Kawaii, identidad y revolución:
una conversación con
Sebastián Masuda
https://doi.org/10.53010/kobai.09.2025.02
Sebastian Masuda (増田セバスチャン), artista, director de arte y productor japonés de la tienda Harajuku 6%DOKIDOKI, ha sido una figura fundamental en la expansión del concepto kawaii más allá de las fronteras de Japón. ¿Qué significa, en realidad, kawaii? Esta cuestión es abordada por Masuda, quien argumenta que, lejos de ser una mera expresión de ternura y simplicidad, la palabra encierra un complejo universo cultural, histórico y emocional, profundamente arraigado en la sociedad japonesa y proyectado internacionalmente. A partir de una conversación entretejida por su experiencia personal y generacional, emerge una visión en la que la estética de lo “tierno” se vincula con expresiones de resistencia, identidad y creatividad. En esta entrevista se abordan las diversas trayectorias del fenómeno kawaii, desde sus orígenes en el Japón de la posguerra hasta su impacto en la cultura contemporánea global, incluyendo una reflexión sobre la posibilidad de un kawaii colombiano que trascienda los vértices culturales.
Sí, bueno... En el caso de los japoneses, cuando escuchamos la palabra kawaii, lo primero en lo que pensamos es en la palabra en kanji (可愛い). En ese momento pensamos también en cachorros, muñecas, peluches o cosas similares. Creo que en español se podría comparar con la palabra “bonito”.
Pero cuando hablamos de la palabra kawaii escrita con el alfabeto (K-A-W-A-I-I) hablamos de algo que el mundo entero reconoce por el anime, el manga y la televisión japonesa. Aunque las personas no entienden japonés, cuando consumen estos productos y escuchan repetidamente “kawaii, kawaii, kawaii”, lo han asociado con cosas que sorprenden o que son geniales. Así es como el término kawaii se ha asociado con la creatividad japonesa y con aspectos interesantes de Japón. En el mundo kawaii no se usa como “bonito”, sino más bien como algo parecido a “chévere” en relación con Japón. Creo que esa es la forma en que se usa kawaii.
Creo que el origen de kawaii está en la cultura de las mujeres jóvenes después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando Japón perdió la guerra, quedó devastado. Los hombres salieron a trabajar y las mujeres se quedaron en casa cuidando el hogar, cocinando, lavando y cuidando a los hijos. Sin embargo, aunque esa fue la forma en que se estructuró la ciudad, eso no significa que las mujeres simplemente cocinaran o cuidaran a los niños. Por el contrario, dentro de ese contexto surgió la idea de hacer las cosas más divertidas y bonitas (kawaii) con toques de feminidad. Para explicarlo de forma sencilla, por ejemplo, si había un estante o armario sencillo, se le agregaba alguna decoración o un detalle blanco para hacerlo más bonito.
A partir de ahí, la tendencia se extendió y aparecieron diferentes productos, como merchandising, peluches y personajes. Así fue como evolucionó con el tiempo.
Bueno, en general, las personas piensan en el kawaii como un medio de expresión a través de la moda o los personajes. Pero, para mí, kawaii va más allá. El kawaii se ha convertido en un apoyo emocional, un soporte mental. Sin el kawaii no podría vivir y no creo que podría encontrar fuerzas para vivir el mañana. Es algo que me ayuda a conservar y proteger mi corazón. Así es como lo veo.
Bueno, si hablamos de conexiones con la tradición, en el extranjero es muy conocido el concepto de wabi-sabi, en que los objetos se aprecian tal como son, incluso cuando envejecen. Pero en Japón también hay otra cultura, una que disfruta lo llamativo y lo extravagante. El kabuki o el hanami muestran esa estética más vistosa. La razón de esto es que la vida cotidiana suele ser muy estresante, por lo que se crean días especiales para celebrar de forma extravagante y llamativa. El kawaii funciona de la misma manera. En medio de la rutina y el estrés diario, las personas usan moda llamativa para crear momentos especiales. Esa es la función del kawaii. Pienso que allí es donde está la conexión.
En 1980 yo era un adolescente. Yo hacía parte de la Young Generation. En ese tiempo las cosas que se consideraban como kawaii, como los personajes, solo se vendían en jugueterías. Eran cosas para niños.
A mí me gustaban las cosas kawaii, así que iba a las jugueterías y compraba personajes, pero la gente me decía: “¿Por qué un adulto compra cosas de niños?”.
Pero en los 80, los adultos hablaban de un futuro dominado por computadoras y máquinas, algo muy gris. Todo se reduciría a ceros y unos. Después de todo, las computadoras funcionan con ceros y unos. Decían que un futuro basado en eso llegaría inevitablemente.
Pero yo, siendo un adolescente, veía el futuro con mis propios ojos. Y ese futuro... no me gustaba. A mí me gustaban los personajes, me gustaban las cosas kawaii. Quería que el futuro tuviera eso, así que quise resistirme.
No era solo yo rebelándome a la sociedad de los adultos, toda mi generación (la Young Generation) sentía lo mismo. Y ahora hemos llegado a este futuro, en el que hay personajes en los letreros, hay manga, hay anime. Nuestras acciones cambiaron un poco el futuro.
En esa época, puede que los adultos dijeran que las mujeres estaban posponiendo la adultez. Pero eso se debía a que nosotros, la Young Generation, nos resistíamos a seguir sus normas y eso era algo que a ellos no les gustaba.
Por eso, creo que esa idea era en realidad una percepción de los adultos de aquel entonces. Por eso, esa idea en realidad era algo que decían los adultos de aquella época, pero la década de 1980 que nosotros vivíamos era diferente.
Sí. Como mencioné antes, visto superficialmente, lo kawaii tiene una atmósfera muy infantil. Por eso, puede parecer algo que hacen las personas que no pueden crecer. Tiene una imagen de "bonito" o algo similar, pero en realidad, kawaii es una forma de resistencia contra la adultez, lo que lo hace un concepto un poco complicado.
Además, explicarlo dentro de Japón, de japonés a japonés, es aún más difícil. En cambio, en países como Colombia o en otras partes del mundo, la gente puede entenderlo más rápido como una cultura interesante de la Young Generation. Pero en Japón, es mucho más difícil que se entienda.
Bueno, en la sociedad actual hay muchos problemas, y seguir con el kawaii en ese contexto puede ser muy difícil. Pero, al igual que yo lo hice, si acumulamos pequeños esfuerzos, la sociedad cambiará, el futuro cambiará. Creo firmemente en eso.
Habrá muchas personas que dirán cosas, especialmente ahora con plataformas como TikTok e Instagram, donde la gente se preocupa demasiado por cómo los ven los demás. Pero en lugar de eso, es importante tener confianza en sí mismo. De ahora en adelante, será aún más necesario tener confianza en uno mismo. Los invito a ser kawaii, pero fuertes, esta combinación será necesaria de ahora en adelante.
Creo que la gente en Colombia tiene un gran sentido de comunidad, son muy buenos creando lazos y conexiones entre personas. Creo que el kawaii original de Colombia comenzará a desarrollarse a partir de ahora, y como hay un fuerte sentido de compañerismo, veo un gran potencial en ello. Además, me sorprendió descubrir que artistas que me gustan, como Gabriel García Márquez y Fernando Botero, son colombianos.
En Japón no había mucha información sobre Colombia. Sabía que era parte de Sudamérica, pero no sabía exactamente de qué país eran ciertas cosas. Lo mismo ocurrió con el metal colombiano. No sabía de dónde provenía, pero cuando descubrí que todo eso era de Colombia, pensé: "Ah, este es un país con un alto nivel cultural". Por eso siento que hay un gran potencial para seguir creando muchas cosas nuevas en el futuro.
