
Entre antagonismos y fantasías: la identificación política de estudiantes de clases populares con Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales brasileñas de 2018 y 2022✽
Luciana Silvestre Girelli e Igor Suzano Machado
Recibido: 30 de marzo de 2025 | Aceptado: 9 de julio de 2025 | Modificado: 1º de agosto de 2025
https://doi.org/10.7440/res94.2025.08
Resumen | El artículo aborda el proceso de identificación política de estudiantes de cursos técnicos vinculados a la escuela secundaria, en la modalidad de la educación de jóvenes y adultos, con el candidato Jair Messias Bolsonaro, en las elecciones presidenciales brasileñas de 2018 y 2022. El objetivo del estudio fue demostrar cómo sujetos de las clases bajas, marcados por la discontinuidad en el proceso escolar y por la vulnerabilidad laboral, optaron por un candidato de extrema derecha. Los datos presentados se recopilaron a través de entrevistas individuales, no directivas y semiestructuradas, grupos focales y observación de diálogos en aplicaciones de mensajería, en 2022 y 2023. Para analizar los resultados, se adoptó la teoría del discurso de la Escuela de Essex como perspectiva teórico-metodológica. Partiendo de las categorías de identificación política, antagonismo y fantasía, se concluyó que los estudiantes estaban movilizados por agendas morales, especialmente la defensa de la familia, que se articulaban, antagónicamente, en torno a la lucha contra un enemigo común: el Partido de los Trabajadores (PT) y la izquierda. Desde el punto de vista ideológico o fantasmático, se constató que los estudiantes se vieron involucrados en este régimen de creencias a través de una fuerte movilización de afectos, como el miedo, la frustración y el resentimiento, que se manifestaron, entre otras razones, por la no consideración de este público en ciertas políticas de inclusión social de los Gobiernos del PT. En términos de originalidad, el texto presenta cómo estos sujetos de las clases bajas, a partir de su vida cotidiana, atribuyeron significado a la propuesta de la extrema derecha brasileña y ejemplifica el modo en que la estrategia digital de desintermediación entre líder y pueblo fue fundamental para el éxito del bolsonarismo en el grupo en cuestión.
Palabras clave | antagonismo; elecciones presidenciales; fantasía; identificación política; Jair Bolsonaro; Proeja
Between Antagonisms and Fantasies: The Political Identification of Working-Class Students with Jair Bolsonaro in the 2018 and 2022 Brazilian Presidential Elections
Abstract | This article examines the political identification of students enrolled in technical courses linked to secondary education, within the youth and adult education track, with Jair Messias Bolsonaro during the 2018 and 2022 Brazilian presidential elections. The study seeks to explain how members of the lower classes—marked by interrupted schooling and precarious labor conditions—came to support a far-right candidate. Data were collected in 2022 and 2023 through individual non-directive and semi-structured interviews, focus groups, and observations of conversations on messaging applications. The analysis adopts the discourse theory of the Essex School as its theoretical and methodological framework. Drawing on the categories of political identification, antagonism, and fantasy, the findings indicate that students were mobilized by moral agendas—particularly the defense of the family—constructed antagonistically around the struggle against a common enemy: the Workers’ Party (PT) and the political left. From an ideological, or “fantasmatic,” perspective, students were incorporated into this system of belief through the mobilization of powerful emotions such as fear, frustration, and resentment, fueled in part by their exclusion from certain social inclusion policies of PT governments. In terms of originality, the article demonstrates how these working-class actors, through the lens of their everyday experiences, ascribed meaning to the Brazilian far-right project and shows how the digital strategy of disintermediation between leader and people was central to the consolidation of Bolsonarismo within this group.
Keywords | antagonism; fantasy; Jair Bolsonaro; political identification; presidential elections; Proeja
Entre antagonismos e fantasias: a identificação política de estudantes de camadas populares com Jair Bolsonaro nas eleições presidenciais brasileiras de 2018 e 2022
Resumo | Este artigo aborda o processo de identificação política de estudantes de cursos técnicos vinculados ao ensino médio, na modalidade da educação de jovens e adultos, com o candidato Jair Messias Bolsonaro, nas eleições presidenciais brasileiras de 2018 e 2022. Objetivou-se demonstrar de que maneira sujeitos de camadas populares, marcados pela descontinuidade no processo de escolarização e pela vulnerabilidade laboral, optaram por um candidato de extrema direita. Os dados apresentados foram coletados por meio de entrevistas individuais, não diretivas e semiestruturadas, grupos focais e observação de diálogos em aplicativos de mensagens, em 2022 e 2023. Para analisar os resultados, adotou-se como perspectiva teórico-metodológica a Teoria do Discurso da Escola de Essex. Partindo das categorias de identificação política, antagonismo e fantasia, concluiu-se que os estudantes foram mobilizados por pautas de cunho moral, sobretudo a defesa da família, as quais se articularam, antagonicamente, em torno do combate a um inimigo comum: o Partido dos Trabalhadores (PT) e a esquerda. Do ponto de vista ideológico ou fantasmático, verificou-se que os estudantes foram envolvidos nesse regime de crenças mediante forte mobilização de afetos, como medo, frustração e ressentimento, que se manifestaram, entre outros motivos, em virtude da não inserção desse público em determinadas políticas de inclusão social dos governos petistas. Em termos de originalidade, o texto apresenta como esses sujeitos de camadas populares, a partir de seu cotidiano, atribuíram sentido à proposta da extrema direita brasileira e exemplifica como a estratégia digital de desintermediação entre líder e povo foi fundamental para o êxito do bolsonarismo no grupo em questão.
Palavras-chave | antagonismo; eleições presidenciais; fantasia; identificação política; Jair Bolsonaro; Proeja
Introducción
El comienzo de la década de 2010 estuvo marcado por la esperanza de democratización del mundo. La inevitabilidad histórica de la democracia predicha por Tocqueville ([1835] 2005) pareció materializarse en la ola de revueltas de la llamada “Primavera Árabe”, y el consenso teórico en torno a las instituciones de la democracia liberal fue cada vez más sólido. Sin embargo, otro movimiento en sentido contrario, marcado por el auge de regímenes políticos “iliberales”, resultó ser más decisivo que la supuesta ola de democratización, y las reflexiones sobre cómo profundizar en las dimensiones representativas, participativas y deliberativas de la democracia dieron paso a discusiones sobre la política populista y las formas de colapso de esta democracia (Levitsky y Ziblatt 2018).
El fenómeno se ha observado en países como Argentina, Brasil, Estados Unidos, Hungría y Turquía. Aunque muy diferentes entre sí, estos países comparten un contexto similar de intento de desmantelamiento democrático, auspiciado por un tipo específico de fuerza política, clasificada ideológicamente como de derecha —por ser apologista de la economía capitalista y de una moral conservadora— y populista —en relación con el formato de sus discursos, que oponen al pueblo a algún enemigo— (Laclau 2009). En cuanto a los medios que utilizan para propagar sus ideas, se destaca el uso intensivo de los medios digitales.
Los análisis de la actuación de esta nueva derecha de naturaleza potencialmente antidemocrática no pueden ocultar la importancia de comprender una dimensión propiamente democrática del fenómeno. Si bien es cierto que cuando los líderes de esta fuerza política asumen el poder, provocan fisuras en el edificio de la democracia liberal —pudiendo incluso derrumbarlo—, también es notable el apoyo popular que reciben cuando son candidatos. Además, su llegada inicial al poder no ha estado marcada por golpes de Estado, sino por elecciones democráticas. Por lo tanto, si se entiende esta derecha como populista (Lynch y Cassimiro 2022), es necesario comprender con mayor profundidad el proceso de identificación entre el líder político y las demandas populares de la mayoría del electorado.
Ante este escenario, en este artículo se analiza la formación de la identificación política de sujetos de clases populares en relación con el candidato Jair Messias Bolsonaro en las elecciones presidenciales brasileñas de 2018 y 2022. Se trata, específicamente, de estudiantes vinculados a cursos del Programa Nacional de Integración de la Educación Profesional con la Educación Básica en la Modalidad de Educación de Jóvenes y Adultos (Proeja), del Instituto Federal de Educação, Ciência e Tecnologia do Espírito Santo, campus Vitória, Brasil. Este programa tiene como objetivo atender a personas mayores de 18 años que no han podido completar la escuela secundaria y que buscan oportunidades para ingresar al mundo laboral. Es una política de inclusión social de jóvenes y adultos con trayectorias escolares discontinuas y cuya base de acción es la Red Federal de Educación Profesional y Tecnológica (Secretaria de Educação Profissional e Tecnológica 2007).
Las investigaciones con este perfil de público son relevantes para comprender la adhesión de los sectores populares a ciertos políticos o candidatos de extrema derecha, ya que revelan cómo las transformaciones sociales afectan drásticamente la vida moral de las personas provenientes de contextos vulnerables y la forma en que estos responden a esos procesos (Pinheiro-Machado 2016). En este sentido, es fundamental establecer conexiones entre su vida cotidiana y los grandes acontecimientos políticos, como se hará en este artículo.
Se parte de la premisa de que las personas de bajos ingresos no son simplemente manipuladas o víctimas pasivas de procesos históricos (Pinheiro-Machado 2016) y que los votantes de Jair Bolsonaro no deben verse como sujetos histéricos y paranoicos, como ya han señalado las investigaciones sobre el perfil de este público (Gallego 2018; Kalil 2018). Según Rocha, “la adhesión y el éxito de esa militancia tienden a pasar por la consolidación de lazos e identidades comunes, la movilización de afectos y el uso de las redes sociales. En ciertas circunstancias, tales factores fueron más importantes que la posesión de abundantes recursos”1 (2018, 52).
Con el fin de demostrar tales conexiones, se analizan datos cualitativos de una investigación doctoral (Girelli 2024), que indagó sobre la formación de la identificación política de los estudiantes de Proeja en las elecciones de 2018 y 20222. El objetivo principal del estudio fue comprender los factores que motivaron la adhesión a las ideas de Jair Bolsonaro en su primera contienda presidencial, así como por qué mantuvieron su apoyo al candidato en la siguiente elección.
En cuanto a los criterios de selección de los participantes, se eligieron estudiantes matriculados en cursos del Proeja, de 2018 a 2022, cuya opción de votar por Jair Bolsonaro había sido ostensiblemente publicitada en el ámbito escolar y también fuera de él, como en las redes sociales. Los profesores que impartieron clase a los alumnos durante el periodo analizado, el equipo pedagógico responsable de su seguimiento y los estudiantes informantes, en general, líderes de clase, dieron las indicaciones. Estos últimos debían presentar diversos perfiles de raza y etnia, género y orientación sexual, grupo de edad, religión y participación en organizaciones sociales3.
Los nueve estudiantes que votaron por Bolsonaro4, que conformaron el corpus empírico de la investigación, cursaron la educación secundaria en la modalidad de educación para jóvenes y adultos en cursos técnicos de Guía de Turismo, Metalurgia y Seguridad Ocupacional. Se distribuyeron entre cinco mujeres y cuatro hombres, y sus edades oscilaron entre los 22 y los 64 años. Con respecto a la raza y el origen étnico, cuatro se declararon blancos y cinco dijeron que eran morenos o negros. En cuanto al lugar de residencia, la mayoría declaró vivir en barrios periféricos de la región metropolitana de Vitória (Espírito Santo, Brasil). Con relación a la ocupación, los estudiantes realizaban una o más actividades en el sector de servicios, tanto en condiciones formales como informales, así como en el área industrial, en empresas tercerizadas. Entre los trabajos mencionados, destacan: operador de telemarketing; vendedora y asistente de oficina; operadora de equipos e instalaciones; carnicero; operador electromecánico; ama de casa; empleada doméstica y camarera de hotel; comerciante e inspector municipal de la vía pública; pastelera; técnica de enfermería (cuidadora de personas); y jubilada. Sus ingresos familiares se componen principalmente de montos de hasta tres salarios mínimos.
Desde el punto de vista religioso, cuatro estudiantes se declararon evangélicos; dos, católicos —uno tradicionalista y el otro no practicante—; dos cristianos, pero sin una religión específica; y, uno ateo o agnóstico. En cuanto a la participación en organizaciones sociales, la mayoría afirmó no estar involucrada. Sin embargo, entre los que sí participaban, se mencionaron el Movimiento Brasil Libre (MBL), el Partido Laborista Brasileño (PTB), el Partido Liberal (PL) y la iglesia a la que asistían. En términos político-ideológicos, los estudiantes se declararon de derecha, con variaciones como centroderecha, derecha liberal y derecha conservadora, siendo esta última predominante en el grupo. También se mencionaron otras orientaciones, como centroliberal, “patriota” y “para la familia”.
La recolección de datos se realizó en 2022 y 2023, y combinó el uso de tres técnicas: (i) entrevistas individuales dirigidas, que abordaron la trayectoria de vida de los estudiantes, y entrevistas semiestructuradas, establecidas a partir de un guion orientador; (ii) grupos focales, realizados en línea y presencial; y (iii) observación basada en diálogos con los participantes a través de una aplicación de mensajería. Desde el punto de vista del análisis de datos, se adoptó la perspectiva teórico-metodológica de la teoría del discurso de la Escuela de Essex, cuyos principales exponentes son Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Desde esta perspectiva, el discurso se entiende como “una consecuencia de articulaciones concretas que unen palabras y acciones, en el sentido de producir significados que competirán por el espacio en lo social” (Mendonça y Rodrigues 2014, 50).
En cuanto a la organización, el texto se divide en cuatro secciones, además de esta introducción y las consideraciones finales. En la primera, se presenta el concepto de identificación política, así como los conceptos de antagonismo y fantasía, fundamentales para el análisis de los datos. En la segunda sección, se muestra cómo los principales elementos de identificación con el candidato Jair Bolsonaro se articularon en torno a la lucha contra el enemigo común, el PT y la izquierda, vistos como responsables de la ruptura de las familias, un elemento central para este público. En la tercera sección, se indican las motivaciones fantasmáticas que movilizaron a los estudiantes para que mantuvieran la creencia en el orden político liderado por el político de extrema derecha, especialmente a través de la activación de afectos. En la cuarta y última sección, se analiza cómo la estrategia digital del candidato, marcada, entre otros puntos, por la desintermediación entre líder y pueblo (Cesarino 2022), fue decisiva para lograr ese éxito. Al final, se pretende demostrar cómo la práctica discursiva de Jair Bolsonaro tuvo sentido para este grupo de origen popular, constituyéndose, a su juicio, como una alternativa política para el país.
“Voto por Bolsonaro, pero no soy bolsonarista”: identificación política, antagonismos y fantasía
La afirmación que titula esta sección fue casi unánime entre los estudiantes que participaron en la investigación y ejemplifica la concepción teórica con la que se trabajó en torno a las identidades políticas: no son fijas ni inmutables y se modifican según cada momento histórico. Elisângela5, una estudiante de 43 años, ama de casa, dijo que cambió su perspectiva política de izquierda a derecha, pero admite que su posición actual está sujeta a cambios: “Yo era de izquierda, hoy soy de derecha, pero nada me impide cambiar. [...] En este momento, soy de derecha, Dios, patria, familia. ¿Hay algo que haga la derecha con lo que no esté de acuerdo? Sí, pero todavía no he cambiado mi posición, sigo siendo de derecha” (20 de septiembre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
Narrativas como la de Elisângela pueden entenderse a la luz del marco teórico de Laclau, que critica la preponderancia de la clase social en relación con otras dimensiones que pueden influir en la constitución de identidades sociales y políticas (Laclau 2000; Laclau y Mouffe 2015). Según esta perspectiva, no existe un principio subyacente al orden social, ya que este no tiene una esencia. La sociedad, según Mendonça y Rodrigues (2014) en su lectura de la obra de Laclau y Mouffe, se concibe desde la lógica del discurso, entendido como “una categoría que une palabras y acciones, que tiene una naturaleza material y no mental y/o ideal” (49).
Por lo tanto, no existe una alineación necesaria entre la condición socioeconómica de los sujetos y sus identificaciones políticas. En esta investigación, las desigualdades sociales que afectan a los estudiantes no son algo que, a priori, los haga propensos a adherirse a posiciones progresistas, ni su acercamiento a la extrema derecha debe leerse como mera manipulación o falta de sentido crítico.
Según Laclau (2000), las identidades políticas se forman necesariamente de manera relacional, ya que no es posible fijarles un significado absoluto en la estructura social. Las identidades no son obvias ni están definidas previamente, sino que se construyen de acuerdo con cada momento político. Desde este punto de vista, la formación y los cambios en las identidades deben entenderse en función del desplazamiento del sujeto6 dentro de un discurso, que se produce debido a la necesidad constante de llenar una carencia que es constitutiva de él (Laclau y Zac 1994). En este sentido, la categoría psicoanalítica de identificación se considera un punto clave para comprender la formación de identidades políticas, ya que siempre será necesario identificarse con algo que llene la incompletitud original de la existencia humana.
Conceptualmente, la identificación, según Hall (2012), se configura como “un proceso de articulación, una sutura, una sobredeterminación y no una subsunción” (106) a cualquier tipo de condición específica: económica, social o cultural. Desde esa perspectiva, las identidades funcionarían como puntos de apego temporal a las posiciones del sujeto, construidas por las prácticas discursivas.
En términos políticos, Stavrakakis (2010) señala que la falta constitutiva puede suplirse por objetos socialmente disponibles, como los roles familiares, los patrones de consumo, los ideales profesionales y las ideologías políticas. El autor también argumenta que el acto de suplir ese vacío ocurre a través de la fantasía, que consiste en una promesa ilusoria, en el ámbito colectivo, sobre la recuperación de un estado de armonía, unidad y plenitud de la vida en comunidad. Sobre este aspecto, Glynos (2011) argumenta que la fantasía ofrece una cierta garantía al sujeto en la medida en que brinda protección contra la imprevisibilidad y la contingencia de las relaciones sociales. Además, estructura el deseo, proporcionando tanto un ideal como un impedimento para su realización, lo que la hace tener un lado beatífico y uno terrible. La promesa de plenitud, aunque imposible de realizar, aparece como posible para el sujeto por medio de la superación de obstáculos, nombrados o implícitos, en la forma de un “otro” amenazante.
En las disputas sobre proyectos de poder, los grupos o personas a menudo son designados como enemigos, lo que puede explicarse, según Stavrakakis (2007), por el hecho de que el orden social armonioso, creado por la fantasía, atribuye la culpa del desorden a un elemento extraño o intruso, que puede ser estigmatizado o, incluso, eliminado para que esta ilusión mantenga su coherencia. Hay una creación constante de un “nosotros” y un “ellos”, fundamentales para el proceso de identificación. Sin embargo, Glynos (2011) enfatiza que la fantasía, en un análisis crítico de los procesos sociales y políticos, no debe entenderse como un mito o una ilusión, ni debe usarse como un medio para deslegitimar una creencia o cosmovisión, enmarcándola como falsa o irracional. Debe entenderse como un medio para acceder a la estructura del deseo, dando menor importancia a sus contenidos y más a la forma en que los sujetos son arrastrados por esta narrativa.
Teniendo en cuenta estos elementos, en este artículo se argumenta que la formación de la identificación política se produce mediante la creación de una frontera interna que establece una división antagónica en relación con un enemigo común, de modo que el antagonismo se constituye como una forma de identificación basada en una amenaza (Mendonça 2012). El antagonismo también opera desde algo “externo” que bloquea la plena constitución de una identidad, entendida como “interna”. De esta manera, las elecciones de los grupos sociales para determinados proyectos políticos se establecen a partir de una relación de antagonismo y poder, y no de manera anterior a ella, como reitera Mendonça:
El antagonismo, antes de ser una relación entre objetividades ya dadas, representa el momento mismo en que estas se constituyen. Así, el antagonismo es una condición de posibilidad para la formación de identidades políticas [...] y no simplemente un campo de batalla que se forma entre dos fuerzas con existencias previas. (2012, 207)
El autor también afirma que esta categoría debe entenderse como la percepción de una amenaza, que promoverá una identificación entre elementos, que, a su vez, se articulará en un discurso. Este proceso de articulación se relaciona con la dinámica de la lógica de las diferencias y equivalencias (Laclau y Mouffe 2015), que explica la forma en que las demandas de la población, inicialmente dispersas y sin vínculo inmediato entre sí, pasan a agruparse contra un punto común de oposición, en torno a significantes que les dan unidad. Estos son considerados como “significantes vacíos”, cuyo vaciamiento es responsable de unificar una cadena de equivalencias, simplificando el espacio político (Laclau 2009). A modo de ejemplo, entre los partidarios de Jair Bolsonaro, los términos “ciudadano de bien”, “Dios”, “patria” y “familia” pueden considerarse significantes que se han vaciado y que han abarcado diversas demandas de la población —como más seguridad, más libertad económica, etc.—, que representan algo más grande que ellos mismos, así como la oposición a un mismo enemigo, antagónico a los ciudadanos de bien y a Dios, a la patria y a la familia.
Según exponen Lopes y Mendonça (2013), los significantes vacíos terminan atribuyendo una nueva dimensión cualitativa a las demandas unificadas, ya que operan como puntos de identificación para todos los eslabones de la cadena, lo que hace que el proceso de representación colectiva sea exitoso. Esto, aunque constituido a partir de lo que se antagoniza, también puede articular aspectos positivos de identificación, ya que sus operaciones de significado son internas y el otro constitutivo es “externo” a sus límites. Así, el antagonismo “tiene la función de generar un tipo específico de identificación política” (Mendonça 2012, 224), a partir de la dicotomización de lo social.
Para ejemplificar la relación entre antagonismo e identificación política, se presenta la justificación del estudiante Lucas, de 22 años, teleoperador, que no se considera bolsonarista a pesar de haber votado por el candidato: “Ser bolsonarista es defender al tipo con uñas y dientes, ¿no? Critiqué muchas cosas de su gobierno en relación con 2018. [...] Pero sigo con ese argumento de que no quiero volver a tener un gobierno de izquierda, porque mis ideales no encajan con las personas de izquierda” (7 de septiembre de 2022, en línea). En este caso, la elección del estudiante estaba directamente relacionada con su rechazo a los gobiernos de izquierda.
Suzana, una estudiante de 27 años que trabaja como operadora de equipos e instalaciones en una empresa industrial subcontratada, argumenta algo similar: “No me considero bolsonarista, que es una persona completamente de derecha, que tiene un [...] político favorito. [...] Voto por Bolsonaro porque es el único candidato que tiene la fuerza para acabar con la izquierda. Y porque también me gustan algunas de sus ideas” (16 de octubre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil). En esta narrativa, sin embargo, se observa que el corte antagónico con ideas de izquierda justifica, en primer lugar, el apoyo al candidato, conquien también se establece una relación positiva de identificación en algunos aspectos.
De las diferencias a las equivalencias: elegir el “mito” para contener al enemigo
Para comprender cómo se articularon las demandas dispersas de los sujetos en oposición a la izquierda y a los grupos progresistas, esta sección presenta las narrativas de los estudiantes. Esta articulación resultó en la identificación política con Jair Bolsonaro, considerado por ellos como una alternativa para el reordenamiento político de Brasil.
En el marco de la lógica de las diferencias, el grupo analizado destacó cuatro justificaciones principales para votar por Bolsonaro. La primera fue la defensa de la economía liberal, entendida como una forma de aumentar la eficiencia del Estado. La segunda, la crítica de las “agendas identitarias”, vistas como una forma de dividir a los brasileños. La tercera, la necesidad de medidas punitivas más severas para hacer frente a los problemas de seguridad pública. Finalmente, la apreciación de los principios de la familia tradicional como una forma de superar el desorden en el país, una razón mencionada con gran frecuencia por los participantes.
En lo que respecta a la agenda económica, los estudiantes dijeron estar de acuerdo con la reducción del aparato público y la burocracia estatal, por medio de la privatización y del libre mercado, propuestas defendidas por Bolsonaro. Sin embargo, cabe destacar la idea de valorar al emprendedor. Desde esta perspectiva, la promesa del candidato de ampliar los beneficios para los emprendedores se traduce en una extensión a los ciudadanos del común que aspiran a aumentar sus ingresos por su propio esfuerzo y mérito, como explicó Pedro, de 33 años, operador electromecánico, al justificar su apoyo al candidato presidencial:
Este tema tiene más que ver con la economía, ¿verdad?, intentar que los brasileños sueñen con emprender. Por ejemplo, trabajas por tu cuenta, puedes estar en la empresa, pero no te conformas solo con ese salario que tienes. Intentas vender un caramelo, un dulce, un pastel, tejes, haces artesanías [...] Y realmente hacer que la persona intente ser emprendedora, ¿no? Yo creo que [...] la visión de este gobierno de “beneficiar al empresario”, pero no se trata solo de beneficiar al empresario, sino de hacer que un ciudadano común que está abajo, en la clase social, pueda emprender y tener más dinero, [...] vivir bien de manera tranquila. (7 de octubre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil)
El estímulo al emprendimiento, entendido como una forma genuina de creer en el potencial de los pobres, se articula, en cierta medida, con la crítica a las “agendas identitarias”, percibidas como una forma de tratar a los más vulnerables como “pobres miserables”, segregándolos e impidiéndoles crecer y prosperar. En este escenario, Bolsonaro es visto como el candidato que enfrentó ese discurso, considerado como una forma estereotipada de clasificar a la humanidad.
El estudiante Eduardo, de 30 años, carnicero, dijo que estaba cansado del discurso políticamente correcto cuando optó por Bolsonaro en 2018 y vio en el candidato una forma de enfrentar esa agenda política: “Mucha gente se escandalizó un poco con las ideas de proteger a ciertos grupos, cuando, de hecho, deberíamos mirar al ser humano en sí, en lugar de mirar los colores, de pensar en los seres humanos como seres negros, blancos, estereotipados” (6 de septiembre de 2022, Vitória, Espírito Santo).
En cuanto al tema sobre la violencia y la seguridad pública, hay varios relatos de situaciones de inseguridad vividas por estudiantes o por conocidos que los llevaron a elegir a un político que presentara medidas más estrictas en esta área. Vanda, una estudiante de 46 años que es auxiliar de aseo, mostró un inmenso descontento por los robos de los que fue víctima, en los que le robaron los dispositivos electrónicos que le había regalado su hija, quien vive en Estados Unidos.
Para resolver estos problemas, los estudiantes indicaron medidas más severas y punitivas para quienes cometen delitos, como la reducción de la mayoría de edad penal. También defendieron la ampliación del porte de armas para los ciudadanos, en consonancia con las propuestas del candidato. Además, las narrativas desafiaron la perspectiva de que “el bandido es un pobre desgraciado”, atribuida a los activistas de derechos humanos y a la izquierda. Esta postura apareció en el relato de Suzana: “No sé de dónde sacaste esto de que el delincuente es un pobre desgraciado. Desgraciadas son las compañeras de clase de mi madre que salen de aquí a las nueve de la noche para descubrir que no pueden entrar a la casa porque un vagabundo del barrio las echó de la casa” (6 de mayo de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
Este escenario de inseguridad y desorden, cuya solución se basa en medidas punitivas más duras, se entiende como el resultado de una grave crisis moral, consecuencia de la ruptura y la decadencia de las familias brasileñas. Suzana, a pesar de ser una firme defensora del punitivismo, afirmó que los gobiernos y la policía tienen un poder limitado para resolver los problemas de violencia, ya que el problema de fondo es la educación que viene de casa:
El principal problema es la educación, pero no me refiero a la educación en el aula [...] Es la familia misma, [...] porque si miras a la gran mayoría, en términos de seguridad, hay padres que no supieron educar a sus hijos, que tienen un hijo tras otro sin siquiera tener una forma de mantenerlos. Dicen “ah, pero el gobierno los sostiene”, no sé, crían niños en medio de la miseria. No los crían bien, los crían en la violencia. Entonces, una persona así se volverá violenta. (6 de mayo de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil)
La educación moral, en opinión de estos estudiantes, depende de una familia bien estructurada, una idea defendida por Jair Bolsonaro. Ese tema, que tiene varios matices y es central para el público de este estudio, no solo abarca a los estudiantes evangélicos —aunque entre ellos es más radical—, sino que también se extiende a los votantes jóvenes y a aquellos que se consideran de derecha liberal.
En primer lugar, la familia se entiende como un núcleo de apoyo económico y emocional, así como de seguridad y estabilidad social: “La familia, nos guste o no, será la base de mucho en la vida [...]. Crecemos pensando que, si pasa algo, un problema, tengo a mi padre o a mi madre. Tengo a mi hermano para apoyarme, quien será mi base”, dijo Lucas (7 de septiembre de 2022, en línea). Ronaldo, de 50 años, comerciante, agregó: “La familia es la base de todo. Sin tu familia allí, no puedes salir adelante, no puedes ir a ningún lado. [...] Creo que Bolsonaro defiende mucho este concepto de familia” (10 de mayo de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
La mayoría de los estudiantes cree en un modelo específico de familia, el tradicional, compuesto por la unión de una pareja heterosexual, vista como capaz de dar estabilidad y equilibrio a la sociedad, según los testimonios de Elisângela y Eduardo, respectivamente: “Aprendí que Dios creó al hombre y a la mujer. No creó a dos hombres, no creó a dos mujeres” (20 de septiembre de 2022, Vitória, Espírito Santo); y “Los heterosexuales se complementan uno a otro [...]. Y la vida solo comienza a través de este tipo de relación, [...] genera una vida, tiene una importancia mucho más notable, ¿verdad?” (6 de septiembre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
Muchos participantes atribuyen la perturbación de este estatus familiar a los nuevos arreglos familiares, especialmente de las parejas homosexuales, consideradas “mundanas” y distantes de la “familia de Dios”. Respecto a este tema, todos los estudiantes expresaron respetar las relaciones de las personas LGBTQIAPN+. Sin embargo, muchos creen que sus manifestaciones afectivas deben restringirse al espacio privado, ya que hacerlo en lugares públicos se percibe como una actitud impositiva, ofensiva e irrespetuosa, como explica Pedro:
Las leyes de Brasil permiten que eso suceda, así que lo respeto. No juzgaré a la persona por tener una relación homosexual. Pero creo que tampoco pueden obligar a toda la sociedad a ser así. ¿Te imaginas, en el futuro, que ser heterosexual sea de mal gusto? [...] Ser anticuado, cursi [...]. Porque así es como va la sociedad y la gente se impone, ¿no? La gente lo toma como una verdad. Pero vamos a estar de acuerdo en que no es una verdad. (7 de octubre de 2022, Vitória, Espírito Santo)
El temor a que los niños puedan ser influenciados en su orientación sexual también justificó las críticas a la exposición pública de las parejas homosexuales, así como a las adopciones de niños por parte de parejas del mismo sexo y a la enseñanza de cuestiones de género en las escuelas. Además, el voto por Jair Bolsonaro se consideró seguro en el sentido de evitar que se aprobaran agendas favorables a los derechos reproductivos de las mujeres, como la legalización del aborto.
Las diferentes demandas presentadas por los estudiantes para votar por Bolsonaro se articularon, antagónicamente, a través de cadenas de equivalencias, en torno a la lucha contra un enemigo común: el PT y la izquierda. Defender la eficiencia estatal y el espíritu emprendedor, luchar contra lo políticamente correcto y criticar las agendas identitarias es equivalente a defender castigos más severos para quienes cometen delitos y luchar por la preservación de la familia al estar en contra la depravación moral, en la medida en que la frontera que establece al enemigo es la misma para todos estos sujetos.
En general, el rechazo al PT y a la izquierda se manifestó por su asociación con la corrupción y la defensa de agendas que confrontan a la idea de familia, como señalaron Diana, de 24 años, vendedora, y Vanda, respectivamente: “No acepto a Lula. No puedo poner en la presidencia a una persona con un historial de corrupción, de investigación [...]. No me gusta votar en blanco, por eso votaría por Bolsonaro” (23 de septiembre de 2022, en línea) y “Él [Lula] está en contra de la familia. Para él todo está bien, todo está bien” (19 de septiembre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
Por su parte, el estudiante Lucas destacó la necesidad de sacar del poder al grupo político que dominó la presidencia de Brasil durante muchos años y que fue responsable de la caída del país: “Desde 2012 en adelante, hubo una crisis económica, incluso una crisis cultural [...]. Y el argumento que utilizó Bolsonaro en 2018 fue muy bueno. Era ese candidato fuerte, diferente. Un candidato de derecha que defendía. Es ridículo que diga esto: ‘Ah, vamos a sacar al PT del poder, vamos a machacar a los petistas’” (7 de septiembre de 2022, en línea).
Los estudiantes más jóvenes consideraron votar por otros candidatos como alternativa a las candidaturas del PT a la Presidencia de la República. Sin embargo, debido a la baja expresión electoral de estos candidatos, optaron por votar por Bolsonaro, el único que tenía posibilidades concretas de vencer a la izquierda en las urnas, como expresó Eduardo: “Mucha gente vio en Bolsonaro esta figura para confrontar directamente a la izquierda. El hombre quería enfrentarse, quería luchar contra la izquierda y, a partir de ahí, como era más impulsivo en el discurso, surgió este meme del mito. Él es el mito, ¿verdad? [...] Así que fui por él, principalmente porque no quería que el PT volviera al poder” (6 de septiembre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
Es interesante notar que las justificaciones para votar por Jair Bolsonaro en las elecciones de 2022 no difirieron mucho de las presentadas en 2018, a pesar de haber vivido la experiencia concreta del mandato presidencial previo ejercido por este candidato. Entre los participantes de la investigación, no hubo cambios en el voto en la segunda vuelta de las elecciones ni demostración de arrepentimiento. Sin embargo, se mencionó el llamado “voto crítico”, mediante el cual muchos votantes reconocieron los fracasos del presidente de entonces, pero optaron por dejarlos en un segundo plano, ante la necesidad de impedir, nuevamente, la reanudación del poder por parte de la izquierda en el país, como afirmó Lucas: “En 2022, voy a votar por él porque no quiero un gobierno de izquierda. No obstante, sé lo que ya ha hecho y no estoy de acuerdo con mucho. [...] No votaré satisfecho, pero votaré para evitar un gobierno de izquierda nuevamente” (7 de septiembre de 2022, en línea).
Varios estudios comparten la perspectiva de que la identificación política de parte de la población brasileña con Jair Bolsonaro se estableció a partir de una relación de antagonismo. Avelar (2021), por ejemplo, destacó el carácter polifacético del candidato, compuesto por elementos heterogéneos que expresaban demandas gestadas a lo largo de los años por la población brasileña. Para él, el bolsonarismo surgió como una expresión de “la incapacidad del sistema político brasileño para representar satisfactoriamente el antagonismo” (2021, 238), siendo su condición un lugar vacío que se llena con cada una de las demandas reprimidas o no atendidas satisfactoriamente por las instituciones políticas del país.
Por su parte, Kalil (2018) identificó dieciséis perfiles distintos entre los partidarios y votantes de Jair Bolsonaro, a partir de la figura del “ciudadano de bien”. Según la autora, la construcción de tales modelos se basó en la identificación de diferentes dimensiones movilizadas en el momento de la votación, como el miedo y el rechazo, dirigidas, sobre todo, al comunismo y a la ideología de género. A su juicio, estos dos “enemigos” materializan en Brasil la combinación de racionalidad neoconservadora con la neoliberal, otro factor que contribuye a comprender el éxito del bolsonarismo en el país.
En la misma línea, Cesarino (2019) argumentó que las agendas de reconocimiento y de redistribución estaban muy bien articuladas por la extrema derecha brasileña, ya que la campaña de Jair Bolsonaro movilizó como enemigos los principales marcadores de diferencia de las “políticas de identidad”, a saber, género, raza y orientación sexual, pero con el cuidado de demarcar una frontera entre los militantes de estos movimientos y los “ciudadanos de bien”, y no simplemente entre mujeres y hombres, blancos y negros o heterosexuales y homosexuales. De esta manera, aquellos brasileños que fueron identificados por tales marcadores, pero que no se sentían atraídos por los llamamientos de las políticas de reconocimiento, como los participantes en este estudio, “pudieron movilizar su pertenencia por la cadena de equivalencia del bolsonarismo, que operó con significantes vacíos como ‘brasileños’, ‘trabajadores’, ‘ciudadanos de bien’ o ‘patriotas’” (Cesarino 2019, 541).
Al mismo tiempo, según la investigadora, la facción antagonista, que actuó centrándose en el antiPT y en la lucha contra la izquierda y el comunismo, asoció a la militancia con la imagen del delincuente, la corrupción, la amenaza y la élite hipócrita, con el fin de crear un rechazo hacia la izquierda y una atracción hacia la extrema derecha. De esta manera, en Brasil fue posible vincular tanto a los defensores de las agendas de reconocimiento —a través de la llamada “política de identidad”— como a los que luchan por políticas de redistribución, con la figura de bandidos y corruptos.
Antes de cerrar esta sección, es relevante profundizar en la razón por la cual los sujetos de esta investigación aparecen tan vinculados a la defensa de la “familia”, atribuyendo al PT, a la izquierda y a los grupos progresistas la culpa del desmantelamiento de esta institución, vista como el “eje estructurante” de la sociedad. Estudios que tratan sobre el crecimiento del conservadurismo en Brasil y en el mundo, como los de Brown (2019), Burity (2020) y Lacerda (2019) presentan, desde un punto de vista macrosocial, valiosas contribuciones al tema. Sin embargo, se decidió indicar elementos desde una perspectiva antropológica, mirando la vida cotidiana de los participantes.
Teniendo en cuenta que los estudiantes de esta investigación se ven afectados por diversas desigualdades sociales, en este contexto la familia asume un papel fundamental. Esto se debe a que, en la esfera privada, cumple funciones que no son proporcionadas por el Estado en el ámbito de las instituciones públicas:
En un país donde los recursos para la supervivencia son privados, dada la precariedad de los servicios públicos como la educación, la salud, la seguridad social, el apoyo a la vejez y la infancia, sumada a la fragilidad de los sindicatos y partidos políticos como instrumentos de mediación entre el individuo y la sociedad, [...] el proceso de adaptación al entorno urbano y a la vida cotidiana de los pobres, incluso los nacidos en la ciudad, está estructuralmente mediado por la familia. (Sarti 2007, 52)
De esta manera, la familia es, para las personas de escasos recursos, un núcleo de supervivencia material y emocional, así como una red de vínculos afectivos. Sin embargo, este espacio también debe entenderse como un orden moral, ya que “constituye el espejo que refleja la imagen con la que los pobres ordenan y dan sentido al mundo social” (Sarti 2007, 22). Su importancia, por tanto, no es solo funcional —aunque lo es— sino también estructural, puesto que constituye un referente simbólico que organiza la explicación del mundo para estos sujetos.
Si la familia puede ser entendida por las poblaciones periféricas como un núcleo funcional y estructural, las iglesias evangélicas neopentecostales, por su parte, han actuado como una familia extendida, es decir, un punto de apoyo eficaz, en las más diversas dimensiones, para los individuos más vulnerables. Al analizar el papel de las iglesias evangélicas en las comunidades urbanas, el antropólogo Juliano Spyer afirma que han cumplido la función de un estado de bienestar informal, es decir, “las iglesias tienen una actitud emprendedora y evangelizadora que amplía su oferta de ayuda donde el Estado no está presente” (Spyer 2020, 116).
Concretamente, estas instituciones operan en regiones periféricas ofreciendo ayuda material, como alimentos, e inmaterial, como consuelo emocional. En estos espacios se crean redes de ayuda mutua, en las que las personas comparten desde oportunidades laborales hasta traslados a hospitales, en casos de emergencia. Además, muchas iglesias ofrecen cursos de alfabetización para jóvenes y adultos, tutorías escolares y actividades extraescolares para ocupar el tiempo de los niños y adolescentes cuando no están en la escuela. A menudo, son un refugio seguro para quienes quieren dejar el narcotráfico y vivir de manera tranquila en sus comunidades (Spyer 2020).
No es de extrañar que muchos estudiantes dijeran que consideran a la iglesia en la que participan como un movimiento social, como lo explica el estudiante Pedro, un antiguo traficante de drogas, que cambió el rumbo de su vida con el apoyo y acompañamiento de su institución religiosa:
Considero a la iglesia un movimiento social porque la iglesia juega un papel social aún mejor que algunas políticas públicas. Yo mismo soy uno de ellos, cambié gracias a la iglesia [...] o por mi pastor: “tienes que estudiar porque algún día tendrás una familia, tienes que dejar de consumir drogas, que esto terminará con tu vida”. (7 de octubre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil)
Estas reflexiones sobre el papel de la familia y la iglesia —entendida como una familia extensa— ponen de manifiesto hasta qué punto estas dos instituciones representan seguridad y protección para las poblaciones que viven en las periferias urbanas, con acceso limitado a los bienes y servicios públicos ofrecidos por el Estado. Esta dimensión microscópica permite comprender por qué estos elementos son tan importantes para estas personas, que se movilizan con éxito en términos de identificación política, especialmente cuando existe una amenaza que apunta precisamente a destruir lo que les queda de estabilidad material y emocional. Sin embargo, esta sensación de seguridad, a menudo patrocinada por la familia, también puede manifestarse en su ausencia. Esto ocurre cuando estos sujetos asocian los problemas vividos con la ausencia de la familia o de la iglesia, entendida, como se ha visto, como una especie de familia extendida.
Fantasía, movilización de afectos y construcción de la mirada sobre “ellos”
Para continuar la comprensión del proceso articulatorio que hizo que el bolsonarismo se volviera hegemónico en el país, esta sección aborda la dimensión de la fantasía, demostrando cómo los estudiantes vieron en Jair Bolsonaro la posibilidad de un orden armónico en medio del caos, al mismo tiempo que designaron varios “enemigos” para el país, bajo una fuerte movilización de afectos.
Como ya se ha argumentado, la fantasía es una narrativa que llena la carencia constitutiva del sujeto, dotándolo de plenitud y armonía, en su rostro beatífico, por medio de un orden. Además, designa las amenazas y los obstáculos que pueden impedir su realización, en su horrible dimensión. Entre los participantes de esta investigación, se identificó inicialmente la percepción de desorden en relación con la situación del país, ejemplificada por el sentimiento de decadencia en los valores familiares y por el descrédito de las instituciones públicas: “La familia es la base de la sociedad y, hoy en día, la familia ya no existe. Todo se está desmoronando. Tú hablas con el hijo, el hijo quiere matar a su padre, el padre quiere matar al hijo, y es un maldito desastre. Ya no se respetan”, dijo Dalva, de 64 años, técnica de enfermería (6 de mayo de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
Ante esta sensación de desorden, el deseo de que el país fuera gobernado por alguien con mano firme y acompañado de la promesa de establecer un orden más armónico para las familias hizo que muchos estudiantes apostaran por la candidatura de la extrema derecha, como reveló Diana, al destacar lo mucho que Bolsonaro elevó la autoestima de los brasileños:
Bolsonaro hizo que una gran parte de los que no creían en Brasil volvieran a creer. Estaba muy conmocionada el Día de la Independencia. Vi a la multitud en la calle [...] abrazando la bandera [...]. Entonces, lo que Bolsonaro trajo [...] al país: no tenía esperanza y, actualmente, veo a mucha gente diciendo “quiero abrir una microempresa, quiero hacer esto, quiero hacer aquello”. Nos guste o no, esto vino con esa mirada suya, para llevar esperanza a los brasileños. (23 de septiembre de 2022, en línea)
Sin embargo, la horrible cara de la fantasía predominó en las narrativas de los participantes, especialmente cuando se refirieron a los riesgos y amenazas a ese orden beatífico, identificados en las figuras del PT y de la izquierda, los enemigos a combatir. Este partido se asoció con la idea del comunismo y el socialismo, que para los votantes de Bolsonaro equivalen al autoritarismo y a la dictadura, así como al hambre y a la pobreza. Con frecuencia se mencionó la alianza de la izquierda con gobiernos considerados autoritarios, como los de Venezuela y Cuba, y un temor generalizado de que este tipo de regímenes se implementen en el país.
El comunismo y el socialismo también se asociaron con la despenalización de las drogas y el aborto, así como con la expropiación irrestricta de la propiedad privada. El miedo a perder lo poco que se tiene y el rechazo a las acciones que consisten en “tomar lo que es de otros” fueron sentimientos que también se identificaron en los discursos de los estudiantes cuando dieron su opinión sobre el Movimiento de los Sin Tierra (MST), entendido como parte de la izquierda: “Creo que son muy violentos. [...] Por lo que veo, por lo que leo, se llevan las cosas de la gente, así, [...] con violencia”, dijo Dalva (30 de septiembre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
También, como consecuencia del rechazo electoral al PT, se evidenció que la figura de Lula ocupa un lugar central en términos repulsivos, ya que apareció bajo un conjunto de etiquetas, como “todo lo malo”, “ladrón”, “psicópata”, “mitómano”, “mentiroso”, “engañador” y “manipulador”, denominaciones que sugieren la idea de la farsa. Para la audiencia de la encuesta, especialmente para los de más edad, esta visión fue predominante, lo que explica la sensación de que fueron engañados y burlados por el PT.
Algunos estudiantes dieron indicios de este sentimiento al afirmar que Lula, además de estar “en contra de las familias”, también está “en contra de los pobres”, lo que contradice la principal propuesta del candidato del PT: “Lamentablemente, la población no ve que lo que dijo sobre Bolsa Família [programa de ayuda económica a familias de bajos ingresos en Brasil], sobre ayudar a los pobres, son solo migajas que caen de la mesa para los tontos que van a votar por él, para ganar votos, mientras él lucha por la élite, por los empresarios. Él no lucha por los pobres [...]. Entonces hace ver a la población que va a hacer algo, pero no, él está en contra de la familia, está en contra de los pobres”, dijo Vanda (10 de mayo de 2022, Vitória, Espírito Santo).
La perspectiva del engaño, es decir, de que Lula engañó a la población con sus falsas promesas y su buena oratoria, cuando en realidad estaba actuando contra los pobres, se hizo más evidente cuando algunos votantes de Bolsonaro dijeron que no habían sido beneficiados por las principales políticas sociales de los gobiernos del PT. Según sus relatos, solicitaron esos beneficios junto a personas que no cumplían con los criterios requeridos por esos programas, pero que fueron beneficiadas por ellos, lo que generó sentimientos de injusticia, frustración y resentimiento, como se puede ver en la intervención de Elisângela durante un grupo focal:
Me inscribí tres veces en “Minha Casa, Minha Vida” [programa habitacional brasileño de subsidio para vivienda popular] [...] sin marido, con dos hijos. Vi a una profesora de la escuela de mi hija recibir una casa [...] y yo no. Luego vinieron esas políticas que creó el PT [...]. Perdí el derecho de que mis hijas estudiaran a tiempo completo, porque el beneficio no era para mí, era para el hijo de drogadictos, adictos, desempleados [...], y yo, una madre trabajadora, que tenía que dejar a mis hijas en la escuela, [...] pagaba 500 reales de niñera. [...] Escuela, universidad... Mi hija debía una fortuna, “universidad para el hijo de pobre”. Mentira. Deuda para el hijo del pobre. [...] La propuesta puede existir, pero en la práctica no funciona. No para mí, Elisângela, madre soltera con cuatro hijos. Lo que tengo hoy es fruto de mi trabajo, [...] el PT no me favoreció en absoluto. (3 de octubre de 2023, Vitória, Espírito Santo, Brasil)
La idea de que el proyecto de universalización de derechos, bienes y servicios públicos propuesto por el PT era un engaño se articuló con la idea de que la izquierda es, en general, hipócrita y demagógica, porque “predica una cosa y hace otra”. Otros políticos de expresión nacional además de Lula, como Marcelo Freixo y Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), y también artistas, como Emicida, fueron clasificados de la misma manera, según el testimonio de Eduardo, quien argumentó que una de las razones por las que rechaza a la izquierda es que muchos representantes de este campo político gozan de privilegios materiales que ellos mismos critican: “Emicida dijo en Rock in Rio que la ‘burguesía apesta’7, y el precio de la entrada es de mil reales. Y lleva una camisa de Gucci que vale siete mil reales. ¿Cómo puede decir que la burguesía apesta, semejante disparate, en un evento en el que [...] un pobre que gana un salario mínimo [...] no puede pagar un boleto? Para mí, suena como una narrativa muy hipócrita” (6 de septiembre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
Además de los enemigos encarnados en el PT y en los representantes de la izquierda, se mencionaron otras dos amenazas al orden en tono conspirativo. Una de ellas proviene del mundo académico, considerado un “bastión izquierdista”, en el que profesores, intelectuales y activistas culturales trabajan en el adoctrinamiento de estudiantes para los ideales de la izquierda. La otra proviene del plano espiritual y se manifiesta en forma de una “guerra del bien contra el mal”, según los escritos bíblicos que tratan sobre el fin de los tiempos. Esta batalla tiene expresiones concretas en la política nacional, como explicó la estudiante Dalva: “Pedimos mucha oración por el país, ¿verdad? [...] Porque estamos en guerra espiritual. [...] Satánica, el bien con el mal. [...] Ya no tenemos leyes. La STF [Corte Suprema de Brasil] se ha apoderado de Brasil, no tiene presidente, no tiene nadie. El STF ya habló, está hablando, ¿sabes? Y luego, solo Dios” (30 de septiembre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
En ese escenario, para que el lado del “bien”, de las familias, de Brasil, venza al lado del “mal”, del PT, del LGBT, es necesario apoyar a los candidatos que asumen esta batalla, incluso para que se proteja y garantice el derecho a la expresión de la fe. La estudiante Elisângela, por ejemplo, expresó su temor de que una eventual victoria de la izquierda desencadenara una persecución de los cristianos, lo que impediría la celebración de servicios de puertas abiertas.
Para comprender cómo fue posible construir estas fantasías con tanta eficacia y capilaridad entre la población brasileña, es importante destacar el papel peculiar y decisivo del internet, como se mostrará en la siguiente y última sección.
Compromiso popular y desintermediación entre líder y pueblo: el papel de internet en la construcción de la fantasía
El entorno digital, especialmente las redes sociales y las aplicaciones de mensajería, fue mencionado por los participantes de la encuesta como el espacio de mayor influencia para definir su apoyo a Jair Bolsonaro. Sobre este tema, un aspecto a destacar es la participación de la gente común en la campaña del candidato durante las elecciones, lo cual fue posible gracias a la popularización del uso de la aplicación de mensajería WhatsApp. Esta herramienta, en opinión de Avelar (2021), además de ser la definición misma de internet para millones de brasileños con planes de telefonía celular con límites de datos, permitió al bolsonarismo construir “una red de sociabilidades, un vasto universo de compromiso popular forjado en lazos familiares, religiosos y vecinales” (2021, 266).
Según el autor, el mecanismo de la aplicación que hizo posible esta constitución fue la función de reenvío de mensajes, cuya fuente original y autoría del contenido se eliminan en el momento de su transferencia. De esta manera, la veracidad de la información recibida comenzó a atribuirse a las relaciones personales de confianza establecidas con la persona que la envió, generalmente alguien cercano, como un vecino, un familiar o el pastor de la iglesia. En esta investigación, el estudiante Ronaldo dijo que el grupo de WhatsApp del equipo de fútbol en el que participa fue el espacio en el que más se intercambiaron mensajes sobre política.
Otro elemento que contribuyó a intensificar el apoyo popular a Jair Bolsonaro fue el tipo de mediación que brindan los medios digitales, que consiste en el efecto de ausencia de mediación entre el líder y el pueblo, de modo que el acceso directo al candidato o presidente parece concreto (Cesarino 2019). En esta investigación, este efecto se hizo explícito por la estudiante Dalva, cuando dijo que habló directamente con Michelle Bolsonaro, exprimera dama: “De vez en cuando hablo con Michelle Bolsonaro [...] por Instagram. Entonces le digo: ‘Mira, tu esposo dijo que iba a hacer esto. Ven aquí, ¿no lo va a hacer? Tienes que exigírselo, él me está representando’ [...] Ella me dice: ‘Voy a ver si tienes razón y le voy a comentar sobre el tema y hablar con él’. Yo le digo: ‘Quiero una respuesta’. Ella me responde” (6 de mayo de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
Aun en este aspecto, Cesarino (2022) argumenta que, desde las elecciones de 2018, gran parte de los brasileños han prescindido de la opinión de los expertos y de los medios tradicionales, ya que han llegado a verlos como fuentes de manipulación e hipocresía. Entre los votantes de Bolsonaro en esta investigación, este aspecto fue evidente: “Antes de tener un amplio acceso a internet, vivíamos en un mundo donde solo teníamos una fuente de información. Vaya, el mundo se estaba acabando afuera, y teníamos ese pequeño mundo allí para nosotros”, dijo Ronaldo (29 de septiembre de 2022, en línea). Suzana opinó: “El tipo le quitó una buena parte de los ingresos a Globo, cierto, el 80% del presupuesto de Globo [principal cadena de televisión abierta de Brasil] [...]. Me pareció genial, caramba, estoy trabajando duro para apoyar a los periodistas de Globo [...], una televisión muy sensacionalista, [...] difunde muchas fake news” (16 de octubre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil).
Esta desconfianza y descrédito en relación con la prensa tradicional, que se extiende a las universidades y a los sistemas escolares, jurídicos y de salud, se configura como una crisis de los sistemas expertos8 (Cesarino 2021), que se caracteriza, a su vez, por la búsqueda de la verdad no a través de procedimientos “establecidos por las estructuras negentrópicas modernas (en particular, la ciencia, la prensa profesional y las instituciones del Estado democrático de derecho), sino de la experiencia personal e inmediata, los vínculos causales ocultos y la pertenencia identitaria de tipo antagónico” (Cesarino 2021, 79). Por lo tanto, la confianza en la producción de verdades objetivas por parte de expertos se ve profundamente afectada.
La creciente digitalización de la vida es uno de los factores que ha contribuido a la crisis de confianza en este modelo, ya que los nuevos medios han actuado precisamente en los procesos de desintermediación (Cesarino 2022), es decir, en la generación de desconfianza en relación con los instrumentos e instituciones previamente consagrados como baluartes de veracidad y confiabilidad. Al mismo tiempo, también han jugado un papel protagonista en la transferencia de esta fiabilidad a los “nuevos expertos”, a través de procesos de reintermediación, entre los que se pueden mencionar a influencers digitales o a youtubers, autoproclamados expertos en algún tema o por medio de los propios sistemas de algoritmos de las plataformas.
La confianza en los “nuevos expertos” pareció destacarse entre los participantes de la investigación, cuando se les preguntó sobre los medios de información que consideraban más confiables cuando se trata de política. Muchos dijeron que formaron su opinión a través de los canales de YouTube, el buscador de Google o las redes sociales: “La información ya no proviene de una cadena de televisión, eso es cosa del pasado, ya no tienen influencia. La gente busca en Google, entra en Instagram”, mencionó Pedro (7 de octubre de 2022, Vitória, Espírito Santo, Brasil). Por su parte, Lucas comentó: “En mi día a día yo uso más Instagram para política, también Twitter [ahora X]. Y, por supuesto, desde Twitter voy a Google para comprobar si esa información es cierta o no [...]. En 2018, seguro, solo usé YouTube como referencia” (7 de septiembre de 2022, en línea).
Consideraciones finales
Este artículo tuvo como objetivo demostrar la forma en que se identificó políticamente a los estudiantes de las clases populares, beneficiarios de una política de inclusión educativa, con el candidato Jair Bolsonaro en las elecciones de 2018 y 2022. A partir de un marco teórico-metodológico de la teoría del discurso de la Escuela de Essex y anclado en datos empíricos recogidos en entrevistas, grupos focales y observación, se pudo evidenciar cómo los sujetos de esta investigación atribuyeron significado a la elección de un candidato presidencial de extrema derecha.
Partiendo de la comprensión de que las identidades políticas no son fijas, sino que se forjan de manera relacional por medio de procesos de identificación que pretenden llenar la carencia constitutiva de los sujetos mediante la fantasía, se demuestra cómo los estudiantes definieron su apoyo a Jair Bolsonaro desde una relación de antagonismo contra el PT y la izquierda. Además, se expuso cómo las demandas diferenciales de este público se articularon discursivamente a través de cadenas de equivalencias, en torno a la lucha contra un enemigo común.
En este sentido, se encontró que la identificación política de este grupo no se movilizó con base en cuestiones relacionadas con su condición económica, sino en antagonismos morales, evidenciando la ausencia de contradicción entre ser pobre y ser de derecha. En el contexto de la fantasía, se describen las expectativas de los estudiantes sobre la promesa de un nuevo orden para Brasil, así como la forma en que se estaban construyendo los enemigos de la “familia”. Además, se describe la estrategia digital de desintermediación entre el candidato y su electorado, elemento que contribuye a la sensación de cercanía con el líder político, en un contexto de desconfianza en los sistemas tradicionales de verdad y confianza.
Finalmente, se espera que este análisis aporte a la comprensión de algunos de los matices del crecimiento del extremismo político en Brasil y en el mundo, especialmente entre los segmentos de origen popular. Este ejercicio analítico, quizás, puede ofrecer pistas sobre los desafíos de las democracias en el siglo XXI.
Referencias
✽ El artículo forma parte de la tesis doctoral de la autora. El estudio fue aprobado por el Comité de Ética en Investigación de la Universidade Federal do Espírito Santo y está registrado en Plataforma Brasil con el número 56607722.2.0000.5542. Ambos autores contribuyeron a la concepción de la idea, estructuración, análisis de datos y redacción del artículo. La autora recopiló datos y escribió la mayor parte del documento; sin embargo, ambos revisaron la versión final del texto. La traducción al español de este texto fue financiada por la Friedrich-Ebert Stiftung en Colombia (Fescol)
1 Todas las traducciones son libres.
2 Se realizó un análisis comparativo entre los procesos de identificación política de los votantes de Jair Bolsonaro y los que no votaron por el ganador de las elecciones presidenciales de 2018. Se recolectaron datos de veinte estudiantes, de los cuales nueve optaron por el candidato y once se opusieron a él, dirigiendo sus votos, en la segunda vuelta, a los candidatos presidenciales del Partido de los Trabajadores (PT). Aunque el estudio original se centró en contrastar los votantes a favor y en contra de Bolsonaro, este artículo se centra únicamente en los datos de los votantes a favor de él.
3 Aunque los criterios para la selección de los participantes se definieron rigurosamente, reconocemos que existen limitaciones en dicho proceso. Por ejemplo, las nominaciones de los participantes fueron realizadas por sujetos con experiencias educativas y políticas propias, lo que, en sí mismo, puede influir en la indicación o exclusión de un determinado tipo de estudiante. Además, la inclusión de solo estudiantes con posiciones políticas más ostentosas pudo haber impactado en los resultados, ya que se capturó la identidad política de un perfil más específico del público en el universo total de estudiantes del Proeja.
4 Solo una estudiante declaró haber votado, en la primera vuelta, por candidatos distintos a Bolsonaro, a saber: João Amoedo (Novo), en 2018, y Ciro Gomes (Partido Democrático Trabalhista [PDT]), en 2022. Los demás optaron por Bolsonaro en las dos rondas de las elecciones.
5 Con el fin de preservar la identidad de los participantes, todos los nombres de las personas presentadas en el artículo son ficticios.
6 Laclau y Mouffe (2015) critican las concepciones que entienden al sujeto como un agente racionalista, dotado de singularidad y homogeneidad en sus posiciones. Lo conciben como descentralizado, disperso o desplazado, así como caracterizado por identidades abiertas, fragmentadas y contradictorias (Hall 2006).
7 “A burguesia fede” es el título de una canción brasileña de 1987, compuesta por el cantautor Cazuza que se volvió un símbolo de la crítica social para expresar rechazo a las élites.
8 Giddens designó como expertos a los “sistemas de logros técnicos o de experiencia profesional que organizan grandes áreas del entorno material y social en el que vivimos” (1994, 37). Son mecanismos de la modernidad que permiten mantener la confianza en las interacciones que se producen sin la simultaneidad del tiempo y el espacio.
Doctora en Ciencias Sociales por la Universidade Federal do Espírito Santo, Brasil. Profesora del Instituto Federal de Educación, Ciencia y Tecnología de Espírito Santo, campus Vitória, Brasil. Últimas publicaciones: “Guerras culturais escolares: 7 pontos para desarmar o campo minado” (en coautoría), en Faburlações de escola, editado por Steferson Zanoni Roseiro, José Raimundo Rodrigues y Alexsandro Rodrigues, 64-77 (Itapiranga: Schreiben, 2022); y Pílulas de realidade: relatos autobiográficos dos estudantes de Guia de Turismo do Proeja Ifes em tempos de Covid-19, editado en conjunto con Bruno Moura y Michelle Hanke (Vitória: Edifes Parceria, 2022). https://orcid.org/0000-0002-2973-3924 | luciana.girelli@ifes.edu.br
Doctor en Sociología por la Universidade do Estado do Rio de Janeiro, Brasil. Técnico de planificación e investigación del Instituto de Investigación Económica Aplicada, Brasil. Profesor de la Universidade Federal do Espírito Santo, Brasil. Últimas publicaciones: “Luiz Werneck Vianna e o Brasil contemporâneo: lições de sociologia crítica para uma sociedade em crise”, Desigualdade e Diversidade 25: 222-245, 2025, https://doi.org/10.17771/pucrio.ddcis.69099; y “Sociologia política da política ou sociologia política do político?”, Revista Tomo 43: e19607-16, 2024, https://doi.org/10.21669/tomo.v43.19607. https://orcid.org/0000-0003-4843-9664 | igorsuzano@gmail.com