Introducción
En 1977 Michel Foucault publicó “La vida de los hombres infames”, prólogo de un libro en el que reunió la documentación conservada en los denominados “archivos del encierro” depositarios de las historias minúsculas de aquellos que un día se vieron atrapados por las redes del poder1. Quienes se esconden tras las cartas que rescata el corpus del que nos ocuparemos en este trabajo, como los “hombres (y las mujeres) infames” a los que se refería el filósofo francés, son individuos anónimos a los que los focos del poder sacaron por un instante de la oscuridad. Sujetos que escribieron, pero situados fuera de la órbita del poder político, económico y social, por lo que sus manifestaciones gráficas no fueron objeto de interés y se convirtieron en “escrituras del margen”, tanto por su dimensión social como por la escriturario-textual2. Nuestro objetivo es no solo rescatar las “voces infames” de los archivos judiciales sino explicar y reflexionar sobre cómo se les puede dar voz a través de una herramienta virtual.
En 2012 arrancó el proyecto Post Scriptum. A Digital Archive of Ordinary Writings (Early Modern in Spain and Portugal) (en adelante Post Scriptum) (http://ps.clul.ul.pt/), dirigido por Rita Marquilhas (Universidad de Lisboa, Portugal)3. Durante cinco años, un equipo multidisciplinar de lingüistas, historiadores y lingüistas computacionales recorrió unos cincuenta archivos españoles y portugueses4. El objeto de búsqueda eran las cartas privadas redactadas por gente común que sobrevivieron anexadas como prueba en procesos judiciales. Con ellas se pretendía conformar un corpus digital de 7000 misivas, 3500 para cada lengua, a disposición de la comunidad científica y el público general, fechadas entre 1500 y 1834. Este proyecto fue la continuación de uno anterior, por lo que se nutrió de la experiencia de su directora en lo que atañe a la edición digital de este tipo de fuentes: CARDS. Cartas Desconhecidas, que entre 2006 y 2009 localizó y editó electrónicamente 2000 cartas privadas portuguesas anteriores a 1900, recuperadas de los archivos judiciales5. Post Scriptum quería continuar esta labor, completar el corpus portugués con cartas nuevas y conformar desde el inicio el español.
El proyecto se sitúa en las coordenadas metodológicas de las Humanidades Digitales y explora las diferentes oportunidades que estas representan en diferentes frentes señalados por Álvaro Baraibar: desde su importancia para reivindicar el papel de las Humanidades en la investigación actual y su valía para fomentar un espíritu crítico, hasta su potencial para impulsar la transferencia de conocimiento a la sociedad y su predisposición al trabajo multidisciplinar que combina las nuevas tecnologías con la erudición más clásica6. Así pues, Post Scriptum supone mucho más que demuestran que ha llegado el momento de superar las barreras y reticencias iniciales a los procesos de digitalización de fuentes primarias y su publicación en repositorios digitales. De igual manera, supone aplicar algunas cuestiones metodológicas de base que han sido señaladas por autores como Anaclet Pons, Matilde Eiroa, Ian Milligan o Paul Spence, que sacan a la palestra algunas de las ventajas que la apertura del mundo digital supone para la investigación histórica7.
Aunque la Historia y otras disciplinas humanísticas se incorporaron algo más tarde que otros campos del conocimiento a los medios digitales, lo cierto es que, como apunta Anaclet Pons, esta circunstancia puede ser una ventaja al poder sortear problemas que los primeros investigadores encontraron al conjugar su rama del saber con las nuevas tecnologías. Señala, asimismo, que los medios digitales han venido para quedarse y no se debe obviar su peso en las transformaciones que están operando en el quehacer histórico en diferentes aspectos, como las estrategias y técnicas comunicativas, el acceso a la documentación, la forma de presentar los resultados de las investigaciones o la manera de compartir experiencias y problemas8. Post Scriptum, como veremos a continuación, entra de lleno en las tres primeras transformaciones señaladas y con el valor añadido de que se trata de un corpus digital que da visibilidad a fuentes primarias normalmente invisibilizadas y difíciles de rastrear, de forma que se hacen accesibles a públicos muy distintos y a especialistas de tradiciones historiográficas muy diversas. Cumple, por tanto, uno de los objetivos que se materializan gracias a la revolución digital en la que estamos inmersos y que consiste, según Pons, en descentralizar la disciplina histórica9.
Son innumerables, y ya han sido descritas, las ventajas reconocidas por la intersección de la tecnología en la metodología histórica, pero ello no es óbice para reconocer algunas de las debilidades que esta transformación conlleva, que entre otras son: la sobreabundancia de fuentes, especialmente cuando estas son de naturaleza digital10; lo efímero y voluble de los soportes, de los software, de los formatos que afectan la integridad, fiabilidad y accesibilidad a los documentos11; los costes de la preservación digital, que no es ni mucho menos gratuita, a pesar de la falsa percepción de la nube como algo etéreo12; y la necesaria “alfabetización digital” que debe sortear las desigualdades geográficas y/o sociales para no perpetuar la hegemonía cultural de determinadas tradiciones y/o lenguas13.
Este análisis propone realizar una aportación original que, consciente de las ventajas e inconvenientes de este campo de trabajo, muestre un estudio de caso centrado en la parte española de su desarrollo, y que sirva para evidenciar las dificultades a las que los historiadores nos enfrentamos cuando formamos parte de la construcción de un corpus digital que transforma totalmente la visión y percepción que tradicionalmente hemos tenido de los documentos históricos, influidas por esa “atracción del archivo” que tan bien reflejó Arlette Farge14. Del archivo pasamos a la pantalla, pero no queremos quedarnos solo en ella, sino que queremos demostrar cómo a partir de la misma podemos llevar a cabo análisis históricos interdisciplinares y combinados, gracias a todos los metadatos asociados a las fuentes originales, que hacen que ese “desorden digital”, al que hacía alusión Anaclet Pons, merezca la pena15.
1. A la búsqueda de cartas: la conformación de un corpus
En la actualidad, los documentos personales y las cartas, como las que nos ocupan, son fuentes de pleno derecho en las disciplinas humanísticas. Los esfuerzos realizados desde diversas líneas renovadoras han sacado a la luz un buen número de documentos personales, descartados anteriormente cuando eran entendidos como fuentes menores. Sin duda, uno de los ego-documentos que más éxito ha tenido, tanto en los procesos de recuperación como en su estudio, ha sido la carta privada. Esta ha demostrado ser una fuente de inigualable valor para rastrear numerosos interrogantes del pasado, aunque su empleo como fuente estuvo tradicionalmente ligado al análisis de aquellas producidas por quienes ostentaban el poder en cada momento histórico. Es más reciente su reconocimiento como medio para “escuchar” las voces de los silenciados de la historia16. Esta búsqueda y recuperación de las misivas privadas de las clases no dominantes, se vio favorecida por la conjunción de dos intereses: por un lado, el de dar protagonismo a los actores subalternos de distintos acontecimientos históricos; por otro, el interés por los documentos personales, íntimos y cotidianos fruto de las necesidades del día a día en un momento de renovación historiográfica17.
Así, durante años, los investigadores han rescatado de diversos espacios y repositorios testimonios personales que, como las cartas, estaban destinados al ámbito privado, pero cuyos autores nunca pensaron que sobrevivirían para dejar testimonio de sus vidas. En el caso de las misivas privadas, desde hace décadas se conocen numerosos corpus epistolares de los protagonistas de microhistorias comunes y extraordinarias a la vez, más abundantes según avanzamos cronológicamente, conscientes de que la época contemporánea favoreció el aumento exponencial de circulación de correspondencias18. Con todo, no son tantos los que han alcanzado una alta difusión como la que brindan en la actualidad los medios digitales. Sin duda, la evolución de las nuevas tecnologías se presenta como un paso más con el que ofrecer el conocimiento de estas fuentes a un público más amplio y con un trabajo de edición cada vez más elaborado. Evidentemente, este tipo de recursos digitales no debe suplantar el trabajo del investigador en el archivo, sino que se configuran como una herramienta complementaria. A pesar de las necesarias advertencias, diferentes proyectos como el presente conforman repertorios documentales con una gran cantidad de fuentes ya procesadas y tras un minucioso trabajo de edición digital y anotación que, como se verá, multiplican y facilitan las posibilidades de estudio19.
1.1. El género epistolar en los procesos judiciales: ¿dónde buscar “cartas infames”?
Post Scriptum nació con el objetivo de cubrir un tipo documental muy concreto, las cartas, y con la certeza de que estas eran rastreables en los archivos oficiales, tanto por la experiencia en iniciativas anteriores como por los trabajos de otros historiadores ya conocidos20. Cartas que sobrevivieron porque algunas personas comunes, cuyas vidas no estaba previsto que trascendieran a su propio tiempo, se enfrentaron a algún acontecimiento o incidente que, de una u otra forma, los relacionó con el poder y provocó que sus historias anónimas se hicieran un hueco en los archivos de las instituciones que los juzgaban.
Conocidas las posibilidades de los archivos para rescatar las misivas que se propuso rastrear Post Scriptum, se diseñó un plan de trabajo para afrontar la búsqueda de una manera eficiente, ordenada y que ayudara a avanzar al equipo desde todos los frentes. En un principio, el corpus estimado era de 3500 misivas, si bien el último año de trabajo el recuento por palabras de las cartas ya localizadas posibilitó reducir a 2500 cada uno de los corpus al alcanzar aproximadamente el millón de palabras que se había establecido como objetivo para configurar sendos conjuntos representativos.
No pretendemos profundizar en el complejo mundo judicial de la España del Antiguo Régimen, pero la realidad nos conduce a un esquema de instancias muy complejo21. Nuestro objetivo fue cubrir todos esos niveles mediante la amplia y variada red de archivos para representar buena parte de la geografía española, recoger las diferentes casuísticas de estos pleitos, lograr pluralidad social, profesional, y religiosa de los autores y receptores de las misivas, si bien se privilegiaron siempre los individuos anónimos. Fueron necesarios numerosos espacios de conservación: Archivos estatales, como el Archivo Histórico Nacional (ahn), el Archivo General de Indias (agi), el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (arcv); Archivos regionales, como el Archivo del Reino de Valencia (arv) o el Archivo General del Reino de Navarra; Archivos provinciales, como los de Asturias, Pontevedra, Toledo o Zaragoza; Archivos municipales, como los de Burgos o Murcia; Archivos eclesiásticos, como el diocesano de Cuenca (adc) y el Arzobispal de Sevilla; y otros de distinta naturaleza, como el Arxiu Històric de la Universitat de València, el Archivo Nacional de Torre do Tombo (antt) (Portugal), el Archivo General de la Nación de México y The National Archives (Reino Unido).
El resultado de este itinerario se materializó en la localización de 3889 cartas españolas, de las cuales se transcribieron y recogieron en la web del proyecto un total de 2446. El trabajo en los archivos supuso, además, la contextualización de las misivas, uno de los valores extra de Post Scriptum, pues gracias al expediente judicial en el que se habían conservado, y especialmente a los interrogatorios, se reconstruyó la intrahistoria tanto de los productores como de las misivas objeto de estudio, con especial atención a su materialidad, condiciones de producción, incautación y conservación. Todo ello permite a los investigadores usuarios de este repositorio digital trasladarse, en cierta forma, al espacio físico donde reposan los originales, sin desmaterializar por completo el documento, a pesar de su salto al mundo virtual22.
1.2. Fortalezas y debilidades del trabajo de campo
La realidad y las condiciones de consulta y conservación en cada archivo fueron muy variadas —accesibilidad, calidad de los instrumentos de consulta, experiencia y conocimiento del personal, normas de funcionamiento— y determinaron sustancialmente el trabajo. Por ello, el éxito o fracaso de nuestra empresa al visitar cada archivo residía en que los procesos consultados conservaran cartas privadas y en que la institución pusiera a nuestra disposición las herramientas necesarias para poder encontrar las preciadas misivas. Los resultados obtenidos fueron muy dispares. En algunos de los más de cuarenta archivos visitados por el equipo, como el ahn, el arcv o el adc, se recuperaron un número muy amplio de cartas, incluso cuando realizamos en ellos estancias cortas. Sin embargo, en otros, como el Archivo General de Simancas (ags) o el arv, apenas ofrecieron alguna misiva o no nos devolvieron ninguna, como el Archivo Diocesano de Burgos. De todos, en el que más se trabajó y del que se obtuvieron mejores resultados fue el ahn, el gran archivo de la administración del Estado en Época Moderna, lo que facilitó varios aspectos del trabajo de búsqueda y contextualización: custodia documentos de todo el periodo del proyecto; da acceso a documentación de instituciones eclesiásticas y civiles; cuenta con instrumentos de descripción útiles y actualizados; tiene representatividad geográfica de todo el estado; y, durante los meses en los que se desarrolló el trabajo, tenía una accesibilidad relevante y, tanto el personal como las instalaciones, ayudaban a hacer grandes vaciados. Frente a estas condiciones del ahn, otros archivos presentaban una accesibilidad menor, dado sus horarios reducidos o la limitación en el número de legajos a consultar en un día, lo que provocó malos resultados a pesar de la riqueza de sus fondos.
Por último, las políticas y las normas de cada archivo fueron importantes para agilizar el trabajo, en especial, en lo que atañe a la consulta de documentación original cuando el legajo solicitado se encuentra digitalizado. Dadas las necesidades de nuestro proyecto y nuestra conciencia como historiadoras de que cualquier información puede ser relevante según los diferentes enfoques analíticos de los investigadores, era preciso acudir al documento original, algo no siempre posible cuando el propio archivo tiene esa documentación digitalizada.
Más allá de algunos de estos problemas, el equipo de trabajo también afrontó otros desafíos relacionados con la propia historia archivística o documental del Estado español23. Como es sabido, la atomización de la Administración de Justicia durante la Edad Moderna provocó la disgregación de la documentación generada por los organismos judiciales en archivos de muy distinta tipología y condición, lo que dificultó en un inicio el diseño del cronograma y el plan de trabajo, obligándonos a múltiples desplazamientos24. En segundo lugar, tuvimos que enfrentarnos a la destrucción intencionada o la pérdida fortuita de relevantes volúmenes documentales a lo largo de la historia. Es sabido que, en diferentes momentos, ya sea para sustentar una ideología o para imponer o defender un sistema político, social o religioso, se han llevado a cabo atentados contra el patrimonio documental que han dejado pérdidas irreparables o arduos procesos de recuperación25. Asimismo, los fenómenos naturales o los accidentes, especialmente los incendios, han provocado la desaparición de diversos fondos. Sin olvidar la propia calidad de los soportes y herramientas de escritura y el abandono de ingentes volúmenes documentales a su suerte que, con el tiempo, se han perdido. Este último punto fue determinante para la consulta o no de legajos en los que apenas era posible pasar las páginas dado su mal estado de conservación.
Con todo, la mayor parte de las dificultades se soslayó gracias a la buena voluntad del personal, esos “memorizadores sociales”26, que favorecieron en innumerables ocasiones nuestro trabajo. Esto también incide en que los archivos con más facilidades, ayuda y eficacia fueron aquellos en los que se localizó un mayor número de cartas, como los ya citados, a los que siguen el antt, el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, el Archivo de la Real Chancillería de Granada, etc.
2. Del papel a la nube: la edición digital
Tras localizar, digitalizar y contextualizar las cartas, el siguiente paso era la edición crítica digital de aquellas seleccionadas para, posteriormente, realizar la anotación lingüística, que tratamos someramente aquí por haber sido objeto de estudio de otros investigadores del equipo. En este punto resulta necesario hacer hincapié en una de las características esenciales de Post Scriptum y que dan sentido al quehacer en él. En el seno de las Humanidades Digitales, han ido desarrollándose distintas líneas de trabajo en las disciplinas tradicionales humanísticas, en combinación con especialistas imprescindibles para cualquier proyecto puesto en marcha en el marco digital. Pero, en este amplio campo, los resultados son muy diversos y responden a objetivos, necesidades y posibilidades muy dispares.
En función del cuadro final de los distintos proyectos del entorno virtual se hacen patentes algunas diferencias a partir de las cuales sería factible establecer tres niveles. Primero, las iniciativas que se han ocupado de la reproducción digital de contenidos nacidos por el medio escrito tradicional, manuscrito o impreso, mediante la fotografía o el escaneado, como en algunas de las bibliotecas virtuales, por ejemplo, la Biblioteca Digital Hispánica. Segundo, la creación o digitalización de textos concebidos para difundirse fuera de los medios digitales, en especial impresos —libros, documentos, artículos—, y los textos producidos con procesadores como Microsoft Word, cuya estructura se basa en lo no digitalizado, es decir, se rigen por páginas, márgenes, encabezados. Así se aprecia en el campo de la lectura electrónica con el formato ePub, un estándar en el que el texto electrónico puede sufrir algunos cambios de maquetación, pero mantiene la página, concepto procedente del medio analógico, como unidad de lectura. Por último, los textos propiamente digitales, que utilizan otros procesos de codificación no pensados para imitar los modelos de transmisión del códice o el libro impreso, sino para ser visualizados en la pantalla del ordenador o cualquier dispositivo electrónico, lo que permite aprovechar las posibilidades de los hipertextos. Esta última versión se apoya en herramientas informáticas que facilitan una innovación radical en la metodología de las ciencias humanas27.
Post Scriptum se sitúa en esta tercera vertiente de producción textual, de manera que los estándares de marcación empleados y los sistemas para captar metadatos, que ahora veremos, facilitan la preservación y el intercambio de los textos. Esto representa una oportunidad extraordinaria para hacer accesible los frutos de este proyecto a nuevos públicos, tal y como sugieren autores como Paul Spence, quien incide en la necesidad de que la comunidad científica esté conectada digitalmente pero que, además, se desarrollen herramientas y marcos que conlleven que la investigación en Humanidades esté cada vez más “conectada” con otros públicos gracias a sucesivos “giros digitales”, entendidos estos como “rupturas técnicas, metodológicas e intelectuales profundas en nuestro modo de investigar”28.
Este paso a la edición digital de los textos del corpus determina también el valor de este proyecto para los especialistas de distintas disciplinas, puesto que combina las metodologías de las Humanidades Digitales con la lingüística de corpus, de manera que ofrece un tratamiento unitario de las fuentes. Se entendió desde el inicio que las cartas, además de conformar un conjunto de fuentes relevantes, a nivel histórico y mayoritariamente inéditas, debían concebirse desde otras dimensiones, en especial desde la perspectiva filológica y lingüística, para lo que se aporta de cada carta y de su contexto histórico una transcripción electrónica, pero que respeta el texto original29. Con este tipo de edición se sortean algunos de los problemas detectados en las ediciones no sistemáticas de corpus epistolares, como identifica Werner Stangl para el caso de las correspondencias de emigrantes, y para las que propone adherirse al paradigma xml por sus múltiples posibilidades30.
La codificación de los textos de Post Scriptum se realizó de acuerdo con las prácticas normalizadas en el campo de las Humanidades Digitales, por ello se siguió el lenguaje de marcación artificial Extensible Mark-up Language (xml) y los estándares para la edición digital del consorcio Text Encoding Initiative (tei)31. En el caso de Post Scriptum, aunque se ajusta a este modelo tei/xml presenta algunas particularidades derivadas de la propia metodología del proyecto, detalladas más ampliamente en la Guía propia32, si bien incluimos aquí dos puntualizaciones relevantes: en primer lugar, la codificación xml se realizó a partir del modelo propuesto por el proyecto Digital Archive of Letters by Flemish Authors and Composers from the 19th & 20th century (dafl), basado en la versión P4 del consorcio tei, pero en Post Scriptum se personalizó el modelo tanto por la propia naturaleza de los textos como por el doble objetivo de proporcionar una edición crítica digital y un corpus anotado lingüísticamente. De ahí que la Definición de Tipo de Documento (dtd) que determina la estructura de los documentos xml de Post Scriptum solo es válida para el propio proyecto. En segundo lugar, este modelo propio está diseñado para sumar información lingüística a la puramente filológica. Todas las tareas de tratamiento lingüístico de los textos se realizan a través de la plataforma teitok, creada por Maarten Janssen33. Esta sirve como espacio de trabajo del equipo, pues ofrece la posibilidad de incluir o modificar datos en cualquier nivel de edición de los textos y, además, sirve como interfaz de consulta para los usuarios, y posee diferentes niveles de lectura e interpretación, como detalla Gael Vaamonde34. De manera que el usuario accede a los distintos grados de información de cada carta, desde el más sencillo (transcripción paleográfica) hasta el más complejo (anotación lingüística), así como combinar ambas.
El versátil buscador de Post Scriptum involucró a todos los especialistas del equipo, de tal manera que, por ejemplo, las historiadoras se ocuparon de diseñar las Palabras clave, lo que subraya la importancia de que diferentes perfiles se impliquen en el desarrollo de las herramientas de búsqueda. En este caso en particular, primero se lanzó una lista amplia de palabras, la cual se fue concretando en sucesivas revisiones con el fin de acotar el conjunto y evitar reiteraciones, y que recogiera, entre otros aspectos, los comportamientos asociados a los delitos subyacentes, los acontecimientos macro o micro en los que se enmarcan, cuestiones más amplias como las religiosas o las derivadas de la vida cotidiana. La lista se concretó en 301 Palabras clave, las cuales permiten un viaje temático por el corpus. Sin embargo, otras indagaciones son posibles gracias a la búsqueda dentro del texto, que proporciona cierta libertad al usuario que desee vagabundear por el interior de las misivas, en el sentido que le otorga Carlo Ginzburg a este acto, abierto a cierta arbitrariedad en el proceso de rastreo35.
Mediante este proceso, que representa el salto del archivo a la web, las fuentes sufren una transformación radical: por un lado, se extraen del lugar en el que se han conservado durante siglos, de ahí la importancia del contexto y todos los metadatos aportados, para intentar brindar al investigador la información más completa posible y evitar la lectura de un único documento digital descontextualizado de su marco36; por otro, la transcripción en xml genera una nueva fuente, de naturaleza digital, que somete ese nuevo documento a las transformaciones, modificaciones, ediciones y anotaciones que los medios actuales permiten en un texto transcrito en este lenguaje, que demuestra gran versatilidad y multiplica las posibilidades de lectura, consulta y análisis. Una mediación por parte de las herramientas digitales que inevitablemente afecta al documento como tal y al archivo, pero también a los estudiosos que trabajen con estas fuentes, quienes deben comprender estos medios de transmisión, su funcionamiento y su impacto37.
3. Resultados y posibilidades de estudio de un corpus digital
Lynn Hunt, quien ha reflexionado recientemente sobre nuestra disciplina, señala que los historiadores debemos encontrar el equilibrio entre la demanda de conocimiento de nuestra profesión y el “imperativo de traducir ese conocimiento a formas accesibles”38. Es precisamente esa doble vía, la académica y la divulgativa, la que vamos a transitar en el último apartado, en el que reseñaremos brevemente cuáles son los resultados obtenidos en el marco de Post Scriptum y esbozaremos algunas nuevas propuestas desde la mirada de la Historia.
3.1. De la pantalla a la sociedad: difusión de resultados
Desde el inicio, uno de los objetivos fundamentales fue la difusión y visibilización de los hitos alcanzados. El resultado principal y que pronto comenzó a plasmar los pasos dados fue la página web, que actúa a modo de archivo virtual tanto de las fuentes como de las sucesivas etapas que en la edición digital se iban dando. En otro plano, conviene apuntar la trascendencia que el proyecto ha conquistado en diferentes publicaciones. El interés que el presente corpus ha despertado ha facilitado que algunos investigadores externos se hayan ocupado directamente de él o lo hayan puesto en diálogo con proyectos similares y a través de líneas de investigación parejas39.
No menos importante ha sido el esfuerzo realizado por el equipo Post Scriptum para darlo a conocer desde diferentes perspectivas. Un primer apartado estaría compuesto por los manuales y materiales prácticos, de gran utilidad para iniciativas análogas40. Un segundo conjunto de trabajos son los impulsados desde la Lingüística, destacan los que dan a conocer en detalle no solo el proceso de edición, sino también cómo se realizó la modernización de los textos y su posterior etiquetación morfológica y sintáctica41; y que ponen en diálogo el proyecto con otros ya citados, como CARDS42. Estudios más específicos son el análisis del leísmo, laísmo y loísmo43, o algunas cuestiones propias de la escritura epistolar como sus formulismos44.
Por el momento, los estudios históricos han entroncado con las investigaciones previas de sus autores45. Los fondos manejados han servido para reconstruir “biografías epistolares y judiciales”46 y para analizar el papel de la mujer en la vida pública y privada de la Edad Moderna47. También, para rastrear la relación entre la correspondencia privada y la vida cotidiana48. Estudios más concretos responden a contextos específicos, como las cárceles portuguesas de finales del Antiguo Régimen49, sin olvidar el estudio de determinadas prácticas de escritura, como las cartas cifradas y las cartas de súplica50.
De acuerdo con la idea anterior de Lynn Hunt, uno de los objetivos principales de Post Scriptum siempre fue la transferencia de conocimiento a la sociedad y, para ello, se creó una edición impresa de las cartas con clara orientación divulgativa y didáctica, capaz de conquistar a los futuros lectores, especialistas o interesados en la materia. Así nacieron dos obras hermanas, con un diseño innovador, ilustradas por Nuno Saraiva (imagen 1)51. La mayoría de los autores de las cartas de Post Scriptum son anónimos, por lo que sus nombres no iban a atraer al público general. El largo periodo de desarrollo del proyecto, la riqueza y heterogeneidad del corpus y el esfuerzo por conformar un producto original, fueron los ingredientes necesarios para el nacimiento de las dos ediciones concebidas como un “libro-juego” en el que el lector no tiene un papel pasivo, sino que puede viajar de la mano de los hombres y mujeres que se ocultan tras estas palabras, todas ellas testimonios de gran valor, reflejo de la trascendencia de la escritura epistolar en estos siglos. Ediciones como esta, muy visuales y didácticas, que ofrecen desde el facsímil hasta la edición actualizada, ayudan a revalorizar estas fuentes y darlas a conocer a un público no especializado.
3.2. Miradas desde la Historia: trayectos por recorrer
Ya se ha mencionado la versatilidad de la página web de Post Scriptum, pero queremos incidir en algunas de las posibilidades de esta herramienta, aunque sea someramente, y reseñar el apoyo que ofrece a los investigadores interesados en este corpus. Uno de sus valores es la oportunidad de realizar búsquedas combinadas, ya que Post Scriptum no solo recupera las palabras que contienen las 2446 cartas, sino que, con ellas, rescata la historia de los 5071 autores o destinarios, así como los diferentes contextos de producción epistolares. Este potente motor de búsqueda se creó por los informáticos de la mano de los lingüistas e historiadores del equipo, lo que ayuda a afinar los resultados mucho más que otras herramientas que no tienen en cuenta las necesidades de los propios investigadores, en la línea de lo señalado por Ian Milligan, al referirse a la urgencia de que los historiadores formemos parte del proceso de diseño de los repositorios digitales y sus motores de búsqueda52. Gracias a ello disponemos de una enorme base de datos en la que realizar consultas que van desde los años y lugares de producción o recepción hasta la profesión de sus autores, su sexo o su posición social (divididas estas en función del privilegio). También son seleccionables algunos parámetros prefijados, como el tipo de carta (Amistad, Amor, Familiar, Particular o Anónima) o por Palabras clave.
Serían inabarcables las posibilidades de explotación de estas correspondencias para los interesados en ellas, en función de la disciplina o campo de estudio del que procedan. A modo de invitación para vagabundear por ellas esbozamos algunas líneas que se pueden beneficiar del análisis de estas cartas. En primer lugar, las ya consolidadas Historia de las mujeres e Historia de género, en las que el estudio de otras correspondencias proporciona resultados relevantes debido a la riqueza de estas fuentes para examinar la construcción de identidades, la subjetividad o la desigualdad de género y la lucha contra la misma a lo largo de la Historia53. Otra próspera línea de estudio es la Historia de las emociones, con infinidad de cartas en las que se reflexiona sobre relaciones amorosas, así como otros sentimientos como el miedo, la vergüenza y la soledad, y algunos de los aspectos derivados de ellos, rastreables gracias a las palabras clave. El fondo, por tanto, ayuda a estudiar cómo se articulan algunas “comunidades emocionales” de la Edad Moderna54. Otro tema a sondear es la religiosidad, especialmente las prácticas alejadas de los preceptos y las reglamentaciones que emanaban de las autoridades eclesiásticas. Las cartas nos remiten a monjas cuyas visiones fueron censuradas, a sacerdotes acusados de solicitar trato carnal a sus hijas de confesión o a espiritualidades desviadas.
No olvidamos, dada nuestra línea de trabajo, las múltiples ventanas que este fondo abre para la Historia social de la cultura escrita, por la oportunidad que supone para reconstruir las prácticas de escritura y de lectura de más de 5000 individuos con distinto nivel de adquisición gráfica, estatus social y económico y variada procedencia geográfica, en un amplio abanico cronológico. Este corpus posibilita analizar todo el proceso de producción, circulación y recepción de las misivas, y atender a las circunstancias en que fueron escritas y las maneras en las que los individuos de diferentes épocas se relacionaron con la escritura epistolar. Tampoco queda al margen la evolución de la propia práctica epistolar, desde el tipo de letra, a la disposición del texto, la retórica y las fórmulas empleadas, hasta las tipologías epistolares55.
Por último, y puesto que existen sendos corpus en español y en portugués, con cartas extraídas de archivos similares y sujetas a un mismo tratamiento, se abre la puerta a estudios transnacionales y análisis que sobrepasan las fronteras a partir de estos escritos, que no se ciñen a la Península Ibérica, sino que también proporcionan información relevante sobre las colonias españolas y portuguesas de la Edad Moderna. En este sentido, la web permite rastrear las misivas a través de un mapa virtual (imagen 2) que recoge los lugares de procedencia y de destino de las cartas, lo que posibilita estudiar las redes transnacionales reflejadas en el corpus.
Cerramos con un ejemplo práctico del uso del buscador del proyecto. Si estamos interesados en conocer cómo estas cartas reflejan la enfermedad, podríamos hacerlo a través de las Palabras clave, cuyo resultado es de 263 misivas en las que se mencionan dolencias físicas o psíquicas. Cartas, conectadas temáticamente, escritas entre 1594 y 1832, en lugares tan dispares como Santiago de Chile u Olmedilla de Roa, un pueblo burgalés. Para acotar más nuestros intereses, podemos afinar los criterios. Si nos interesa la enfermedad en el universo femenino, deberíamos seleccionar la autoría “femenina”. Así, la web nos devuelve 69 misivas (imagen 3), en las que, al atender a las Palabras clave, observamos cómo era un tema recurrente en la correspondencia familiar, cómo las religiosas detallaban su estado a sus padres de confesión, o cómo algunas utilizaban la correspondencia para alentar a sus amigas o familiares en sus embarazos o para aconsejarlas tras sus abortos.
Como esbozamos, una de las enormes ventajas es que la transformación de las fuentes de archivo en textos digitales abre la posibilidad a bucear por su contenido. Así bien, para conocer en cuáles de nuestras cartas aparece un término concreto como, por ejemplo, “dolor”, incluimos el concepto en “Búsqueda del texto” y, en este caso, nos devuelve 12 resultados en los que, además, se recuperan las palabras anteriores y posteriores (ver imágenes 4 y 5).
Imagen 5.
Resultado de la búsqueda combinada de misivas redactadas por mujeres entre 1500 y 1834, etiquetadas con la Palabra Clave “Enfermedad” y que contengan la palabra “dolor”

De esta forma, se aprecia cómo es posible ir desde búsquedas muy amplias y abiertas, hasta otras más concretas y específicas, con las que se perfilan nuestras pesquisas en función de nuestros intereses y de las necesidades de nuestras investigaciones.
Conclusiones
En definitiva, la versatilidad y las oportunidades que ofrece este proyecto se ponen de manifiesto al proporcionar un corpus de casi 2500 misivas contextualizadas, editadas y anotadas lingüísticamente, con un acceso directo, ágil y completo a unos documentos no siempre fáciles de encontrar, como demuestran las dificultades y retos que el equipo encontró en algunos archivos y la ingente labor documental a realizar para la conformación del corpus. Unas fuentes que, a través de su publicación online, cambian radicalmente su naturaleza. Tras siglos escondidas en los legajos de un archivo, sepultadas por el polvo y el paso del tiempo, las cartas alcanzan una segunda vida al ser mediadas por las nuevas tecnologías. Se pasa de su localización material a una imagen escaneada y de ahí a un documento de naturaleza propiamente digital, que obliga a repensar sus potencialidades. Un proceso que permite dar un salto en el análisis de estas fuentes, con búsquedas de enorme variabilidad, análisis multinivel, y que posibilita manejar grandes volúmenes de datos, difíciles de explotar y que implicarían una enorme inversión de tiempo si no se cuenta con herramientas como Post Scriptum. Un proceso que, como señala Pons, modifica el documento, la forma de leerlo y de estudiarlo y nuestra propia forma de entender el trabajo con estas fuentes56.
Igualmente, este corpus supone una excelente oportunidad para poner en marcha estudios transnacionales y análisis globales a partir de los escritos generados por los encausados por distintos tribunales durante la Edad Moderna. Al mismo tiempo, apostamos por estudios interdisciplinares desde diferentes miradas y enfoques, que pongan en el centro a la propia carta. Sin olvidar que, aunque el proyecto se sitúe en un arco cronológico determinado (1500-1834), la experiencia adquirida en la búsqueda, la digitalización, la transcripción en lenguaje xml, así como la edición filológica en la plataforma teitok y el análisis histórico-lingüístico de las fuentes, constituyen una experiencia extrapolable a otros corpus y proyectos de Humanidades Digitales, aunque exige un compromiso económico y profesional que no siempre es fácil de conseguir. Asimismo, nuestro bagaje como parte del equipo de Post Scriptum nos facilita en la actualidad recorrer todas las etapas de un trabajo amplio y complejo, reconocer sus ventajas y debilidades, y aventurarnos con las posibilidades de estudio del conjunto epistolar, con el fin de realizar una reflexión crítica sobre la configuración de este tipo de corpus históricos, a disposición de cualquiera a un golpe de clic, pero sustentado en la ardua labor de archivo inherente al oficio del historiador. Son evidentes y conocidas las ventajas del entorno digital, pero determinados problemas, como la caducidad, la obsolescencia digital, la inestabilidad de soportes y programas, así como la accesibilidad a la información en el futuro, son retos para los que no hemos encontrado soluciones definitivas y hacen que, en gran medida, por ahora la conservación digital a largo plazo presente más incógnitas que certezas. Sin duda, fiar toda nuestra memoria a los medios digitales nos conduce a la inquietud por no saber realmente qué quedará de nuestro tiempo dentro de uno o dos siglos, mientras que otros soportes, como el papel, se han demostrado duraderos, especialmente en determinadas condiciones de conservación57.
En relación a este último aspecto, valga también la advertencia sobre las propias posibilidades de estudio del corpus. Su amplitud, así como la de otros corpus accesibles en una edición digital, puede llevar a entender Internet como un “archivo infinito”, capaz de solventar todas nuestras dudas e inquietudes y de darnos respuestas totales. Nada más lejos de la realidad pues, independientemente de si estamos en el mundo analógico o en el digital, cualquier investigador debe aceptar que sus resultados se califiquen como provisionales y no conclusos, sujetos a posteriores revisiones, ampliaciones, debates58. El universo digital ofrece a la comunidad científica, como Post Scriptum, infinidad de recursos, fuentes primarias y/o secundarias, en un claro empeño de dar accesibilidad a los documentos a estudiar, pero no conviene olvidar que son los archivos los lugares en los que descansan fuentes como las que visibiliza este proyecto. Centros que han ido evolucionando al compás de las transformaciones de cada época y que, en el presente, si bien no han perdido las acepciones de lo que entendemos tradicionalmente por archivo, se han visto modificadas y condicionadas por los cambios tecnológicos que nos rodean. Depósitos que, de igual forma, han custodiado una determinada documentación, filtrada tanto por las limitaciones materiales de la propia conservación como por los intereses de los gestores de la memoria pública en cada momento, lo que ha originado el privilegio de unos tipos documentales y unos sujetos históricos. Entendemos, por tanto, que iniciativas como la aquí descrita no solo son una aportación al campo de las Humanidades Digitales, sino que ayudan a rescatar las “voces infames” que también descansan en los archivos públicos, de manera que se traslada al mundo digital esa “historia a contrapelo”59 tan necesaria para construir una historia más democrática y al alcance de todos.