Kamanis: guardianes espirituales, criadores y protectores de la producción agrícola en el territorio aimara de Peñas, Bolivia*

Weimar Giovanni Iño Daza**

Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia)

Naturaleza y Sociedad. Desafíos Medioambientales • número 6 • mayo-agosto 2023 • pp. 83-114

https://doi.org/10.53010/nys6.03

Recibido: 3 de mayo de 2023 | Aceptado: 28 de julio de 2023

Resumen. Este estudio se sitúa en Peñas, territorio aimara ubicado en el departamento de La Paz, Bolivia. Su objetivo es describir y explicar el cargo que desempeñan allí los kamanis, en su componente político-ritual. Se destaca que cumplen funciones administrativas, como el cuidado del cultivo y el empleo de saberes climáticos y agrícolas, así como religiosas espirituales, pues establecen una relación con la naturaleza y las deidades para el cuidado y la crianza de los cultivos. Para el estudio, de tipo cualitativo, se recurrió a la investigación participativa revalorizadora; se llevó a cabo una revisión y un análisis bibliográfico sobre la cosmovisión andina y las autoridades originarias en los aimaras; y se realizaron entrevistas individuales, visitas y estancias de residencia de trabajo de campo para el registro de prácticas rituales de producción y saberes agroclimáticos. Uno de los aportes del artículo es la visibilización de los espacios donde se interactúa y de los relacionamientos ecosistémicos entre los seres humanos y la naturaleza, así como la comprensión de las expresiones y creencias religiosas y espirituales involucradas en la relacionalidad del kamani con la naturaleza, en el que despliega el saber hacer, criar, cuidar y convivir desde el respeto, pedir permiso, la comprensión y el cariño.

Palabras clave: cargo de kamani, cosmopraxis, práctica de rituales, relacionalidad ser humano-naturaleza, saberes agroclimáticos, territorio aimara

Kamanis: Spiritual Guardians, Cultivators, and Protectors of Agricultural Production in the Aymara Territory of Peñas, Bolivia

Abstract. This study is located in Peñas, an Aymara territory in the department of La Paz, Bolivia, aiming to describe and explain the role played there by kamanis, in their political-ritual component. It highlights that they fulfill administrative functions, such as crop care and the use of climatic, agricultural, and spiritual-religious knowledge, given that they establish a relationship with nature and deities for the care and cultivation of crops. In this qualitative study, participatory revalorizing research was used. A bibliographic review and analysis were also performed on the Andean cosmovision and the original authorities of the Aymara, as well as individual interviews, visits, and fieldwork residence stay to record production ritual practices and agroclimatic knowledge. One of the main contributions of the article is giving visibility to spaces where they interact and to ecosystemic relationships between human beings and nature. It also helps better understand the religious and spiritual expressions and beliefs involved in the kamani’s relationship with nature, in which they deploy their knowledge of doing, cultivating, caring, and coexisting based on respect, asking for permission, comprehension, and affection.

Keywords: agroclimatic knowledge, Aymara territory, cosmopraxis, human-nature relationality, kamani position, ritual practice

Kamanis: guardiões espirituais, criadores e protetores da produção agrícola no território aimará de Peñas, Bolívia

Resumo. Este estudo está localizado em Peñas, um território aimará em La Paz, Bolívia. O objetivo é descrever e explicar o papel que desempenham nele os kamanis, em seu componente político-ritual. Destaca-se que cumprem funções administrativas, como o cuidado do cultivo e a utilização de saberes sobre o clima e agrícolas, bem como religiosas espirituais, pois estabelecem uma relação com a natureza e as divindades para o cuidado e a nutrição do cultivo. Para esse estudo qualitativo, foi utilizada a pesquisa de revalorização participativa; foram realizadas uma revisão e uma análise bibliográfica sobre a cosmovisão andina e as autoridades originais dos aimarás; além disso, foram realizadas entrevistas individuais, visitas e estadias em residências de campo para registrar as práticas de produção ritual e o conhecimento agroclimático. Uma das contribuições do artigo é a visibilidade dos espaços em que interagem e as relações ecossistêmicas entre os seres humanos e a natureza, bem como a compreensão das expressões e crenças religiosas e espirituais envolvidas na relação dos kamanis com a natureza, na qual empregam seu saber-fazer, criar, cuidar e conviver com base no respeito, no pedido de permissão, na compreensão e no afeto.

Palavras-chave: conhecimento agroclimático, cosmopraxis, posição kamani, prática ritual, relação homem-natureza, território aimará


Introducción

Este artículo aborda el cargo de kamana o kamani como parte del sistema de autoridades de las comunidades aimaras. De acuerdo con Choque (2012), el rol de las autoridades originarias tiene una continuidad histórica. Como sucede con el cargo de los kamanas, tiene pervivencia desde tiempos prehispánicos y fue registrado en el periodo colonial, Bertonio (1612/1879) explica que kamana significa tener un oficio; según Szabó (2008), es el encargado de alguna actividad en la zona andina, como el quellca camana (escribiente) o el anatacamana (jugador), además, para el periodo colonial, el cargo se desempeñaría por un tiempo definido.

Este cargo ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo en cuanto a su denominación, en varias regiones del altiplano boliviano aparece como yapukamani o yapu uywa y fuera de la estructura de las autoridades originarias. La Reforma Agraria de 1953 introdujo la figura del campesino y el sindicato como forma de organización política en las comunidades rurales, en las que el kamana está dentro de la estructura sindical como secretario de agricultura, vocal, agente o alcalde de campo. Bazurco Osorio (2012) registra que en algunas comunidades aimaras el secretario de agricultura tiene la obligación de cuidar la siembra, velar porque no haya robos y que el ganado no se coma los cultivos. Además, proteger a la comunidad de granizadas y heladas, para lo cual hace uso de prácticas rituales como waxt’a (ofrenda que se da a la Pachamama y a los dioses sagrados). Por esta razón, debe estar todos los días en las zonas de cultivo.

A pesar de los cambios en las denominaciones, el cargo de kamana sigue vigente en el sistema de autoridades de las comunidades aimaras, por el cual debe pasar y asumir con responsabilidad cada comunaria(o) bajo el principio y la lógica dual chacha-warmi (hombre-mujer): obligatoriedad, rotación y servicio a la comunidad. Así lo dejan en evidencia las investigaciones de Acarapi Huanca (2016), Patzi (2017) e Iño Daza (2018 y 2019). En el caso de estudio del distrito municipal de Peñas, de acuerdo con las narrativas de comunarias(os) aparece como kamani.

El propósito del artículo es describir y explicar el cargo del kamani en Peñas, particularmente su componente político-ritual, que cumple funciones administrativas como el cuidado del cultivo, el empleo de saberes climáticos y agrícolas; y religiosas-espirituales como establecer una relación con la naturaleza y las deidades para el cuidado y la crianza de los cultivos, lo que se observa en Peñas. Esta mirada se da desde lo cualitativo y en diálogo con el método de investigación participativa revalorizadora (IPR), destinado a retomar las sabidurías de las naciones indígenas originarias campesinas desde la conversación de saberes-haceres que busca la aceptación de la pluralidad de conocimientos. Así, estos no solamente se respetan, sino que se consideran conocimientos que contribuyen a comprender la realidad, por ejemplo, los saberes ancestrales y conocimientos locales que se encuentran en la vida cotidiana, la ciencia, las tecnologías locales, las formas de organización local, la gestión del territorio, entre otros. Considerando que en el caso del kamani su presencia y práctica se van diluyendo en varias comunidades aimaras, se requiere la revalorización y reivindicación de la cosmopraxis y de la ontología como formas de deconstrucción de la racionalidad moderna, y como alternativa a la crisis climática y ambiental. Según Leff (2011), la reivindicación de los saberes locales y la propuesta de un diálogo de saberes emergen de la crisis ambiental entendida como una crisis civilizatoria de la racionalidad moderna.

Se recurrió a las técnicas de revisión y análisis bibliográfico sobre la cosmopraxis andina y las autoridades originarias aimaras. Con la observación se registraron varios sucesos vinculados a los rituales de producción agrícola que se desarrollaron en las estancias de residencia durante el trabajo de campo, efectuadas de marzo a junio del 2019 y en las visitas realizadas en septiembre y octubre del mismo año; para ello se empleó el diario y las notas de campo que dieron la posibilidad de comprender y aprehender la relacionalidad y las correspondencias entre los seres humanos y otros seres vivos, con la Madre Tierra y con los ajayus (almas) de las deidades.

Se realizaron once entrevistas individuales: nueve entre abril, mayo y junio, durante las estancias de trabajo de campo, y dos en septiembre, en las visitas realizadas para la validación de las narrativas. Los criterios de selección consistieron en que los entrevistados fueran adultos y personas de la tercera edad que hubieran pasado por el cargo de kamanis; que conocieran este cargo, así como los saberes agroclimáticos y los rituales que se realizan en Peñas; al igual que disponibilidad y predisposición de tiempo para las entrevistas individuales. Los criterios de exclusión se basaron en jóvenes que no desempeñaron el cargo de kamanis, comunarias(os) que no tienen la experiencia y vivencia de haber asumido la responsabilidad como kamanis. Los informantes claves fueron personas que en el pasado se desempeñaron como kamanis y adultos mayores aimaras que profesan la creencia católica y evangélica, con quienes se dialogó sobre el sentido y el significado del cargo, las formas de nombramiento, los cambios que se dieron, los saberes que emplean para el cuidado y la crianza de los cultivos y la importancia para las comunidades. Las entrevistas, ya transcritas, fueron entregadas a los informantes claves para su revisión y expresión del consentimiento informado y la preservación de anonimato en la presentación de resultados, para ello se ha empleado la categoría de comunaria(o), que hace referencia a la pertenencia a las comunidades aimaras de Peñas, así como a la pareja de exkamanis que hace alusión a hombre y mujer, considerando que ellas y ellos se asumen como aimaras originarios y campesinos.

El artículo inicia con la descripción del distrito municipal de Peñas en cuanto a su historia, vocaciones productivas, la tenencia y propiedad de la tierra y la estructura de autoridades. Más adelante, se desarrolla la cosmopraxis del respeto y cariño en la crianza de los cultivos, que se expresa en los pedidos de licencia a la Madre Tierra y a los ajayus tutelares y protectores: achachilas (espíritus encarnados en las montañas), w’akas (dios tutelar masculino del lugar, que mora en piedras antropomorfas) y chullpas (monumento funerario donde habitan espíritus) como parte de la relacionalidad recíproca entre el ser humano y la naturaleza, y que permiten comprender la ubicación y el sentido del cargo de kamanis en Peñas. Para esto se describen y se explican las representaciones y responsabilidades que asumen como criadores y cuidadores de la producción agrícola, las actividades que realizan y los saberes que despliegan para la protección de los cultivos que se producen en Peñas. Al ser un estudio cualitativo no se ofrecen propiamente conclusiones, sino algunas consideraciones finales.

Características del contexto de estudio

Peñas pertenece al municipio de Batallas de la provincia Los Andes, del departamento de La Paz, ubicado en el altiplano norte lacustre a 3 880 m s. n. m. Se tienen registros arqueológicos que muestran asentamientos del periodo Formativo de Tiwanaku y de señoríos aimaras. En Peñas existían asentamientos de Pacajes Temprano y Pacajes-Inka (Taboada et al., 2013). A partir de las artes rupestres es posible comprender que era una región dedicada a la crianza de camélidos, por lo que su economía estaba basada en lo pastoril.

En el periodo Colonial, tras la conquista, se pusieron en marcha instituciones como el repartimiento, la encomienda y el tributo, que fueron aplicadas desde los primeros años de conquista y se extendieron por varios siglos. Con las reformas toledanas se promovió su aplicación de forma final y legal. Asimismo, se produjo la reorientación del servicio de la mit’a1 y la aplicación de reducciones. Peñas fue incorporado al pueblo de Huarina. Fue uno de los diez repartimientos de los Pacajes de Umasuyo, ubicados en el corregimiento de Omasuyos, junto a los pueblos de Achacachi, Pucarani, Laja y los pueblos del valle dependientes de los pacajes (Soux, 2013). Para Taboada et al. (2013), el ordenamiento territorial y jurisdiccional de Huarina tiene su base en tres procesos: fue inicialmente encomienda, luego se produjo la reducción de varios grupos al pueblo de Huarina y, finalmente, al crearse la doctrina, esta abarcó el territorio del pueblo más sus anexos, entre los que se hallaba Peñas como parte de la parcialidad de Anansaya (los de abajo).

Para Soux (2013), la población aprovechó el hecho “milagroso” de la aparición de la Virgen y estableció una alianza con las autoridades eclesiásticas para lograr la construcción inicial de una capilla y, más adelante, de un Santuario, logrando, de esta manera, una autonomía con relación a la cabecera de Huarina. Se cuenta que durante el periodo Temprano Colonial un indio mitayo no quiso cumplir con el servicio obligatorio de m’ita en Potosí, por lo que trató de ahorcarse en un alero, situación que la Virgen impidió cuando apareció, por ello, se construyó una pequeña capilla en su honor. La Virgen no quería descender del lugar en el que habitaba, pero la convencieron de hacerlo; en la pared rocosa existen hundimientos que los pobladores asocian con las pisadas o pasos de la Virgen. El templo Nuestra Señora de la Natividad data de 1560 y fue remodelado en 1611 para albergar a la Virgen de la Natividad o Nuestra Señora de Peñas. Su festividad se celebra cada 8 de septiembre, por lo que el sitio de Monte Calvario se constituye en un lugar ritual de mucha importancia en la región.

Otro hecho histórico es el levantamiento indígena de Tupac Katari (Julián Apaza). A fines del siglo XVIII, Peñas pertenecía a la región controlada por los rebeldes. Según los pobladores katari se refugiaba en la cueva Kunkutiji (escondite de Tupak Katari). Sin embargo, su cacique finalmente colaboró con los españoles permitiendo la captura y la ejecución de Katari, en cuyo honor se halla un monumento en la plaza del pueblo. Según las(os) comunarias(os) el interrogatorio y la sentencia se llevaron a cabo en la “casa de la sentencia” ubicada en una de las esquinas de la plaza.

En el periodo Republicano, con la independencia y la creación de la República de Bolivia, Peñas fue anexado a la provincia Omasuyos en 1863, la cual se dividió en dos secciones, Huarina paso a ser la segunda sección con su capital Pucarani, Llocolloco, Aygachi, Laja y Peñas. Su creación como cantón se dio mediante el Decreto Supremo del 7 de noviembre de 1863, en el gobierno de José María Achá. A pesar de ser cantón, el pongueaje seguía vigente, en donde los habitantes originarios debían servir en las haciendas cercanas.

En las primeras décadas del siglo XX la aplicación de leyes y decretos de exvinculación de finales del siglo XIX continuó. En Peñas se tenían defensas del territorio mediante juicios por parte de los caciques y jilaqatas apoderados. Desde la organización territorial, en 1900, pasó a ser parte de la provincia Los Andes. En el nacionalismo de 1952, según Condori (2017) en 1953, los pongos y los esclavos fueron liberados, entonces se comenzó a destruir las haciendas, porque existía el temor de que los patrones volvieran a tomar posesión. En 1960 llegó la evangelización y con ella se edificaron iglesias para la profesión de este culto. En este contexto, la estructura de las autoridades sindicales cobró más vigencia como una forma de representación de los habitantes originarios de Peñas. Después de varias décadas, a raíz de la creación del municipio de Batallas, mediante Decreto Supremo 09398 del 17 de septiembre de 1970, en el gobierno del general Alfredo Ovando, Peñas será uno de sus cantones. Más adelante, se tiene la declaración de su templo colonial como monumento nacional mediante la Ley 773 del 31 de enero de 1986. En la actualidad, la Casa de la Sentencia de Tupac Katari ha sido restaurada y se constituyó como museo en el 2018.

Hoy en día se ubica en la Zona Media del municipio de Batallas y está integrada por el centro urbano Peñas y cuatro comunidades campesinas: Pajacha Peñas, Huancuyo, Challapata y Sojata. Peñas tiene una superficie de 3 442 hectáreas, de las cuales se distribuyen en la producción agrícola anual semiintensiva de cultivos introducidos y nativos, por ejemplo, papa, haba, cebada en grano, trigo, oca, tarwi, quinua y hortalizas como la cebolla y la zanahoria. En lo pecuario se tienen a la intensiva con especies nativas (camélidos) e introducidas (vacunos, ovinos), en el caso del ganado vacuno se tienen 7 545 cabezas, se comercializa la leche y se generan derivados lácteos como el queso. Cuenta con un patrimonio cultural, natural y arqueológico, por ejemplo, las pinturas rupestres, una iglesia y calvario colonial, la cueva Kuntutiji, la Casa de la Sentencia de Tupac Katari, así como el nevado Chachacomani.

Figura 1. Ubicación geográfica de Peñas, municipio de Batallas. Fuente: elaboración propia a partir de © Google Maps 2023 y Gobierno Municipal de Batallas (GMB, 2001 y 2006).

La tenencia y propiedad de la tierra en Batallas desde la Reforma Agraria de 1953 y las políticas agrarias fue por la modalidad de proindiviso. Según el Gobierno Municipal de Batallas (GMB, 2006), aproximadamente un 70 % de la población tiene títulos de propiedad familiar bajo la modalidad proindiviso. La propiedad es familiar que se transfiere de forma patrilineal y generacional, es decir, se asienta en la sucesión hereditaria, por lo que se genera una parcelación del territorio. “La propiedad de los terrenos, al ser en su mayor parte familiar, es heredada de padres a hijos” (GMB, 2001, p. 99).

En la estructura de autoridades cuenta con institucionales, cívicas y sindicales. En las institucionales son el Gobierno Autónomo Municipal de Batallas; en las cívicas están la Junta Vecinal de Peñas que también es una Organización Territorial de Base (OTB). En las sindicales también se tiene la presencia de OTB que son definidas como comunidades campesinas. Peñas, con las comunidades de campesinas de Pajcha Peñas, Huancuyo, Challapata y Sojata, conforman una subcentral que se integra a nivel provincial con la Central Agraria Huancuyo; el máximo cargo es el secretario general, luego están en orden descendente las otras secretarias: de relaciones, de actas, de justicia, de hacienda y los vocales. Son electos cada año y posesionados en el mes de enero, bajo los principios de rotación/turno, obligatoriedad. Asimismo, se tiene la presencia de una autoridad originaria de larga duración: el cargo de kamani.

Las(os) comunarias(os) se asumen como aimaras originarios campesinos que recurren a su propia ontología y espiritualidad que establece diálogos con la creencia católica y evangélica, es decir, se tiene la presencia de lo interreligioso que ha permitido la pervivencia de la praxis ritual agrícola, aunque con algunas modificaciones en la creencia indígena mediante sustituciones de símbolos y espacios sagrados que provienen desde los procesos de colonización española, por ejemplo, la asociación de la tierra con la Virgen o Madre; con el proceso de expansión del credo evangélico y protestante ha generado una reconfiguración en los dogmas espirituales de las familias aimaras de Peñas que ha permeado el cargo de los kamanis con la pérdida de prácticas rituales indígenas de reciprocidad, relacionalidad y los agradecimientos con ofrendas y pago a la tierra o a los ajayus de achachilas, apus (dioses/sabios y antepasados moradores de las cumbres más elevados) a quienes se cultuaba con anterioridad, por lo que se tiene la sustitución de las deidades andinas por la creencia en un dios, vírgenes y santos como protectores a los cuales se les ruega mediante oraciones y ayunos.

Criar la vida, el respeto y el cariño en Peñas: pedir licencia a la tierra y protección de los ajayus de achachilas, w’akas y chullpas

Entre los aimaras, de acuerdo con su cosmovisión, todo tiene vida, por lo que existe una interrelación entre los seres humanos y la naturaleza, los animales, las plantas, el espacio, el entorno geográfico (ríos, cerros, piedras, montañas, etc.). Van den Berg (1990) menciona que esto incluye tres “sociedades”: humana, extrahumana y naturaleza. Según Kessel y Condori (1992), para los aimaras el mundo es divino, es vida y fuente de vida. Los elementos de la naturaleza, sea animal, árbol, piedra, ríos o cerros, casas o chacras, todos tienen su lado interior, su vida secreta, su propia personalidad, capaz de comunicarse con el humano a condición de que sepa abrirse a ellos y tratarles con sensibilidad.

Los aimaras se relacionan con los elementos de su medio ecológico, entablan un diálogo con ellos. El territorio es un sujeto cuyos entes vivos interactúan con la sociedad humana formando una ecología política, espiritual, productiva-reproductiva y cultural (Huanca Coila, 2018). Los trata como seres vivos, casi personales. Para Van Kessel (2003) el medio natural, sus recursos naturales, las aguas de riego, los cultivos, los medios de producción, todo ello merece un trato respetuoso, por cuanto son seres vivos, desde la Madre Tierra, los cerros y el clima, los llamados “recursos naturales”.

En el ciclo agrícola andino se divide el año en un periodo de lluvia (jallupacha); su comienzo ritual coincide con la fiesta de Todos Santos (2 de noviembre) y se prolonga hasta la celebración de Anata (carnaval); la otra es el tiempo de helada/frío (juipipacha) se cosecha la papa y se transforma en chuño (papa deshidratada), seco (awtipacha) se divide en jach’a awti (tiempo grande de sequía) que es por Corpus Christi y dura hasta dos meses más; y en jiska awti (tiempo corto de sequía), que es en septiembre y octubre cuando comienza la siembra. “Cada estación es asociada con diferentes instrumentos de música, ritmos y danzas” (Stobart, 1994, p. 37). Layme Pairumani (1996) menciona que el tiempo frío-seco representa al hombre, y el tiempo cálido-húmedo a la mujer. El primero es improductivo, significa violencia: el qinaqina y su chicote (látigo de cuero trenzado); y el segundo es productivo, es amor y belleza, en este tiempo no hay violencia, ninguna de sus danzas usa chicote o garrote alguno, se podrá colocar, pero no se utiliza.

Las prácticas de rituales son una cognición social de significados de ser y estar en el mundo, donde el sujeto es productor de sentidos, de discursos, de prácticas socioculturales y de reproducción de esquemas mentales y de símbolos en un determinado contexto y praxis ritual que articula lo biocultural y las prácticas sociales. Según De Munter y Bustos (2022), en la ritualidad, como una dimensión crucial de las prácticas ecológico-sociales mediante las cuales los humanos atienden y prestan atención, se cuidan los procesos relacionales que conforman el corazón mismo de la vida en esta tierra. Inquilla Mamani y Apaza Ticona (2021) indican que las fiestas rituales forman parte de la conversación con la naturaleza y se expresan espiritualmente con alegría, reciprocidad, respeto, como expresión de cariño y crianza mutua. Participa tanto la comunidad humana como las de la naturaleza: todos juntos comparten esta fiesta de ceremonia ritual y se realiza únicamente en fechas agrofestivas.

Las fiestas y los rituales están interrelacionados desde la siembra hasta la cosecha, por lo que existe una simbiosis entre el ciclo agrícola con el ritual y climatológico. Como sugieren Del Carpio y Miranda Luizaga (2008), el ciclo ritual anual tiene exactamente la misma estructura que el climatológico y el agrícola. En la época seca, tiempo de la siembra, se realizan ritos que marcan el comienzo del nuevo año agrícola; en tiempo de lluvias corresponden todos los ritos destinados a la protección de los cultivos para combatir las granizadas, las heladas y las lluvias excesivas. En tiempo de heladas y fríos se celebran ritos y fiestas de comienzo de la cosecha, del almacenamiento de los productos, del festejo de la nueva producción y de la preparación del chuño (Van den Berg, 1990).

Rengifo (1996) menciona que en las culturas agrocéntricas la chacra es el escenario de crianza de todas las formas de vida. Así, en las comunidades campesinas andinas todos son apreciados como criadores. Existe una crianza recíproca entre el ser humano, la naturaleza y las deidades, los seres humanos crían a la naturaleza y la naturaleza cría al ser humano. Por ejemplo, se debe conversar con la chacra para pedirle permiso antes de labrar la tierra y cosechar. En los ritos de producción los personifican y les hablan en un tono de respeto y cariño, pidiendo “licencia” (Van Kessel y Condori Cruz, 1992, p. 119). Según Kusch (1979) crecen, florecen, dan fruto y se multiplican cuando las condiciones son favorables y cuando son cultivados con cariño y comprensión.

El cariño indica la relación del ser humano con la Madre Tierra. No es una relación fría y racional, sino que está cargada de afectividad y dedicación. Es casi una correspondencia de convivencia entre el aimara y su cultivo, su ganado, su casa, su tejido y su herramienta. La comprensión se refiere a su actitud fundamental de acuciosa observación de los fenómenos de la naturaleza y su capacidad de sentir la vida íntima en las cosas, de entender su lenguaje secreto y de sintonizarse delicadamente con ellas. La crianza en el mundo aimara está asociada a la vida y al florecimiento de los cultivos de la tierra, el ganado, el agua, las cuales también crían al ser humano dándole vida. Para Van Kessel (2003), el agricultor sabe que después de la cosecha la tierra debe descansar, para que “la Virgina” se recupere después de parir los seres que le han de alimentar: “la madre papa”, la oca, la quinua, el maíz; “sabe abonar la tierra de su chacra, y sabe alimentarla con sus ofrendas: la wilancha (rociar con sangre), o el simple pago a la Tierra” (p. 68).

Según Van Kessel y Condori Cruz (1992) se presenta una correspondencia entre la comunidad de las huacas y la comunidad humana: mientras la primera, encabezada por la Pachamama, alimenta la vida humana, la segunda alimenta a las divinidades mediante sus wilanchas y sus mesas. Es el “pago a la tierra”. Kaufman (2022) menciona que las ceremonias para pedir permiso a la Pachamama y como agradecimiento guían la vida diaria. Como sugieren Inquilla Mamani y Apaza Ticona (2021), el agricultor andino dialoga permanentemente con la Madre Tierra para solicitar, pedir y suplicar, muchas veces por medio de ritos, como el pago, acompañados con sus oraciones y rezos.

En el municipio de Batallas y en Peñas, durante el ciclo productivo, cada familia, antes de la siembra, realiza el “pago a la tierra” o la “licencia” (pedido de permiso). “Es un momento de regocijo, alegría y espiritual, eso empieza dando y agradeciendo a la Madre Tierra para que exista buena producción y cosecha de los alimentos” (Gobierno Autónomo Municipal de Batallas [GAMB], 2016, p. 3). Se le pide la licencia a la tierra antes del primer surcado, el cual se inicia con coca, vino, cebo de buey y otros aditamentos, en posición de rodillas, con fe, reverencia y respeto:

Padre divino del cielo, abuelo de las montañas, señores de arriba, igualmente divinidades de abajo, a ustedes les pedimos licencia, que este año las cosechas sean buenas, que todos los cultivos sean buenos, les pedimos, gracias. (Entrevista a comunario, n.o 10, 24 de agosto del 2019)

Otras familias, antes de iniciar la siembra en las parcelas, realizan q’uwachas a la tierra (ritual que se lleva a cabo en la chacra con q’uwa [arbusto] como forma de pago), se acullica coca y se entrega la producción a la Pachamama:

Primeramente, se hace la q’uwachaña a la Pachamama y antes de sembrar se acullica coca, que se extiende en dos: una para el hombre y otra para la mujer, prosiguiéndose a la ch’alla [ceremonia de ofrenda o sacrificio a los dioses] con vino a la semilla; luego se cubre con lik’i [grasa] y q’uwa, diciendo: “te entregamos a ti, Pachamama, no lo vas a entregar al granizo, ni a la helada, estamos sembrando para todos, para el que tiene y para el que no tiene”. (Entrevista a exkamani, n.o 11, 7 de septiembre del 2019)

Después del pedido de licencia se inicia la siembra con cariño y respeto, responsabilidad y solidaridad, es decir, la ética ante la “crianza de la vida”. Producir es regenerar la vida (Van Kessel, 2003). De allí que en el discurso tecnológico andino aparecen términos (en aimara y quechua) como: siembra, fertilización, procreación, gestación y parición, crianza de la vida.

Antes de comenzar la siembra se lleva a cabo el akullicu (masticar coca) con la Pachamama. Luego se escogen tres papas chaparas (grandes) y en el medio de cada una se hace un corte para insertar tres pares de hoja de coca en ellas, más adelante, se las reboza con cebo de llama (untu). Estas tres papas se colocan al inicio y se siembran en el primer surco de la parcela, de forma lineal dejando cierta distancia entre una y otra. Esta forma de accionar representa al ajayu de la papa para que venga de otros lados, espacios u horizontes. Después se continúa con el surcado de la yunta de bueyes o ganado.

Una vez que empiezan a germinar los cultivos, en el caso de la papa, cuando llega a su maduración se festeja y se agradece por su crecimiento en anata (carnaval). “El andino festeja a la ‘Madre Papa’, como a todos sus cultivos: la hace bailar, la ch’alla, la besa, le canta y le habla” (Van Kessel, 2003, p. 68). En Peñas, a pesar de los años y la presencia de iglesias protestantes, en el carnaval se siguen realizando ofrendas y la ch’alla a “Sata Mama” (Madre Papa). “En carnaval la ofrenda a la Pachamama se mantiene muy latente, porque la tierra y los animales son la fuente de sustento y el medio de vida para casi todos los habitantes de la tercera sección municipal Batallas” (GMB, 2001, p. 49).

También los pobladores aimaras “se vinculan con los achachilas y mitos ancestrales, que posteriormente, con el proceso de evangelización, se dio una resignificación de espacios rituales ancestrales” (Taboada et al., 2013, p. 33). Los apus y achachilas son espíritus del cerro que ejercen su tutela y protección sobre cada comunidad o localidad aimara. Para Palacios (2005) son espíritus ubicados en las montañas nevadas que rodean el hábitat humano. En Peñas existen varios cerros locales que fungen como protectores y tutelares, por ejemplo, Yacuma, Casiri, Tiara, Pata Patani, Kallaca, Monte Calvario, Yanarico, Jankolluisa, de la Esperanza, Tintamilluni, Paco Keuta, entre otros. Como también los achachilas mayores: “la gente los conoce como Mallku Illimani, Mururata, Huayna Potosí, Kuri Kancha, Sajama” (entrevista a comunario, n.o 9, 25 de mayo del 2019).

El pedido de protección se realiza en el marco de la crianza de los cultivos. En Peñas se hacen rituales de solicitudes que se concretan con acuerdo de compromiso con los ajayus achachilas, w’aka y chullpas para garantizar la producción de alimentos que asegure la sostenibilidad de las familias y de la comunidad.

Nuestros ancestros, que eran sabios de la comunidad, tenían el rol fundamental de garantizar los alimentos necesarios y suficientes para la vida de las familias de la comunidad, de esta manera reproducir la vida de la comunidad y de la naturaleza o Madre Tierra, para eso tenían que realizar pacto [acuerdo de compromiso]. (GAMB, 2016, pp. 2-3)

Los principales encargados de realizar los rituales de pedimento son los mallkus (autoridad comunal) o secretarios generales, amawt’as (sabios o consejeros) y los kamanis, quienes deben “garantizar buena producción, porque tal tarea era un servicio a la comunidad o vocación por la comunidad” (GAMB, 2016, pp. 2-3). De este modo se avala la buena y suficiente producción de alimentos.

[A] los achachilas los enviaban a los grandes cerros donde los amawt’as hacían sus rituales, dicen que con esa actividad había una buena cosecha ese año. (Entrevista a una expareja de kamani, n.o 5, 19 de mayo del 2019)

Los acuerdos de solicitudes se materializan con una waxt’a con los ajayus de los achachilas, w’akas y chullpas, cada pedido responde a una solicitud distinta, porque los protegen de distintos fenómenos climatológicos. Por ejemplo, los achachilas resguardan del granizo y los relámpagos: “los abuelos saben invitar, para que no haya granizos ni heladas; asimismo, la gente los conoce como Mallku Illimani, Mururata, Huayna Potosí, Kuri Kancha, Sajama” (entrevista a comunario, n.o 9, 25 de mayo del 2019); las w’akas protegen de los rayos y las chullpas de las heladas (véase tabla 1).

Protectores

Principales lugares

Pedido o solicitud

Achachilas

Illimani, Illampu, Sajama, Mururata, Huayna potosí.

Que no exista granizo ni relámpagos, ya sea de arriba (alaya marani) o abajo (aynacha marani).

W’akas o awichos

Lugares o piedras sagradas que transmiten energía espiritual o sahumerio, uno no puede ingresar o caminar sin el previo permiso de ellos, en caso contrario, uno recibe signos de castigo, para eso uno tiene que hacer el respectivo pago, por medio de waxt’a.

Que exista protección de fenómenos naturales como de los rayos.

Chullpas

Torres funerarias prehispánicas.

Que no exista helada.

Tabla 1. Pedidos de protección a achachilas, w’akas y chullpas en Peñas. Fuente: elaboración propia a partir de GAMB (2016) y entrevistas individuales (2019).

Representaciones y responsabilidades del cargo de kamani en Peñas: criadores y cuidadores de la producción agrícola

En las comunidades aimaras se tiene un cuerpo político que funciona mediante un sistema de cargos de autoridades (originarias y sindicales) que las(os) comunarias(os) deben transitar en el thakhi (camino) político. En el caso de las autoridades originarias, estas organizan la vida interna de la comunidad; mientras que las sindicales articulan las relaciones con la sociedad y con el Estado. Para Chuquimia Escobar (2012), las autoridades originarias evocan la memoria larga (lo prehispánico), en tanto la sindical proviene de la memoria corta (desde 1952). Por lo que la estructura de autoridades originarias en los aimaras se divide en varios niveles de jerarquía que son asumidos por rotación, por turnos y están bajo la lógica dual chacha-warmi (hombre-mujer) como sucede con el cargo de kamana.

Como mencionan Chuquimia Escobar et al. (2010), el kamana se encarga de la administración agrícola (manejo de lluvia, granizo, pagos, etc.). “Es el cuidador de las chacras durante la época del crecimiento de los cultivos” (Van den Berg, 2005). Estos cultivos pueden ser para papa, cebada, quinua o haba (véase tabla 2).

Sata

Pareja de esposos (chacha-warmi) para la crianza de papa encargados de velar y custodiar la producción que se encuentran en las aynuqas (tierras que se cultivan en rotación y descanso). Realizan visitas a las parcelas, ceremonias de protección de cultivos ante los fenómenos climatológicos adversos (granizo y helada), observan e interpretan los indicadores naturales atmosféricos y biológicos como señales de predicción climática.

Phawa

Pareja de esposos (chacha-warmi) para la crianza de quinua, con las mismas funciones señaladas para sata.

Tultu

Pareja de esposos (chacha-warmi) para la crianza de cebada, con las mismas funciones señaladas para sata.

Tabla 2. Diferentes tipos de kamanis/kamanas. Fuente: Iño Daza (2018 y 2019).

En Peñas, el kamani se encarga de cuidar y proteger los cultivos, y así mismo es un cargo obligatorio, rotatorio y por turnos, por el que deben transitar las comunarias(os), una vez que se constituyen en jaqi (persona), para lo cual la familia cumple la función de apoyar y colaborar desde el nombramiento hasta que deja su cargo.

Por lo general el cargo es realizado por personas casadas y es acompañado por su esposa y apoyado por su familia. (Entrevista a expareja de kamani, n.o 5, 19 de mayo del 2019)

Pasar los cargos implica la rotación, la obligatoriedad y la lógica de servicio que presta una familia a la comunidad. La rotación forma parte de las normas y procedimientos ancestrales: pasar de cargos menores a mayores hasta llegar a ser autoridad máxima. La obligatoriedad está vinculada con la lógica de servicio en la que la comunidad prepara constantemente a sus integrantes para que cumplan con la condición importante de ser comunaria(o), originario o campesino. Los cargos que se desempeñan no reciben ninguna remuneración, sino demandan que las familias gasten de sus propios ingresos para una serie de actividades (invitar a las comunarias(os) —en fiestas, acontecimientos cívicos, recibimiento de autoridades estatales— a beber, comer, alojamiento, entre otras) (De Alarcón, 2018; Carrillo Chambi, 2015).

Asumir los cargos, incluido el de kamani, no genera ingresos económicos, sino prestigio social para lo cual se debe hacer una inversión monetaria que permita cumplir las funciones y responsabilidades. Por esto, la familia extendida es vital, refleja el capital social que tiene, desde la posición y duración del cargo, porque reciben colaboración de sus hermanas(os), hijas(os) y sobrinas(os), por ejemplo, en su nombramiento y en Candelaria los visitan en sus parcelas para realizar la primicia del cultivo. “Por su cariño me ayudan también, el año pasado me ayudó mi sobrino, este kamani que me ha nombrado no es así por así nomás, gasto también es” (entrevista a exkamani, n.o 8, 13 de junio del 2019).

Este cargo está relacionado con el acceso y el uso de la tierra, a pesar de que en Peñas la propiedad es unifamiliar. “Me ha tocado ser kamani, te obliga la comunidad por terreno” (entrevista a comunario, n.o 6, 30 de mayo del 2019), por lo que tienen el componente de uraqita (por la tierra o por el terreno), se pasan los cargos durante un año, que inician cuando se conforma el matrimonio: se jaqicha (casan) el wayna (hombre joven) y la tawaku (mujer joven). Según Linsalata (2009), el derecho a la tierra se otorga con el matrimonio, que es el momento en que un aimara llega a ser totalmente jaqi con todos sus derechos y obligaciones.

Existe una variedad de kamanis que son afines con los productos agrícolas que se cultivan en el cantón. Se ha registrado la presencia de dos para cada zona, entre ellos, están los de papa (Sata Mama), cebada y haba.

Se dividen en tres secciones, dos en cada sección, dos abajo, dos aquí y dos allá, primera sección, segunda sección y tercera sección, dos a dos son seis y en toda la comunidad […] por eso tienen sus puestos allá, hay uno, dos aquí, hay dos allá […] en tres secciones. (Entrevista a exkamani, n.o 1, 27 de abril del 2019)

Su vestimenta hace que se distinga: lleva un poncho, pantalón, ch’ullu (gorro que cubre la cabeza) y chalina negra hecho de bayeta, una cruz de ramos, ch’uspa (bolsa pequeña para llevar coca) y un chicote. “La vestimenta tiene que ser todo negro, poncho, sombrero, lo hacen pasar al granizo” (entrevista a exkamani, n.o 3, 18 de mayo del 2019). “Deben usar pantalón de bayeta, poncho negro, ch’ullu, ramos […] ch’uspa y si se sacaba su vestimenta venía la granizada” (entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de abril del 2019). “Todo de negro chalina, gorro [ch’ullu], sombrero, pantalón, poncho, así me vestía” (entrevista a comunario, n.o 9, 25 de mayo del 2019). “Así camina la gente en la estancia con dos ponchos su sombrero y su chicote” (entrevista a expareja de kamani, n.o 5, 19 de mayo del 2019).

Desde hace años atrás viste de poncho negro, sombrero negro, chicote, y la “ramosa” que es una cruz y cuando viene la granizada se protegen con esa cruz. (Entrevista a exkamani, n.o 8, 13 de junio del 2019)

En varios casos hacen bendecir su vestimenta con la Iglesia católica o cristiana, según su creencia. El poncho negro representa la protección del cultivo para defenderlo como una corona; mientras que el chicote lo constituye como una autoridad que se debe respetar y que debe emplear para cuidar y proteger al cultivo de los robos, de los ganados y de las inclemencias climáticas como el granizo; la cruz hecha de palma es bendecida el Domingo de Ramos y durante la rutina del kamani se utiliza para protegerse del granizo.

El cargo de kamani en Peñas tienen distintas funciones que van desde el cuidador, protector y el responsable de la producción agrícola (desde su siembra hasta su cosecha); frente a los fenómenos climatológicos como el granizo y la helada. “Los que cuidan las chacras o sea la protección, viene granizada se alistan clarito es la granizada, ellos tienen que ver y se nombra seis” (entrevista a exkamani, n.o 1, 27 de abril del 2019). “Es una autoridad responsable de la producción agrícola y que está bajo cargo de una pareja” (entrevista a comunario, n.o 9, 25 de mayo del 2019). “Son los encargados de cuidar las chacras/sembradíos de papa, de cebada de las inclemencias del clima y de los animales. Se dividen por sectores” (entrevista a comunario, n.o 7, 30 de mayo del 2019).

Además, es un cargo importante para la comunidad, la reproducción y sostenibilidad de la vida. Según Zapata (2013), sin el kamani la producción agrícola sería prácticamente imposible. En el caso de Peñas se constituye en el uywiri (criador) de la papa, cebada y haba, bajo la lógica y principio de reciprocidad.

Es necesario e importante, si no existieran los kamanis todas las chacras se podrían joder, es decir, se perdería la siembra y no podría haber producción. Su meta es cuidar la producción, es por eso que se debe cumplir la función sin falta. (Entrevista a exkamani, n.o 8, 13 de junio del 2019)

Son muy importantes porque tienen que atajar del granizo, de la helada, en tiempo de lluvia tienen que ir a quemar para que no llueva. (Entrevista a comunario, n.o 6, 30 de mayo del 2019)

De este modo, sus responsabilidades giran en torno a la crianza y al cuidado de la vida, es decir, protege los cultivos del granizo y la helada. “Es importante porque tiene que desconcentrar la granizada, si esa granizada va a caer la papa si está en rojo (flor) lo va machucar y no habrá papa” (entrevista a exkamani, n.o 1, 27 de abril del 2019). “Sí, los kamanis son muy importantes porque tienen que atajar del granizo y de la helada” (entrevista a comunario, n.o 6, 30 de mayo del 2019).

Esta es una crianza que se lleva a cabo en completa armonía, diálogo e interrelación con las tres dimensiones del Pacha (cosmos): la naturaleza silvestre, la sociedad humana y la comunidad divina (Van den Berg, 1990). La sayaña (propiedad agraria) es el centro en el que confluyen armónicamente estas tres energías positivas para criar la vida en reciprocidad (Van Kessel y Enríquez, 2020). Su trabajo es su vida, su plenitud y su alegría. Trabajando la chacra, criando su ganado, el andino “se deja criar a sí mismo por la vida” (Grillo, 1991, p. 30). En este sentido, es uno de los responsables de la crianza de los cultivos, de cuidarlos con respeto, cariño y comprensión durante su crecimiento.

Si no cumplen su función de kamanis de cuidar del granizo, la helada, los animales y llamar la lluvia a la cosecha va a salir mal y viene castigo. (Entrevista a comunario, n.o 7, 30 de mayo del 2019)

Cuando se nombra deben cumplir el rol de proteger a las cosechas de la granizada, por esa razón atizan [estirar, poner tenso] el fuego cuando viene la granizada para cuidar la chacra. También se encargan de alejar la lluvia cuando no es necesario. (Entrevista a exkamani, n.o 8, 13 de junio del 2019)

Cuando ejercen este cargo no pueden desempeñar otras funciones o responsabilidades, porque el ser kamani requiere dedicación exclusiva por las actividades que realiza.

No puedo asumir otro cargo, no tengo que hacer nada, mi misión es controlar, ir a los cerros a pedir de Dios, atizar fuego, buscar fetos humanos que traen de otras comunidades, ahí el granizo persigue, cae todo eso, tengo que ir a fijarme al cerro, no deben embarazarse cuando es tiempo de cosecha. (Entrevista a comunario, n.o 6, 30 de mayo del 2019)

Sin embargo, esta situación está cambiando en la actualidad, porque los kamanis salen y dejan sus parcelas. “Cuando asumí el cargo no podía ir a la ciudad, viajar durante ocho meses. Hoy en día es casi libre, por lo menos salen a la ciudad” (entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019). “No se salía de la comunidad y mucho menos abandonar el lugar” (entrevista a comunario, n.o 9, 25 de mayo del 2019). “Si sale de la ciudad por alguna razón se dejaba el cargo a alguien responsable [papá, hermano mayor]” (entrevista a expareja de kamani, n.o 5, 19 de mayo del 2019).

Caminares de los kamanis: nombramiento, iwxas (recomendaciones) y trayectoria

El kamani es una pareja nombrada en la comunidad y cuyo objetivo es cuidar los sembradíos durante el año (Fundación Colectivo Cabildeo e InteRed, 2020). En Peñas es un cargo político, ritual y espiritual por el cual deben transitar todas las comunarias(os). Debido a que debe prepararse materialmente para cubrir los gastos que implica el asumir este cargo2, así como espiritualmente debe acudir a su fe o creencia religiosa para que le acompañe. Su nombramiento y elección es mediante lista, es rotativo (por turnos), obligatorio y ligado al acceso y posesión de la tierra; lo realizan en el cabildo, se eligen para cada producto agrícola y son dos por cada zona.

El secretario general se encarga del nombramiento conjuntamente con yaitiris [sabios, adivinos, curanderos], se hacen iwxas [recomendaciones] a las parejas de kamanis, los cuales no deben discutir durante la duración del cargo. No tenían que pelear las parejas si nos iba mal, cuando no hacían bien los patrones les quitaban todo lo que tenían y los azotaban. (Entrevista a comunario, n.o 9, 25 de mayo del 2019)

Esta recomendación se relaciona con que las peleas y discusiones posibilitan una mala cosecha. “Si existen peleas y desavenencias en la familia, entonces esa culpa se puede traducir en una mala cosecha u otra calamidad” (Paxi et al., 1986, p. 7). “Si hay pleitos en la comunidad tendremos mala cosecha; necesitamos armonía” (Irarrázaval, 1984, p. 106, como se citó en Van den Berg, 1990). “El kamani debe ser ejemplo del pueblo, no debe caminar en fiestas, peleas” (entrevista a expareja de kamani, n.o 5, 19 de mayo del 2019). Ni deben dedicarse a otras actividades: “Solo cuidar las chacras, de dónde viene la granizada y si lloverá” (entrevista a exkamani, n.o 3, 18 de mayo del 2019). Otras recomendaciones son no tener relaciones sexuales con sus parejas: “no podemos embarazarnos cuando estamos en el cargo” (entrevista a comunario, n.o 7, 30 de mayo del 2019). Respecto a la dedicación exclusiva de tiempo al cargo para cuidar las chacras, vale notar que este aspecto se está modificando.

Según los exkamanis antes se hacían rituales en el nombramiento, porque es una costumbre, por ejemplo, hacían misas dulces3 con un yatiri (sabio, adivino, curandero); en la actualidad, por la cristianización, es la oración la que ha ido sustituyendo esta práctica en varias familias de las comunidades de Peñas.

Antes era con yatiri, se alcanzaban las misas, ahora ya no directamente. Es la oración, nada de misas, puro espiritual, no se fracasa por más que haya granizada. (Entrevista a exkamani, n.o 1, 27 de mayo del 2019)

Antes se hacía una waxt’ta con toda la comunidad, mujeres una fila, hombres en otra fila, se milluchaban [acción de curar de algún mal u otra cosa] y escogían dos jóvenes para que vayan a votar cerca de la cordillera. Después de la milluchada al día siguiente volvían con los caballos y hacían una fiesta. (Entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019)

El cargo tiene una duración aproximada de cinco a ocho meses, sus labores se inician con el nombramiento y la siembra del cultivo, siendo entre octubre y noviembre hasta mayo, esto es en el caso de la papa.

Kamani, es muy conocido, proviene desde aquellos tiempos atrás, desde nuestros ancestros, pero antes las costumbres eran diferentes empezando de la vestimenta y el trabajo mismo. Desde octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo, abril, mayo son ocho meses. (Entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019)

Para Zapata (1996), durante los largos meses de la siembra a la cosecha se debe cuidar, no se puede ignorar lo que indica la tradición. “Es en mes de noviembre, mes de la siembra hasta mayo fin de cosecha, casi ocho meses” (entrevista a comunario, n.o 6, 30 de mayo del 2019). A diferencia de otras comunidades aimaras en Peñas no construyen una novena o calvario, sino una chutata, la cual es un lugar desde donde el kamani vigila, cuida, protege y cría los cultivos.

Kamani tiene su lugar para proteger, en esta comunidad componen seis, como puede ver, hay lugares como chutata, ahí es el puesto, tiene su muralla de piedra, desde ahí ve y vigila quién camina, como está el tiempo y lleva su merienda desde ahí. (Entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019)

¿Cuáles son las actividades que efectúan desde su presencia en la chutata para cuidar y criar los cultivos? Una vez que se lleva a cabo la siembra, los kamanis empiezan a cumplir su función en la germinación, procreación, gestación, parición, florecimiento y maduración del cultivo. A fines de noviembre y principios de diciembre asisten a la parcela para realizar sus actividades y cumplir con sus deberes, por ejemplo, para el caso de los kamanis de papa deben estar todos los días hasta el florecimiento de este cultivo. En el momento de ingresar por primera vez a la parcela se hacía una misa dulce y waxt’a, pero ahora muy pocas las familias lo hacen, principalmente, aquellas que son católicas son las que mantienen el ritual de inicio con una ofrenda.

La rutina del kamani comienza a las 5 a. m.; todos los días, hasta la época de carnavales, debe asistir a su chutata, además debe ayunar, y antes de ingresar a la parcela reza u ora a la Pachamama y a Dios para solicitar la protección frente a las inclemencias climáticas que puedan afectar el crecimiento de los cultivos.

En ayuno tiene que ir, a las cinco de la mañana, tiene que ir y pedir del Dios primero y después de la Pachamama, para que no venga la granizada, truenos; si no, no habrá producto. Cuando no hay producto el kamani tiene que responder sea de papa o de cebada lo que tiene lo que produce. (Entrevista a comunaria, n.o 2, 11 de mayo del 2019)

Después debe segar las pajas y recolectar t’ula (planta leñosa) para quemar y atajar el granizo.

Durante ese cargo en la mañana tienen que ir a segar pajas primero para quemar k’oas [hierba aromática], después t’ula para atizar porque el humo ataja el granizo y no vienen truenos y nada, se va para otro lado. Pero cuando no quemamos, cuando no hay humo, no atajamos, viene el granizo. (Entrevista a comunaria, n.o 2, 11 de mayo del 2019)

Luego realiza rondas de vigilancia desde las cinco de la mañana hasta la hora en que se retira, usualmente por la tarde, en caso de que no se presenten inclemencias, en caso contrario, se quedan hasta la noche. Para ello deben observar y estar atentos al comportamiento de la naturaleza, por ejemplo, cómo se ubican las nubes y su color. “Sus obligaciones son implementarse con la compra de cohetes [petardos] y sus funciones son estar atentos al cielo desde el amanecer hasta el anochecer” (entrevista a exkamani, n.o 8, 13 de junio del 2019). Aparte de la cruz de ramo, el chicote está con cohetes y petardos para ahuyentar al granizo. “En las mañanas inician con una oración a Dios para pedirle que cuide las chacras y también caminan con cohetes todo el tiempo para ahuyentar la lluvia” (entrevista a exkamani, n.o 8, 13 de junio del 2019).

El 2 de febrero se celebra la fiesta de Candelaria4, en la que el kamani debe sacar la primera cosecha para ofrendar y mostrarle a la comunidad cómo ha madurado el producto, para ello, junto con su familia, hacen el pedido de permiso para extraer la primicia. “En Candelaria se ahúman las papas con algunas q’uwachas porque ya hay productito” (entrevista a comunario, n.o 6, 30 de mayo del 2019). “El dos de febrero es Candelaria, hacemos q’uwachas con cebitos de llamitas chiquititas, llamamos su ajayu de las papas” (entrevista a comunario, n.o 7, 30 de mayo del 2019).

La consagración de la “primicia”, dependiendo de su creencia religiosa, la lleva a la misa católica o a la sesión de culto cristiano. “El padre da una misa, se lleva la papa y su tallo, tanto la papa, la quinua y todo” (entrevista a exkamani, n.o 3, 18 de mayo del 2019). “Candelaria es una fiesta, es primicia en 2 de febrero […] Se realiza la consagración, hoy en día, la comunidad saca su papa poquito […] para que consagre el pastor” (entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019). “Llevamos al pastor cuando la papa está verde, hacen orar, se pide permiso para alzar de poco en poco” (entrevista a comunaria, n.o 2, 11 de mayo del 2019). Esto deja en evidencia que, a pesar de la presencia de iglesias cristianas, varias familias han incorporado como parte de su praxis ritual el culto cristiano en sustitución de la misa católica.

Además, en época de Candelaria, en otras comunidades aimaras, se celebra al kamani, pero en Peñas ya no tiene mucha presencia, porque se están modificando las creencias y rituales agrícolas, si no se hacen solo agradecimientos por la labor que cumple. “Al kamani en ese rato le festejan, le agradecen ‘que bien hay esta producción le hacen comer’” (entrevista a comunaria, n.o 2, 11 de mayo del 2019). Más adelante, en la fiesta de anata (carnavales)5, se consagra la producción a la creencia religiosa que profesan los kamanis, en algunos casos, los evangélicos oran, “hoy en día nos reunimos cerca a la escuela hacemos una oración un culto para la siembra, para que todo esté bien hace diez años atrás ya se practica esto” (entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019); otros realizan la respectiva cha’lla (rito en el que se rocía con licor o alcohol) a los cultivos: “con mistura, serpentina, globitos, no todos es más cristianizados en donde no se debe usar el confite” (entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019). Asimismo, el kamani debe cha’llar con grasa de llama, con vino y alcohol por cada visita a la aynuqa. También, los creyentes católicos hacen bailar pinkillada (instrumento musical de viento que se toca en la época de lluvia) a los kamanis como señal de alegría y de agradecimiento, a los que lo visitan los hacen comer, les ponen serpentinas, se liba y akullica.

En Semana Santa los kamanis solían rezar a las almas benditas en señal de agradecimiento por la protección durante su labor, pero hoy esta práctica está desapareciendo, pues las nuevas generaciones de autoridades ya no lo llevan a cabo. “En Semana Santa los kamanis iban a rezar, esto era lleno, el padre hacía rezar, ahora eso se ha perdido, pero ahora es con oración que sembramos papa y pedimos oración a Dios para que siembre bien la papa” (entrevista a exkamani, n.o 1, 27 de abril del 2019).

Finalmente, en la Fiesta de las Tres Cruces del mes de mayo6 los kamanis de papa entregan su cargo en el cabildo, en donde las autoridades sindicales y las comunidades reconocen y valoran su servicio, les otorgan un certificado y, en el caso de los kamanis de papa, se les entrega un surco por su trabajo. Dichos reconocimientos y agradecimientos dependen de los resultados que tuvo, por ejemplo, si la papa ha logrado florecer y madurar significa que los kamanis han desempeñado muy bien su cargo, en caso contrario, es la comunidad la que juzga.

Antes, cuando descuidaba el cargo los castigaban con garrote. Actualmente, se hacen reuniones para hacer recomendaciones al kamani, si hay algún malentendido se busca reconciliación. (Entrevista a expareja de kamani, n.o 5, 19 de mayo del 2019)

Saberes y conocimientos para criar la vida que despliega el kamani: enfrentar al granizo y pedir lluvia

Rist (2002) menciona que la dependencia personal y la superación del individualismo es un proceso de aprendizaje social que está íntimamente ligado al sistema de cargos. Mediante ellos ofrece niveles de educación social que de forma sucesiva llevan a la transformación del individualismo centrado en las necesidades de las personas, hacia una individuación en cuyo centro se encuentra el reconocimiento de las interrelaciones entre la vida personal, social, material y espiritual. Para criar y cuidar la vida de la papa, la cebada, el haba y la quinua, los kamanis deben invocar buenos espíritus y alejar los malos. De este modo, lo espiritual tiene presencia con las almas benditas y que acompañan en el cargo.

A las almas, a nuestros abuelos familiares les decía bendíceme, bendición mándame alma bendita, mándame buena producción para que sea buena la chacra, a los animales, a todos que no nos falte nada en la casa, así es como se debe pedir. (Entrevista a comunario, n.o 9, 25 de mayo del 2019)

Según Van Kessel y Condori Cruz (1992), los ritos de producción son la expresión del deseo y de la angustia, del agricultor que de este modo está “haciendo votos” o “suplicando a Dios” —o a la Pachamama y los achachilas— por el buen éxito de su trabajo entre tantos peligros y amenazas de fracaso. Por lo que el kamani habla con los ajayus de achachilas, se pide, se ruega y se disculpa con “misitas” ofrecidas por los amawt’as o yatiris.

Los kamanis, para que no granice o para que llueva lo necesario, tienen que hacer rituales en nuestros lugares sagrados, si ellos hacen cumplimiento con la Pachamama y achachilas nuestros sembradíos están bien y si ellos no hacen rituales puede haber sequía, inundaciones o helada y todo el sembradío se friega. (Entrevista a exkamani, n.o 3, 18 de mayo del 2019)

Durante el tiempo de lluvias, granizos y fenómenos meteorológicos adversos debe ser el primero en acudir a su sayaña para contrarrestar dichos fenómenos, siempre lleva coca, alcohol, ramas secas y fósforo a la mano. El granizo debe ser alejado por el kamani, por ello enciende t’ula para que con el humo se aleje de las parcelas de cultivo. “Es muy importante para atajar los sembradíos de toda la comunidad del granizo, helada y tiene que ir a quemar o humear en la noche para que no venga” (entrevista a comunario, n.o 7, 30 de mayo del 2019). De este modo, debe cuidar y proteger del granizo, la sequía y la helada, además debe estar atento a lo que sucede con estos fenómenos climatológicos, porque es su responsabilidad y de eso depende que haya una buena producción.

La creencia del aimara es que las granizadas se pueden combatir mediante la quema de arbustos o materia orgánica húmeda para generar humo. Frente al granizo debe primero saber por dónde se aproxima a la parcela; segundo, avisa y alerta a las comunarias(os): “El kamani nos levanta, nos ordena con el pututu [bocina de astas] y nos alerta para avisarnos que va a venir la granizada, con pututu nos grita nos alerta y todos salimos” (entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019); tercero, recurre a los ajayus de achachilas y a la Pachamama para pedir su protección:

Y pedir a la Pachamama, para que no venga granizada, trueno si nos no va haber producto. Cuando no hay producto al kamani le hacen cargo tiene que responder lo que produce cebada, papa etc. (Entrevista a comunaria, n.o 2, 11 de mayo del 2019)

Si tiene que hacer un despacho de rogamiento a ese granizo hay que hacer despachar con los sabios. (Entrevista a comunario, n.o 6, 30 de mayo del 2019)

Luego, en caso de que no se aleje, los kamanis emplean cohetes y petardos para despachar al granizo.

Cuando vemos que se aproxima la granizada, hacemos reventar un volador [parecido al petardo], porque vuela más allá de treinta metros, votando un químico para que no llegue la granizada. (Entrevista a expareja de kamani, n.o 5, 19 de mayo del 2019)

La granizada le tenemos que despachar con petardo, si despeja el granizado y se usa en todas partes ya que esto también no viene solo, sino por las maldades de la gente como un castigo. (Entrevista a comunario, n.o 7, 30 de mayo del 2019)

También los kamanis se enfrentan al granizo haciendo girar el chicote para que se aleje de la parcela, pidiéndole que se retire y se vaya a otro lugar; se ahuyenta con el ruido que se produce al golpear el suelo con el chicote, por lo que se protegen los cultivos de la granizada.

Cuando venía la granizada les botaba a chicotazos, se golpea al suelo: váyase se le dice, se busca alejarlo. Antes de que llegue y con la mano derecha se bota: vuelva, vuelva y vuelva y se despejaba, se calmaba. Se pega con el chicote y escuchaba el granizo. Se le habla por que escucha y ya no graniza, y no viene. (Entrevista a comunario, n.o 9, 25 de mayo del 2019)

La sequía y la escasez de lluvia afecta la producción de los cultivos en Peñas, por ello los kamanis deben recurrir a lo ritual, lo espiritual, a saberes y conocimientos que contribuyan a superar el riesgo climático. En lo espiritual, sus creencias desempeñan un papel fundamental en la interrelación entre el ser humano y la naturaleza, por ejemplo, el ayuno y los rezos:

Hay dos religiones aquí: hermanos [evangélicos] y católicos igual hacemos, los católicos vamos al cerro para que llueva, y en su templo los hermanos evangelistas oran. (Entrevista a comunario, n.o 6, 30 de mayo del 2019)

Cuando no hay agua, el kamani en ayuno tiene que salir al cerro a las cinco de la mañana sale y a las cinco de la tarde regresa. Cuando hay sequía hace llamar a todos los de la comunidad, hay que hacer oración, cuando ya no llueve, cuando hay sequía al momento de orar siempre viene lluvia. (Entrevista a comunaria, n.o 2, 11 de mayo del 2019)

Para pedir la lluvia solo se realiza una oración e incluso lloraban mientras oraban, además que el día que se lo realiza el kamani debe costear un plato de almuerzo, incluso se les invita pasankalla [maíz tostado], refresco y todo eso implica un gasto aproximado de dos mil bolivianos. (Entrevista a exkamani, n.o 8, 13 de junio del 2019)

Si no llega a llover realizan rituales del agua: la cosecha y el llanto de ranas. En la cosecha del agua, el kamani, junto con las autoridades sindicales, celebra una misa dulce para subir a los cerros a buscar y sacar agua de lluvia para llevar a las parcelas: “Cuando no hay lluvia vamos a sacar jalla uma [agua de la lluvia] de los cerros” (entrevista a exkamani, n.o 3, 18 de mayo del 2019). “De las vertientes ahí van a sacar agua, hay dos rinconadas una se llama el rincón de Pajcha y el otro igual, sacamos para hacer llover” (entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019); otros lo llevaban a pequeños pozos:

Desde hace mucho tiempo nuestros ancestros o abuelos iban a unos cerros, donde existen aguas vertientes, sacaban esa agua para llevar a unos pozos, verificando la temperatura tenía que ser tibio para poder llevársela. Una vez llevada ha dicho pozo la lluvia venía. Eso creían nuestros ancestros. (Entrevista a expareja de kamani, n.o 5, 19 de mayo del 2019)

Asimismo, suben para cavar pequeños pozos para saber si se tendrá lluvia o granizo.

También cavamos hasta el fondo, hasta donde hay agua, entonces cuando es agua medio tibio es cuando va a llover, pero cuando es más frío es agua de granizada, entonces nos decían nuestros abuelos: eso no tapen nomás, eso buscábamos en el suelo también. (Entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019)

Otros hacen llorar a las ranas, porque tienen la creencia de que su llanto clama y pide lluvia: “buscan ranas de donde sea, en ollitas llevábamos al cerro, entonces como la rana no camina en el suelo seco, de repente a la rana hacían llorar y la lluvia viene” (entrevista a exkamani, n.o 4, 24 de mayo del 2019). Como sugiere Palacios (2005), si no llueve, por ejemplo, se organizan rogativas. La rana y el sapo ritualizan la rogativa. Los apus se apiadan y envían el agua que viene del alaxpacha (el mundo de arriba).

Frente a la helada, es difícil saber cuándo se presentará. “No hay como defendernos, es por eso que el kamani tiene que estar atento” (entrevista a exkamani, n.o 3, 18 de mayo del 2019). Cuando se pronostica con base en los indicadores naturales los días posibles de helada y la papa se encuentra floreciendo, se puede congelar el producto, entonces, les avisan con sus pututus para que las comunarias(os) aticen en la noche y hagan humear.

La helada cae alrededor de las cuatro a cinco de la madrugada, por tal motivo toda la comunidad se reunía a las dos de la mañana y empezaban a atizar, se quemaban con leña hasta las cinco o seis de la mañana, para que el humo nuble todo el cielo y de esa manera evitar que caiga la helada a las chacras. (Entrevista a exkamani, n.o 8, 13 de junio del 2019)

En la etapa de germinación y crecimiento de los cultivos, los kamanis deben observar los fenómenos atmosféricos constantemente, las estrellas y las constelaciones, las nubes y los vientos, así como el comportamiento de los animales y plantas con mayor cuidado, es decir, los indicadores naturales atmosféricos y biológicos. Por ejemplo, en Peñas, en su mayoría, observan el comportamiento de las nubes para ver si se acerca el granizo.

El kamani debe dar vueltas por todo el pueblo y una señal de ello es que hacen quemas por distintos lugares que recorre. Es de mucha responsabilidad, por eso debe ser “casado” para cuando cae la lluvia o granizada, la esposa lleva el cambio de ropa hasta el lugar donde se encuentra su esposo, la esposa siempre está a su lado. Cuando finaliza su cargo se le obsequia un surco de papa. (Entrevista a expareja de kamani, n.o 5, 19 de mayo del 2019)

De este modo, durante su cargo y el ciclo agrícola de los cultivos, el kamani necesita acudir a los indicadores naturales y socioculturales para saber criar y cuidar la vida con intermediación de los ajayus de achachilas y almas benditas en armonía con los elementos de su pacha (Iño Daza, 2019). “Acude y observa algunos indicadores naturales para saber y predecir el clima. Sí, porque muchas veces las vacas lloran, el chancho recoge su nido y se mete para que no le moje el granizo” (entrevista a comunario, n.o 6, 30 de mayo de 2019).

Consideraciones finales

En las naciones aimaras y quechuas la Pachamama es la principal deidad del mundo andino, pues es quien les da enseñanzas, alimento y abrigo; asimismo, están los ajayus de achachilas y apus que son los protectores. Para Medina (2006), la Madre Tierra es un organismo autorregulado que representa la totalidad del tiempo y el espacio, y la relación orgánica de todos los seres vivos en la tierra. No existe separación entre lo natural y lo sobrenatural; entre el conocimiento y los territorios, los recursos y las culturas tradicionales. Por ejemplo, en esta visión, los árboles, los animales, las rocas y los ríos tienen vida y personalidad propia. Por ello es una totalidad de un ser cultural, político, social y económico que tiene vida y que permite su sostenibilidad y permanencia del ser humano.

La cosmopraxis permite concebir las comunidades de prácticas y practicantes. Los seres humanos se habilitan para este relacionarse en comunidades de prácticas en las que todos, incluidos los más experimentados, aprenden “entendiendo en la práctica” (De Munter y Bustos, 2022, p. 190). Para De Munter (2016), ambiente y organismos (humano u otro) participan en un mismo proceso. Estos se manifiestan en la praxis ritual, en los saberes, conocimientos y aprendizajes que se representan, re-crean socialmente y se crían en las comunidades aimaras, como las fiestas y rituales agrícolas que son parte de la socialización y de la reproducción de la vida comunitaria. Desde una lógica basada en el respeto, la reciprocidad y la relacionalidad que permite la convivencia.

El respeto y la reciprocidad se canalizan en ceremonias rituales específicas, por ejemplo, la Madre Tierra es otro ser vivo que necesita alimentarse, beber o descansar; por ello, periódicamente le dan de beber y la hacen descansar, dirigiéndose a ella con mucho cariño. La comensalidad forma parte de los principios de familiarización, socialidad y correspondencia en las ontologías de los territorios aimaras. En los Andes los diferentes banquetes comensales tienen el principio de reciprocidad comunitaria entre personas con lo espiritual. Esta comensalidad es parte de la correspondencia entre humanos y no humanos, en los que las(os) comunarias(os) dan ofrendas (misas, waxt’as) a la Madre Tierra y a los ajayus de achachilas y apus, que forma parte de la crianza mutua. Mientras tanto, la relacionalidad implica lo racional, lo espiritual, lo vivencial y lo intuitivo, en que los seres humanos se relacionan con el medioambiente, el cosmos, la vida y lo no vivo. Son diálogos entre ser humano-seres vivos-territorios.

El kamani en Peñas es un cargo político-ritual que tiene su presencia y vigencia con algunas variaciones, por ejemplo, su incorporación dentro de las autoridades sindicales; se asume bajo la lógica dual chacha-warmi, por turnos y obligatorio ligado al acceso a la tierra que todos las(os) comunarias(os) deben asumir en algún momento de su vida como parte del thakhi. Es un cargo que en la comunidad implica respeto y que está acompañado por su familia durante la trayectoria y rutina que realiza desde el momento de su nombramiento hasta la culminación. Se ha registrado la presencia de kamanis de papa, cebada y haba. En los imaginarios de la comunidad son concebidos como los responsables, cuidadores y criadores del cultivo, por lo que está en sus manos la “buena o mala producción”, esto implica que debe proveer de alimentos a la comunidad, es la esperanza y el sacrificio para cumplir con sus responsabilidades ante la presencia de vientos, heladas y granizadas.

Durante su trayectoria, los kamanis establecen lazos de convivencia y crianza mutua, es decir, se despliega una ontología relacional; para De Munter (2016) es el estando-vivo que se caracteriza por las dinámicas relacionadoras que se producen entre sus integrantes (cosas, seres, entornos, ambientes). Entre los seres humanos y su sentido de estar y convivir con todo lo que los rodea, es decir, las reciprocidades y correspondencias que caracterizan el estando-vivo y que dan vida. De este modo, se manifiesta el ser en y con el mundo que hace referencia a la existencia y experiencia vivida de los kamanis desde sus territorios-cuerpos que son vivenciados durante el desarrollo de sus cargos, en las actividades diarias, en las fiestas y rituales interactúan con sus cuerpos en constante movimiento con los territorios, la Madre Tierra, las wakas, apus, achachilas, santos o animales y entre seres humanos, es el estando-vivo en el que se deja criar y acompañar para cuidar los cultivos.

Rengifo (2006) menciona que las formas de aprender-enseñar se manifiestan de modo natural en las comunidades andinas y amazónicas, como el andar o el comer, propios del existir y estar en la vida. En el caso del kamani se despliega lo sentipensante que emerge de la cosmopraxis de saberes-haceres, articulado al territorio-cuerpo-tierra para el despliegue de las relacionalidades de la vida material, espiritual y social; el diálogo y correspondencia con los ajayus de achachilas y apus, y con la Madre Tierra.

Mientras el senticonviviente se expresa en el despliegue de la convivencia entre humanos, territorios bioculturales, seres vivos y ajayus de las deidades y almas benditas. Es el sentir y convivir de uywaña: la crianza mutua, según De Munter y Note (2009) es criarse con el entorno, prestando atención a todo lo que rodea y sucede existiendo; por lo que hay una relacionalidad recíproca complementaria entre cultura y naturaleza. El senticonvivir de apaña: dejarse llevar y acompañar durante el cuidado de los cultivos y alimentos como parte de la socialidad y relacionalidad de producción y reciprocidad con la tierra.

Los kamanis recurren a saberes y conocimientos vinculados a la naturaleza y a su territorio. Por ejemplo, deben ser los primeros en acudir a las parcelas de cultivo todos los días en la madrugada para hacer rezos, oraciones y pedimentos a las divinidades andinas y católicas para que los acompañen y les vaya bien en su cargo, son los mensajeros que median con la Pachamama y los achachilas. En el caso específico del granizo deben saber cuándo llegará o caerá sobre el cultivo, atizan con t’ula para hacer humear, el enfrentarse con su chicote y, por último, deben disparar petardos para ahuyentarlo. En ausencia o escasez de lluvia, en conjunto con las autoridades sindicales, deben hacer el pedimento o solicitud de lluvia, ya sea con waxt’as o cosechando agua de lluvia de los cerros para llevar a las sayañas. Por lo que no solamente intervienen en la vida política, social y productiva, sino que cumplen funciones religiosas espirituales con las deidades, porque son responsables de llevar a cabo diversos rituales y ofrendas dirigidas a sus divinidades, como la Pachamama, achachilas, apus y almas benditas (difuntos) para que los acompañen en el cuidado y en la crianza de la producción, para el saber hacer, saber criar y saber cuidar desde el respeto, el pedido de permiso, la comprensión y el cariño.

Finalmente, se debe mencionar que la descripción y la explicación del kamani, como cuidador y criador de los cultivos y alimentos, expresa los saberes-haceres de uywaña y apaña entre territorio-cuerpo-tierra, es decir, permiten comprender y aprehender una ontología eco y cosmocéntrica que parte de la igualdad entre el ser humano y la naturaleza, en donde coexisten y conviven armónicamente seres vivos, espíritus, ecosistemas que se sustentan en el respeto, la reciprocidad y la relacionalidad que permiten la convivencia y la crianza mutua entre ser humano-naturaleza-espiritualidad. Por lo tanto, supone deconstruir la racionalidad ecológico ambiental y de desarrollo basada en la extracción y enajenación de la naturaleza hacia una ontología consciencial fundamentada en la ancestralidad climática, la complementariedad, la armonía y el equilibrio con la naturaleza (Madre Tierra) (Iño Daza, 2022).

La racionalidad moderna ha generado una crisis climática antropogénica, así como de la misma ciencia por sus limitaciones del positivismo científico para dar respuestas a la emergencia climática que se vive en el mundo. La crisis climática global posibilita mirar y aprehender de las cosmopraxis y ontologías de las naciones y los pueblos originarios. En este contexto, las praxis rituales, los saberes ancestrales y los conocimientos locales “cobran un papel preponderante en la creación de estrategias sostenibles frente al trastorno climático antropogénico” (Pajares y Loret de Mola, 2015, p. 308). González Acosta (2015) menciona que la necesidad de conservación y cuidado del medioambiente, aunado al incesante avance científico y tecnológico, han contribuido a que se vuelva la mirada a los saberes ancestrales, así como las ontologías indígenas. Esto porque permiten entender la naturaleza, más allá de las categorías de análisis de las ciencias naturales, ecológicas y ambientales de la lógica antropocéntrica que presenta a la humanidad como el eje central del mundo sometiendo todo lo demás a su alrededor. Es decir, el retorno a los senderos de la pedagogía del territorio y memoria biocultural que despliegan cosmopraxis y ontologías de sentipensares y senticonvivires.

Agradecimientos

A las(os) comunarias(os) de Peñas por compartir sus saberes y conocimientos, así como sus trayectorias como exkamanis, por dejarme aprehender sobre la crianza de los cultivos y alimentos. También se reconocen las gestiones y contribuciones de Esmeralda Churata quien colaboró con el acercamiento e identificación de actores clave del distrito municipal.

Referencias

Acarapi Huanca, R. R. (2016). La introducción de la tecnología moderna en las relaciones culturales de la producción agrícola del sistema de las Aynuqas de la comunidad Causaya. Municipio de Tiwanaku [tesis de licenciatura]. Universidad Mayor de San Andrés. http://repositorio.umsa.bo/xmlui/handle/123456789/11023

Bazurco Osorio, M. (2012). Bordeando la ciudad: comunidades periurbanas de El Alto. En B. de Sousa Santos y J. L. Exeni Rodríguez (eds.), Justicia indígena, plurinacionalidad e interculturalidad en Bolivia (pp. 606-646). Abya-Yala; Fundación Rosa Luxemburg. https://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Justicia%20ind%C3%ADgena%20Bolivia.pdf

Bertonio, L. (1879). Vocabulario de la lengua aymara. Publicado de nuevo por Julio Platzmann. Teubner. (Facsímil de la obra original de 1612).

Carrillo Chambi, J. J. (2015). Estructuras y jerarquías en las autoridades de cabildo de Calamarca: (entre el poder local y la colonialidad). Temas Sociales, (36), 57-85. http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0040-29152015000100004&lng=es&nrm=iso&tlng=es

Choque, M. E. (2012). La Marka rebelde: comunidades de Jesús de Machaqa. En B. de Sousa Santos y J. L. Exeni Rodríguez (eds.), Justicia indígena, plurinacionalidad e interculturalidad en Bolivia (pp. 455-522). Abya-Yala; Fundación Rosa Luxemburg. https://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Justicia%20ind%C3%ADgena%20Bolivia.pdf

Chuquimia Escobar, R. G. (2012). Justicia originaria en tierras altas: comunidades de Patacamaya, Sullcata Colchani y Umala. En B. de Sousa Santos y J. L. Exeni Rodríguez (eds.), Justicia indígena, plurinacionalidad e interculturalidad en Bolivia (pp. 523-604). Abya-Yala; Fundación Rosa Luxemburg. https://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Justicia%20ind%C3%ADgena%20Bolivia.pdf

Chuquimia Escobar, R., Chambi Mayta, R. y Claros Aramayo, F. (2010). La Reconstitución de Jach’a Suyu y la nación Pakajaqi: entre el poder local y la colonialidad del derecho indígena. Fundación PIEB.

Condori, M. (2017). Peñas: un circuito histórico y de aventura entre las rocas. Siete Días, 9(328), 0-15.

De Alarcón, S. (2018). Estructura comunitaria y su despliegue concreto: el caso del Cantón Machacamarca. Cuadernos de Investigación nueva temporada, 4, 37-62. Instituto de Estudios Bolivianos, Universidad Mayor de San Andrés.

De Munter, K. (2016). Ontología relacional y cosmopraxis, desde los andes: visitar y conmemorar entre familias aymara. Chungará (ARICA), 48(4), 629-644. https://doi.org/10.4067/S0717-73562016005000030

De Munter, K. y Bustos, B. (2022). Atencionalidad en la cosmopraxis aymara y mapuche: una aproximación transversal a un continuum de prácticas rituales y cotidianas. Revista Austral de Ciencias Sociales, (43), 189-213. https://doi.org/10.4206/rev.austral.cienc.soc.2022.n43-10

De Munter, K. y Note, N. (2009). Cosmopraxis and contextualizing among the contemporary aymara. En N. Note, R. Fornet-Betancourt, J. Estermann y D. Aerts (eds.), Worldviews and Cultures, Philosophical Reflections from an Intercultural Perspective (pp. 87-102). Springer Verlag. https://doi.org/10.1007/978-1-4020-5754-0_5

Del Carpio, V. y Miranda Luizaga, J. (2008). El bien común. Servicio Nacional de Administración de Personal (SNAP), Bolivia.

Fundación Colectivo Cabildeo e InteRed. (2020). Nuestros saberes tienen poder (Yatiwinakasaxa Ch’amaniwa): recuperación de saberes y sistematización de saberes en nutrición, medicina natural y bio-indicadores en la producción de alimentos.

GAMB (Gobierno Autónomo Municipal de Batallas). (2001). Plan de Desarrollo Municipal. Bolivia.

GAMB (Gobierno Autónomo Municipal de Batallas). (2006). Plan de Desarrollo Municipal. Bolivia.

GAMB (Gobierno Autónomo Municipal de Batallas). (2016). Plan Territorial de Desarrollo Integral 2016-2020. Oficialía Mayor de Desarrollo Humano. Bolivia.

González Acosta, M. (2015). La emergencia de lo ancestral: una mirada sociológica. Espacio Abierto: Cuaderno Venezolano de Sociología, 24(3), 5-21. https://produccioncientificaluz.org/index.php/espacio/article/view/20305

Grillo, E. (1991). La cosmovisión andina de siempre y la cosmología occidental moderna. En ¿Desarrollo o descolonización en los Andes? (pp. 9-61). Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas.

Huanca Coila, E. L. (2018). Autogobiernos, territorios y mecanismos de (auto)gestión. En Órgano Electoral Plurinacional, Ministerio de la Presidencia, Coordinadora Nacional de Autonomías Indígena Originario Campesinas (Conaioc) y Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Diversidad institucional: Autonomías Indígenas y Estado Plurinacional en Bolivia (pp. 217-256). https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/migration/bo/undp-bo-DiversidadInstitucional-AutonomiasIndigenasYEstadoPlurinacional.pdf

Inquilla Mamani, J. y Apaza Ticona, J. (2021). Saberes campesinos para la crianza de la papa en las comunidades aimaras del altiplano, Puno. Anthropologica, 39(46), 255-280. https://doi.org/10.18800/anthropologica.202101.009

Iño Daza, W. G. (2018). Saberes, memoria y oralidad. Una mirada a la historia de Micaya: de comunidad a hacienda y su retorno a comunidad originaria (s. XIX-XX). Instituto de Estudios Bolivianos, Universidad Mayor de San Simón.

Iño Daza, W. G. (2019). Pedir permiso a la tierra para criar la vida: saberes ancestrales y cambio climático en comunidades aymaras de Bolivia. En R. Bustamante Zenteno y G. Canedo Vásquez (eds.), Visiones sobre el clima y gestión del riesgo climático: estudios y propuestas de estrategias de adaptación al Cambio Climático (pp. 177-200). Centro Andino para la Gestión y Uso del Agua; Facultad de Agronomía, Universidad Mayor de San Simón.

Iño Daza, W. G. (2022). Saberes ancestrales, conocimientos locales y cambio climático en comunidades aymaras del Altiplano boliviano: apuntes del estado de arte. Millcayac - Revista Digital de Ciencias Sociales, 9(17), 123-149. https://revistas.uncu.edu.ar/ojs3/index.php/millca-digital/article/view/5900

Kaufman, L. (2022). Los impactos del cambio climático en las comunidades Aymaras en Putre, el valle de Azapa y Arica. Independent Study Project (ISP) Collection, 3469. https://digitalcollections.sit.edu/isp_collection/3469

Kusch, R. (1979). El pensamiento indígena americano. Cajica.

Layme Pairumani, F. (1996). La concepción del tiempo y la música en el mundo aymara. En M. P. Baumann (ed.), Cosmología y música de los Andes (pp. 107-116). Iberoamericana.

Leff, E. (2011). Diálogo de saberes, saberes locales y racionalidad ambiental en la construcción social de la sustentabilidad. En A. Argueta Villamar, E. Corona-M. y P. Hersh (coord.), Saberes colectivos y diálogo de saberes en México (pp. 379-391). Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, Universidad Iberoamericana - Puebla.

Linsalata, L. (2009, del 31 de agosto al 4 de septiembre). Las formas comunales de la política en el mundo rural aymara contemporáneo [ponencia]. XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. VIII Jornadas de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. https://cdsa.aacademica.org/000-062/2201.pdf

Medina, J. (2006). Suma Qamaña: por una convivialidad postindustrial. Garza Azul.

Pajares G., E. y Loret de Mola, C. (2015). Otras políticas climáticas: ruptura de episteme y diálogo de saberes. En E. Toche Medrano (comp.), Perú hoy: la divina tragedia (pp. 287-313). Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo.

Palacios, X. (2005). Cosmovisión andina: síntesis. Krei, (8), 57-77. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2732990

Patzi Apaza, J. M. (2017). El cargo del kamani, su papel cultural en la comunidad y su función en el ciclo agrario aymara [tesis de licenciatura]. Universidad Mayor de San Andrés. http://repositorio.umsa.bo/xmlui/handle/123456789/12499

Paxi, R., Quispe, C., Escobar, N. y Conde, R. (1986). Religión aymara y cristianismo. Fe y Pueblo, III(13), 6-13.

Rengifo, G. (1996). La cultura de la biodiversidad en los Andes. En Cultura Andina de la biodiversidad (pp. 1-5). Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas.

Rengifo, G. (2006). La cultura educativa de la comunidad. En Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas, Culturas educativas andinas: aproximaciones quechuas y aymaras (pp. 9-44).

Rist, S. (2002). Sí estamos de buen corazón, siempre hay producción: caminos en la renovación de formas de producción y vida tradicional y su importancia para el desarrollo sostenible. Agruco, Plural Editores.

Soux, M. L. (2013). Peñas, un espacio simbólico de larga duración: aproximaciones desde la etnohistoria [manuscrito]. Instituto de Estudios Bolivianos, Universidad Mayor de San Andrés.

Stobart, H. (1994). Flourishing horns and enchanted tubers: music and potatoes in highland Bolivia. British Journal of Ethnomusicology, 3, 35-48. https://www.jstor.org/stable/3060804

Szabó, H. E. (2008). Diccionario de la antropología boliviana. Aguaragüe.

Taboada, F., Rivera, C., Lima, P., Strecker, M. y Soux, M. L. (2013). El proyecto del arte rupestre de Peñas, Prov. Los Andes, Depto. de La Paz. Boletín SIARB, (27), 32-45.

Van den Berg, H. (1990). La tierra no da así no más. Los ritos agrícolas en la religión de los aymara cristianos. Hisbol - UCB/ISET.

Van den Berg, H. (2005). Glosario. Revista Ciencia y Cultura, 12(21), 293-298. https://cienciaycultura.ucb.edu.bo/a/article/view/486

Van Kessel, J. (2003). La economía andina de crianza: actores y factores meta-económicos. Revista de Ciencias Sociales (CI), (13), 66-73. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=70801306

Van Kessel, J. y Condori Cruz, D. (1992). Criar la vida: trabajo y tecnología en el mundo andino. Vivarium.

Van Kessel, J. y Enríquez Salas, P. (2020). Señas y señaleros de la Madre Tierra: agronomía andina. Fondo de Cultura Económica.

Zapata, C. (1996). El yapu k’hamani de mi pueblo. Presencia.

Zapata, C. (2013, 31 de enero). El yapu k’hamani de mi pueblo [publicación de blog]. Claraboya. http://yapukamani.blogspot.com/2013/01/el-yapu-khamani-de-mi-pueblo.html

Notas

* Este artículo se escribió a partir del estudio cualitativo “Estrategias sociales de adaptación al cambio climático en territorios aymaras”, desarrollado en el Instituto de Investigación, Interacción Social y Posgrado de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Mayor de San Andrés (La Paz, Bolivia), entre el 2019 y el 2020. En las entrevistas realizadas se procedió a la consulta del consentimiento informado para su participación en la investigación, la preservación de anonimato en la presentación de resultados, se empleó la categoría de comunaria(o) y exkamani.

** Maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia) y Maestría en Historia del Mundo Hispánico por la Universidad Jaume I (España). Docente investigador asociado en el posgrado Ciencias del Desarrollo de la Universidad Mayor de San Andrés. Entre sus publicaciones recientes se destacan: “Saberes ancestrales, conocimientos locales y cambio climático en comunidades aymaras del Altiplano boliviano: apuntes del estado de arte”, Millcayac, vol. IX, n.º 17, 2022, 124-149, https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=525871894009; y “Aprendizajes locales performativos y educación comunitaria en comunidades aymaras del altiplano boliviano”, en K. García (comp.), Aportes de la escuela al desarrollo comunitario. Análisis desde algunos casos particulares (pp. 73-112). Universidad Autónoma Latinoamericana (Unaula), 2022. willkaweimar13@hotmail.com

1 Sistema de trabajo en las minas de plata ubicadas en la Villa Imperial de Potosí.

2 Requiere inversión económica en la vestimenta, coca, alcohol, refresco, cigarrillos, petardos y cohetes.

3 Ritual religioso celebrado por el yatiri con objetos dulces en miniatura servidos en papel blanco, que representa los objetos reales para ofrecerlos a la Pachamama o dioses en reciprocidad por los favores recibidos o por recibir.

4 Se celebra para solicitar lluvia y una buena producción, se recogen muestras de los cultivos que están creciendo para anticipar el resultado de la cosecha, los cuales sirven para recibir a la Virgen de Candelaria; en el ciclo productivo de la papa marca el florecimiento, precosecha (primeros frutos); en algunas comunidades se intercambian algunas papas con lujmas (membrillos) para que alcancen el tamaño de la fruta; se acompaña por las danzas de chaxis o q’axcha kamanas y chiriwanu.

5 Anata alude al juego en el que se realizan varios rituales de precosecha de comensalidad de los alimentos a la Pachamama con ofrendas mesas y ch’allas para la fertilidad agrícola; durante la colonia se superpuso con el carnaval católico.

6 Se celebra después de la cosecha el 3 de mayo, es una fiesta de agradecimiento por la cosecha que se acompaña con danzas típicas: los choquelas y el quena quena.