“Estudiar japonés me ha frustrado. Aprendí inglés y francés en un par de años; cuando me comunico en estos idiomas no siento ninguna desventaja, mientras que, aunque llevo estudiándolo 14 años, no logro decir lo que realmente quiero en japonés”. Así empezó la conversación sobre el estudio del japonés con una amiga. Es verdad que es un aprendizaje lento y esforzado, pero ¿es imposible aprenderlo bien? La respuesta es no, sí se puede.
Como bien se sabe, en el proceso de aprendizaje de segundas lenguas, como el inglés o el francés, la lectura es una gran aliada, porque, aunque no podamos decir algo, podemos leerlo y entenderlo. Así, en nuestro cerebro se van guardando palabras y estructuras que podremos usar en el futuro, después de haberlas estudiado y practicado. Pensemos en el ejemplo: Quiero comer pan. En inglés: I want to eat bread. En francés: Je veux manger du pain.
Sin embargo, en el caso de idiomas como el japonés, que usa una grafía totalmente distinta, el aprendizaje tiene un proceso diferente: empieza por los oídos. Tenemos que aprender y tratar de imitar las frases sin poder leerlas. Por ejemplo:
La reflexión anterior nos ayuda a entender la razón del porqué sí es cierto que se necesita más tiempo para aprender el idioma japonés. Por supuesto, dependerá de las horas y del empeño que cada uno le dedique.
Ahora bien, en esa carrera por dominar el idioma japonés, cuando ya leemos el hiragana, el katakana y algunos caracteres chinos -kanjis-, y cuando nuestro vocabulario empieza a aumentar y empezamos a hablar, nos volvemos conscientes de la existencia de una pared aún más grande: la acentuación y la entonación.
El objetivo de este artículo es reflexionar sobre las dificultades en la percepción del acento léxico y la entonación del japonés para los hablantes de español que estudian el idioma japonés. También busca considerar algunas técnicas para llevar al aula desde el primer día.
Sobre la acentuación
La acentuación y la entonación son, sin duda, una barrera que muchos aspirantes a dominar el idioma japonés no superan. Y es que en este idioma hay muchas palabras que suenan o se leen igual pero cuyo acento cambia el significado:
Así, en medio de una conversación en japonés, entre un nativo y un extranjero, no es raro que el japonés pida aclaración de algunos términos: ¿KAu? ¿kaU? Y creo que esto es lo que específicamente causa frustración.
Es necesario recordar que cuando hablamos del acento y la entonación del japonés nos referimos al acento y a la entonación del japonés hablado en Tokio, que es el de referencia. Asimismo, hay que aclarar que, dependiendo de la región, estos cambian y los problemas de interpretación de palabras surgen incluso entre japoneses también. Por ejemplo, la palabra かさ (sombrilla) en Tokio se dice "KAsa" y en Osaka "kaSA".
En japonés, el acento se define como acento tonal, en el que cada mora1 en una palabra está relacionada con un tono específico: “alto” o “bajo”, aunque el patrón total tiene que ver con toda la palabra. A diferencia del español en el que se define como acento prosódico, en el cual una sílaba se percibe como la más predominante o “fuerte”, y cuyo patrón total tiene que ver con las sílabas de cada palabra.
El acento “alto/bajo” del japonés:
El acento “fuerte” del español:
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En el caso del español, las reglas de acentuación son fáciles: a) las palabras que terminan en vocal, n o s llevan el acento en la penúltima sílaba; b) las palabras que terminan en consonantes diferentes a n o s llevan el acento en la última sílaba; y c) si no cumplen estas reglas, se hace necesaria una tilde que nos indica dónde suena fuerte. En japonés no hay reglas, el acento se decidió naturalmente en la lengua hablada y se transmite a través del oído. Así, en las clases de japonés, los alumnos sufren tratando de percibir el sonido más alto, muchas veces imperceptible.
Sazaki (1994), en su libro El japonés como lengua extranjera「外国語としての日本語」, apunta que, a través de las clases a estudiantes extranjeros y a japoneses aspirantes a convertirse en profesores de japonés, se determinó que en japonés la primera sílaba siempre tiene un acento diferente al de la segunda, por ejemplo:
A pesar de este descubrimiento, no hay manera de determinar qué palabra empieza con sonido fuerte y qué palabra empieza con sonido débil. Por lo tanto, la enseñanza de la acentuación en el aula es un tema de eterna discusión.
El japonés se empieza enseñando a través de frases, así muchos textos para el estudio del japonés comienzan con frases como:
Sin embargo, nihon y nihonjin no cumple esta regla porque se trata de una excepción.
Desafortunadamente, aun muchos profesores nativos japoneses, excepto los expertos en pronunciación y entonación no son conscientes de estos cambios de la acentuación, por lo cual es raro encontrar una explicación sobre el acento o la entonación en las primeras clases.
Sobre la entonación
La profesora Chieko Nakagawa (2016) señala que las palabras se pueden dividir en las que se acentúan en forma de montaña y las que se acentúan en forma de colina, por ejemplo:
En forma de montaña:
En forma de colina:
Y agrega que esta explicación debe darse desde el primer día de clase, enseñando a los alumnos a agrupar las palabras según su acento. Asimismo, Nakagawa enfatiza que desde el primer día de clase se debe enseñar a dividir las frases en párrafos haciendo uso de las partículas y los signos de puntuación, y marcar la entonación del párrafo para lo cual recomienda el uso de la letra [he] en hiragana [へ], ya que coincide con la forma de la entonación de los párrafos en japonés.
Nakagawa (2016) resume las reglas para dividir las frases en párrafos, de la siguiente manera:
1. Donde hay partículas: watashiha/, kanojoni/, etc.
2. Las partículas no y ga muchas veces no se deben separar porque forman parte del párrafo: watashinohon (mi libro), tomodachigairu (tengo un amigo)
3. Donde hay conectores: shikashi, demo, etc.
4. Cuando hay continuación de palabras terminadas en la forma te, tari, toki, etc. Tabete/nonde/neru.
5. El máximo de fonemas debe ser de 15.
Ejemplo:
Así, desde la primera clase el estudiante podrá hacerse consciente e ir asimilando de manera natural la correcta acentuación y entonación del japonés. Sin embargo, como se indicó anteriormente, es imposible leer en japonés (hiragana, katakana o kanji) desde las primeras clases, por lo cual se recomienda enseñar la acentuación y la entonación de la siguiente manera:
*Indicando los fonemas altos en mayúscula y los bajos en minúscula.
*Marcando con la forma de [へ] la acentuación del párrafo.
Sobre la autonomía en el aprendizaje
Aprender a pronunciar el japonés de manera correcta desde el inicio del aprendizaje es imprescindible para evitar frustraciones futuras. Los profesores somos conscientes de ello, pero no somos más que una guía en un proceso en el que el aprendiz es el protagonista.
Aoki (2010), explica que la autonomía del alumno es la capacidad de tomar decisiones sobre el propio aprendizaje y el derecho a utilizar esa capacidad. La autonomía en el aprendizaje es la capacidad de decidir por uno mismo sobre su propio aprendizaje, elegir el propósito, las metas, el contenido, el orden, los recursos y su uso, el ritmo de aprendizaje, el lugar y el método de evaluación de su aprendizaje.
Es responsabilidad del profesor introducir el vocabulario con una pronunciación correcta, poner énfasis en la acentuación y entonación precisas, y enseñar a los alumnos desde el primer día a identificar las diferencias, aunque se debe ser flexible en el nivel de exigencia en su cumplimiento, ya que no existen unas reglas claras. Los estudiantes deben acostumbrarse a usar las formas que se les indican en clase para hacerse responsables de su aprendizaje y autónomos a medida que van aumentando de nivel.
Conclusiones
En el idioma japonés, la dificultad en el aprendizaje del acento y la entonación no depende del nivel que se tiene del idioma, tal vez la diferencia radica en alguna característica personal, por lo cual se podría suponer que para los músicos será más sencillo percibir el acento que para un estudiante que no sabe o identifica las notas musicales. Por lo cual, es de suma importancia trabajar estos aspectos de la lengua desde el primer día de clase y darles a los alumnos las herramientas que necesitan para evitar frustraciones futuras.













