Introducción
Cuando hacemos camping, bajo la fina piel de nuestra tienda, escuchamos la lluvia y el viento. Es la forma de ser del mundo “natural”, que nos interesa recrear en nuestros proyectos.
(Potin y Lewis, 2000)
La obra de Duncan Lewis (Wallsend, Reino Unido, 1959) y Édouard François (Boulogne-Billancourt, Francia, 1958) ha estado vinculada a la naturaleza en su máxima expresión. La incorporación de naturalezas vivas como propios materiales de construcción les ha servido para construir un universo de experimentación material que sobrepasa los límites de la propia arquitectura, al incidir en temas paisajísticos e innovación constructiva —entre otros—, que sirven para revelar nuevos caminos respecto de la relación entre arquitectura, naturaleza y sociedad.
Esta dinámica la encontramos presente en la mayoría de sus obras —tanto en las primeras como en las actuales—, sin embargo, aprovecho esta ocasión para recuperar uno de sus primeros trabajos donde el “habitar la naturaleza” y la creación de nuevos vínculos con el lugar son el núcleo del proyecto: la propuesta de crecimiento rural con alojamientos temporales en el pequeño pueblo francés de Jupilles (figura 1).
Figura 1.
Alojamientos rurales en Jupilles (Francia), proyecto de Duncan Lewis y Édouard François, 1997. Vista exterior de uno de los volúmenes. Crédito de la fotografía: © Duncan Lewis. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles32.html

Esta obra se enmarca en una línea de investigación mayor en la que la materialidad, entendida como nexo de relación entre arquitectura y paisaje, está presente en dichos proyectos. Con el análisis y conocimiento en profundidad de este caso se busca lograr el objetivo principal de este artículo, que consiste en poner en valor estrategias de crecimiento urbano en las que el respeto por el entorno natural esté presente y se aborde desde el diseño arquitectónico.
En 1994, Duncan Lewis y Édouard François, que por aquel entonces trabajaban de forma conjunta en diversos proyectos, reciben el encargo por parte de la sae-Mas de France para desarrollar un proyecto de crecimiento urbano cuyo programa principal consistía en la rehabilitación de un edificio existente y la creación de diez alojamientos rurales con carácter vacacional, además del tratamiento de zonas comunes como la piscina, la zona de atención al público y el tratamiento paisajístico del solar donde se ubica el proyecto. Finalmente, la construcción de este termina en el año 1997 con un menor número de alojamientos, siete en total.
El entendimiento del proyecto parte de una primera comprensión del lugar. La lectura particular que llevan a cabo la pareja de arquitectos junto con Eric Ossart, paisajista colaborador, es clave y les sirve como primera estrategia proyectual para abordar el encargo.
Característico de su metodología es el uso de herramientas como la fotografía o el trabajo de campo (figura 2) con el que llevan a cabo el primer acercamiento al lugar. De forma simultánea trabajan a diferentes escalas, el collage les sirve como recurso donde plasmarlas. La suma de la información extraída, por un lado, a través de la fotografía área, que permite definir el contexto del proyecto, así como identificar cuáles son los elementos que lo constituyen; y, por otro lado, del trabajo de campo, supone un cambio en las relaciones de escalas convencionales con las que a priori busca relacionarse la arquitectura.
Figura 2.
Alojamientos rurales en Jupilles (Francia), Duncan Lewis fotografiando el paisaje del emplazamiento. Crédito de la fotografía: © Hans Lefevre. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles01.html

Frente a la idea de totalidad que proporciona la escala global procedente de la fotografía aérea, tenemos una idea de fragmentación que tiene que ver con la escala humana basada en las sensaciones que se experimentan al entrar en contacto con el lugar, al descubrirlo, ver de qué está formado y recolectar parte de los elementos que lo conforman y que derivarán en los propios materiales que finalmente construirán el proyecto.
The early phases of his relationship with a site involves a process of collecting - gathering evidence as to the fundamental nature of that site from mineral and foliage samples. Photography is also an important means of lifting and ordering information, and feeds directly into the cut, paste and, increasingly, the ‘morphing’ process of the computer-generated imagery. His collaboration with Potin initially formed around a common interest in the use of aerial photography. As Lewis explains, the aerial view not only reveals forms within the site that would be invisible to the eye at ground level, but it also explodes conventional relationships of scale. An analogous play is created between the totality and the fragment. (Wilson, 2001)
Por tanto, el resultado del proyecto responderá a lecturas contemporáneas de las realidades existentes en el lugar y a las cuales se pretende vincular el proyecto tanto formal como conceptualmente. La suma de estas genera un sistema que automáticamente se convierte en el motor con el que se arranca el proceso de creación arquitectónica.
La modernidad ha sacado al hombre de su cultura ambiental. Es por tanto necesario, que sobre todo por medio de la arquitectura, se vuelva a establecer una relación entre el hombre y su contexto. Este lazo es una manera de pensar, un estado de la mente. (Potin y Lewis, 2000)
A causa de su localización, el proyecto se presta a poder pertenecer a dos mundos, dos realidades. El carácter de límite entre el bosque de Bercé y el pueblo de Jupilles le otorga la posibilidad de actuar como transición entre ambos. Lewis y François no rechazan la pertenencia a uno a favor de otro, sino que aprovechan esta oportunidad para desarrollar un proyecto en el que ambos mundos están presentes, con lo cual queda de manifiesto cómo es posible proponer crecimientos urbanos en medios rurales que ofrecen un respeto por el paisaje en el que se insertan sin renunciar al crecimiento necesario.
Realidad 1: el bosque de Bercé
La potente presencia del bosque de Bercé (figura 3), identificada en la imagen por esa gran extensión verde continua, que delimita la zona norte del emplazamiento, aparece como una de las primeras realidades a las que debe hacer frente el proyecto. Elegir darle la espalda resulta una opción no válida en un planteamiento que buscará un diálogo con las realidades existentes, tanto visibles como ocultas, que pueda ofrecer dicho lugar.
Figura 3.
Carte de L’état-Major (1820-1866). Fuente: https://www.geoportail.gouv.fr/donnees/carte-de-letat-major-1820-1866

El bosque de 5400 hectáreas de extensión, catalogado con la distinción Forêt d’Exception® en el año 2017 y que se extiende entre cinco municipios franceses, entre ellos Jupilles, les sirve como motor cultural, económico y social.
Tradicionalmente, la madera de gran calidad avalada por su fama internacional procedente de los robles que forman el bosque servía como fuente de abastecimiento para la marina y como recurso de exportación internacional. Además, el gran interés medioambiental y paisajístico suscitó el interés turístico de la zona haciendo que se empezasen a plantear programas culturales y turísticos, como un centro de interpretación del propio bosque, alojamientos rurales y una gran oferta de planes de ocio, en los que adentrarse en el bosque a través de caminos para llevar a cabo una inmersión en plena naturaleza es la actividad realizada con mayor tendencia por los visitantes.
Avanzando hacia el interior del bosque, observamos cómo nuestro campo visual está formado únicamente por troncos de grandes dimensiones, la gran altura de más de 30 metros de los ejemplares de roble que mayoritariamente lo conforman hace que, a nuestra cota de visón, sea una secuencia rítmica de troncos con otros follajes de fondo.
Este hecho será utilizado por Lewis y Édouard en el proyecto, pero no será el único. La fenomenología experimentada por ellos a la hora de descubrir el bosque les revela claves que posteriormente trasladan al proyecto: la secuencia rítmica de los troncos y cómo se convierten en elementos definitorios de límite y recinto; la densidad del follaje como filtro visual; los claros en el bosque que introducen luz y permiten redescubrir la mirada al cielo… Una serie de experiencias provocadas por la naturaleza que motivaron su incorporación en el proyecto.
Atendiendo a la totalidad del proyecto, a la escala global con la que trabajan gracias a la fotografía aérea, las intenciones iniciales de este son claras. Los futuros alojamientos rurales se proponen como una serie de volúmenes, construidos con el propio bosque, que se trasladan y se disponen en la nueva ubicación a los que se dota de la función de habitar. El collage (figura 4) con el que manifiestan estas intenciones evidencia lo comentado anteriormente.
Figura 4.
Plano de situación, por Édouard François y Duncan Lewis, 1994-1996. Crédito de la fotografía: © Duncan Lewis. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles03.html

Realidad 2: el pueblo de Jupilles
La cotidianidad que caracteriza a la comuna francesa de Jupilles, que apenas llega a una población de 600 habitantes, hace que de primeras resulte menos atractiva que el bosque con el que linda, pero es en el análisis de esta donde se encuentran oportunidades que se convierten en claves proyectuales.
A medida que dejamos el corazón del pueblo y nos alejamos por las diferentes carreteras secundarias que atraviesan el núcleo urbano, se muestra ante nosotros un paisaje natural bastante antropizado. Extensiones de cultivos alternados con viviendas rurales se van sucediendo a ambos lados de la carretera. La tipología de vivienda aislada es la que domina el modelo de crecimiento urbano de Jupilles, y la definición de los límites de la propiedad es una constante a la que se recurre para su construcción al uso de un mismo elemento: la vegetación.
La presencia de los setos parcelarios, en su mayoría thujas, forman el paisaje que descubrimos una vez que vamos dejando el centro de Jupilles atrás. Un alzado vegetal variable en altura y frondosidad que define los límites y la privacidad de las viviendas que se asoman detrás de él (figuras 5 y 6).
Figura 5.
Fachada de vivienda en el pueblo, 30 Rue du Mai 1945, Jupilles (Francia). Crédito de la fotografía: © 2022 Google. Fuente: Google Maps, Street View. https://goo.gl/maps/wqgyPXZWBe4jNjHx8

Figura 6.
Fachadas a carretera, 20 La Petite Garenne, Jupilles (Francia). Crédito de la fotografía: © 2022 Google. Fuente: Google Maps, Street View. https://goo.gl/maps/D78uhfGyDSLmwYqdA

No es la primera vez en la que la vegetación se emplea para definir límites, privacidad o, como ocurre en la prefectura de Shimane, al oeste de Japón, para protegerse en invierno de los vientos y tormentas de nieve, con pinos de más de 15 metros de altura (Rudofsky, 2003) (figura 7). Esta referencia la usan los propios arquitectos como motor proyectual y forma parte del imaginario que da pie al proyecto.
Figura 7.
Muros vegetales en Shimane (Japón). Crédito de la fotografía: © Higushi Susumu. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles02.html

Este hecho existente será reinterpretado por Duncan Lewis y Édouard François en su proyecto, en la medida en que trasladan la idea del uso de la vegetación para definir cuestiones de privacidad y de límite, con una nueva visión, y enseñan las múltiples opciones que tiene este elemento corriente (Potin y Lewis, 2000), con lo cual, en cierto modo, huyen de la subdivisión parcelaria clásica de vivienda aislada.
Suma de realidades: el proyecto
Las sinergias entre ambas realidades, tras el posterior conocimiento, análisis y tratamiento de la información del lugar, inducen a trabajar con elementos tanto físicos como conceptuales que se extraen de ambas para incorporarlos en el proyecto, lo que refuerza la idea de conexión. Pero, desde luego, no se trata de una asociación y traslado directo, sino de un punto de partida para una posterior reinterpretación que los enriquezca y ofrezca nuevas posibilidades.
La intención global del proyecto surge como una alternativa interesante a la expansión del paisaje natural (Lewis y François, 1999). Frente a la tipología de vivienda aislada presente en todo el pueblo y que hubiese sido la opción inmediata, la fascinación por el medio natural ejerce una postura que permite proponer el proyecto como una extensión del bosque, gracias a lo cual esa tipología convencional muta en un espacio de habitar mucho más interesante, en el que, además, se podrán detectar reminiscencias de dicha tipología. La reinterpretación del seto como elemento vegetal delimitador existente en el pueblo se convierte en una estrategia para, no solo delimitar, sino también construir los nuevos alojamientos rurales (figura 8).
Figura 8.
Alojamientos rurales en Jupilles (Francia), proyecto de Duncan Lewis y Édouard François, 1997. Vista exterior de uno de los alojamientos. Crédito de la fotografía: © Mario Ciampi. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles21.html

El emplazamiento del proyecto consiste en una parcela de gran tamaño que disponía de una única edificación, la cual se decide mantener proponiendo una rehabilitación integral de la pieza y donde ubican los usos públicos de los alojamientos, como la recepción, zona de atención al cliente y acceso directo desde la zona de aparcamientos, que queda relegada a la margen izquierda, ocultados por el propio edificio.
Además, el edificio les sirve a Duncan Lewis y Édouard François como pieza de medida, ya que la convierten en el elemento de medida del solar, y los volúmenes donde se ubican los alojamientos coincidirán en proporciones. Inicialmente se proponen unos seis volúmenes con dos alojamientos en su interior, aunque finalmente se construirán tres piezas dobles y una con un solo alojamiento (figura 9).
Figura 9.
Planta propuesta, por Édouard François y Duncan Lewis, 1994-1996. Crédito de la fotografía: © Duncan Lewis. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles04.html

La forma y disposición contribuyen a que exista una diferencia con el fondo que construye el bosque. El camuflaje no es la finalidad de la intervención. La artificialidad y las proporciones rectangulares de los volúmenes permiten lograr esa finalidad (figura 10), sin embargo, eso no desacredita su voluntad de establecer conexiones con el ámbito donde se ubica el proyecto.
Figura 10.
Alojamientos rurales en Jupilles (Francia), proyecto de los arquitectos Duncan Lewis y Édouard François, 1994-1996. Collages alzados, propuesta junto con el bosque de Bercé al fondo. Crédito de la fotografía: © Lewis. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles06.html

Las viviendas constituyen una serie de volúmenes vegetales construidos con el propio paisaje. Cada volumen formado por dos viviendas simétricas consta de un espacio interior al que se le añade una gran habitación exterior (figura 11).
Figura 11.
Maqueta del proyecto, por Édouard François y Duncan Lewis, 1994-1996. Crédito de la fotografía: © Duncan Lewis. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles09.html

La materialidad con la que se construyen las fachadas de los volúmenes parte de la idea previamente identificada en el pueblo de las thujas como elemento delimitador. Aquí Lewis y Édouard van un paso más allá: la naturaleza no solo sirve para delimitar propiedades, sino que construye habitaciones. Del seto se quedan con el concepto de elemento delimitador, en este caso la thujas no es la única especie que utilizan como material de construcción.
Alternan árboles de hoja perenne, como es la thuja o el cedro, frente a árboles de hoja caduca, como los cerezos, los arces y las acacias, que brindan un componente temporal que hace que el proyecto se transforme con el paso de los días, de las estaciones, a la vez que aportan luz en invierno y sombra en verano, comportándose como lo que es, una naturaleza que está habitada, pero sigue siendo naturaleza (figura 12).
Figura 12.
Fachadas invierno y verano para el análisis de sus variaciones, por Édouard François y Duncan Lewis, 1994-1996. Crédito de la fotografía: © Duncan Lewis. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles08.html

En el corazón de estos volúmenes se ubica el cuerpo interior de los alojamientos. Este cuerpo dispone de dos plantas, la baja, donde encontramos usos más diurnos —como el salón, el comedor y la cocina—, muy vinculados con el exterior de forma visual y en conexión con la habitación exterior; y, en la planta superior, las habitaciones (figura 13).
Figura 13.
Planimetría, por Édouard François y Duncan Lewis, 1994-1996. Crédito de la imagen: © Duncan Lewis. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. http://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles11.html y http://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles12.html

El espacio de la planta baja está conectado con una de las áreas principales de la vivienda, a la que se dota de una gran superficie dándole un gran protagonismo, una zona supeditada a la propia naturaleza que define sus seis caras, la gran habitación exterior (figura 14) que sirve como espacio complementario al cuerpo interior. La analogía con el bosque recuerda a los claros que se encuentran en él, lo cual da lugar a espacios más luminosos donde poder ver el cielo, una habitación exterior de ese exterior.
Figura 14.
Alojamientos rurales en Jupilles (Francia), proyecto de Duncan Lewis y Édouard François, 1997. Habitación exterior. Crédito de la fotografía: © Mario Ciampi. Fuente: Estudio de Duncan Lewis. https://www.duncan-lewis.com/PROJETS/26.JUPILLES/jupilles28.html

Este cuerpo interior se formaliza entendiéndolo como si de otro árbol más que construye el volumen global se tratase. La planta baja, análoga a los troncos de los árboles, permite ver y descubrir lo que ocurre tanto en el interior como en el exterior, de la misma forma que ocurre en el bosque de Bercé, donde los ritmos irregulares de los troncos de los árboles nos van descubriendo el paisaje. La planta superior, concebida como la copa del árbol, un espacio mucho más privado, con un follaje más denso, en el que los claros responden a huecos intencionados por donde poder asomarse y mirar tanto en la vertical como en el techo con el uso de claraboyas, de nuevo recurre a la analogía de los claros entre las copas de los árboles.
Los proyectos juegan sobre la oscilación entre lo natural y lo construido, por un intercambio permanente de materia y de formas, lo uno no quedará nunca por encima del otro. No se puede hablar, por tanto, ni de una instrumentalización de la naturaleza o del paisaje, ni de una instrumentalización de la naturaleza por parte de la arquitectura. Los proyectos intentan establecer un diálogo entre los fenómenos de naturalización (la naturaleza y su sentido biológico, repetitivo, cíclico) y los procesos de separación de esta naturalización. (Potin y Lewis, 2000)
Esta presencia del medio natural se aplica y es con la que se concibe en el proceso constructivo del proyecto. La forma en la que son tratados los acabados del cuerpo interior propone un juego de dualidades donde la naturaleza sigue estando muy presente.
La disolución de los límites interior-exterior no se busca en cuestiones programáticas, sino más bien en formas de experimentación de la naturaleza. Interiores que se presten a exteriores, y viceversa, es la manera con la que se aborda la disolución del límite, lograda en gran parte por entender que todo el proyecto tiene que estar construido con el mismo material, la naturaleza, y esta no quedar simplemente relegada al exterior. No consiste en una “piel” con la que revestir el edificio, ni siquiera una operación de camuflaje.
El cuerpo interior construido a base de hormigón usa tablillas de madera en su encofrado con la finalidad de obtener texturas que de nuevo sirvan para asociarse con la naturaleza, así como también el uso directo de madera como revestimiento en las paredes, aprovechando su similitud con el tronco del árbol. En otros espacios, serigrafías de troncos se alternan con las sombras reales arrojadas por los árboles exteriores generando un ambiente embaucador por la naturaleza. Se trata de un camino de ida y vuelta entre lo natural y el artificio, donde claramente el medio natural es el que rige el proyecto.
En este proyecto, vemos cómo la arquitectura hace de la naturaleza lugar y habitación. Habitaciones interiores que son a su vez exteriores, interiores resguardados que alternan en exteriores, una variabilidad de espacios que sumergen de lleno al individuo en plena naturaleza, sirviendo además como herramienta para conocerla, para experimentarla y, sobre todo, para volver a sentirla como propia. Se muestra una gran capacidad de diálogo con el paisaje natural existente, en el que tanto la forma como la materia construyen un proyecto que potencia los valores naturales del emplazamiento.
A través de este recorrido por el proyecto de Duncan Lewis y Édouard François, se constata que es posible afrontar crecimientos urbanos basados en nuevas demandas de la población en los que estos no supongan un decremento de un paisaje natural existente tan potente, sino que se conviertan en toda una enriquecedora experiencia tanto arquitectónica como paisajística.