La mirada estatal de la Amazonia: la planificación de la selva en Brasil, Colombia, Ecuador y Perú entre 1968-1978

Pablo Campaña

Pontificia Universidad Católica del Ecuador

https://doi.org/10.7440/histcrit88.2023.04

Recepción: 15 de junio de 2022/ Aceptación: 18 de octubre de 2022/ Modificación: 18 de noviembre de 2022

Resumen. Objetivo/Contexto: Esta investigación analiza el aparato argumentativo y las circunstancias que afectaron a los funcionarios que planificaron las zonas selváticas de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú entre 1968 y 1978. Metodología: Se aplican herramientas de la Historia Intelectual para desentrañar la construcción de la Amazonia como objeto de conocimiento entre planificadores. Sus mecanismos interpretativos se observan en la disputa sobre la pertinencia de construir sociedades urbanas o agrícolas en la selva. La consideración de sus trayectorias personales introduce un análisis contextual de la configuración de sus cuerpos argumentales a la hora de dar significados a la selva. El seguimiento de la inserción de la Amazonia en el entramado de saberes y tecnologías desplegado con la puesta en marcha de los planes de desarrollo permite señalar los efectos ambientales más notorios tras su implementación. Originalidad: A través del análisis comparativo de la acción planificadora en la Amazonia surge una innovadora descripción de las circunstancias que definieron el quehacer de sus planificadores en el contexto de la “gran aceleración” con que la Historia Ambiental describe el punto de inflexión en que la acción estatal cobró un ímpetu de sensible magnitud en el espacio selvático. Conclusiones: Entre los planificadores de Brasil, Ecuador y Perú prevaleció la intención de adelantar polos de desarrollo, fomentando sociedades urbanas industrializadas, mientras que los de Colombia optaron por un modelo que afirmó la modernización de la agricultura y la ganadería. Los primeros buscaron industrializar los recursos naturales en las ciudades para fortalecer la independencia política y económica de sus países; los segundos, que el uso de semillas híbridas y maquinaria permitiera a los campesinos aumentar su productividad e ingresos, con lo que esperaban abrir la economía nacional al mercado global.

Palabras clave: historia ambiental, historia urbana, historia amazónica, historia de la planificación, desarrollismo.

The state’s vision of the Amazon: forest planning in Brazil, Colombia, Ecuador and Peru between 1968-1978

Abstract. Objective/Context: This research analyzes the circumstances and argumentative apparatus that affected the officials who planned the jungle areas of Brazil, Colombia, Ecuador and Peru between 1968 and 1978. Methodology: Intellectual history tools are employed to unravel the construction of the Amazon as an object of knowledge among planners. Their interpretative mechanisms are observed in the dispute over the relevance of building urban or agricultural societies in the jungle. Considering their personal trajectories introduces a contextual analysis of the configuration of their argumentative bodies when giving meanings to the rainforest. The Amazonian monitoring and its insertion in the web of knowledge and technologies deployed with the implementation of development plans allow us to point out the most notorious environmental effects after their performance. Originality: Analytically comparing the planning activities in the Amazon brings an innovative description of the circumstances that defined its planners’ work. The article shows how it emerged in the context of the “great acceleration,” with which Environmental History describes the turning point in which state action gained a momentum of sensitive magnitude in the jungle space. Conclusions: Among the planners of Brazil, Ecuador and Peru, the intention to advance development centers prevailed, fostering industrialized urban societies, while those of Colombia preferred a model that affirmed the modernization of agriculture and cattle ranching. The former sought to industrialize natural resources in the cities to strengthen their countries’ political and economic independence; the latter that using hybrid seeds and machinery would allow farmers to increase their productivity and income, with which they hoped to open the national economy to the global market.

Keywords: Amazonian history, developmentalism, environmental history, planning history, urban history.

A visão estatal da Amazônia: o planejamento da floresta no Brasil, na Colômbia, no Equador e no Peru entre 1968 e 1978

Resumo. Objetivo/Contexto: nesta pesquisa, são analisados o aparato argumentativo e as circunstâncias que afetaram os funcionários que planejaram as áreas florestais do Brasil, da Colômbia, do Equador e do Peru entre 1968 e 1978. Metodologia: são aplicadas ferramentas da história intelectual para detalhar a construção da Amazônia como objeto de conhecimento entre planejadores. Seus mecanismos interpretativos são observados na disputa sobre a pertinência de construir sociedades urbanas ou agrícolas na floresta. A consideração de suas trajetórias pessoais introduz uma análise contextual da configuração de seus corpos argumentativos no momento de dar significados à floresta. O seguimento da inserção da Amazônia na trama de saberes e tecnologias desenvolvidos com a realização dos planos de desenvolvimento permite identificar os efeitos ambientais mais notáveis após sua implementação. Originalidade: a partir da análise comparativa da ação planificadora na Amazônia, surge uma inovadora descrição das circunstâncias que definiram o trabalho de seus planejadores no contexto da “grande aceleração” com a qual a história ambiental descreve o ponto de inflexão em que a ação estatal ganhou ímpeto de sensível magnitude no espaço da floresta. Conclusões: entre os planejadores do Brasil, do Equador e do Peru, prevaleceu a intenção de realizar polos de desenvolvimento, fomentando sociedades urbanas industrializadas, enquanto os da Colômbia optaram por um modelo que afirmou a modernização da agricultura e da pecuária. Os primeiros buscaram industrializar os recursos naturais nas cidades para fortalecer a independência política e econômica de seus países; os segundos, que o uso de sementes híbridas e maquinaria permitisse aos camponeses aumentar sua produtividade e renda, com o que esperavam abrir a economia nacional ao mercado global.

Palavras-chave: história ambiental, história urbana, história amazônica, história do planejamento, desenvolvimento.

Introducción

El 8 de diciembre de 1969, el ecuatoriano Jorge Añazco llevó en canoa a un grupo de campesinos hasta el primer pozo de petróleo que se abrió en medio de la selva ecuatoriana. Buscaron el rastro de una carretera a medio construir, la limpiaron y comenzaron a demarcar las fincas que pertenecerían a los recién llegados. En los primeros dos años abrieron un área urbana divida en manzanas y otra de propiedades rurales grandes. Con jornadas de trabajo mancomunado, construyeron una escuela y canales para secar los pantanos, haciendo retroceder paulatinamente la selva. El 30 de abril de 1971, la población fue reconocida como la parroquia de Lago Agrio, mientras aumentaba la migración. En 1972, cuando en Ecuador tomó el poder un nuevo régimen militar, llegó un funcionario del Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización —ierac— que pidió dialogar con Añazco. A partir de entonces, dijo el funcionario, las fincas serían comunales, se prohibiría la construcción de casas adicionales y los colonos serían reubicados en una nueva ciudad. Jorge Añazco se ofuscó, no sabía por qué querían destruir lo que tanto había costado, intrigado por la lógica del funcionario1.

Este artículo toma como punto de partida la intriga que sintió Jorge Añazco sobre lo que tenían en mente los funcionarios que planificaban la Amazonia. La investigación indaga el significado que tenía la selva amazónica para los funcionarios de cuatro Estados amazónicos sudamericanos entre 1968 y 1979.

Estudios históricos y antropológicos han contribuido a entender el papel que han jugado las zonas selváticas en Latinoamérica. Aunque generalmente se ha dicho que estas zonas estaban por fuera de toda autoridad estatal, distintos trabajos han demostrado que las fronteras o los márgenes no estaban aislados, como en una dimensión paralela. Las áreas marginales fueron sometidas a regímenes jurídicos especiales para ser explotadas de forma diferenciada, incorporándolas, así, al “cuerpo” de los distintos Estados2. Desde las independencias del siglo xix, la exhibición de los territorios selváticos en símbolos patrios o mapas permitió que los Estados unificaran una comunidad dentro de un espacio, prometiendo una riqueza futura y haciendo pública su pretensión de territorios en disputa. En el caso de la Amazonia, la demanda internacional del caucho hizo que Brasil, Perú y, en menor medida, Colombia fomentaran la llegada de empresas, la organización de mano de obra y la presencia de autoridades estatales. Sin embargo, fue en la segunda mitad del siglo xx, en el período conocido para la historia ambiental como “la gran aceleración”, cuando se produjo una acción estatal de colonización que tuvo un nuevo ímpetu: se abrieron carreteras, migraron cientos de miles de personas, iniciaron actividades hidrocarburíferas, se crearon hidroeléctricas y surgieron ciudades. Esta colonización estaba siendo diseñada por funcionarios estatales brasileños, colombianos, ecuatorianos y peruanos bajo una reflexión técnica específica sobre la forma de poblar la frontera amazónica. Desde la segunda mitad de la década de 1960, en estos cuatro países, los tecnócratas prescribieron la actuación estatal en los planes nacionales de desarrollo y cambiaron radicalmente la selva. Este artículo se propone entender los debates que existían sobre la ocupación de la Amazonia en tan crucial período.

Para estudiar estos debates se usa un enfoque de Historia Intelectual, que indaga más allá de las ideas —o el contenido semántico— que existía sobre la Amazonia, para poder estudiar las condiciones, los procedimientos y las relaciones de poder que permitieron su producción3. En algunos estudios anteriores, se solía afirmar de forma limitada que las políticas desarrollistas veían a la región amazónica como una zona poco habitada y con una gran reserva de recursos que debían ser explotados4. Sin embargo, desde la década de 1990, las investigaciones han enfocado los puntos de intersección entre los contextos técnico-políticos y la forma en que se transformó el entendimiento de la Amazonia durante el período que aborda este artículo. Estas pesquisas han mostrado la tensión entre los distintos organismos de planificación amazónica; han detallado cómo las políticas desarrollistas integraron medidas de protección ambiental; han comparado cómo las políticas urbanas condujeron a que, por ejemplo, las ciudades de Iquitos y Manaus regularan su relación con el río y la selva; y han estudiado la circulación de ciertas teorías urbanas entre quienes diseñaron los asentamientos en la carretera Transamazónica5.

Este artículo sostiene que, durante el período de estudio, en Brasil, Colombia, Ecuador y Perú existían distintas concepciones sobre cómo debía planificarse su Amazonia, por lo que la planificación de la misma estuvo entrelazada con una disputa teórico-política que produjo dos propuestas en pos de futuros marcadamente distintos. Mientras en Brasil, Ecuador y Perú prevaleció la intención de adelantar polos de desarrollo o sociedades urbanas industrializadas, en Colombia se propuso un modelo centrado en la modernización de la agricultura y la ganadería. Aunque en la práctica estos modelos tendrán varios puntos de contacto, estas dos concepciones plantearon que las sociedades amazónicas, la infraestructura y la selva debían tener distintas funciones.

A pesar de la existencia de estas dos corrientes, los planificadores compartían un modo de producción de los planes con metodologías y preocupaciones compartidas sobre el desarrollo de la Amazonia, que determinan el marco temporal de esta investigación. En efecto, en estos diez años se dio un régimen de conocimiento común sobre planificación amazónica en estos cuatro países. Para 1968, estos ya habían comenzado a realizar ejercicios de planificación pública con un enfoque regional. Para 1978, en todos se cuestionaba el papel planificador del Estado y entró en vigencia la crítica ecológica por el uso indiscriminado del bosque, que modificó la forma de entender el futuro.

Para penetrar en el aparato argumentativo del momento, la pesquisa tendrá tres secciones. En la primera se identificarán las concepciones previas y los procedimientos que utilizaron los planificadores de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú para entender la Amazonia como objeto de conocimiento. En este apartado se estudia la manera en que el desarrollo de la Amazonia estaba entrelazado con una red de planteamientos técnicos sobre cómo gobernar las fronteras selváticas, subordinados a esquemas más amplios sobre la administración poblacional de los países6.

En la segunda sección, se abordará en qué puntos radicó la discusión entre los distintos planificadores sobre los pasos que conducirían al crecimiento económico de la selva. Las fuentes disponibles dan cuenta de dos formas que disputan la estrategia del desarrollo amazónico, expuestas en este apartado: una primera concepción busca edificar sociedades urbanas industrializadas, mientras que la segunda propone tecnificar la agricultura.

En la tercera sección se estudia quiénes fueron los actores encargados de las políticas de desarrollo de la selva amazónica y qué tipo de organismos los capacitaban. En la cuarta sección, el texto aborda los impactos ambientales más visibles que produjo la aplicación de planes de desarrollo y argumenta que es en este período cuando la Amazonia se engranó de forma definitiva con la demanda global de recursos naturales.

El corpus de materiales que soporta esta estructura se compone de planes nacionales de desarrollo, planes regionales, informes administrativos, discursos políticos y publicaciones en revistas académicas de los órganos de planificación nacionales.

Desde la historia intelectual, esta investigación contribuye a ampliar la comprensión de la historia ambiental de la Amazonia, estudiando el surgimiento de la urbanización de su bosque tropical en los cuatro países. De este modo, arroja luz también sobre las formas en que los Estados sudamericanos analizados gobernaron sus fronteras selváticas en la segunda mitad del siglo xx, cuando se produjo la gran aceleración del impacto de los seres humanos sobre el planeta.

  1. Modo de producción de la planificación amazónica

En 1956, el urbanista brasileño José Geraldo da Camargo, en su calidad de funcionario público del Instituto de Inmigración y Colonización, conversó con campesinos que habían participado en la formación de núcleos de colonización que fracasaron en el Nordeste de Brasil. Quería entender por qué vendieron las tierras estatales que recibieron para cultivar. En esas conversaciones notó que “los colonos que se retiraban de los núcleos no eran los que habían fracasado, sino, por el contrario, los que progresaron económicamente”7. Esa contradicción le sacudió: entonces entendió que los campesinos vendieron sus lotes porque, más allá del dinero que habían hecho, “también querían progresar socialmente”, por lo que se mudaron a la ciudad para tener mejor educación para sus hijos y comodidades urbanas. Cuando a finales de la década de 1960 Camargo diseñó un proyecto emblemático colonización en la Amazonia acuñó el término “urbanismo rural”, que implicaba crear condiciones urbanas de trabajo, educación, comercio, deporte y recreación en la selva amazónica8. Su diseño tenía en mente la conversación que había sostenido años atrás, porque llevaba a la selva la infraestructura que los campesinos podían extrañar de la ciudad. Junto a la construcción de la carretera Transamazónica, creó cincuenta asentamientos de estas características9. Aunque el proyecto de colonización se detuvo en 1974, Camargo estaba capturado una sensibilidad más amplia: en el planeta el mundo rural iba a adquirir formas más urbanas.

En 1968, en el vii Congreso Interamericano de Planificación, que tuvo lugar en Lima, el influyente pensador austriaco John Friedmann ya había anticipado que la “urbanización del campo” se sentiría en toda Latinoamérica. Según sus previsiones, las carreteras, los medios de comunicación, la ampliación de la oferta educativa y la modernización de la agricultura harían que las comunidades rurales ganaran peso en la política nacional y que sus habitantes adquirieran “valores urbanos, así como actitudes y maneras de vivir” En el futuro se acabarían las “distinciones tradicionales entre lo rural y lo urbano”10. Esa transformación de la vida en el campo era vista como conveniente para que los campesinos dejaran de migrar a las capitales.

En la afirmación de Friedmann está implícita una idea que tenía especial fuerza para los planificadores de la Amazonia: que los Estados son capaces de orientar rápidamente los flujos migratorios y rediseñar el sentido del espacio. En la década de 1960, la migración campesina a las grandes ciudades latinoamericanas provocaba que se construyeran viviendas improvisadas en las afueras de las urbes, donde el servicio de agua potable no cubría todos los sectores, crecía el tránsito y parecían aumentar los delitos11. Así, Lima, Bogotá, y, unos años más tarde, Quito comenzaban a sentir una intensa agitación social de naturaleza urbana, que obligaba a buscar estrategias para evitar el crecimiento de su población, mientras que en Brasil la sequía de 1970 en el Noreste dejó a miles de personas sin la posibilidad de cultivar para sobrevivir. Ante estas circunstancias, los planificadores propusieron orientar la migración a la Amazonia, bien para debilitar el flujo migratorio a las grandes ciudades o para generar posibilidades económicas que subsanaran las áreas que habían sufrido desastres naturales. El Ministerio de Planeamiento brasileño, el Departamento Nacional de Planeación colombiano, la Junta Nacional de Planificación ecuatoriana y el Instituto Nacional de Planificación peruano veían en la orientación de la migración la herramienta necesaria para que la población habitara los espacios donde los recursos podían ser eficientemente utilizados12.

La búsqueda de una balanceada distribución de la población, o “equilibrio geográfico”, fue un factor de peso en la colonización de la Amazonia. Así, el Plan Nacional de Desarrollo peruano de 1967 hacía alusión a la “macrocefalia” que padecía Lima. En el documento se indica que el ritmo migratorio rebasaba las capacidades de la capital, mientras que el resto del país estaba estancado en el feudalismo13, de manera que los planificadores abogaban por un “una política regional agresiva”, enfocada en “remover los factores condicionantes” que impedían que ciertos espacios rurales se desarrollaran14.

La búsqueda de “factores condicionantes” que limitaban el crecimiento de regiones apartadas guiaba a los distintos planificadores. Si se identificaban esas trabas —que podían ser, por ejemplo, la falta de vías de acceso, de conexión a sistemas de electricidad o de asistencia para la agricultura— el gobierno podría planificar cómo superarlas. Con esa lógica, los planes nacionales comenzaron a destinar un acápite al desarrollo regional15.

Los capítulos de desarrollo regional de los planes nacionales solían tener una concordancia con la sección de seguridad. Entre países como Ecuador y Perú existían zonas fronterizas en disputa, por lo que la ocupación de la Amazonia por sus nacionales era necesaria para tener control efectivo del territorio reivindicado16. Pero, en el contexto de la Guerra Fría, estrategas como el general brasilero Golbery do Couto e Silva, jefe de gabinete de Ernesto Geisel, el ejército debía estar listo para aplastar cualquier foco subversivo en la Amazonia17, como cuando, en efecto aplastó una agrupación guerrillera del Partido Comunista en Pará y Goiás en 197018.

Estas innovaciones en la tecnología estatal estaban generando una dislocación en la forma de entender la selva amazónica19. Los pueblos indígenas en aislamiento, la ausencia de mapas exactos de las zonas más distantes y la manifestación de enfermedades extrañas hacían que, para finales de 1960, se mantuviera el manto de misterio que había cubierto durante siglos a la Amazonia. Frente al inescrutable bosque, los planificadores defendían un espíritu realista y científico que hiciera mensurable la selva.

Esa premisa fue bien descrita por el brasileño Arthur César Ferreira Reis, gobernador del Estado de Amazonas durante el gobierno de Castelo Branco, en un texto de 1967 dirigido a funcionarios del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. En él alertaba que “cuando hablamos de Amazonia, pensamos en un mundo extraño, diferente, en un bosque denso, infranqueable, agresivo, impropio para la vida humana”, endilgando tal exageración a la noticia “sensacionalista del viajero o del cronista que describió la región para un público que solo se satisface con una descripción exaltada”. Así, defendía que se registrara científicamente “una de las mayores áreas desérticas de la tierra”20. Se trataba de una afirmación que tuvo eco en el Plan Nacional de Desarrollo peruano de 1971, que afirmaba, “hay que superar la falsa imagen que existe dentro y fuera de la región” que “distorsiona la búsqueda de soluciones”, por lo que defendía la necesidad de un “conocimiento profundo y realista” de la selva21.

La ansiedad del conocimiento científico de la selva, paradójicamente, estaba unida a dos antiguas metas de gobierno: hacer más dóciles a las personas y a los seres no humanos. Con ese objetivo el gobierno de Ecuador acordó con el Instituto Lingüístico de Verano crear un “protectorado” para evangelizar indígenas huaorani, que existió entre 1968 y 1975. El Instituto (que estuvo también presente en Colombia y Perú) partió del prolijo estudió del idioma y la cultura huaorani para cristianizarlos, volverlos sedentarios y susceptibles a la disciplina laboral con una serie de reglas cotidianas que minaban la autoridad de sus líderes, sus prácticas espirituales y sexuales tradicionales22. En Brasil, en 1974, la empresa Volkswagen instaló una finca ganadera en Pará en convenio con la Superintendencia de Desarrollo de la Amazonía. Además de criar ganado, informó la empresa, una de sus metas era provocar un cambio de mentalidad entre los trabajadores. Para incorporarles valores que consideraba modernos, les dio casas cuidadosamente alineadas y limitadas con una cerca que separaba el espacio doméstico del selvático23. Además, intentó cambiar el patrón de constante migración que tenían, organizando matrimonios para dar más raigambre a los trabajadores, haciendo de la finca un “laboratorio civilizatorio”24.

La otra cara de esa misma moneda, era la convicción de que la selva debía volverse accesible. El diseño de redes de transporte fluviales, aéreas y terrestres procuraba hacer transitable lo que antes era inexpugnable. La planificación de parques nacionales y zoológicos buscaba hacer visibles animales que antes estaban ocultos25. El suelo, los animales, las plantas, los ríos, tenían que ser estudiados, predecibles y útiles para los emprendimientos económicos planificados.

Esta amplísima transformación podría hacer pensar que la Amazonia pasó a estar integralmente sometida a control estatal, pero en los cuatro países el territorio era demasiado vasto para pensar que podían hacerse simultáneamente inversiones en toda la selva. Así, existió un acuerdo generalizado por el cual se escogerían solo ciertas zonas de desarrollo y otros espacios amazónicos solo crecerían en el futuro lejano, que ilustra el caso brasileño. De esta manera, el plan nacional de desarrollo amazónico 1972-1974, solo iba incidir en el 26,9% de todo el territorio de la Amazonia de ese país26. Lo mismo ocurría en la escala estatal: en el Estado de Amazonas los proyectos se iban a concentrar en el este del mismo, mientras que el oeste estaba aislado, tenía poca población y recibiría una limitada atención27.

La planificación estatal de la Amazonia partía de esta red de argumentos sobre las técnicas para administrar las fronteras nacionales. Sin embargo, en cada país existían varios elementos específicos. En el Perú, la Amazonia tuvo una mención breve en el plan nacional de los años 1967-1970, pero tomó un papel relevante en el plan de 1971 del gobierno de Velasco Alvarado. Para este país la selva amazónica, específicamente la Ceja de Selva —compuesta por los bosques lluviosos de altura del filo oriental de la Cordillera de los Andes— era una promesa de tierras fértiles libres de carencias esenciales para la agricultura, que resaltaba el Plan de Desarrollo para los años 1971 a 75: “a diferencia de los suelos de la Costa y de la Sierra, que necesariamente requieren irrigaciones para poder desarrollar la agricultura, en la Ceja de Selva son muy escasas las áreas que demanden riesgo complementario”28. En el caso de Ecuador, la planificación de la Amazonia se enfocó en el nororiente del país y tuvo motivaciones diferentes: el descubrimiento de grandes reservas de petróleo en 1967 se tradujo en la construcción de un conjunto de caminos que facilitaron la colonización y la urbanización en la década de 1970. Brasil es particular, porque la institucionalización de esta planificación se remonta a 1953, cuando se creó la Superintendencia del Plan de Valorización Económica de la Amazonía con el fin de desarrollar la región. Sin embargo, dado que la institución tenía denuncias de corrupción, fue remplazada en 1966 por la Superintendencia de Desarrollo de la Amazonía (sudam) que tenía un control directo por parte del gobierno militar, interesado en vigilar de cerca la incorporación a la economía nacional la frontera selvática. En contraste, el Estado colombiano es el que hace menor mención de la Amazonia. En 1972, el plan llamado Las cuatro estrategias, puso sobre la mesa el problema del crecimiento urbano masivo, afirmando que “la previsión nos obliga a planear en forma inmediata nuestro proceso de urbanización”. Esa preocupación llevó a reforzar la industria de la construcción y orientó la población a las ciudades ya establecidas, mientras que las políticas de colonización fueron escuetamente referidas29. Un funcionario colombiano de la época afirmaba que la falta de políticas regionales se debía a que existían varias ciudades intermedias que protagonizaban los procesos de descentralización pero no estaban en la Amazonia. Él mismo presentó en su conferencia sobre la regionalización industrial un mapa de su país en donde no aparecía la Amazonia colombiana30.

Los puntos de partida para planificar la Amazonia fueron una serie de planteamientos técnicos sobre el manejo de la población de la frontera selvática, que como connotación innovadora portaron las estrategias de urbanizar el campo, orientar rápidamente los flujos migratorios, identificar y superar obstáculos que impedían el crecimiento de las regiones, militarizar las fronteras y emprender estudios científicos que acabaran con los enigmas de la selva. Sin embargo, estos planteamientos se imbricaron con aspiraciones que se remontan al período colonial y se derivan de formas urbanas propias del poblamiento imperial español, como las de disciplinar a los habitantes amazónicos y domesticar los seres no humanos. Cuando el ímpetu de los planificadores reparaba en la amplitud de la región amazónica, se daban cuenta de que cualquier proyecto solo podría lograr una transformación parcial.

  1. Sociedades urbanas y asentamientos rurales tecnificados

2.1. Los polos de desarrollo: la edificación de sociedades urbanas amazónicas

A finales de la década de 1960 surgió una lectura del pasado que pesó en la planificación de la Amazonia. En Brasil, Perú y Ecuador, los funcionarios de las instituciones de planificación compartieron una interpretación histórica sobre el papel que habían tenido los recursos naturales de América Latina en la economía del mundo. Para estos funcionarios, las economías de Estados Unidos y Europa habían explotado la naturaleza de los países latinoamericanos, pero los procesos de industrialización y el grueso de las ganancias se mantuvieron en los países “desarrollados”. En palabras de los planificadores peruanos: “[d]esde comienzos de la época moderna algunas sociedades del Viejo Mundo expandieron su acción hacia zonas que les eran periféricas, las dominaron económicamente y las incorporaron en condiciones de subordinación al naciente sistema capitalista europeo”31. Siguiendo los postulados de los economistas de la Comisión Económica para América Latina (cepal), para estos funcionarios se debían modificar esos términos de intercambio, propiciando procesos de industrialización nacionales. Por esa razón, cuando las carreteras abrieron el acceso a maderas, suelos y minerales de la Amazonia era preciso que tal industrialización existiese, de forma que permitiera retener el capital en la economía nacional.

Así, en 1972, cuando inició el boom petrolero en la selva ecuatoriana, los planificadores del país afirmaban que “el petróleo por sí solo” no ayudaría “a solucionar los problemas estructurales, económicos y sociales del país”: su explotación y la colonización debían estar enfocadas en la creación de industrias32. Sin embargo, para crearlas era necesaria la “concentración espacial” de todas las actividades y servicios que las integrarían a la cadena de producción, como explicaba el planificador regional Carlos De Mattos33. Para lograr esa industrialización en la Amazonia, el gobierno militar ecuatoriano firmó un contrato con la empresa Texaco, en el que la obligó a construir dos ciudades “a fin de crear polos de desarrollo” en medio de la selva34.

En la perspectiva de los planificadores brasileños, ecuatorianos y peruanos la creación de polos de desarrollo desafiaba el orden económico internacional porque modificaba la división del trabajo y la distribución de la riqueza. Para construirlos se precisaba identificar un centro poblado alrededor del cual se organizaba la explotación de recursos naturales, se modificaban las condiciones de vida del área circundante y se atraían corrientes migratorias para obtener un equilibrio geográfico35. El objetivo era que el polo —una palabra que implica atracción—, absorbiera la población de otros centros, que tenían una jerarquía inferior, y los recursos naturales de los lugares más distantes de la Amazonia.

Al aplicar la teoría de los polos, los Estados pretendían ir más allá del ofrecimiento de tierras selváticas a campesinos. Buscaban que los centros urbanos fueran espacios donde la población se sometiera a la regulación del régimen de trabajo, se moldeara en el sistema educativo nacional, cumpliera con hábitos sanitarios, urbanizara sus costumbres y se sintiera vinculada a la autoridad nacional. Pero también, como se mencionó, era un sistema de domesticación de seres no humanos. En los polos de desarrollo, las plantas y el ganado serían adaptadas a los trópicos. Los centros urbanos se convertirían en el punto de preparación logístico para la exploración de minerales del subsuelo y de árboles maderables, haciendo que los procesos productivos alcanzaran espacios remotos.

La teoría de los polos de desarrollo cobraba entonces enorme circulación, porque estaba concebida para planificar distintas regiones rurales latinoamericanas, no solo la Amazonia. El Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social de la cepal y la División de Desarrollo Social de las Naciones Unidas promovieron procesos de formación y publicaciones de divulgación36, y esta concepción del espacio fue apropiada por los funcionarios que planificaban la Amazonia.

En 1972, el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria de Brasil (incra) reunió durante cinco días a ciento diez personas en el Seminario sobre Sistemas de Colonización de la Amazonía, al que acudieron agentes de organismos internacionales, académicos, periodistas y funcionarios de programas de desarrollo regional y de los institutos de colonización de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Tras asistir a conferencias en la ciudad de Belén y de participar en un sobrevuelo de los proyectos de colonización en Altamira, en el Estado de Pará, los grupos de trabajo acordaron recomendaciones en las que repitieron las premisas para crear polos de colonización, tomando en cuenta las particularidades de la Amazonia37. Así pues, se forjó una red de funcionarios que concebía esta forma de ocupación de la selva.

En esa y otras conferencias internacionales, los funcionarios mostraron los polos que tenían mayor transformación38. En el caso de Ecuador, la región amazónica debía incorporar 15.000 familias entre 1972-1977, especialmente en el área el noreste, considerada prioritaria por los hallazgos petroleros. Allí, en el poblado de Lago Agrio, se abrieron una carretera y un aeropuerto, y se planificó que empezara a recibir energía eléctrica de la central técnica de la petrolera Texaco-Gulf 39. El Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización concibió un plan para convertir el poblado en la “Brasilia ecuatoriana”, regulando el uso del suelo y edificando casas para sus residentes, pero se topó con la resistencia de los habitantes a ser reubicados40. Ese fracaso no impidió que el gobierno pusiera en una alta jerarquía a Lago Agrio, uniéndolo por tierra y aire al sistema de transportes, instalando el servicio de telefonía y radio, construyendo centros educativos y abriendo oficinas estatales para expandir la agricultura, la ganadería, la explotación de petróleo y la tala maderera41.

En la Amazonia del Perú los polos que se escogieron en el Plan Nacional de Desarrollo de 1971 fueron Iquitos y Pucallpa. En el primero se localizó una oficina del Instituto Nacional de Planificación con el fin de que estableciera un plan regional. Para el Instituto, la configuración de la ciudad como un polo pasaba por hacer de Iquitos una ciudad más conectada con un puerto de mayor atraque, dotado con un servicio eléctrico adecuado y una ampliación de su pista de aterrizaje42. Asimismo, el polo de Iquitos debía responder a la creciente migración con la construcción de viviendas en la ciudad, un plan de urbanización y la remodelación del hospital43. En la ciudad se proyectó la construcción de cámaras frigoríficas en el puerto, una fábrica de cemento, una de construcción de barcos y una refinería44. Iquitos fue vista como un espacio de formación para las personas que crearían nuevos asentamientos, quienes irán apareciendo con la expansión de la frontera petrolera. Estos nuevos núcleos poblados, pensaban los planificadores, no deberían ser “enclaves dominados por las compañías exploratorias”, sino proyectos de colonización con múltiples actividades económicas45. Así, el polo se convertiría en un espacio donde los futuros colonizadores se preparasen para fungir como peritos forestales, mecánicos, carpinteros, pilotos de embarcaciones y técnicos agrícolas, de tal forma que la actividad económica de los nuevos asentamientos fuera diversa46. Esta multiplicidad de actividades económicas en Iquitos procuraba darle a la región una autonomía económica que la liberara de depender enteramente del petróleo, como lo fue del caucho.

En el caso de Brasil, su dimensión requiere una mínima diferenciación de escalas. Desde 1966, la sudam, seleccionó treinta y seis municipios y elaboró planes urbanísticos para instalar sistemas de agua, alcantarillado y energía en los Estados de Acre, Amazonas, Roraima, Amapá y Pará. En cada uno de los referidos municipios se hacían primero estudios de diagnóstico, para luego determinar “hipótesis para el desarrollo” particulares a cada lugar47. El Plan de Desarrollo de la Amazonía 1972-1974 era acorde a la teoría de los polos, en la medida en que buscaba que los municipios irradiaran su influencia en las regiones donde estaban asentados. En el Plan 1975-1978, la sudam confirmó la importancia de los polos, creando el programa Poloamazonía, que implicaba la identificación de quince regiones con sus núcleos de desarrollo48. Esta última institución, sin embargo, compartía tensamente el rol de la planificación amazónica con el incra, que también diseñó su propia concepción de asentamientos urbanos.

José Geraldo Cunha Camargo, urbanista del incra, proponía que una efectiva ocupación de la Amazonia requería construir “pequeños polos de crecimiento”, llamados “rurópolis”, a lo largo de la nueva carretera Transamazónica. En esta rurópolis, de alrededor de 20.000 habitantes, deberían coexistir espacios urbanos, rurales, agrícolas, industriales y de comercio. Estas áreas habían de complementarse con instituciones políticas, servicios hospitalarios, educativos, de correo, telefonía y telégrafo49. Ese polo debería irradiar su influencia a pequeños aldeas y pueblos, pensados para que se pudiera disfrutar de la vida de la ciudad en el campo, como observa Renato Leão en un rico análisis de los planteamientos del urbanista50. El diseño también procuraba crear una “nueva civilización” entre personas de distintas zonas de Brasil, que vivieran en condiciones de igualdad51. Entre 1969 y 1973, treinta aldeas, once pueblos y una rurópolis habían sido construidos, pero a partir de entonces el plan dejó de ser implementado, porque el presupuesto fue desbordado y el diseño presentó dificultades para el acceso al agua o a tierras fértiles52.

El diseño basado en polos fue implementado tanto por las instituciones federales, como por los Estados brasileños. Así, el de Amazonas, indicó en su plan de desarrollo de 1971-1974, que Manaus representaba “el centro de convergencia económica del Estado y potencialmente un núcleo de irradiación de acciones capaces de provocar la expansión y modernización de los principales núcleos del interior del Estado”53. La función de Manaus, que para entonces tenía 277.000 habitantes, sería demandar materia prima y ofrecer transporte, comunicación, servicios bancarios y públicos a los municipios del Estado de Amazonas, que tenían una jerarquía intermedia, por lo que, con respecto a lugares más apartados, eran llamados “puntos de apoyo e irradiación”54. Para que el papel de Manaus se cumpliera, se planificaron carreteras, la expansión del sistema de abastecimiento de agua, la construcción de viviendas, la ampliación de la red telefónica y de electricidad, la instalación de programas de radio y televisión educativa, la consolidación de la red escolar pública y la creación de una fundación cultural amazónica. Este plan de gobierno deja ver cómo el papel dado a un polo fue disputado simultáneamente por autoridades políticas de distinta jerarquía.

La organización del espacio a partir de polos fue hegemónica entre 1968 y 1978 en la Amazonia de Sudamérica. Pero, más que una mera división de competencias, la teoría de los polos de desarrollo fue un mecanismo de conocimiento sobre cómo hacer que una población y recursos naturales extendidos en un amplísimo territorio interactuaran con la economía y el sistema político nacional. Ese conocimiento propuso concentrar en un espacio urbano amazónico el comercio, la industria, los servicios sociales y las instituciones políticas, para estimular el deseo de los habitantes de las áreas rurales a trasladarse hacia dichos núcleos de desarrollo. Tan decisivo traslado, desde las zonas más apartadas, ocurriría en virtud del hipotético magnetismo atribuido a la tecnología, los mercados, las instituciones educativas y de salud, y otras experiencias urbanas. La historia de las regiones amazónicas pasó a través de los distintos niveles de fuerza de atracción que ejercieron las ciudades y las variables formas en que las personas respondieron a la urbanización.

2.2 El desarrollo rural integrado: asentamientos campesinos tecnificados

Colombia enfrentó el singular peso político y económico que suponían para el Estado las ciudades de Cali, Medellín y Barranquilla. Dada su prominencia en el contexto nacional, las tres urbes exigieron que el crecimiento económico de Bogotá se distribuyera entre ellas. Así, en 1970, el Departamento Nacional de Planeación consideró que las ciudades entre 30.000 y 200.000 habitantes como polos de desarrollo55. Mientras tanto, en las localidades amazónicas colombianas se propuso la creación de sociedades agrícolas modernizadas y vinculadas al mercado, siguiendo los planteamientos de organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (bid).

Para estos organismos la falta de crecimiento de las economías latinoamericanas no era la consecuencia de un supuesto intercambio comercial injusto con los países denominados “desarrollados”. Según su percepción de la historia económica, el retraso se debía a la ausencia de medidas necesarias para exportar sus recursos naturales, es decir, a lo que consideraban una debilidad de vínculos con la economía mundial. En la década de 1970, ambas instituciones miraban con desdén la excesiva regulación económica del Estado y, por tanto, también la propuesta de edificar sociedades en medio de la selva con una inversión pública de largo plazo.56

En el referido seminario sostenido en Belén en 1972, el delegado del bid, Adolfo Beeck, resumió los requisitos que debía cumplir un proyecto de colonización que pretendiese obtener el financiamiento de su institución. Para entonces el bid había financiado dieciocho proyectos de colonización en distintos países, experiencia que invocaba al afirmar que “aquellos que tienen menos control del Estado son los que, en general, mejor funcionan”. Cuando el Estado dirigía la colonización campesina, afirmaba el funcionario, “se observaba la existencia de una actitud paternalista”. En consecuencia, el financiamiento del bid estaba entonces “dirigido a proyectos que estimulan y asientan corrientes migratorias espontáneas” en las que los colonos recibieran “los servicios de apoyo indispensables”57.

Esa visión austera de las políticas de colonización armonizaba con la visión del Banco Mundial. Cuando en 1968 asumió allí el cargo de presidente Robert McNamara, propuso que la institución no solo tenía que procurar el crecimiento de los países, sino traducirlo en la eliminación de la pobreza58. Así, tras sostener debates internos, en 1971 surgió en la institución una estrategia que consistía en llevar los avances tecnológicos de la agricultura a los pequeños campesinos para que aumentaran su producción. El plan consistía en entregar créditos para que estos compraran semillas híbridas, maquinaria, y fertilizantes que acrecentaran sus ingresos, una táctica que se conocería como Desarrollo Rural Integrado59.

Este enfoque dejaba por fuera varios componentes de los polos de desarrollo. Si un campesino aumentaba sus ingresos era innecesaria la construcción de ciudades, industrias, entidades de gobierno, espacios de ocio y el fomento de su participación en la política nacional. Para esta propuesta, los servicios públicos que se debían construir eran centros de salud básicos y escuelas primarias, pero no consideraba la erección de hospitales, escuelas secundarias o universidades. El desarrollo rural integrado aumentaba la productividad de las pequeñas parcelas, por lo que desestimaba la necesidad de redistribuir la tierra de las grandes propiedades. Por esta razón, la acogida de los planteamientos de desarrollo rural agrario coincidió con el congelamiento de las políticas de distribución de la tierra en Colombia60.

Los planteamientos de modernización de la agricultura circularon por América Latina a través del ya referido Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (iica), que era parte de la Organización de Estados Americanos. Con el Proyecto 206, el Instituto impartió cursos en toda la región para capacitar técnicos de organismos nacionales y campesinos. Tenía oficinas en los países que estudia este artículo y, en 1969, creó un programa enfocado en la agricultura amazónica en Belén (Brasil)61. Los cuatro países promovieron el uso de fertilizantes y maquinaria agrícola, y, en ciudades como El Coca, en Ecuador, o Tarapoto, en Perú, se crearon instituciones para la adaptación de plantas al clima amazónico62. Empero, fue en Colombia donde el plan de 1975-1978 tomó el concepto de desarrollo rural integrado como eje de gobierno63.

Ya en 1971 el Banco Mundial había firmado con Colombia la aplicación de un proyecto de colonización en la intendencia amazónica del Caquetá por un monto de 8’100.000 dólares. En consonancia con lo dicho, el plan, que se extendería con un nuevo contrato en 1975, se enfocó en construir carreteras, facilitar el acceso a semillas y a maquinaria en nueve localidades. Como parte del componente social se construyeron ochenta y siete escuelas rurales primarias y tres centros médicos. Sandra Martínez afirma que “la inversión en el componente de desarrollo social fue mínima, mientras que los gastos de administración se llevaron una buena parte del presupuesto”64.

Mientras esa política austera se aplicaba en las áreas de colonización, en la capital de la intendencia, Florencia, no hubo planificación urbana. Fueron las protestas locales de 1972 y 1977 las que hicieron que se construyeran una planta de procesamiento lechero y un centro de educación técnica para jóvenes, y que se instalara energía eléctrica. Los habitantes de la ciudad reivindicaban ser un centro urbano regional, pero su atención no era una política estable del Estado65.

En Colombia, no solo eran los organismos internacionales, sino el propio Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (incora), creado en 1961, el que se inclinaba por la intervención minimalista del Estado en los procesos de colonización. En un seminario internacional sobre colonización, el delegado de este país indicó que “establecer los costos de asentamiento resulta un tanto difícil en el caso colombiano”, pues el Estado se limitaba a la “orientación de la colonización espontánea”66.

En la comisaría especial del Putumayo el incora desarrolló uno de sus frentes de colonización desde 196467. En los años siguientes, distintas olas de campesinos, motivados por el hallazgo de petróleo, obtuvieron adjudicaciones de tierra, especialmente en Puerto Asís y Mocoa. En su mayoría se otorgaron terrenos menores a cien hectáreas.68 En Puerto Asís la población se duplicó entre los censos de 1964 y 1973, llegando a sumar 26.340 habitantes; mientras que Mocoa creció especialmente a finales de la década de 1970 e inicios de la de 198069. Lina María Sánchez indica que en esos años Mocoa “superó finalmente los límites de la ciudad al norte, oriente y occidente y se extendió ya no de forma compacta cumpliendo con el patrón urbanístico español, sino de forma espontánea y desordenada”70. Al tiempo que en otras regiones amazónicas la urbanización fue la estrategia estatal de desarrollo, en el Putumayo surgió a pesar del Estado.

En la medida que ni el programa del Banco Mundial, ni el del incora procuraron estimular la comunidad política local, no modificaron la condición de la Amazonia durante el período de estudio. Los paros cívicos en Florencia en 1972 y 1977 y el de Puerto Asís en 1974 fortalecieron a las comunidades políticas locales al margen de la voluntad estatal71.

En Colombia la propuesta de modernizar la agricultura en sentido más amplio, no pretendía modificar la relación del resto del país con la Amazonia. El limitado margen de acción estatal que propuso el desarrollo rural integrado, sin embargo, no detuvo los flujos migratorios, el crecimiento de poblaciones y el nacimiento de comunidades políticas locales que actuaron más allá de cualquier planificación externa.

  1. La formación de los planificadores de la Amazonia

En la época de estudio, los actores encargados de las políticas de desarrollo de la selva amazónica actuaron en condiciones específicas que permitieron que su trabajo ocurriera y le dieron efectos prácticos. Esas circunstancias, que en parte se desprenden de los planes, libros y artículos de planificación, indican qué formación recibían como funcionarios, los debates internacionales en los que se enmarcaba su quehacer y las relaciones de poder que activaban en la selva.

Entre ellos es posible distinguir funcionarios y políticos especializados. Los primeros comenzaron sus carreras universitarias que, en principio, no tenían como objetivo formar planificadores regionales. Sus campos de estudio fueron variados, hay entre ellos agrónomos, economistas, geógrafos, sociólogos. Para finales de la década de 1960, sus títulos universitarios les permitieron ser parte de políticas nacionales que renovaron la condición de funcionario público, dándoles estabilidad laboral y en algunos casos la posibilidad de estudiar en el exterior. En el caso de los planificadores de la Amazonia, muchos de estos funcionarios pasaron por cursos en la cepal en Santiago o en el iica donde el urbanista Camargo da Cunha (1925-2011) fue expositor. Entre estos tecnócratas se puede mencionar al sociólogo ecuatoriano Nelson Romero Simancas, que entre 1974 y 1975 cursó dos posgrados en planificación regional en el Instituto de Planificación Económica y Social en Santiago de Chile y una maestría en la Universidad Federal de Pará en la Amazonia de Brasil72. Al regresar a su país, Romero fue nombrado planificador urbano en la división de estudios regionales de la Junta Nacional de Planificación del Ecuador, convirtiéndose en un tecnócrata, es decir, un funcionario dueño de un conocimiento especializado que le permitía asesorar de forma experta una institución destacada73.

Asimismo, hallamos otros planificadores que no hicieron una carrera en una institución pública, pero tenían un perfil político y experiencia en la Amazonia. Es el caso de los brasileños Hélio Palma de Arruda (1926-1985) y de Francisco Moura Cavalcanti (1924-1994). El agrónomo Palma de Arruda inició su vida política en 1959 como prefecto de la ciudad de Cuiaba, capital del Estado de Matogrosso, y luego fue nombrado presidente del Banco de la Amazonía. Entre 1970 y 1978 ocupó el cargo de director de proyectos del incra, en el que presidió la construcción de asentamientos en la carretera Transamazónica y fue conferencista en eventos organizados por el iica74. Moura Cavalcanti, nació en Pernambuco y estudió derecho para iniciar una carrera política, en virtud de la cual fungió como gobernador del Territorio Federal de Amapá en la Amazonia en 1961. Aunque su paso por la gobernación fue de un año, por la renuncia del presidente Jânio Quadros, quien lo había nombrado, ese conocimiento fue la base para su designación como director del incra entre 1970 y 197375. Los planificadores que no eran funcionarios de carrera aunque carecían de una formación específica, eran personas ilustres, reconocidas por su capital político y por su conocimiento de las sociedades amazónicas, con lo que obtuvieron sus cargos.

Independientemente de ambos perfiles, sus historias muestran que fue recurrente invitarlos a asistir a los cursos del iica y la cepal. En 1970 esta última abrió un programa de estudios de planificación regional y urbana, con los que proponía la tesis de crear polos de desarrollo en el espacio rural76. En los cursos del iica se hacía énfasis en la modernización de la agricultura en los términos en que la planteaban el bid y el Banco Mundial. Al asistir a los cursos, los planificadores amazónicos palpaban la disputa entre la cepal y los organismos financieros internacionales. Esta disputa se engrana en un debate más amplio entre ambas corrientes sobre el desarrollo de América Latina.

  1. Efectos ambientales más visibles de la puesta en marcha de los planes de desarrollo

Mientras los cepalinos planteaban cambios estructurales que modificaran la condición periférica de las economías latinoamericanas a través de la nacionalización del proceso de industrialización y su inserción estratégica en la economía mundial, organismos como el Banco Mundial proponían en cambio que las sociedades tradicionales se modernizaran abriéndose al mercado internacional77. En la Amazonia esa disputa se traducía en una apuesta de la cepal por edificar sociedades urbanas industrializadas, frente a la de organismos como el bid o el Banco Mundial de modernizar la agricultura a través de semillas, maquinaria y carreteras según las demandas del mercado internacional.

Estos espacios internacionales de capacitación ponían sus esfuerzos en dar cursos a planificadores estatales porque sus diseños podían producir importantes efectos. Los planes nacionales de desarrollo dirigían la inversión pública y encauzaban los proyectos que recibirían préstamos internacionales78. Esto significaba que la viabilidad de un proyecto de infraestructura en la Amazonia dependía de constar en los documentos que programaban la intervención estatal. Un plan nacional o uno de colonización creaban también una predisposición colectiva para la acción. En efecto, los institutos de reforma agraria y de colonización se habían convertido en instituciones importantes y sus propuestas activaban la agencia de miles de personas. Por ejemplo, en 1971, los del incora colombiano —que había multiplicado por seis el número de funcionarios que tuvo originalmente— ponían a 3.796 funcionarios en acción79.

Pero el efecto más duradero que tenía el trabajo de los planificadores era que sus planes proyectaban, y con ello instrumentalizaban, los recursos amazónicos en direcciones distintas con variadas consecuencias: como se vio previamente, los proyectos que apostaban por la creación de polos de desarrollo pretendían que, a través de la industrialización de los recursos agrícolas, ganaderos o mineros, se retuvieran los recursos en las economías nacionales. Por su lado, los planes que enfatizaban la modernización de la agricultura buscaban que los recursos eliminaran la pobreza y circularan en el mercado internacional con el impulso de agentes privados de cualquier nacionalidad.

En la esfera ambiental, las políticas de desarrollo de la década de 1970 generaron una severa una huella. Las carreteras a través de la selva promovieron la llegada de cientos de miles de personas que deforestaron el bosque para poder construir sus fincas y viviendas. Como se ha documentado, las políticas de colonización fomentaban la deforestación exigiendo a los recién llegados demostrar su derecho a la tierra por medio de la tala de árboles de su pretendida propiedad80.

Sin embargo, se pueden precisar distintos efectos ambientales en los asentamientos rurales y urbanos. En los primeros, como en el caso del proyecto desarrollo rural integrado en el Caquetá colombiano, un reporte del Banco Mundial indica que en 1975 se habían deforestado 500.000 hectáreas. Ante la preocupación que suscitó, en el mismo documento los funcionarios del banco indicaron que restringir la tala de bosque sería económicamente inviable81. Asimismo, el impacto de las grandes fincas ganaderas fue significativo, como el caso de Companhia Vale do Rio Cristalino, en Pará, donde con tractores destruían los árboles, luego esparcían un herbicida para eliminar la mala hierba, los trabajadores cortaban los troncos restantes y se quemaba el terreno en época seca, eliminando casi todos sus nutrientes82. Por su parte, los proyectos que crearon polos de desarrollo urbano generaron polución considerable. En Iquitos, el río fue contaminado constantemente por los desechos que arrojaban los habitantes y la expansión de la ciudad hizo que muchos de los barrios amazónicos peruanos, como Belén, crecieran en zonas susceptibles a inundaciones que llegaron a ser muy destructivas83. Dicho esto, hay que señalar que los núcleos de desarrollo urbano también propiciaron la deforestación. Mientras que en Manaus se creó en sus afueras un distrito agropecuario para producir alimentos que deforestó 35.000 hectáreas de bosque84, en la ciudad ecuatoriana de Lago Agrio las imágenes satelitales muestran que en 1973, cuando apenas se iniciaba su crecimiento, la masa boscosa no tenía apertura por deforestación y para 1985 el núcleo urbano había crecido un 56%, deforestando el bosque a su alrededor, lo que, sumado a la explotación petrolera, contaminó del agua del río Aguarico85.

Pero a más de los daños ambientales específicos de cada tendencia, es argumentable que las políticas de planificación de la década de 1970 insertaron a la Amazonia en la tecnósfera, en la medida que hicieron posible que la región se articulara de forma definitiva con la demanda mundial de recursos. En la historia ambiental se utiliza el término para describir toda la red de tecnología de gran escala que posibilita la extracción y el transporte de energía, la existencia de oficinas gubernamentales, procesos industriales, medios de comunicación instantánea, así como la circulación de alimentos y otras mercancías a escala global86. Desde finales de la década de 1960, la exploración petrolera de la empresa Texaco en el Putumayo, de la Occidental Petroleum Company en Iquitos, la explotación de las reservas de gas ecuatoriano en Shushufindi o la construcción de la hidroeléctrica de Tucurí en Brasil muestran que el territorio amazónico comenzó a engranarse con la demanda global de energía con una intensidad sin precedentes. La apertura de oficinas de planificación regionales, la creación de nuevas ciudades como Lago Agrio, el papel de las oficinas de colonización evidencian que las instituciones unieron la interacción económica internacional con la local, en donde, además, inició la circulación vial de alimentos, maderas y otros productos del bosque, que serían exportados a escala global. Así, los programas de desarrollo crearon la “tecnósfera” necesaria para que la foresta amazónica respondiera a las demandas del siglo xx.

Conclusiones

Al penetrar en el aparato argumentativo de los planificadores entre 1968 y 1978 se distingue una red de conceptos preliminares que incidió en su visión y su forma de diseñar la selva amazónica. Aunque ciertos de estos puntos de partida eran compartidos entre estos planificadores, en la Amazonia existían dos tendencias para diseñar su desarrollo. Mientras que en Brasil, Ecuador y Perú predominó la creación de polos de desarrollo urbano en la selva y se acogieron las recomendaciones propuestas por la cepal, en contraste, la planificación de la Amazonia colombiana estuvo marcada por la propuesta de modernizar la agricultura a partir de los modelos recomendados por el bid y el Banco Mundial, que guiaron el proyecto de colonización en la intendencia del Caquetá y el actuar del incora en la comisaría del Putumayo.

En el caso de ambas corrientes, la cepal y el iica fueron organizaciones que se encargaron de crear cursos para divulgar la teoría de los polos de desarrollo y las técnicas de modernización de la agricultura. Así, el debate sobre los modelos de desarrollo amazónicos se nos revela como parte de una discusión mayor entre organismos internacionales sobre el papel de la economía sudamericana en la economía internacional.

Esta última idea ayuda a comprender las circunstancias históricas en las que surgieron y surtieron efectos los conocimientos sobre la planificación. Los técnicos que produjeron planes nacionales y regionales de desarrollo amazónico fueron generalmente funcionarios formados en cursos de planificación de las instituciones antes nombradas o personas letradas con carreras políticas en la Amazonia. Los planes que escribieron sirvieron para dirigir los presupuestos estatales y la acción colectiva de funcionarios públicos e instrumentalizaron los recursos amazónicos en la creación de polos urbanos o de asentamientos rurales.

Además de que la implementación de los proyectos de colonización provocó un impacto ambiental severo, su puesta en marcha creó una tecnósfera capaz de propiciar la canalización de las demandas internacionales de energía y productos del bosque a través de infraestructura de gran escala, instituciones políticas y medios de comunicación creados por los Estados. Sin embargo, futuras investigaciones podrían profundizar la caracterización sobre cómo se crearon condiciones para producir este engranaje internacional entonces.

En el período de estudio, los planificadores entendieron la región en una escala global y tuvieron el entusiasmo de imaginar su futuro. Sin embargo, sus procedimientos de trabajo y sus planes no buscaban comprender a las personas y los seres no humanos que habitaban la Amazonia. Esa ausencia limitó sus propuestas y resultó en impactos ambientales que solo después se hicieron evidentes.

Bibliografía

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Este artículo se deriva de la investigación Historia de la Urbanización Amazónica financiada por el Deutscher Akademischer Austauschdienst.

1 Jorge Añazco Castillo, Sucumbíos: 5ta. provincia amazónica (Quito: Producción Gráfica, 2000),142-179.

2 Veena Das y Debora Poole, “State and Its Margins: Comparative Ethnographies”, en Anthropology in the margins of the state, editado por Veena Das y Deborah Poole (Santa Fe: School of American Research, 2004), 19.

3 Elias Palti, “The ‘Theoretical Revolution’ in Intelectual History: From the History of Political Ideas to the History of Political Languages”, History and Theory 53, n.º 3 (2014): 401, doi https://doi.org/10.1111/hith.10719.

4 Jean Paul Deler, “Estructuras Espaciales del Ecuador Contemporáneo (1960-1980)” en Nueva Historia del Ecuador: Ensayos Generales, Espacio, población y región editado por Ayala Mora Enrique (Quito: Corporación Editora Nacional, 1992), 73-134.

5 John D. Browder y Brian J. Godfrey, Rainforest Cities: Urbanization, Development, andGglobalization of the Brazilian Amazon (New York: Columbia University Press,1997); Renato Leão, “Shaping an urban Amazonia: ‘a planners nightmare”, Planning Perspectives 32, n.º 2 (2017): 1-22, doi http://dx.doi.org/10.1080/02665433.2016.1277952 ; Acker, “The Nature of the Brazilian Flag: An Environment Turn Under Military Rule (1964-1985)” Forum for Inter-american research 13.1 (2020), 72; Adrián Lerner, “Jungle Cities: The Urbanization of Amazonia” (Tesis de doctorado, Yale University, 2020), 226-227.

6 Palti, “The ‘Theoretical Revolution, 390.

7 José Geraldo da Cunha Camargo, Urbanismo Rural ma INCRA (Brasilia: Gráfica Gubenberg, 1973), 2.

8 Camargo, Urbanismo Rural, 2

9 Jociane Karise Benedett, “José Geraldo da Cunha Camargo – O Urbanismo na Ditadura” (Tesis de maestría, Universidad Estatal de Londrina y Maringa, 2018), 29.

10 John Friedmann, El futuro de la urbanización en América Latina: algunas observaciones sobre el papel de la periferia (Santiago de Chile: Fundación Ford,1968), 25.

11 Arturo Almandoz, “Industrialización, urbanización y modernización sin desarrollo en la Latinoamérica del siglo xx”, en Historiografía y planificación urbana en América Latina editado por Isabel Duque (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2013), 57.

12 Departamento Nacional de Planeación [Colombia], Las cuatro estrategias: República de Colombia (Bogotá: Editorial Andes, 1972), 193; Junta Nacional de Planificación [Ecuador], Plan Integral de Transformación y Desarrollo 1973-77 (Quito: JUNAPLA, 1972), 23.

13 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo 1967-1970 (Lima: IND, 1967), 13.

14 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo 1967-1970 (Lima: IND, 1967), 168-169.

15 Carlos De Mattos, “Estrategias de Desarrollo Regional Polarizado en la Planificación Nacional en América Latina”, en Ensayos de planificación Regional del Desarrollo, Compilación preparada por el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social y la División de Desarrollo Social de las Naciones Unidas, (México: Siglo XXI Editores, 1976), 217.

16 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo 1971-1975, Volumen 11: Políticas de Desarrollo Regional (Lima: Presidencia de la República, 1971), 66. Fernando Santos Granero y Federica Barclay, La frontera domesticada: Historia económica y social de Loreto, 1850-2000 (Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2002), 313.

17 Susanna Hecht y Alexander Cockburn, The Fate of the Forest: Developers, destroyers, and defenders of the Amazon (United States: University of Chicago Press, 2010), 114-115.

18 Hecht y Cockburn, The Fate, 121-122.

19 Palti, “The ‘Theoretical Revolution”, 404.

20 Arthur Cezar Ferreira Reis, Amazônia e o mundo atual (Río de Janeiro: Banco Comércio e Indústria da America do Sul, 1967), 7.

21 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo Para 1971-1975, Volumen 11: Políticas de Desarrollo Regional, 63.

22 Pablo Campaña, “Cultural Genocide Aganist Huaorani People (1968-1975)” (Tesis de maestría, University of Amsterdam, 2016). Ana María Rizo, “La supremacía gráfica como elemento de alfabetización y constructora de realidades sociales en comunidades étnicas en Colombia: el caso del Instituto Lingüístico de Verano” (Tesis de Maestría, Universidad Jorge Tadeo Lozano, 2018).

23 Antoine Acker, Volkswagen in the Amazon: The Tragedy of Global Development in Modern Brazil (Cambridge: Cambridge University Press, 2017), 104.

24 Acker, Volkswagen in the Amazon, 100-104.

25 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo Para 1971-1975, 69.

26 Ministêrio do Interior y Superintendência do Desenvolvimento da Amazônia [Brasil], Plano de Desenvolvimeto da Amazônia (1972-1974) (Belén: Superintendência do Desenvolvimento da Amazônia),17.

27 João Walter de Andrade, Plano de Govêrno 1971-1974 (Manaus: Estado do Amazonas, 1971), 44.

28 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo 1971-1975, Volumen 1: Plan Global (Lima: Presidencia de la República, 1971), 10.

29 Departamento Nacional de Planeación [Colombia], Las cuatro estrategias, 26-193.

30 Gabriel Poveda Ramos, “Algunos aspectos sobre descentralización industrial en Colombia”, en Fomento industrial en América Latina (Bogotá: Ediciones Internacionales,1977), 188-189.

31 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo 1971-1975, Volumen 1: Plan Global, 2.

32 Junta Nacional de Planificación [Ecuador], Plan Integral, 2 y 110. (Cita en p. 2).

33 De Mattos, “Estrategias de Desarrollo Regional”, 222.

34 Ramiro Gordillo, ¿El oro del diablo? Ecuador: historia del petróleo (Quito:Corporación Editora Nacional, 2003), 137.

35 De Mattos, “Estrategias de Desarrollo Regional”, 225.

36 Ricardo Cibotti, “Introducción”, en Ensayos de planificación Regional del Desarrollo (México: Siglo XXI Editores, 1976) 17.

37 incra e Instituto Interamericano de Ciências Agrícolas da oea, Seminário sobre Sistemas de Colonização Na Amazônia (Trópico Úmido) (Belem é Altamira: incra, 1972).

38 ierac-iica, Reunión Técnica Regional sobre Colonización Santo Domingo de los Colorados (Santo Domingo: ierac-iica, 1975).

39 Junta Nacional de Planificación [Ecuador], Plan Integral, 348.

40 Castillo, Sucumbíos,179.

41 Junta Nacional de Planificación [Ecuador], Plan Integral, 2.

42 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo Para 1971-1975, Volumen 1: Plan Global, 162-164.

43 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo Para 1971-1975, Volumen 7: Plan de Vivienda, 293.

44 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo Para 1971-1975, Volumen 5: Políticas de Desarrollo Regional, 74-76.

45 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo Para 1971-1975, Volumen 5, 66.

46 Instituto Nacional de Desarrollo [Perú], Plan Nacional de Desarrollo Para 1971-1975, Volumen 5, 70.

47 Ministêrio do Interior y Superintendência do Desenvolvimento da Amazônia [Brasil], Plano de Desenvolvimento da Amazônia 1972-74 (Belén: sudam, 1976), 103-104.

48 Ministério do Interior y Superintendência do Desenvolvimento da Amazônia [Brasil], ii Plano Nacional de Desenvolvimento Programa de Ação do Governo para a Amazônia 1975-79 (Belén: sudam, 1976), 66.

49 Camargo, Urbanismo Rural, 17.

50 Leão, “Shaping an urban Amazonia”, 4.

51 Leão, “Shaping an urban Amazonia”, 16.

52 Leão, “Shaping an urban Amazonia”, 12-15.

53 Andrade, Plano de Govêrno, 44-45.

54 Andrade, Plano de Govêrno, 46.

55 Ministerio de Desarrollo Económico y Departamento Nacional de Planeación [Colombia], Plan de Desarrollo Económico Social: Políticas de Desarrollo Regional y Urbano (Bogotá: Departamento Nacional de Planeación, 1970), 5.

56 Patrick Allan Sharma, Robert McNamara´s Other War: The World Band and International Development (Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2017), 94-95,

57 INCRA y el Instituto Interamericano de Ciências Agrícolas da OEA, Seminário, 5.25.

58 Sharma, Robert McNamara’s, 54.

59 Sharma, Robert McNamara’s, 64.

60 Daniel Pecaút, Crónica de dos décadas de política colombiana 1968-1988 (México: Siglo XXI, 1988), 253-253.

61 Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, Informe de Evaluación del Proyecto 206 del programa de cooperación técnica de la oea (Costa Rica, IICA: 1975), 24-26.

62 Ackner, Vokswagen in the Amazon, 176 y 185; Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, Breve Diagnóstico de la Región Amazónica y Proyecciones de Investigación para la Estación Experimental Napo-Payamino (Quito: INIAP, 1988); Centro Regional de Investigación Agropecuaria; Producción e Investigación Agraria en la Amazonía Peruana (Lima: Ministerio de Alimentación y el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, 1977).

63 Departamento Nacional de Planeación [Colombia], Para cerrar la brecha: Plan de desarrollo social, económico y regional 1975-1978 (Bogotá: Ediciones del Banco de la República,1975), 32.

64 Sandra Patricia Martínez Basallo, Encuentros con el Estado: Burocracia y colonos en la frontera amazónica (1960-1980) (Cali: Universidad del Valle, 2017), 98-106. (Cita en p. 106).

65 Claudia Duque Fonseca, “La selva de concreto: proceso de urbanización y planificación urbana en Florencia (Caquetá, Colombia)” (Tesis doctoral, Université Laval, 2020), 169-170.

66 Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, Reunión Técnica Regional sobre Colonización (Santo Domingo de los Colorados: IICA, 1975) documento III-A-2-25.

67 Centro Nacional de Memoria Histórica, Petróleo, coca, despojo territorial y organización social en Putumayo (Bogotá: CNMH, 2015), 76.

68 Centro Nacional de Memoria Histórica, Petróleo, 80

69 Centro Nacional de Memoria Histórica, Petróleo, 90.

70 Lina Sánchez Steiner, La ciudad-refugio. Migración forzada y reconfiguración territorial urbana en Colombia (Barranquilla: Universidad del Norte, 2012), 79.

71 Centro Nacional de Memoria Histórica, Petróleo, 89.

72 Nelson Romero Simancas, Guía técnica para Estudios de planificación urbano regional (Quito, Junta Nacional de Planificación, 1977).

73 Eduardo Dargent, Technocracy and Democracy in Latin American: The Experts Running Government (New York: Cambridge University Press, 2015), 13.

74 IICA e INCORA, Seminario Nacional sobre Criterios para Programas de Colonización (Bogotá: INCORA, 1974), iv, B,1.

75 José Francisco Moura Cavalcanti, Brasis que vivi (Recife: Fundacao Joaquim Nabucco, 1992), 12-16.

76 Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS) y el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES), Planificación regional y urbana en América Latina (México: Siglo xxi Editores, 1974), 1.

77 Margarita Fajardo, The World that Latin America Created: The United Nations Economic Comission for Latin America in the Development Era (Cambridge, Harvard University Press, 2022), 12.

78 Luis Bernardo Mejía, Central Planning Offices in Latin America: a comparative historical analysis perspective (1950-2013) (Maastricht: Boekenplan, 2014), 195-197.

79 incora, 25 años de Reforma Agraria en Colombia (Bogotá:INCORA,1988), 24.

80 Jr. McNeill, Peter Engelke, The Great Acceleration: An Environmental History of the Anthropocene since 1945 (Cambridge: Balknap of Harvard University Press, 2014), 56-58.

81 International Bank for Reconstruction and Development, Appraisal of the Caqueta Rura Setlement Project (Phase11) (Colombia, Reporte del 2 de mayo de 1975, No. 501a-CO, Anexo 4, Apendice 1), 2.

82 Ackner, Vokswagen in the Amazon, 115-6.

83 Lerner, “Jungle Cities”, 237.

84 Lerner, “Jungle Cities”, 248.

85 Belén García et. al., “Retos socio-ambientales de la conservación en la Amazonía de Sucumbíos (Ecuador)”, en América Latina en las últimas décadas: procesos y retos, 101-120 (La Mancha, Ediciones de la Universidad de Castilla, 2018), 108-107.

86 Chris Otter, “Technosphere”, en Concepts of Urban Environmental History, Sebastian Haumann, Martin Knoll, Detlev Mares (eds.) (Bielefeld: Universität Salzburg, 2022), 22.


Pablo Campaña

Candidato al Doctorado en Historia Latinoamericana de la Universidad Andina Simón Bolívar. Actualmente es profesor auxiliar en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Realiza una investigación sobre la historia socio-ambiental de la ciudad amazónica de Lago Agrio entre 1970 y 2010. Es autor de “Conexiones internacionales del proceso de colonización de la frontera amazónica ecuatoriana, 1960-1970”. Íconos – Revista de Ciencias Sociales, n.º 71 (2021):179–194, doi https://doi.org/10.17141/iconos.71.2021.4689. pabloalejandrocc@gmail.com.