateas en español o bateias en portugués115. La oscilación de la cubeta hacía que las partículas de oro se hundieran por densidad. Con la misma técnica se utilizaban los más elaborados taboleiros o canalones, que eran esclusas que desviaban parte del caudal del río hacia una serie de cajas que retenían el oro. Si las esclusas se construían en la ladera de una colina, se llamaban grupairas en Brasil o canaletes en Nueva Granada. Otra técnica similar fueron las llamadas catas en Brasil o congas en la Nueva Granada. Se trataba de aberturas en las laderas cuya grava era llevada a la fuente de agua más cercana para su lavado o transportada por acueductos de madera hasta la cata donde los lechos de grava pasaban por una serie de cajas que retenían el oro. Durante el siglo xix, el uso de dragas mecánicas fue quizás la principal innovación introducida en el sector, que ahorraba considerables cantidades de mano de obra, pero generaba importantes cambios en la hidromorfología de las áreas auríferas116 .

La refinación constituía también una serie de procesos especializados. Una vez extraídos, los minerales eran clasificados y luego transportados en mulas o llamas a los así llamados ingenios o haciendas de beneficio. La amalgamación implicaba varias etapas: 1) molienda del mineral; 2) mezcla del mineral molido con sal, mercurio, agua y compuestos de cobre; 3) lavado de la mezcla, y 4) separación del mercurio mediante volatilización117. Los detalles de la etapa 1 variaban según las condiciones locales. En Potosí y otros centros mineros andinos, por ejemplo, se utilizaba energía hidráulica de manera efectiva. La etapa 3 estaba influenciada por la disponibilidad de agua y el diseño de los contenedores de las tinas. La etapa 4 dependía del tipo de hornos empleados, siendo la recuperación de mercurio un esfuerzo clave para reducir los costos variables. Con el tiempo, surgieron dos modificaciones principales en todos estos procesos118. Primero, en la Nueva España del siglo xviii, se usaba un dispositivo triturador de piedra llamado arrastre para pulverizar aún más el mineral entre las etapas 1 y 2. Segundo, para acelerar la etapa 2, se aplicaba calentamiento a la mezcla en un proceso llamado amalgamación en caliente119.

En cuanto a la fundición, esta normalmente se realizaba en tres pasos: 1) trituración, 2) mezcla del mineral triturado con compuestos de plomo y hierro, y 3) tueste120. En la etapa 1, el proceso no requería la consistencia harinosa de la amalgamación, lo que permitía el uso de martillos e instrumentos menos elaborados de trituración. Sin embargo, también se llegó a utilizar ampliamente piedras de moler impulsadas por animales. La etapa 2 dependía del contenido de plomo del mineral. En Nueva España, la adición de tequestite (compuesto de cloruro de sodio) mejoró la velocidad del método durante el siglo xviii121. La etapa 3, por su parte, variaba según el horno y la técnica utilizada para proporcionar oxígeno, siendo el uso de fuelles impulsados por animales o agua el principal mecanismo para mejorar los tiempos de fundición. La variación en la capacidad y la tecnología de los hornos fue importante en la refinación de minerales que contenían cobre, pero aquí la investigación no ha sido tan activa como en el caso de las minas de plata o mercurio122. La refinación del oro era mucho más sencilla y normalmente requería poco mercurio. En la Nueva Granada y la Nueva España, la extracción de subproductos del oro exigía un elaborado procesamiento con nitratos cuyos volúmenes provocaron el desarrollo de establecimientos especializados poco estudiados a medida que avanzaba el siglo xix123.

El uso de metales para usos locales no ha atraído suficiente atención. El estudio de talleres que producían artículos de cobre y estaño puede arrojar importantes ideas sobre el lento desarrollo capitalista en algunos sectores, mientras el estudio de producción de joyas, tradicionalmente explorada por los historiadores sociales y del arte, puede proporcionar pistas sobre temas poco trabajados. Por ejemplo, en Europa y Asia, los orfebres y plateros se convirtieron eventualmente en intermediarios financieros clave124. La historia de la acuñación también carece de estudios exhaustivos sobre los efectos tecnológicos y financieros asociados a dicha actividad. Aunque abundan las historias sociales e institucionales de las casas de moneda latinoamericanas, se necesitan investigaciones más comprehensivas que exploren los vínculos de las cecas con desarrollos tecnológicos y financieros, como sucedía en Europa hasta fines del siglo xix125.

Los historiadores del capitalismo pueden interactuar con la discusión anterior sobre la tecnología minera en varios frentes. Por ejemplo, es posible realizar investigaciones para determinar si la industrialización tardía de la minería en la región se debió a la ubicación de yacimientos de combustibles fósiles o a la estructura de los precios relativos de insumos y las relaciones laborales, como se ha sugerido en estudios sobre otras áreas mineras del globo. Estudios intersectoriales, a su vez, enriquecerían la comprensión de los incentivos y restricciones de las transferencias tecnológicas de la minería hacia otras actividades económicas. Pesquisas sobre patrones de gestión en la minería, que han desempeñado un papel importante en la configuración de la organización corporativa de la actividad económica en Europa y Japón, ofrecerían hipótesis sobre el particular desarrollo del capitalismo en las sociedades latinoamericanas.

  1. La economía de la minería

El campo de la economía de los recursos naturales ha desarrollado conocimientos teóricos para analizar las características distintivas de los mercados mineros126. La prevalencia de altos costos irrecuperables, la producción conjunta de diferentes minerales y la especificidad de cada yacimiento convierten a la minería en un sector económico especial127. Durante generaciones, los historiadores de la economía latinoamericana han estudiado las condiciones económicas de la producción metalífera, centrándose en los flujos agregados y la estructura de costos. El análisis microeconómico no ha recibido suficiente atención y puede generar nuevas vías para comprender su importancia en el desarrollo capitalista de la región. El estudio de los mercados de minerales es un buen ejemplo. En la América Latina colonial, los flujos de metales no procesados tenían un alcance regional, ya que los costos de transporte impedían la formación de grandes redes de intercambio128. Este patrón cambió cuando los fletes disminuyeron durante el siglo xix y los precios de varios productos mineros convergieron a nivel internacional. Las fundiciones de Swansea crearon un poderoso complejo capaz de procesar menas de regiones lejanas como Chile y Cuba129. En el caso de la plata y el oro, se establecieron en Europa y Estados Unidos centros de fundición similares que atrajeron suministros mundiales de ambos metales, lo que afectó los eslabonamientos locales de la minería latinoamericana durante el siglo xix130.

El carácter regional de los flujos de mineral antes de la industrialización se reflejó en una amplia variedad de estructuras de mercado en lo relativo al comercio de metales no procesados. Según Brading, en Nueva España, la mayoría de los mineros vendían su producción en subastas semanales y los refinadores se reunían en la boca de mina para lanzar sus ofertas131. En algunas regiones, las refinerías tenían una posición monopsónica (una gran refinería posiblemente con economías de escala y muchos pequeños mineros), mientras que en otras áreas los mineros disfrutaban de una posición monopolística (una gran mina y muchas refinerías pequeñas). Las minas de Guadalajara pertenecen al primer patrón, mientras que las de Valenciana, en Guanajuato, ciertamente pertenecían al segundo132. En Potosí, el Estado favoreció la integración vertical de grandes ingenios a través de subsidios que, como se verá, afectaban el precio de mercado de los minerales en la ciudad. Con todo, pequeños buscadores independientes que extraían minerales de los socavones establecieron un mercado paralelo de metales sin refinar que competía fuertemente con las grandes refinerías133. El nivel de intervención estatal y la estructura de los mercados mineros en Nueva España y los Andes pueden haber explicado la divergencia de productividad en ambas áreas.

En cuanto a otros factores de producción, las minas latinoamericanas operaron en condiciones distintivas tanto en el mercado laboral como en el de capital. Los sistemas laborales variaban e incluían un espectro que iba de la mano de obra esclavizada a aquella totalmente libre. Sin embargo, estas dos formas “puras” tenían características híbridas y superpuestas. Los trabajadores libres a veces recibían pago a través de bienes vendidos en la tienda de la mina a precios superiores a los imperantes en el mercado, mientras en varios aluviones a los esclavos se les permitía quedarse con una parte de su producción, lo que aliviaba la responsabilidad de los propietarios de proporcionar raciones134. Esto creó una constelación de acuerdos de trabajo que, no obstante, exhibieron patrones más o menos distintos en cada región minera. La literatura tiende tradicionalmente a distinguir entre las estructuras laborales de la Nueva España y las de los Andes135. En la primera, se empleaban predominantemente trabajadores libres y en los segundos, un sistema dual de trabajo libre y forzado (mita). Esta imagen, si bien correcta a nivel agregado, debe contextualizarse regionalmente. La mano de obra gratuita era la regla en yacimientos andinos como Cerro de Pasco y Oruro136. En Nueva España, las minas del cmv tenían una larga tradición de trabajo forzoso y algunos estudiosos sostienen que el resurgimiento de prácticas laborales coercitivas, como el sistema cuatequitl, contribuyó al auge minero en el siglo xviii137.

La propia mecánica del trabajo gratuito trae complicaciones a la hora de analizar las funciones de producción minera. Los salarios se pagaban en monedas y bienes, pero también en partes de minerales extraídos por trabajador (partido en Nueva España o corpa en los Andes)138. Como resultado, parte del riesgo y los costos variables de la operación minera eran absorbidos por los propios trabajadores. En algunas regiones, como Oruro y Parral, la mano de obra se pagaba casi en su totalidad en porciones del mineral extraído139. La medida en que estos mecanismos fomentaron la productividad laboral sigue siendo un tema de debate entre los especialistas140. En el mismo sentido, la noción de trabajo forzoso exige matices analíticos. La mano de obra coactiva, como la mita y el cuatequitl, constituía un subsidio otorgado por la Corona a los mineros como incentivo para aumentar la producción, pues las comunidades indígenas enviaban una parte de su fuerza laboral masculina a trabajar en las minas con salarios inferiores al precio actual del mercado141. Esta medida aumentó la producción, dado el ingreso marginal impuesto por el mercado, afectando los incentivos para adoptar tecnologías que ahorrasen mano de obra.

Tanto en Nueva España como en Potosí, los propietarios de minas y refinerías impusieron un sistema de cuotas diarias a sus trabajadores reclutados142. En otras palabras, el salario fijado por la Corona no se pagaba por día de trabajo, sino por mineral extraído. Según Eduardo Saguier, el costo del trabajo forzoso en la minería sufrió una transformación en un costo operativo fijo143. Los mineros solían alquilar sus trabajadores a otros productores mientras aceptaban pagos en plata de las comunidades para compensar a los trabajadores ausentes. Estos ingresos se utilizaban en ocasiones para contratar trabajadores libres o incluso para suspender temporalmente las operaciones mineras. Después de la Independencia, se abolió el trabajo forzado, pero la transición hacia un trabajo asalariado totalmente orientado no se produjo de manera automática. La recuperación de la producción argentífera durante parte del siglo xix fue impulsada por una miríada de mineros en pequeña escala y buscadores independientes que extraían minerales pagando honorarios a antiguos dueños de minas144. Fue solo después de 1870, cuando grandes empresas en ambas regiones comenzaron a expandir su producción con economías de escala y mecanización, que la transición hacia el trabajo asalariado a tiempo completo se volvió más frecuente y consistente145.

La dinámica laboral en la minería de oro de Brasil y Nueva Granada difería de aquella dominante en la producción de cobre y plata. En los aluviones de oro, el trabajo esclavo era el tipo de trabajo dominante, pero a medida que la distribución de los excedentes mineros se expandía entre los antiguos esclavos, comenzaron a surgir nuevos mecanismos de asignación de mano de obra146. La esclavitud era rentable y flexible, lo que permitía a los mineros ajustar el tamaño de las cuadrillas de esclavos en función de los depósitos y las fluctuaciones tanto del mercado del oro como en el de esclavos. Algunos mineros alquilaban a sus cautivos para percibir salarios durante periodos estacionales, mientras que la estructura de las raciones difería mucho de una mina a otra. Algunos propietarios suministraban comida y ropa a sus cautivos, concediéndoles solo un día libre durante la semana en el que ellos podían adquirir suplementos. Otros liberaban a sus esclavos con la condición de que tuvieran que pagar un alquiler semanal en oro. Estos acuerdos permitieron a los esclavos ahorrar dinero para comprar la libertad, participar en los mercados de consumo e incluso comprar sus propios esclavos. En regiones en las que el trabajo esclavo no era dominante, como Antioquia, en Nueva Granada, los mestizos y los blancos pobres trabajaban de forma independiente en los campos aluviales respaldados por créditos otorgados por pequeños comerciantes147. Durante el siglo xix, la minería de dragado y la minería mecanizada ampliaron lentamente las condiciones de trabajo asalariado en los Andes del norte148.

Los vínculos entre la minería y el desarrollo de los mercados de capital en la región siguen siendo un tema poco explorado. Los estudios tradicionales sostienen que los mineros y los ingenios tenían poco acceso al crédito eclesiástico y, por tanto, debían recurrir a comerciantes que otorgaban préstamos a altas tasas de interés para compensar el alto riesgo del sector149. Otros académicos han enfatizado el efecto negativo de los comerciantes en el desarrollo de la minería por su poder de mercado tanto en los flujos de insumos como de capital150. Sin embargo, esta perspectiva a menudo enmarca el problema crediticio como un juego de suma cero entre el capital comercial y el minero. Los análisis de redes sociales y los estudios sectoriales han arrojado luz sobre la complejidad de los vínculos entre mineros y comerciantes. Cambios en los precios relativos durante la apertura comercial del siglo xviii, por ejemplo, llevaron a los mercaderes a reducir las tasas de interés y de descuento mientras invertían directamente en la minería151. Dado el papel de la extracción metalífera en los flujos de capital y la innovación financiera en las economías capitalistas en rápido desarrollo, el análisis de las estructuras crediticias podría arrojar hipótesis sobre el desempeño divergente de las regiones mineras de América Latina en el largo plazo.

La intervención estatal en la minería necesita más investigación. En Potosí, la Corona interfirió en la oferta de crédito al tomar el control del Banco San Carlos, una institución que compraba lingotes y proporcionaba capital operativo e insumos baratos a los mineros152. Aunque la política fiscal varió de una región a otra, las medidas coloniales tendieron a reducir la carga tributaria minera en el largo plazo y el impacto agregado de los impuestos mineros sobre el ingreso total de las tesorerías reales no fue tan grande como se pensaba anteriormente. Por el contrario, investigaciones recientes han sugerido que el sector estaba altamente subsidiado a través de privilegios institucionales y el suministro de insumos por debajo de los precios de mercado153. Durante el siglo xix, este enfoque cambió y algunos Gobiernos eliminaron las restricciones a las exportaciones y los patrones impositivos heredados de la era colonial, pero se volvieron altamente dependientes de los ingresos mineros a medida que las grandes corporaciones extranjeras e inyecciones de capital se desplazaron hacia la minería y la extracción de combustibles no selectiva154. Como es bien sabido, este patrón profundizó la volatilidad de los ciclos económicos a medida que avanzaba el siglo xx.

La economía de la minería, finalmente, proporciona insumos fundamentales para el estudio de las complejidades sociales y políticas de la historia latinoamericana. Y aquí pueden surgir diálogos adicionales con historiadores del capitalismo. Al examinar los mercados de factores mineros y sus fundamentos institucionales, se comprende mejor el surgimiento de grupos rentistas, las ineficiencias técnicas y la asignación de vínculos fiscales, que a menudo han llevado a conflictos políticos y militares en el contexto de la expansión capitalista. En la misma línea, la minería en la mayoría de los países latinoamericanos no logró fomentar la formación temprana de una gran clase proletaria. Por lo tanto, la organización de sindicatos fue más lenta que en otras regiones mineras del globo, mientras el alcance limitado de los mercados laborales ha deprimido constantemente los salarios reales, reduciendo probablemente el incentivo para adoptar tecnologías que ahorren mano de obra. A medida que avanzaba el siglo xx, los puestos de trabajo calificados en algunos depósitos propiedad de sindicatos internacionales fueron ocupados por trabajadores extranjeros (en algunos casos con claros prejuicios raciales) que reforzaron el carácter de enclave de la minería en varias regiones155.

Conclusiones

La entrada de los productores mineros latinoamericanos a los flujos internacionales durante el siglo xvi marcó una nueva era en la historia de las interacciones globales. El surgimiento del capitalismo y la globalización, el nacimiento de la Revolución Industrial y el desarrollo de sistemas monetarios internacionales son algunos de los procesos relacionados con las crecientes salidas de minerales del Nuevo Mundo. Este artículo proporcionó una visión general de la historia minera latinoamericana para explorar oportunidades de diálogo entre historiadores y académicos de la minería en el campo emergente de la historia del capitalismo. Además de identificar algunos patrones sobre ciclos de producción, dotaciones geológicas y ecológicas, transferencias tecnológicas y economía minera, el artículo destaca cuatro lagunas principales en el campo cuyo análisis puede guiar investigaciones futuras.

Primero, la literatura existente ha enfatizado principalmente los metales preciosos, descuidando la integración de los metales no preciosos y los minerales no metálicos dentro del contexto más amplio del desarrollo capitalista en América Latina. Abundan las oportunidades para los historiadores interesados en analizar el papel de los efectos indirectos tecnológicos y administrativos de la producción minera. Además, examinar escenarios contrafactuales relacionados con restricciones e incentivos coloniales a la producción de diversos metales sería una valiosa contribución al campo. En segundo lugar, entre los metales preciosos se ha privilegiado la extracción de plata. A pesar de la importancia fundamental del bimetalismo internacional en la promoción y regulación del comercio internacional durante los siglos xviii y xix, hay escasez de narrativas auríferas antes del predominio del patrón oro en la década de 1870. Un sesgo a favor del bimetalismo puede enriquecer la comprensión de las redes y conexiones dentro de una perspectiva global y, al mismo tiempo, proporcionar combustible empírico para examinar diferentes patrones de crecimiento liderado por la minería en América Latina.

En tercer lugar, la teoría económica se ha utilizado creativamente a nivel agregado, pero la dinámica microeconómica de la minería no ha atraído suficiente atención. Dado que la gestión y la tecnología minera ejercieron transformaciones fundamentales en otras áreas mineras del mundo, el enfoque microeconómico puede generar una nueva comprensión de los vínculos entre la producción mineral y el desarrollo capitalista en la región. Finalmente, la minería en América Latina ha llevado a una de las grandes transformaciones ecológicas de los tiempos modernos, pero no ha recibido una atención integral. En particular, la relación sinérgica entre entornos ambientales, sistemas energéticos y minería no se ha integrado sistemáticamente en el análisis del capitalismo en la región. La naturaleza interdisciplinaria de la historia de la minería y la del capitalismo proporciona un laboratorio único desde el cual expandir la historia de la región en direcciones creativas e inesperadas.

Bibliografía

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  138. Zahedieh, Nuala. “A Copper Still and the Making of Rum in the Eighteenth-Century Atlantic World”. The Historical Journal 65, n.° 1 (2022): 149-166. https://doi.org/10.1017/S0018246X21000212
  139. Zulawski, Ann. They Eat from Their Labor. Work and Social Change in Colonial Bolivia. Pittsburgh: The University of Pittsburgh Press, 1994.
  140. Zwart, Pim de y Jan Luiten van Zanden. The Origins of Globalization: World Trade in the Making of the Global Economy, 1500-1800. Cambridge: Cambridge University Press, 2018.

Este artículo fue publicado primero en inglés como: Parron, Tâmis. “Torres, James V. “Capitalism and Global Mining: Latin American Perspectives 1500-1914”. Historia Crítica n .° 89 (2023): 43-76, doi: https://doi.org/10.7440/histcrit89.2023.0”.

  1. 1 Para dos interpretaciones divergentes de esta integración, véanse Dennis Flynn y Arturo Giráldez, “Cycles of Silver: Global Economic Unity through the Mid-Eighteenth Century”, Journal of World History, 13, n.° 2 (2002); y Rui Esteves y Pilar Nogues-Marco, “Monetary Systems and the Global Balance of Payments Adjustment in the Pre-Gold Standard Period, 1700-1870”, en The Cambridge Economic History of the Modern World, editado por Stephen Broadberry y Kyoji Fukao (Cambridge: Cambridge University Press, 2021).

  2. 2 Dos clásicos análisis en Fernand Braudel, Civilization and Capitalism: 15Th-18th Century. The Wheels of Commerce (Berkeley: University of California Press, 1992), 48-59; y Pierre Vilar, A History of Gold and Money: 1450-1920 (Londres: Verso, 1984), 59-98. Para una visión comprehensiva del efecto global del flujo de metales preciosos, véanse Ronald Findlay y Kevin O’Rourke, Power and Plenty. Trade, War and the World Economy in the Second Millennium (Princeton: Princeton University Press, 2007), 351-369; y Pim de Zwart y Jan Luiten van Zanden, The Origins of Globalization: World Trade in the Making of the Global Economy, 1500-1800 (Cambridge: Cambridge University Press, 2018), 49-58.

  3. 3 Roger Burt, “The Transformation of the Non-ferrous Metals Industries in the Seventeenth and Eighteenth Centuries”, Economic History Review 68, n.° 1 (1995); Roger Burt, “Proto-industrialisation and ‘Stages of Growth’ in the Metal Mining Industries”, Journal of European Economic History 27, n.° 1 (1998).

  4. 4 Para una sólida introducción a la minería latinoamericana y su relación con la maldición de los recursos naturales, véase Marc Badia-Miró, Vicente Pinilla y Henry Willebald, “Natural Resources and Economic Development. What Can We Learn from History?”, en Natural Resources and Economic Growth: Learning from History, editado por Marc Badia-Miró, Vicente Pinilla y Henry Willebald (Nueva York: Routledge, 2015).

  5. 5 Ian McLean, “Why Was Australia So Rich?”, Explorations in Economic History 44, n.° 4 (2007); Gavin Wright, “The usa as a Case Study in Resource-based Development”, en Natural Resources and Economic Growth, editado por Marc Badia-Miró, Vicente Pinilla y Henry Willebald (Nueva York: Routledge, 2015).

  6. 6 Los artículos compilados en los siguientes dos volúmenes han revolucionado el campo: Marc Badia-Miró, Vicente Pinilla y Henry Willebald, eds., Natural Resources and Economic Growth (Nueva York: Routledge, 2015); y Cristián Ducoing y José Peres-Cajías, eds., Natural Resources and Divergence. A Comparison of Andean and Nordic Trajectories (Londres: Palgrave, 2021).

  7. 7 Para dos estudios que, a pesar de no tratar sobre historia de la minería, muestran la importancia de integrar la extracción mineral con temas más amplios, véanse Robert Allen, The British Industrial Revolution in Global Perspective (Cambridge: Cambridge University Press, 2009), 89-95; y Kenneth Pomeranz, The Great Divergence. China, Europe, and the Making of the Modern World Economy (Princeton: Princeton University Press, 2000), 59-69.

  8. 8 Carlos Assadourian, El sistema de la economía colonial. El mercado interior, regiones y espacio económico (Lima: iep,1982). Para una síntesis reciente de historia minera latinoamericana con un enfoque especial en la minería argentífera, veáse Kendall Brown, A History of Mining in Latin America: From the Colonial Era to the Present (Albuquerque: University of New Mexico Press, 2012).

  9. 9 John Tutino, Making a New World. Founding Capitalism in the Bajío and Spanish North America (Durham: Duke University Press, 2011); Rossana Barragán, “Working Silver for the World: Mining Labor and Popular Economy in Colonial Potosí”, Hispanic American Historical Review 97, n.° 2 (2017).

  10. 10 Una sólida introducción a estas conexiones, aunque enfocada solo en el flujo de plata, es la de Dennis Flynn, “Silver, Globalization, and Capitalism”, en Capitalisms towards a Global History, editado por Kaveh Yazdani y Dilip Menonin (Oxford: Oxford University Press, 2020).

  11. 11 Véanse los estudios compilados por Kaveh Yazdani y Dilip Menonin, eds., Capitalisms towards a Global History (Oxford: Oxford University Press, 2020).

  12. 12 Eric Hilt, “Economic History, Historical Analysis, and the New History of Capitalism”, The Journal of Economic History 77, n.° 2 (2017); Vicent Geloso, “The New History of Capitalism and the Methodologies of Economic History”, The Journal of the Economic and Business Historical Society 39, n.° 1 (2021).

  13. 13 Véanse dos opiniones divergentes sobre este tema en Kaveh Yazdani y Dilip Menonin, introducción a Capitalisms Towards a Global History (Oxford: Oxford University Press); y Larry Neal, introducción a The Cambridge History of Capitalism (Cambridge: Cambridge University Press, 2014).

  14. 14 Para aportes recientes en ese sentido, véanse Tatiana Seijas y Dana Velasco, “Introduction: A New Mining and Minting History for the Americas”, Colonial Latin American Review 30, n.° 4 (2021); y James Torres, “Trade in a Changing World: Gold, Silver, and Commodity Flows in the Northern Andes 1780-1840” (tesis de doctorado, Georgetown University, 2021), 15-29.

  15. 15 Ian Runge, Mining Economics and Strategy (Littleton: Society for Mining, Metallurgy, and Exploration, 1998), 25-29.

  16. 16 Jeannette Graulau, The Underground Wealth of Nations. On the Capitalist Origins of Silver Mining, A. D. 1150-1450 (New Haven: Yale University Press, 2019), 35-45.

  17. 17 John Munro, “The Monetary Origins of the ‘Price Revolution’: South German Silver Mining, Merchant Banking and Venetian Commerce, 1470-1540”, en Global Connections and Monetary History, 1470-1800, editado por Dennis Flynn, Arturo Giráldez y Richard von Glahn (Aldershot: Ashgate, 2003); Flynn, “Silver, Globalization”, 35-36.

  18. 18 Munro, “The Monetary Origins”, 10-20.

  19. 19 Sobre Lationamérica, véase: John TePaske, A New World of Gold and Silver (Leiden: Brill, 2010), 35-46; Sobre Japón, véase: Robert Innes, “The Door Ajar; Japan’s Foreign Trade in the Seventeenth Century” (tesis de doctorado, University of Michigan, 1989), 78-86.

  20. 20 A menos que se indique lo contrario, a lo largo de este artículo todas las estimaciones de la producción minera latinoamericana en contexto global provienen de TePaske, A New World y Christopher Schmitz, World Non-ferrous Metal Production and Prices, 1700-1976 (Londres: Routledge, 1979). Para algunos ajustes relacionados con la producción de oro, véase Torres, “Trade in a Changing World”, 39-48.

  21. 21 Flynn y Giráldez, “Cycles of Silver”, 395-400; Findlay y O’Rourke, Power and Plenty, 289-269. Especialistas han tradicionalmente identificado a China como el principal destino principal de los flujos globales de plata. Sin embargo, estudios recientes han mostrado que India posiblemente absorbía cantidades similares del metal blanco. Véase Jan Lucassen y Radhika Seshan, eds., Wage Earners in India 1500-1900: Regional Approaches in an International Context (New Delhi: Sage, 2022).

  22. 22 La literatura sobre comerciantes de metales preciosos es extensa. Véanse los estudios clásicos compilados por James Tracy en The Rise of Merchant Empires: Long Distance Trade in the Early Modern World 1350-1750 (Cambridge: Cambridge University Press, 1991). Estimativos sobre la cantidad de monedas argentíferas retenidas por las economías latinoamericanas son aún objeto de debate. Un creciente consenso, sin embargo, indica que la monetización era más importante que lo sugerido hasta el momento. Véanse Assadourian, El sistema de la economía, 72-85; y Antonio Ibarra, “Debate: mercado colonial, plata y moneda en el siglo xviii novohispano”, Historia Mexicana 57, n.° 2 (1999).

  23. 23 TePaske, A New World, xviii-xix; Michel Morineau, Incroyables gazettes et fabuleux métaux: les retours des trésors américains d’après les gazettes hollandaises (xvie--xviiie siècles) (Cambridge: Cambridge University Press-Maison des Sciences de L’Homme, 1985), 350-369. Véase también Herbert Klein y Sergio Serrano, “Was There a 17th Century Crisis in Spanish America?”, Revista de Historia Económica / Journal of Iberian and Latin American Economic History 37, n.° 1 (2019).

  24. 24 Flynn y Giráldez, “Cycles of Silver”, 402-403.

  25. 25 Richard Garner, “Long-Term Silver Mining Trends in Spanish America: A Comparative Analysis of Peru and Mexico”, The American Historical Review 93, n.° 4 (1988); David Brading y Harry Cross, “Colonial Silver Mining: Mexico and Peru”, The Hispanic American Historical Review 52, n.° 4 (1972).

  26. 26 TePaske, A New World, 141-156; sobre la minería en el bajo Perú, véase John Fisher, Silver Mines and Silver Miners in Colonial Peru, 1776-1824 (Liverpool: University of Liverpool Press, 1977).

  27. 27 José Deustúa, The Bewitchment of Silver: The Social Economy of Mining in Nineteenth-Century Peru (Athens: Ohio University Press, 2000), 41-59.

  28. 28 Alejandra Irigoin, “The End of the Silver Era: The Consequences of the Breakdown of the Spanish Peso Standard in China and the United States, 1780-1850”, Journal of World History 20, n.° 2 (2009); Carlos Contreras, “La minería hispanoamericana después de la Independencia. Estudio comparativo de Bolivia, Chile, México y Perú”, en Dos décadas de investigación en historia económica comparada en América Latina, editado por Margarita Menegus (Ciudad de México: El Colegio de México, 1999).

  29. 29 Ernest Sánchez, “Economía y fiscalidad en la guerra de Independencia”, en Iberoamérica y España antes de las independencias, 1700-1820. Crecimiento, reformas y crisis, editado por Jorge Gelman, Enrique Llopis y Carlos Marichal (Ciudad de México: Instituto Mora, 2014); John Tutino, The Bajío Revolution: Remaking Communities and Capitalism in Mexico, North America, and the World, 1800-1860 (Duke: Duke University Press, en prensa); Harry Cross, “The Mining Economy of Zacatecas, Mexico in the Nineteenth Century” (tesis de doctorado, University of California, Berkeley, 1976), 96-105.

  30. 30 Paul Rodman y Elliott West, Mining Frontiers of the Far West, 1848-1880 (Albuquerque: University of New Mexico Press, 2001), 56-58; Geoffrey Blainey, The Rise of Broken Hill (Melbourne: Macmillan of Australia, 1986), 15-26.

  31. 31 Antonio Mitre, Los patriarcas de la plata: estructura socioeconómica de la minería boliviana en el siglo xix (Lima: iep, 1981), 21-25.

  32. 32 Deustúa, The Bewitchement of Silver, 72-78; Mitre, Los patriarcas, 85-89; William Schell, “Money as Commodity: Mexico’s Conversion to the Gold Standard, 1905”, Mexican Studies / Estudios Mexicanos 12, n.° 1 (1996).

  33. 33 Marc Flandreau, The Glitter of Gold. France, Bimetallism, and the Emergence of the International Gold Standard (Oxford: Oxford University Press, 2003); Pilar Nogues, “Competing Bimetallic Ratios: Amsterdam, London, and Bullion Arbitrage in Mid-Eighteenth Century”, The Journal of Economic History 73, n.° 2 (2013); Torres, “Trade in a Changing World”, 48-69.

  34. 34 John Munro, “Bullion Flows and Monetary Contraction in Late-Medieval England and the Low Countries”, en Precious Metals in the Later Medieval and Early Modern Worlds, editado por John Richards (Durham: Carolina Academic Press,1983); Philip Curtin, “Africa and the Wider Monetary World. 1250-1850”, en Precious Metals in the Later Medieval and Early Modern Worlds, editado por John Richards (Durham: Carolina Academic Press,1983).

  35. 35 Harry Cross, “South American Bullion Production and Export 1550-1750”, in Precious Metals in the Later Medieval and Early Modern Worlds, editado por John Richards (Durham: Carolina Academic Press,1983).

  36. 36 Kris Lane, “Mining the Margins: Precious Metals Extraction and Forced Labor Regimes in the Audiencia of Quito. 1534-1821” (tesis de doctorado, University of Minnesota, 1996); Germán Colmenares, Historia económica y social de Colombia, vol. i (Bogotá: TM; Minciencias, 1998).

  37. 37 TePaske, A New World, xv-xvi.

  38. 38 Sobre el ciclo brasilero, 38véanse Charles Boxer, The Golden Age of Brazil, 1695-1750: Growing Pains of a Colonial Society (Berkeley: University of California Press, 1962); Ángelo Carrara, Minas e currais. Produção rural e mercado interno de Minas Gerais (Juiz de Fora: upfj, 2007); y Laird Bergad, Slavery and the Demographic and Economic History of Minas Gerais, Brazil, 1720-1888 (Cambridge: Cambridge University Press, 1999).

  39. 39 Para las ratios bimetálicas, véase Angela Redish, Bimetallism. An Economic and Historical Analysis, (Cambridge: Cambridge University Press, 2006). Para la oferta monetaria de Gran Bretaña, véase Nuno Palma, “Money and Modernization in Early Modern England”, Financial History Review 25, n.° 3 (2018).

  40. 40 Para un análisis de estos cambios, véase Torres, “Trade in a Changing World”, 89-120 y 211-250.

  41. 41 Torres, “Trade in a Changing World”, 355-369; Barry Eichengreen e Ian McLean, “The Supply of Gold under the pre-1914 Gold Standard”, Economic History Review 47, n.° 2 (1994).

  42. 42 Rodman y West, Mining Frontiers, 92-105; Benjamin Mountford y Stephen Tuffnell, “Seeking a Global History of Gold”, en A Global History of Gold Rushes, editado por Benjamin Mountford y Stephen Tuffnell (Berkeley: University of California Press, 2018), 3-4.

  43. 43 Eichengreen y McLean, “The Supply of Gold”, 295-296.

  44. 44 Ian Phimister, “Frenzied Finance: Gold Mining in the Globalizing South, circa 1886-1896”, en A Global History of Gold Rushes, editado por Benjamin Mountford y Stephen Tuffnell (Berkeley: University of California Press, 2018).

  45. 45 Christopher Schmitz, “The Rise of Big Business in the World Copper Industry 1870-1930”, The Economic History Review 39, n.° 3 (1986); Ekkehard Westermann, “Tendencies in the European Copper Market in the 15th and 16th Centuries”, en Precious Metals in the Age of Expansion, editado por Herman Kellenbenz (Stuttgart: Klett-Cotta 1981).

  46. 46 Nuala Zahedieh, “Eric Williams and William Forbes: Copper, Colonial Markets, and Commercial Capitalism”, The Economic History Review 74, n.° 3 (2021); Nuala Zahedieh, “A Copper Still and the Making of Rum in the Eighteenth-Century Atlantic World”, The Historical Journal 65, n.° 1 (2022).

  47. 47 Chris Evans, “Brazilian Gold, Cuban Copper and the Final Frontier of British Anti-Slavery”, Slavery and Abolition 34 (2013).

  48. 48 Graulau, The Underground Wealth, 59-62; Martin Lynch, Mining in World History (Chicago: Reaktion Books, 2004), 120-125.

  49. 49 Elinore Barrett, The Mexican Colonial Copper Industry (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1987), 39-45; Julio Pinto, “Historia y minería en Chile: estudios y fuentes”, América Latina en la Historia Económica 1, n.° 1 (1994). No hay monografías sobre la producción de cobre en Nueva Granada. Véase Torres, “Trade in a Changing World”, 351-365.

  50. 50 Deustúa, The Bewitchment of Silver, 125-139; Luis Valenzuela, “The Chilean Copper Smelting Industry in the Mid-Nineteenth Century”, Journal of Latin American Studies 24, n.° 3 (1992); William Culver y Cornel Reinhart, “The Decline of a Mining Region and Mining Policy: Chilean Copper in the Nineteenth Century”, en Miners and Mining in the Americas, editado por Thomas Greaves y William Culver (Manchester: University of Manchester Press, 1985).

  51. 51 Roger Burt, “The Extractive Industries”, en The Cambridge Economic History of Modern Britain Since 1700, vol. 1, editado por Roderick Floud (Cambridge: Cambridge University Press, 2003).

  52. 52 Kent Curtis, Gambling on Ore: The Nature of Metal Mining in the US 1860-1910 (Boulder: University of Colorado Press, 2013), 105-116.

  53. 53 Schmitz, “The Rise of Big Business”, 396-401.

  54. 54 Schmitz, “The Rise of Big Business”, 406-408.

  55. 55 Torres, “Trade in a Changing World”, 125-139.

  56. 56 Brown, A History of Mining, 169-178.

  57. 57 Eclac, A Study of the Iron and Steel Industry in Latin America (Nueva York: United Nations, 1955), 16-21.

  58. 58 Oliver Dinius, Brazil’s Steel City: Developmentalism, Strategic Power, and Industrial Relations in Volta Redonda, 1941-1964 (Stanford: Stanford University Press, 2011).

  59. 59 Sobre las transferencias tecnológicas de la minería, véanse Roger Burt, “The International Diffusion of Technology during the Early Modern Period: The Case of the British Non-ferrous Mining Industry”, Economic History Review 47, n.° 2 (1991); y Roger Burt, “Innovation or Imitation: Technological Dependency in the American Non-ferrous Mining Industry”, Technology and Culture 41, n.° 2 (2000).

  60. 60 Alexander von Humboldt, Alexander von Humboldt en Colombia; extractos de sus diarios, ca. 1801-1802 (Bogotá: Flota Mercante Grancolombiana, 1982), 52-53.

  61. 61 El especialista más importante sobre las relaciones entre química y minería es Saúl Guerrero, Silver by Fire, Silver by Mercury: A Chemical History of Silver Refining in New Spain and Mexico, 16th to 19th Centuries (Leiden: Brill, 2017).

  62. 62 Guerrero, Silver by Fire, 26-40.

  63. 63 Richard Sillitoe, “Supergene Silver Enrichment Reassessed”, en Supergene Environments, Processes and Products, editado por Spencer R. Titley (Littleton: Society of Economic Geologists, 2009).

  64. 64 Guerrero, Silver by Fire, 37-45.

  65. 65 Rodman y West, Western Mining Frontiers, 65-66.

  66. 66 Guerrero, Silver by Fire, 36.

  67. 67 Huancavelica, Almadén e Idria eran los tres depósitos globales de mercurio más importantes en el mundo moderno. Estaban ubicados en Perú, España y lo que hoy es Eslovenia, respectivamente. Véase, Peter Bakewell, “Mining in Colonial Spanish America”, en The Cambridge History of Latin America, vol. 2, Colonial Latin America, editado por Leslie Bethell (Cambridge: Cambridge University Press, 2008).

  68. 68 Rafael Dobado y Gustavo Marrero, “El mining-led growth en el México borbónico, el papel del Estado y el coste económico de la Independencia”, en Oro y plata en la economía moderna. De las minas a la moneda, editado por Bernd Hausberger y Antonio Ibarra (Ciudad de México: El Colegio de México, 2014); Adrian Pearce, “Huancavelica 1563-1824: History and Historiography”, Colonial Latin American Review 22, n.° 3 (2013).

  69. 69 David St. Clair, “California Quicksilver in the Pacific Rim Economy 1850-90”, en Studies in the Economic History of the Pacific Rim, editado por Sally Miller y Dennis O. Flynn (Londres: Routledge,1998).

  70. 70 José Ávalos, “Formación de paisajes mineros en el Altiplano Potosino: siglos xviii y xix” (tesis de doctorado, Universidad Autónoma San Luis Potosí, 2009), 59-68.

  71. 71 Sergio Serrano, “Mercado y red. La estructura del sistema de intercambio de oro y plata en San Luis Potosí a comienzos del siglo xvii”, Illes i Imperis, n.° 18 (2016); Edward Beatty, Technology and the Search for Progress in Modern Mexico (Berkeley: University of California Press, 2015), 81-96.

  72. 72 Torres, “Trade in a Changing World”, 411-425.

  73. 73 Richard Sillitoe, “Major Gold Deposits and Belts of the North and South American Cordillera: Distribution, Tectonomagmatic, Settings, and Metallogenic Considerations”, Economic Geology 103, n.° 4 (2008).

  74. 74 Mary Hill, Gold. The California Story (Berkeley: University of California Press, 1999), 93-96.

  75. 75 Robert West, Colonial Placer Mining in Colombia (Baton Rouge: Louisiana State University,1952), 53-69 y 120-132.

  76. 76 James Torres, Minería y moneda en el Nuevo Reino de Granada. El desempeño económico en la segunda mitad del siglo xviii (Bogotá: Icanh, 2013), 89-96; Kris Lane, “Gone Platinum: Contraband and Chemistry in Eighteenth-Century Colombia”, Colonial Latin American Review 20, n.° 1 (2011).

  77. 77 Claudia Leal, Landscapes of Freedom. Building a Postemancipation Society in the Rainforests of Western Colombia (Tucson: University of Arizona Press, 2018), 135-142.

  78. 78 Anthony Russell-Wood, “Technology and Society: The Impact of Gold Mining on the Institution of Slavery in Portuguese America”, The Journal of Economic History 37, n.° 1 (1977).

  79. 79 Schmitz, “The Rise of Big Business”, 398.

  80. 80 Thomas O’Brien, “Rich beyond the Dreams of Avarice: The Guggenheims in Chile”, The Business History Review 63, n.° 1 (1989).

  81. 81 Broberg Rönnbäck, “The Gains of Going Global: The Return on Investments in International Copper-Mining during the Second Industrial Revolution”, en Born with a Copper Spoon: A Global History of Copper, 1830-1980, editado por Robert Declercq y Duncan Money (Vancouver: The University of British Columbia Press, 2022).

  82. 82 McLean, “Why Was Australia so Rich?”, 644-656; Wright, “The usa as a Case Study”, 125-130.

  83. 83 Deustúa, The Bewitchment of Silver, 126-132.

  84. 84 Beatty, Technology and the Search, 69-78.

  85. 85 Brown, A History of Mining, 205-216.

  86. 86 María Botero, La ruta del oro: una economía primaria exportadora, Antioquia 1850-1890 (Medellín: Eafit, 2007), 61-73; Marc Badia-Miró y Cristian Ducoing, “Long-run Development in Chile and Natural Resource Curse Linkages, Policy, and Growth, 1850-1950”, en Natural Resources and Economic Growth: Learning from History, editado por Marc Badia-Miró, Vicente Pinilla y Henry Willebald (Nueva York: Routledge, 2015).

  87. 87 Véanse, por ejemplo, los estudios compilados en John McNeill y George Vrtis, eds., Mining North America. An Environmental since 1522 (Oakland: University of California Press, 2017).

  88. 88 Kris Lane, Potosí. The Silver City, that Changed the World (Oakland: University of California Press, 2019), 79-85; Ann Zulawski, They Eat from Their Labor. Work and Social Change in Colonial Bolivia (Pittsburgh: The University of Pittsburgh Press, 1994), 45-51.

  89. 89 Bakewell, “Mining in Colonial”, 114-116.

  90. 90 Robert West, The Mining Community in Northern New Spain: The Parral Mining District (Los Ángeles: University of California Press, 1951), 65-70.

  91. 91 Ávalos, “Formación de paisajes mineros”, 152-165.

  92. 92 West, Colonial Placer, 15-29.

  93. 93 Leal, Landscapes of Freedom, 26-39.

  94. 94 El mejor análisis sobre estos temas en Colombia es el de Leal, Landscapes of Freedom.

  95. 95 Dean Warren, With Broadax and Firebrand. The Destruction of the Brazilian Atlantic Forest (Berkeley: University of California Press, 1997), 59-68.

  96. 96 Maria Fernandes y Cassiano Rocha, “A fronteira da mineração em Goiás: história ambiental e os recursos naturais do Cerrado a partir da exploração do ouro em Pilar de Goiás”, Élisée 9, n.° 2 (2019).

  97. 97 Para una revisión de la literatura, véase Torres, “Trade in a Changing World”, 16-21.

  98. 98 Oscar Carpintero, El metabolismo de la economía española: recursos naturales y huella ecológica (1955-2000) (Madrid: Fund. César Manrique, 2005).

  99. 99 Nicholas Robins, Mercury, Mining, and Empire. The Human and Ecological Cost of Colonial Silver Mining in the Andes (Bloomington: Indiana University Press, 2011); Daviken Studnicki y David Schecter, “The Environmental Dynamics of a Colonial Fuel-Rush: Silver Mining and Deforestation in New Spain, 1522 to 1810”, Environmental History 15, n.° 1 (2010).

  100. 100 Guerrero, Silver by Fire, 131-133.

  101. 101 Jacqueline Gerson et al., “Amazon Forests Capture High Levels of Atmospheric Mercury Pollution from Artisanal Gold Mining”, Nature Communications 13, n.° 559 (2022).

  102. 102 Andrew Isenberg, Mining California. An Ecological History (Nueva York: Hill and Wang, 2005), 43-56.

  103. 103 Runge, Mining Economics, 15-29.

  104. 104 Tutino, Making a New World, 35-65; Lane, Potosí. The Silver City, 25-29.

  105. 105 Brown, A History of Mining, 159-162.

  106. 106 Sobre el impacto global de estas tecnologías, véase Jeremy Mouat, “The Development of the Flotation Process: Technological Change and the Genesis of Modern Mining, 1898-1911”, Australian Economic History Review 36, n.° 1 (1996).

  107. 107 Bakewell, “Mining in Colonial”, 115.

  108. 108 En algunas ocasiones, los trabajadores proporcionaban sus propias herramientas. Bakewell, “Mining in Colonial”, 125-126; Brading y Cross, “Colonial Silver Mining”, 548-550.

  109. 109 Enrique Tandeter, Coercion and Market: Silver Mining in Colonial Potosi, 1692-1826 (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1993), 49-55; David Brading, Miners and Merchants in Bourbon Mexico 1763-1810 (Cambridge: Cambridge University Press, 1971), 102-119.

  110. 110 La discusión sigue estos trabajos: Bakewell, “Mining in Colonial”, 130-135; Brading y Cross, “Colonial Silver Mining”, 548-550; y Lane, Potosí. The Silver City, 29-39.

  111. 111 Brading y Cross, “Colonial Silver Mining”, 552.

  112. 112 Fisher, Silver Mines, 55-62; Carlos Contreras, Los mineros y el rey: los Andes del norte, Hualgayoc, 1770-1825 (Lima: iep, 1995), 71-74.

  113. 113 Ávalos, “Formación de paisajes mineros”, 225-229.

  114. 114 Marvin Bernstein, The Mexican Mining Industry 1850-1950. A Study of the Interaction of Politics, Economics, and Technology (Albany: State University of New York, 1964), 59-71; Mitre, Los patriarcas de la plata, 120-125.

  115. 115 La discusión considera los siguientes trabajos: Boxer, The Golden Age, 30-45; Russell-Wood, “Technology and Society”, 69-74; West, Colonial Placer, 26-32; Ann Twinam, Miners, Merchants and Farmers in Colonial Colombia (Austin: University of Texas Press, 1982), 25-39.

  116. 116 Leal, Landscapes of Freedom, 136-142.

  117. 117 Guerrero, Silver by Fire, 152-189.

  118. 118 Véase Bakewell, “Mining in Colonial”, 135-138; Brading y Cross, “Colonial Silver Mining”, 552-554; y Lane, Potosí. The Silver City, 83-89.

  119. 119 Brading, Miners and Merchants, 129-135; Tristan Platt, “The Alchemy of Modernity. Alonso Barba’s Copper Cauldrons and the Independence of Bolivian Metallurgy (1790-1890)”, Journal of Latin American Studies 32, n.° 1 (2000).

  120. 120 Guerrero, Silver by Fire, 78-98.

  121. 121 Brading, Miners and Merchants, 129-135; Frédérique Langue, Los señores de Zacatecas: una aristocracia minera del siglo xviii novohispano (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1999), 59-68.

  122. 122 Barrett, The Mexican Colonial, 29-34.

  123. 123 Torres, “Trade in a Changing World”, 169-172; Víctor Soria, La casa de moneda en México durante la administración borbónica, 1733-1821 (Ciudad de México: Universidad Autónoma Metropolitana, 1994), 38-42.

  124. 124 Kim Jongchul, “How Modern Banking Originated: The London Goldsmith-Banker’ Institutionalization of Trust”, Business History 53, n.° 6 (2011).

  125. 125 Para una visión general de los volúmenes de acuñación, véase Tespake, A New World, 202-230; y Torres, “Trade in a Changing World”, 202-211.

  126. 126 Harold Hotelling, “The Economics of Exhaustible Resources”, Journal of Political Economy 39, n.° 2 (1931).

  127. 127 Runge, Mining Economics, 26-38.

  128. 128 Brading, Miners and Merchants,129-136.

  129. 129 Lynch, Mining in World, 89-95.

  130. 130 Beatty, Technology and the Search, 86-91.

  131. 131 Brading, Miners and Merchants, 130.

  132. 132 Antonio Ibarra, “Poca plata es buena plata. Producción y circulación de la plata-pasta en el mercado novohispano: uadalajara, 1783-1810”, en Oro y plata en los inicios de la economía global: de las minas a la moneda, editado por Bernd Hausberger y Antonio Ibarra (Ciudad de México: El Colegio de México); Brading, Miners and Merchants, 264-266.

  133. 133 Tandeter, Coercion and Market, 102-107.

  134. 134 Barragán, “Working Silver”, 196-200; Torres, Minería y moneda, 125-132; Carrara, Minas e currais, 58-62.

  135. 135 Garner, “Long-Term Silver”, 902-905; Bakewell, “Mining in Colonial”, 125-129.

  136. 136 Zulawski, They Eat, 55-62; Fisher, Silver Mines, 89-92.

  137. 137 Robert Haskett, “Our Suffering with the Taxco Tribute: Involuntary Mine Labor and Indigenous Society in Central New Spain”, The Hispanic American Historical Review 71, n.° 3 (1991); Ernest Sánchez, “La minería novohispana a fines del periodo colonial. Una evaluación historiográfica”, Estudios de Historia Novohispana, n.° 27 (2002).

  138. 138 Barragán, “Working Silver”, 202; Tutino, Making a New World, 305-309.

  139. 139 Zulawski, They Eat, 65-72; West, The Mining Community, 39-45.

  140. 140 Garner, “Long-Term Silver”, 906.

  141. 141 Tandeter, Coercion and Market, 51-53; Haskett, “Our Suffering”, 447-449.

  142. 142 Garner, “Long-Term Silver”, 905-908.

  143. 143 Eduardo Saguier, “La crisis minera en su fase extractiva. La producción de plata del cerro del Potosí a la luz de ocho visitas de minas inéditas”, Colonial Latin American Historical Review 1, n.° 1 (1992).

  144. 144 Erick Langer, “Desarrollo económico y contrabando de plata en el siglo xix, Andes Centromeridionales”, Diálogo Andino, n.° 66 (2021); Tutino, The Bajío Revolution, 233-265.

  145. 145 Brown, A History of Mining, 152-159.

  146. 146 La discusión considera los siguientes trabajos: William Sharp, Slavery on the Spanish Frontier. The Colombian Chocó, 1680-1810 (Norman: Oklahoma University Press, 1976), 172-179; Torres, Minería y moneda, 127-143; 146Kathleen Higgins, Licentious Liberty in a Brazilian Gold-Mining Region: Slavery, Gender, and Social Control in Eighteenth-century Sabará, Minas Gerais (University Park: Penn State University Press, 1999), 54-62.

  147. 147 Twinam, Miners, Merchants, 49-53.

  148. 148 Leal, Landscapes of Freedom, 205-210.

  149. 149 Para una revisión crítica de la historiografía existente en ese sentido, véase Eduardo Flores, ed., Crédito y financiamiento a la industria minera: siglos xvi-xx (Ciudad de México: Plaza y Valdés, 2006).

  150. 150 Ruggiero Romano, Mecanismo y elementos del sistema económico colonial americano, siglos xvi-xviii (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2004), 133-139.

  151. 151 Véase Antonio Ibarra y Guillermina del Valle, eds., Redes sociales e instituciones comerciales en el Imperio español, siglo xvii a xix (Ciudad de México: Colmex, 2007).

  152. 152 Guillermo Mira y Alicia Gil, “Minería, comercio y moneda en un período de transición. Potosí, la crisis colonial y las bases del crecimiento económico del Río de la Plata después de la Independencia”, en La desintegración de la economía colonial: comercio y moneda en el interior del espacio colonial 1800-1860, editado por Alejandra Irigoin y Roberto Schmit (Buenos Aires: Biblos, 2003).

  153. 153 John Coatsworth, “The Mexican Mining Industry in the Eighteenth Century”, en The Economies of Mexico and Peru during the Late Colonial Period, 1760-1810, editado por Nils Jacobsen (Berlín: Colloquium-Verlag, 1986); Dobado y Marrero, “El Mining-led Growth”, 188-194.

  154. 154 Cuauhtémoc Velasco, Estado y minería en México (1767-1910) (Ciudad de México: Secretaría de Energía, 1988), 102-112.

  155. 155 La literatura es extensa. Véanse Michael Gonzales, “U. S. Copper Companies, the Mine Workers Movement, and the Mexican Revolution, 1910-1920”, The Hispanic American Historical Review 76, n.° 3 (1996); y Omar Manky, “Part-Time Miners: Labor Segmentation and Collective Action in the Peruvian Mining Industry”, Latin American Perspectives 45, n.° 5 (2018).


James V. Torres

Doctor en Historia Latinoamericana de la Universidad de Georgetown. Profesor asistente del Departamento de Historia y Geografía de la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia). Su investigación examina la historia de los regímenes monetarios y comerciales en América Latina con intereses específicos en los Andes del norte (Colombia, Ecuador y Venezuela). Sus trabajos han sido publicados en revistas como The Journal of Latin American Economic History (Cambridge), Colonial Latin American Review (Routledge-London), The Americas (Cambridge) y América Latina en la Historia Económica (Instituto Mora-Mexico), jv.torres10@uniandes.edu.co, https://orcid.org/0000-0002-0841-2961