Japón y Colombia: bajo el microscopio


NASA, Planeta tierra de noche [Fotografía digital], 2019.

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Resulta útil repasar la historia para proyectar el futuro. Quiero comenzar por mencionar tres episodios de diversa índole en nuestras relaciones con Japón, cuya única finalidad es la de ilustrar referentes. El primero tuvo que ver con el acercamiento entre los dos países. La iniciativa, que partió de los japoneses a finales del siglo XIX, se concretó más tarde en la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación en 1908. El segundo episodio corresponde a la denuncia del Tratado mencionado que hicimos los colombianos en 1934, presionados por el gobierno de Washington. En la nota de denuncia argumentamos que el tratado favorecía desproporcionadamente a Japón. Pero se dejaba abierta la opción para futuras iniciativas japonesas. Y el tercero, para referirme a algo más reciente, fue la propuesta de construir el Centro del Japón de la Universidad de los Andes, que impulsó el entonces embajador japonés Ryutaro Hatanaka. En síntesis, lo que quisiera resaltar con estos tres hitos es el sesgo de nuestro comportamiento, que puede definirse como la propensión a no ser proactivos y a esperar a que sea la contraparte la que tome la iniciativa. Esta afirmación, por supuesto, no desconoce lo mucho que se ha hecho y las cosas en las que se ha avanzado. Sólo pretende destacar una tendencia generalizada que ayuda a comprender el estado de nuestras relaciones.

Dicho lo anterior, me referiré a los últimos documentos anuales de las dos Cancillerías, la colombiana y la japonesa, que nos presentan una síntesis de los intereses bilaterales de los dos gobiernos. En el caso de las Memorias al Congreso 2019-2020 del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, encontramos al comienzo una presentación muy general que cubre a varios países:

Las relaciones diplomáticas con China, Corea, Japón, Emiratos Árabes, y otros socios de Asia, Medio Oriente, África y Oceanía son hoy más robustas gracias a diversas iniciativas y alianzas diplomáticas, políticas, económicas y de cooperación. (Cancillería de Colombia, 2020, p. 13)

Y más adelante, en el aparte dedicado exclusivamente a Japón, nos informa que:

El 18 de octubre de 2019, en el marco del aniversario de los 90 años de la inmigración japonesa a Colombia, el entonces Canciller Carlos Holmes Trujillo se reunió en Bogotá con la Viceministra Parlamentaria del Ministerio de Relaciones de Japón, Asako Omi. El diálogo versó sobre los aportes de la comunidad japonesa al desarrollo de Colombia.

El 21 de octubre de 2019 el entonces Canciller Carlos Holmes Trujillo, en compañía del Embajador de Colombia en Japón, Santiago Pardo, representó a Colombia en las ceremonias de entronización del Emperador Naruhito que se llevaron a cabo en Tokio.

Entre el 21 y 22 de octubre de 2019, en el marco de su visita oficial a Japón, el entonces Canciller Carlos Holmes Trujillo se reunió con el Ministro de Relaciones Exteriores de Japón, Toshimitsu Motegi, con quien abordó temas de la agenda bilateral, así como asuntos comerciales y de cooperación. También sostuvo reuniones con el Ministro de Justicia, Katsuyuki Kawai; con el presidente de la Liga Parlamentaria de Amistad Colombia-Japón, Shunichi Yamaguchi; y con el presidente del Comité Empresarial Colombia-Japón, Ken Kobayashi.

El 22 de enero de 2020 el Director de Asia, África y Oceanía, Alfredo Ramos, se reunió con el Director de América del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, Tomoyuki Yoshida en Bogotá, con el fin de revisar los temas de la agenda bilateral. (Cancillería de Colombia, 2020, p. 178)

Por su parte, el Diplomatic Bluebook 2020 de Japón resume sus relaciones con Colombia así:

Colombia. President Duque, who was inaugurated in August 2018, is working on social reintegration while aiming to partially revise the peace agreement in Colombia. In addition, 2019 marked the 90th anniversary of Japanese immigration to Colombia. A commemorative ceremony was held in October in the city of Santiago de Cali, which was attended by Parliamentary Vice-Minister for Foreign Affairs Omi on behalf of the Government of Japan. Foreign Minister Trujillo visited Japan in October to attend the Ceremony of the Enthronement of His Majesty the Emperor, and a foreign ministers’ meeting was held (Ministry of Foreign Affairs, Japan, 2020, p. 110).1

Lo anterior nos muestra que las relaciones bilaterales han sido estables y que no presentan dificultades o conflictos, pero también nos ilustra la timidez o la muy poca dinámica que las caracteriza. Por supuesto, no todo se queda en esto y resulta necesario agregar lo que podríamos denominar el curso ordinario de los temas y materias propias de las relaciones entre los dos gobiernos: ayudas y donaciones, cooperación, viajes e intercambios en el campo educativo y cultural, así como los apoyos políticos en distintas instancias internacionales. Ahora bien, en síntesis, como es fácilmente esperable y comprobable, es evidente que no existen intereses de peso compartidos que permitan un diálogo permanente y fluido.

Toda vez que los medios académicos tienen como propósito generar la reflexión y sugerir caminos para la acción, quisiera referirme a algunas experiencias que he acumulado desde 1974 a la fecha con el ánimo de alimentar algún tipo de debate. Empezaría con algo que advertí a finales de los 90 cuando estuve en Canadá durante cinco semanas por invitación del gobierno de ese país.

Se trataba de investigar las relaciones canadienses con el Asia Pacífico. Muchas cosas resultaron de gran interés para mí, pero en particular lo que me permitió redondear ideas fueron mis conversaciones con la Cancillería canadiense en Ottawa. Allí, varios diplomáticos me expusieron con claridad las dificultades que tenían que enfrentar por el hecho de no ser una potencia de primer nivel y, al mismo tiempo, estar al lado de una, los Estados Unidos. La inquietud de los funcionarios, entonces, era la de cómo tener una voz propia en el campo internacional. En la búsqueda de alternativas encontraron un tema puntual al lado de los grandes retos y problemas mundiales: las minas antipersonales. Con este objetivo se empeñaron en liderar lo que se convertiría en la Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonal y sobre su Destrucción, más conocida como la Convención de Ottawa de 1997. Ese objetivo fue importante para oxigenar la política exterior canadiense. Las relaciones internacionales, enmarcadas originalmente en lo bilateral, se han extendido a lo multilateral, lo regional y lo global. En otras palabras, el campo de acción de la política externa es cada vez más amplio y complejo y el caso de Ottawa es un ejemplo que invita a buscar rutas alternativas y novedosas dentro de la actual complejidad.

Pete Nowicki, Water Drops [Fotografía digital], 2017.

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Como complemento a lo anterior podría servir otra experiencia que tuve a mediados de los años 80. En 1982 había estallado la crisis del peso mexicano que conduciría a lo que se ha llamado la década perdida de Latinoamérica y que tendría notables efectos negativos en Colombia. Estas circunstancias llevaron a que el gobierno colombiano del momento saliera a los mercados internacionales para buscar un gran préstamo sindicado con la banca privada. Como los banqueros japoneses no estaban muy decididos, solicitamos una audiencia con el ministro de Finanzas de ese entonces, Noboru Takeshita, quien comentó que conocía algo de la situación por medio de Washington y estaba dispuesto a apoyarnos en lo que estuviera a su alcance. A medida en que avanzaron las negociaciones, quedó claro que los Estados Unidos habían presionado a Japón, cuya economía se situaba como una de las más poderosas del mundo, para que aumentara su exposición en los mercados de deuda de Latinoamérica, exposición hasta ese entonces caracterizada por la discreción y timidez.

Otro caso similar al anterior, pero al revés, sucedió años después cuando Takeshita era primer ministro. A Japón le interesaba mejorar sus relaciones con este lado del mundo, pero como se entendía que estos territorios eran “el patio trasero” de Estados Unidos y los japoneses no querían incomodar, les propusieron a los españoles explorar proyectos conjuntos en nuestro continente. En ese momento España estaba haciendo los preparativos para conmemorar los cinco siglos del descubrimiento de América, que tenían como eje el rescate de Hispanoamérica como concepto económico y político para revivir los viejos laureles y el espíritu de hermandad entre nuestros pueblos y España. Japón posiblemente buscaba que una participación conjunta con terceros no causara resquemores en Washington. Las iniciativas no alcanzaron a madurar y con el cambio de gobierno en Japón, en 1989, se diluyeron. No obstante, quedaron como evidencia de las posibilidades que genera la participación de nuevos actores que pueden ampliar la dinámica de las relaciones económicas y comerciales.

Nadir Syzygy, Péndulo de Newton móvil [Fotografía digital], 2018.

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Algo similar me había ocurrido en Tokio cuando pude apoyar la primera inversión japonesa en el área petrolera en Colombia, hecho que no fue visible por la manera como se desarrolló. En efecto, la casa matriz de una gran compañía en Japón coordinó con su filial en Indonesia la compra de una participación en un yacimiento en nuestro país a una petrolera establecida en Houston. Fue una triangulación dentro del campo de la diplomacia económico-comercial que rodeó de confianza la operación.

Anastasiya Romanova, Telaraña [Fotografía digital], 2018.

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Otro caso que podría ser de interés está relacionado con la formación del Comité Económico Japón-Colombia del Keidanren (Japan Business Federation), el muy influyente gremio cúpula japonés, durante un foro para promover las inversiones en Colombia, organizado por la UNIDO (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial) y por el Departamento Nacional de Planeación y Proexpo del lado de Colombia. Además del foro mismo, se programaron varias visitas a ministerios y organizaciones dentro de las cuales estaba el Keidanren. Fuimos recibidos por su presidente, Eishiro Saito, que a su vez se desempeñaba como Chairman de Nippon Steel y quien nos comentó sobre el Comité Japón-Venezuela y nos invitó a explorar la posibilidad de crear uno con nosotros, como en efecto se hizo. Yo mantenía muy buenas relaciones con el embajador de Venezuela en Tokio, a quien le pedí información sobre el proceso que ellos habían adelantado. Conociendo nuestro interés, al presentarse un viaje de su Comité a Caracas y para despedir la misión organizó una cena en su residencia, a la cual me invitó. El jefe de la delegación era el Dr. Shoichiro Toyoda, presidente de Toyota. Como la reunión no era numerosa, hubo oportunidad para hablar con cierta familiaridad. Al preguntarle sobre las expectativas que le generaba su próximo viaje, me contestó con mucha seguridad y precisión: “Allá nos atienden muy bien; nos reciben el presidente, los ministros, nos llevan a jugar golf, pero nunca nos han propuesto un negocio”. Como puede observarse, la falta de iniciativas de lado y lado conduce a que uno de los interlocutores se convierta en un personaje en busca de autor.

Ahora bien, mientras los temas centrales de la política internacional siguen su camino en los escenarios reconocidos, apenas comienza a adquirir importancia la atención a lo local y a lo micro que con frecuencia terminan relegándose a los resquicios de la curiosidad o de la excepcionalidad. No obstante, si observamos con atención el entorno en que nos movemos, encontramos que somos actores dentro de una red que no hemos descifrado con propiedad pero que puede presentarnos una veta de oportunidades enormes. Por supuesto, se trata de nuevos terrenos sobre los cuales no están demarcadas las rutas que hasta ahora se vislumbran y que se podrían recorrer sobre las nuevas vías digitales que tan solo confluyen en una etapa de descubrimientos. Lo que sustenta mi apreciación es algo tan normal, algo que ya hace parte de nuestro diario vivir, que incluso puede resultar entendible el por qué se nos escapa. Concretamente me refiero a que vivimos en medio de una red, interconectados sutilmente, pero permeables a un entorno que no logramos visibilizar con detalle. A diferencia del viejo mapamundi, hoy tenemos que buscar la orientación en nuevos esquemas, que podrían representar los intereses políticos, económicos, sociales, medioambientales e ideológicos de un entorno interdependiente.

A medida que ampliamos las áreas de interés, comienzan a aparecer posibilidades originales y se van sumando nuevos actores: ciudades, provincias, individuos, instituciones, organizaciones no gubernamentales, etc. El mundo ha venido cambiando a pesar de nuestro descuido en observarlo. La pandemia, por fortuna, ha hecho visibles esas realidades y nos ha forzado a aceptar que las aguas del río en que nos bañamos no volverán. Tenemos que mirar desde el lado opuesto y hacernos las preguntas al revés. Necesitamos romper el sesgo de la pasividad y volvernos proactivos. Creo que el Centro del Japón de los Andes es un escenario propicio para crear y promover nuevos caminos. Y para proponer.

El Maestro Luis Vidales, en su libro Suenan timbres de 1926, se nos adelantó un siglo para prevenirnos de lo que llegaría:

SUPER-CIENCIA

Por medio de los microscopios los microbios observan a los sabios.

Bibliografía

1 

Cancillería de Colombia (2020). Memorias del Congreso 2019- 2020. Obtenido de https://www.cancilleria.gov.co/sites/default/files/FOTOS2020/memoriasal_congreso_2019-2020.pdf

2 

Ministry of Foreign Affairs of Japan (2020). Diplomatic Blue Book 2020. Obtenido de https://www.mofa.go.jp/files/100116875.pdf

Notes

[*] フェルナンド・バルボサ

政治家 旭日章

[1.] Colombia. El presidente Duque, quien asumió el cargo en agosto de 2018, está trabajando en la reintegración social mientras apunta a revisar parcialmente el acuerdo de paz en Colombia. Además, el 2019 marcó el 90 aniversario de la inmigración japonesa a Colombia. En octubre, se llevó a cabo un acto conmemorativo en la ciudad de Santiago de Cali, al que asistió la Viceministra Parlamentaria de Relaciones Exteriores Omi en representación del Gobierno de Japón. El canciller Trujillo visitó Japón en octubre para asistir a la Ceremonia de Entronización de Su Majestad el Emperador, y se realizó una reunión de cancilleres (Traducción del editor).