¿Espacio para el zapoteco? Una mirada a la educación intercultural bilingüe en el preescolar de Teotitlán del Valle en Oaxaca, México


INTRODUCCIóN

Actualmente, en México existe el marco jurídico que reconoce y otorga el derecho a los hablantes de idiomas distintos del español a usar su lengua sin ser objeto de discriminación, y el derecho a la educación intercultural bilingüe. Los Lineamientos de la Educación Inicial Indígena (DGEI, SEP, 2009) establecen que ésta deberá considerar la diversidad cultural lingüística de los pueblos indígenas adaptándose a sus necesidades, demandas y condiciones de cultura y lengua, población, organización social y formas de producción y trabajo. Con esto se busca el reconocimiento y atención a la diversidad cultural y lingüística, promoviendo el respeto a las diferencias y procurando la formación de la unidad nacional, al tiempo que se fortalece la entidad local y regional (pp. 37-40).

Un resultado específico de este modelo educativo es que se favorecen la adquisición, el fortalecimiento, desarrollo y consolidación tanto de la lengua indígena como del castellano, eliminando la imposición de una lengua sobre otra. En el curriculum y las actividades escolares la lengua originaria es usada para la comunicación y como medio para acceder a los conocimientos. De este modo, el papel de las escuelas en donde se imparte la educación intercultural bilingüe es el de ser agentes para el mantenimiento y la revitalización de las lenguas originarias. Sin embargo, para que esto se logre son necesarias la sensibilización y participación de la escuela, los padres de familia y la comunidad en general, en la ardua tarea de hacer realidad los principios del modelo (Hornberger, 2008, pp. 1-3; 2009, pp. 10-13; Lemus, 2008, p. 10).

El objetivo de este artículo es examinar el papel del centro preescolar bilingüe de Teotitlán del Valle (Oaxaca) frente al desplazamiento gradual del zapoteco y a la existencia en la actualidad entre la población escolar de edad más temprana de un alto número de hablantes monolingües del español. Primero, describimos el contexto en donde realizamos el estudio, comentamos brevemente la situación actual del zapoteco en México y en Oaxaca, y de la variante hablada en Teotitlán del Valle. Segundo, presentamos aspectos teóricos sobre los factores o causas de las pérdidas de las lenguas, en contextos diferentes a los de Teotitlán del Valle. Tercero, describimos el diseño, los objetivos, participantes e instrumentos del diagnóstico llevado a cabo en la escuela “Josefa Ortiz de Domínguez” durante el mes de enero del 2015. En la siguiente sección, presentamos la información obtenida por medio de las observaciones y entrevistas realizadas, para también discutir la interpretación que se da a la educación intercultural bilingüe en el centro, el papel de la escuela en el mantenimiento y revitalización del zapoteco, así como los usos tanto del zapoteco como del castellano en el preescolar y fuera de éste. Finalmente, delineamos algunas de las acciones coordinadas a corto y mediano plazos que pueden ser llevadas a cabo para contribuir a la tarea de hacer efectiva la educación preescolar intercultural bilingüe en Teotitlán del Valle.

CONTEXTO

Teotitlán del Valle es un pueblo zapoteco de orígenes prehispánicos ubicado en los Valles Centrales de Oaxaca, a 31 kilómetros de la capital. La población es conocida por la elaboración de tejidos de lana, por sus costumbres y tradiciones ancestrales y coloniales, y por seguir el sistema de “usos y costumbres” como forma de gobierno. En Teotitlán hay 5.638 habitantes (Inegi Censo, 2010), de los cuales la mayoría adulta son hablantes bilingües de zapoteco y español; por la actividad económica, el uso de lenguas extranjeras también es considerada importante. La comunidad cuenta con una escuela por nivel educativo: el centro preescolar bilingüe, la escuela primaria, la secundaria y el bachillerato intercultural comunitario; además, cuenta con una clínica, una biblioteca comunitaria, dos mercados (uno de abastos y otro de artesanías), una iglesia del siglo XVI, sitios arqueológicos, un museo comunitario y una presa.

Situación del zapoteco en Teotitlán del Valle

El zapoteco, lengua oto-mangue, ocupa el quinto lugar en México por el número de hablantes esparcidos en el territorio nacional (425.123; l Inegi Censo, 2010), y en Oaxaca, actualmente es el idioma originario más hablado, ya que un tercio (33,6% = 377.936 habitantes) de la población indígena del estado habla este idioma (Coronel Ortiz, 2006, p. 6). Sin embargo, se reconoce que la vitalidad del zapoteco va en decremento. El zapoteco de Teotitlán del Valle ha sido poco estudiado, aunque se sabe que es una lengua tonal, tiene la diferenciación de las consonantes en fortis y lenis (Rendón, 1995, p. 16), sigue un orden Verbo-Sujeto-Objeto, no cuenta con género gramatical y posee un amplio paradigma de marcadores aspectuales (Gutiérrez Lorenzo, 2014).

La mayoría de los adultos en Teotitlán son hablantes bilingües de zapoteco y castellano. Algunos lugares y situaciones públicas donde todavía se habla zapoteco son el mercado, los rituales en las fiestas y los saludos entre hablantes adultos de la lengua; en el ámbito privado, esta lengua es hablada por adultos mayores durante la comunicación cotidiana. Por su parte, el habla de los adultos jóvenes tiene incorporadas formas y palabras del castellano que han sido adaptadas al zapoteco; también en el léxico hay préstamos del español tanto para palabras que sí existen en el zapoteco (e.g., los números a partir del 13+, nombres de animales endémicos, etc.) como para objetos introducidos a la vida diaria provenientes del exterior, etc. Esta presencia del español en el zapoteco es el resultado del contacto desigual entre ambas lenguas y de un proceso gradual de aculturación hacia la lengua y cultura dominantes.

El preescolar “Josefa Ortiz de Domínguez”

El preescolar cuenta con una población infantil de 140 niñas y niños aproximadamente, en edades de 4 a 6 años; sin embargo, sólo el 30% está adquiriendo el zapoteco en sus casas, y el 70% restante, el castellano (G. Martínez Morales, comunicación personal, enero 16, 2015). Los alumnos son los hijos e hijas de adultos jóvenes (25 a 35 años aproximadamente) bilingües, monolingües en castellano o que sólo tienen competencia pasiva en el idioma. Entre los servicios e infraestructura básicos del preescolar encontramos siete aulas, la dirección, la biblioteca y un centro de cómputo; también, un área de juegos infantiles, baños con agua, jardineras, una cancha techada y el área de comedor. Las aulas cuentan con sillas, mesas, garrafón de agua, pizarrón, libreros con libros, escritorio, televisión, y varios estantes con material didáctico y juguetes. El personal que labora o realiza actividades de apoyo son: director, subdirector, cinco docentes, personal de limpieza, vendedoras encargadas de la cooperativa escolar, y el Comité de padres de familia.

Sobre un muro en el interior y hacia el patio central, el prescolar bilingüe “Josefa Ortiz de Domínguez” hace partícipes a las madres y los padres de familia de los objetivos de la educación que imparte:

  • 1. Revalorar y fortalecer las lenguas y culturas originarias.

  • 2. Hacer presente las ciencias en las escuelas.

  • 3. Comunalizar la educación.

  • 4. Impulsar la producción y proteger el ambiente y los recursos naturales.

  • 5. Humanizar la educación.

  • 6. Hacer presente el arte y la cultura de la comunidad en la escuela.

FACTORES ASOCIADOS AL DESPLAZAMIENTO Y PÉRDIDA DE LAS LENGUAS

Entre los factores asociados al desplazamiento y extinción de las lenguas se encuentran los sociales, políticos y económicos, como la migración, urbanización, la discriminación o estigmatización (Celote Preciado, 2006, p. 9). Al respecto, Herrera Peña (2004, para. 3) comenta que los Estados nacionales latinoamericanos, por medio de políticas educativas y lingüísticas asimilacionistas, impusieron el castellano como única lengua para sistematizar la cultura, la educación, los espacios públicos reconocidos y las comunicaciones formales, y así alcanzar una idea de modernización de las sociedades; sin embargo, lejos de propiciar el desarrollo de los pueblos originarios, se les colocó en una posición de subalternidad con respecto a las comunidades monolingües hablantes del castellano.

Un caso concreto es el que presenta Celote Preciado (2006, pp. 19-21) respecto al desplazamiento de lenguas originarias como el mazahua, hablada en el estado de México. La pérdida gradual de esta lengua está asociada, principalmente, a las actitudes de rechazo de los mismos hablantes hacia ésta por la carga de estigmatización que conlleva y a las políticas educativas castellanizadoras de los setenta en México. También han influido los flujos migratorios hacia centros urbanos, por la insuficiencia de la producción agrícola local y la búsqueda de empleos. Quizás menos reconocida como causa del desplazamiento, Celote Preciado identifica como tal a la ideología de grupos religiosos protestantes con respecto a la lengua originaria, al considerarla como obstáculo para el acceso a un estatus social y económico diferente. Otros factores también mencionados son los medios de comunicación, al presentar programación exclusiva en español o en inglés, reforzando una idea de modernidad e inclusión en el mundo globalizado, y la decisión de la generación que todavía comprende el idioma originario y lo habla pero que decide comunicarse con sus hijos sólo en castellano (Celote Preciado, 2006). Este último factor es clave en el desplazamiento y eventual extinción de una lengua. Por ejemplo, sólo en el período 2000-2005 se registró la mayor pérdida de los hablantes de lengua indígena en la población infantil de México (Inali, 2009); es decir, la pérdida de la transmisión intergeneracional está acelerando el desplazamiento.

La desaparición o muerte de una lengua se determina tanto por el grado de adquisición de ésta en los niños como por las actitudes y el nivel de impacto de otras lenguas que la amenazan (Crystal, 2000; Crawford, 1996, pp. 47-51). Por ello es de vital importancia que los hablantes de la lengua tomen conciencia de que dejar de hablarla precipita su muerte o extinción. Sin embargo, se sabe que la situación de riesgo es reversible si los hablantes de la lengua toman conciencia de ello y llevan a cabo acciones para revitalizarla, por ejemplo, por medio de la educación intercultural y multilingüe (Hornberger 2009, p. 121; Lemus 2008, pp. 10-12).

Otro aspecto por considerar en la pérdida de la lengua es el detrimento de la identidad cultural o el sentido de pertenencia e identificación con la comunidad y su sistema de creencias y valores. Por ser ésta el instrumento por excelencia para crear referentes simbólicos en los grupos sociales, constituye a su vez el símbolo más importante de identidad social y étnica (Celote Preciado 2006, p. 49). El mismo autor añade: “Con ella expresamos la cosmovisión y la memoria histórica de los pueblos, de cada pueblo, y por eso, en dondequiera que muera el último hablante de una lengua también muere una parte importante de la cultura y de la memoria histórica de la humanidad” (p. 49).

En Oaxaca, la situación de las distintas lenguas indígenas, entre ellas el zapoteco, no ha sido diferente, pues el español es la lengua usada mayoritariamente para asuntos de gobierno, administración, comercio, acceso a servicios de salud, educación y vivienda. La emigración, que afecta el 75% de los municipios del estado (Rubio et al., 2000), ha influido también en que se opte por dejar de hablar las lenguas originarias, aunque éstas a veces se han conservado si los hablantes mantienen contacto entre sí. No obstante, para evitar la estigmatización por hablar un idioma originario, y por el prestigio que representa el hablar español, muchas familias procuran que sus hijos sólo hablen este último idioma, pues se le atribuye un valor más funcional al considerarlo como la llave para la incorporación, la aceptación, y mejores condiciones de vida fuera de la comunidad (Cruz Pastor & Mena Angelito, 2012, p. 108).

Por su parte, en Teotitlán del Valle, al parecer muy pronto las generaciones venideras podrían ser sólo monolingües en español, replicando así el siguiente patrón generacional: la lengua en sólo cuatro o tres generaciones pasa de tener todas las funciones comunicativas a ser sólo lengua pasiva, y luego a ser suplantada por la lengua dominante (Celote Preciado, 2006).

DIAGNÓSTICO

Con la problemática planteada se decidió realizar visitas a la comunidad y a la escuela durante un período de dos semanas (del 12 al 23 de enero del 2015) para recabar información que ayudara a dar respuesta a nuestras preguntas de investigación y lograr los objetivos siguientes:

  • a. Identificar los factores que inciden en la pérdida del zapoteco entre la población infantil del preescolar de Teotitlán del Valle.

  • b. Conocer el papel del preescolar indígena bilingüe frente a esta problemática.

Las preguntas de investigación fueron las siguientes: ¿qué factores han influido en que la mayoría de los niños sean monolingües en castellano?, ¿cómo se interpreta e implementa en el centro preescolar la educación bilingüe?, ¿cuáles son los usos del zapoteco y del castellano en el centro escolar y fuera de éste?, ¿cuáles son las actividades, los contenidos, actitudes y valores de los docentes, el alumnado, madres y padres de familia respecto al uso del zapoteco y del castellano en la escuela?

Previa autorización del director, los docentes y el Comité escolar, se llevaron a cabo observaciones de clase (1 hora 30 minutos, antes o después del recreo, alternando las observaciones cada día) en los grupos del 3er grado.1 Sin embargo, al darnos cuenta de que sólo se trabajaba en español, decidimos indagar más sobre los factores que han influido en que la mayoría de los niños de preescolar sean monolingües en este idioma, y conocer el papel del centro frente a esta problemática. Otra técnica empleada fue la entrevista informal con el director del centro y entrevistas estructuradas a los docentes frente a los grupos observados, y a madres y padres de familia (quince entrevistas en español transcritas para su análisis).2

RESULTADOS

A cargo de los grupos observados están tres docentes: uno con estudios de licenciatura en Educación Preescolar, otro con maestría en Intervención Educativa, y el tercero, con una licenciatura en Enseñanza de Idiomas Extranjeros. A pesar de no haber sido formados para trabajar en contextos indígenas, y de no ser hablantes de zapoteco (sólo uno habla la variedad cercana a la comunidad), ellos consideraron que su formación profesional les dio bases para el trabajo en una comunidad indígena bilingüe al incluir sus cursos “[…] aspectos de la cultura, la lengua, la cosmovisión y respeto por las culturas indígenas” (Docente 3° B).

La socialización fue identificada como una de las funciones principales del centro de educación preescolar: “se aprende a convivir, a respetar normas, obtener valores, y a aprender comportamientos en el aula como perder el miedo a pasar al frente” (Docente 3° C). Lo importante “es que el niño aprenda a socializarse, […] a escuchar a sus compañeros, que aprenda a comunicar sus ideas, sus emociones, que comprenda la importancia de adquirir buenos hábitos, el respeto… de colaborar, en sí, de adaptarse a lo que es la escuela” (Docente 3° C). Otras funciones mencionadas fueron: procurar la formación integral de los niños, ayudarlos a aprender a aprender (investigar y hacer preguntas), la adquisición de la lectoescritura, desarrollar sus habilidades cognitivas y motoras, y trabajar con temas relacionados con las costumbres y tradiciones de la comunidad. Por último, otra función del preescolar indígena bilingüe es la de “facilitar su aprendizaje tanto en su L1 como en la L2, separando los momentos en los que se trabajan contenidos en zapoteco de los momentos que se trabajan contenidos en castellano” (Docente 3° C).

Llamó mucho nuestra atención que los grupos del 3er grado fueran más numerosos que los de 1° y 2°; la razón es que en Teotitlán todavía hay familias que envían al preescolar a sus hijos sólo un año. En uno de tres grupos de 3er grado (26 a 28 niños y niñas) hay diversidad marcada en sus habilidades psicomotrices (recortar, pegar, colorear, etc.) y de lectoescritura (dibujar, copiar, agarrar el lápiz, dictar algún texto, enfocar o centrar sus ideas), en correlación con el número de grados cursados anteriormente. Relacionado con este hecho, también se observa la diferencia en niveles de competencia y habilidades tanto del zapoteco como del español. Al inicio del ciclo escolar, en el aula conviven niños con fuerte competencia en zapoteco, bilingües, y una mayoría monolingüe en español. Estas habilidades son usadas por los niños bilingües para ayudar a sus compañeros monolingües en zapoteco, en momentos en que alguno no ha comprendido las instrucciones del docente para las actividades. Eventualmente, los niños que iniciaron con más habilidades en zapoteco, después de seis meses ya adquieren la competencia necesaria para comunicarse en español en el aula.

De esta manera, el salón de clases se vuelve un espacio para el uso del castellano únicamente, y se emplea para todas las actividades: en las instrucciones verbales y en las escritas en hojas de trabajo, en explicaciones, ejercicios de lectoescritura (relacionar la palabra escrita con un dibujo, escribir oraciones sencillas y repetitivas para reforzar el vocabulario y sonidos), ejercicios de habilidades lógico-matemáticas, portadores de texto, el pizarrón, carteles, calendarios, cuentos y loterías. Como se mencionó, los niños y niñas que hablan y comprenden el zapoteco no lo usan en el aula. Así, los niños y niñas usan como único medio el idioma español al responder las preguntas directas de los docentes, organizar el trabajo, pintar, acusar a sus compañeros, bromear entre ellos, pedir material o permiso para ir al baño o hacer algo, pedir ayuda en el trabajo o explicaciones, platicar sobre sus actividades y experiencias fuera de la escuela, tales como ver películas, ir a cumpleaños, ayudar en casa, y lo que les sucede con otras personas.

A falta de un alfabeto estandarizado y socializado entre los docentes y la comunidad, en las aulas únicamente se han trabajado aspectos del zapoteco oral y de la cultura de la comunidad, para practicar la escritura en castellano:

Hemos trabajado la danza de la pluma, la cuevita, los lugares importantes de la comunidad: la cuevita, la biblioteca. Nos ayudamos también de los tapetes de lana para trabajar aquí. El año pasado trabajamos el carnaval. Actividades de ese tipo, con lo que los niños tienen contacto. Por ejemplo, se pide que hagan el dibujo y la palabra. Que hagan oraciones repetitivas, que se incluya un dibujo para que vayan ubicando mejor la palabra. (Docente 3° C)

En ocasiones, los docentes solicitaron la ayuda de los padres de familia para contar un cuento o hablar de tradiciones (Día de Muertos, las Velas de Concha, etc.), en donde se trabajó vocabulario en zapoteco, apoyados también por niñas o niños bilingües monitores. De esta manera, entonces, el preescolar ha incluido en actividades la cultura de la comunidad y la lengua originaria. Sin embargo, estas actividades no fueron consideradas del todo eficaces por los docentes pues no son regulares, y los niños que no comprenden el zapoteco fácilmente perdieron el interés:

Lo que se buscó es que los papás vinieran a contar un cuento en zapoteco, pero realmente casi no funcionó porque hay niños que entienden palabras, otros niños entienden algunas frases. Pero ya un cuento, les costó mucho trabajo llamar su atención porque como no lo entendían, se dispersó la atención demasiado. (Docente 3° C) Fuera del aula, y durante la hora del receso, el zapoteco es usado en la interacción entre padres de familia e hijos que lo hablan; algunos responden en zapoteco o en castellano. Ambos idiomas son usados por las madres y padres de familia, dependiendo de la persona con la que se comunican, aunque hay aquellos que únicamente usan el castellano con sus hijos y demás personas en la escuela.

En casa, el zapoteco es usado durante actividades como tejer, comer o conversar con quienes lo hablan. La señora Felicitas comentó que ella usa el zapoteco todo el tiempo porque “hay cosas que no se pueden decir en castellano”. Aquellos que sí se comunican en zapoteco con sus hijos en casa expresaron que los hijos aprenden primero la lengua materna, y luego el castellano. Otros padres expresaron que algunos niños, aunque comprenden el zapoteco, sólo responden en español, por lo que se recurre a hacer el cambio de código ante esta situación; para las tareas escolares, el español es el idioma entre padres e hijos durante su elaboración.

Sobre las actitudes hacia el zapoteco y el castellano, la noción de ser gente antigua, o mayor, está relacionada con hablar zapoteco:

Mis papás sí son gente antigua, entonces ellos sí les hablan en zapoteco [a los nietos], puro zapoteco, allá sí con ellos puro zapoteco hablan, sólo con los abuelitos del papá hablan castellano; el esposo con la mamá [su suegra] y sus hermanas [cuñadas] habla en zapoteco. La gente que no es antigua ya no habla zapoteco, puro castellano. (Señora Francisca)

Según los entrevistados, entre los jóvenes persisten sentimientos de pena por hablar zapoteco, sin embargo, ellos aseguraron que en su caso, en ningún momento se habían sentido avergonzados de su idioma originario. Así se explicó cómo el ser hablante tardío de zapoteco conlleva el sentirse mal por ello:

El temor es no saber pronunciarlo bien [el zapoteco], porque como vuelvo a repetir, hay muchachos de mi edad, de mi generación, que desde pequeño lo hablaban y ya lo pronuncian [el zapoteco], en cambio uno, ya más tarde lo que da más temor es a pronunciarlo, pero pues hasta ellos mismos te corrigen, pero ya en son de burla a veces, y allí es en donde uno se siente mal a veces. (Señor Arturo)

El zapoteco es visto como parte de la cultura y como un bien en la comunidad: “es una lengua muy bonita, que, bueno, que se perdiera, personalmente no quisiera que se perdiera. Que siguiera, porque es una lengua materna de aquí de la población, entonces es necesario” (Señora Francisca). Una ventaja de hablar zapoteco está relacionada con el uso del mismo código:

La gente no se entera lo que yo quiero decir [risas], yo, mi compañera y otra persona, inclusive yo y otras personas de otro pueblo que cambia un poquito el zapoteco, por ejemplo, el tono, pero sí los entiendo, y nos gusta hablar eso, porque nos conviene más [risas]. (Señora Julia)

Pero también se reconoce la utilidad del castellano como medio de comunicación fuera de Teotitlán del Valle. Por ejemplo, la señora Francisca dijo: “Me sentí mal de no hablar bien el castellano mientras estuve en Estados Unidos pues lo necesitaba para encontrar trabajo”.

Ante la pregunta de si estarían satisfechos de que las actividades escolares incluyeran más al zapoteco, la mayoría respondió que hablar y aprender ambos idiomas en la escuela contribuiría a mantenerlo.

Sin embargo, identificamos algunas apreciaciones ambivalentes respecto al uso del zapoteco a temprana edad, debido a las dificultades para la comprensión en el aula de instrucciones en castellano:

Pero también tiene alguna dificultad en su momento porque a veces él [un niño monolingüe en zapoteco] no entiende muy bien a los maestros, y los maestros hablan en castellano, no están acostumbrados a escuchar el castellano [los niños que solo hablan zapoteco], sino puro zapoteco, entonces tiene a veces, pues, contradicciones. (Señor Arturo)

Según los docentes, cuando el zapoteco llega a ser oído en el aula, éste se ha aceptado, e incluso han pedido a las niñas y los niños que lo hablan algunas palabras en zapoteco y su pronunciación, mostrando así su interés en su idioma. Pero depositan en los padres la responsabilidad primera de que los niños lo adquieran. También reportaron que entre los padres hay quienes no ven el valor ni la utilidad de que sus hijos aprendan o usen el zapoteco en el aula pues el castellano es considerado como “el medio para adaptarse a la vida en sociedad”, o porque “tienen asuntos fuera de la comunidad, y piensan que hablar el zapoteco no es importante” (Docente 3° A).

Finalmente, se comentó que el centro es espacio del español, por las siguientes razones:

Creo que en la escuela propiamente los niños no lo hablan porque creo que ya saben en qué lugares sí lo puede hablar; puede ser, es una hipótesis, porque ya saben dónde hablarlo, en el mercado, en la iglesia, no sé, en los eventos sociales que tengan, pero acá como que se deja de hablar, porque a lo mejor, precisamente por el hecho de que el maestro no es de la comunidad, quiero creer, y yo creo también de que queda esa memoria de cómo fue la escuela antes, ¿no? En donde prohibían la lengua, entonces los padres logran transmitir eso, y aquí en la escuela no se escucha totalmente, o sea, pues cuando va uno a los pasillos aquí y allá escucha a los adultos hablar zapoteco, pues ellos sí lo hacen, pero los pequeños, no. No sé si es parte de ese mismo proceso, de que saben en qué lugar, qué hora y cómo, no sé, quiero creer que ése es otro factor, ¿no? (Docente 3° A)

La situación observada del zapoteco en el preescolar representa un caso más de lo que Rebolledo (2006) ha identificado como la conversión de las alteridades en desventajas y la prevalencia de sentimientos de ambivalencia respecto a su uso e inclusión entre los hablantes de la misma lengua y en el sistema escolar (p. 3). Por ejemplo, en escuelas de educación indígena bilingüe en Ciudad de México, en donde los alumnos son hablantes de otomí, los padres de familia y docentes consideran que el bilingüismo de los estudiantes afecta el aprendizaje, retrasa la adquisición de la lectoescritura o no ayuda a obtener conocimientos académicos (Rebolledo, 2006, pp. 10-12). Así, en Teotitlán del Valle, al no tener una cabal comprensión del fenómeno del bilingüismo, algunos padres de familia también consideran que hablar una lengua adicional es una desventaja, y que, además, pondrá en riesgo el aprovechamiento escolar. Los docentes, por su parte, refuerzan el estatus de lengua minoritaria del zapoteco al no incluirlo en las actividades escolares o al suponer que los hablantes dan por hecho que la escuela no es el espacio para su idioma.

Propuesta

Antes de sugerir algunas actividades para hacer más presente el zapoteco en el aula, primero recordemos que la oralidad, característica milenaria de esta lengua, ya ha sido en ocasiones trabajada en actividades en las aulas del centro preescolar: los niños han investigado o presentado vocabulario nativo zapoteco relacionado con algunos temas vinculados con las tradiciones locales, estimulando así la investigación sobre la lengua originaria. También los padres de familia han ido a las aulas a contar historias en zapoteco, aunque esto haya dado pocos resultados, pues los niños, al no comprenderlas, fácilmente se distraen o pierden el interés. A estas actividades podemos añadir otras, también propuestas por los mismos docentes: la presentación de vocabulario nativo zapoteco relacionado con temas del programa en el contexto de diálogos, apoyados en dibujos y repetición oral de la pronunciación proporcionada por una madre o un padre de familia. Nosotros sugerimos que la narración de cuentos, mitos o leyendas de la comunidad sea llevada a cabo de manera más atractiva y activa, por medio de dramatizaciones de la historia, en donde participen los padres, los abuelos o los niños. Considerando que no todos tienen el mismo nivel de competencia en la lengua originaria, es recomendable verificar la comprensión con preguntas sobre lo escuchado o presentado.

Para otras acciones se requieren las habilidades de lectoescritura, por lo que es necesario estandarizar las propuestas de alfabeto ya existentes y socializarlas con la comunidad y los docentes. Los niños podrían escribir frases u oraciones sencillas, mientras que con la población joven y adulta de la comunidad se pueden implementar talleres de lectoescritura, elaborar diccionarios, material de lectura, publicar literatura y diseñar material didáctico del zapoteco como segunda lengua en la forma de audios, audiolibros o videos, en los que el contenido esté relacionado con la vida cotidiana de la comunidad y sus habitantes (Hekking, 2002, pp. 235-242; Lemus, 2008, p. 9). No obstante, las acciones emprendidas serán más consistentes si también se trabaja con la población más joven en el desarrollo de la intraculturalidad, es decir, en la reafirmación, el reconocimiento y valoración de su propia lengua, sus creencias y tradiciones, y en la identificación de ellos mismos con éstas (López, 2005, p. 140; Hornberger, 2009, pp. 96-97). De acuerdo con López (2005), esto le otorga al propósito de aprender la lengua originaria un sentido más significativo, y además el desarrollo de la intraculturalidad es condición previa para la interculturalidad. Finalmente, todas estas acciones requieren el trabajo conjunto de docentes de todos los niveles educativos, los padres de familia, la comunidad y el gobierno local, contribuyendo así al fortalecimiento de la educación intercultural bilingüe en el prescolar, a la revitalización y el mantenimiento del zapoteco en la comunidad.

CONCLUSIÓN

En Teotitlán del Valle, el desplazamiento del zapoteco ha sido gradual y constante, donde se destacan, entre todos los factores, la falta de transmisión intergeneracional del idioma y la escasa presencia de esta lengua en las aulas. El centro preescolar requiere reforzar las actividades en las que el zapoteco es incluido como contenido y dar cabida a que sea también medio de comunicación en el aula. También es necesario sensibilizar a las generaciones más jóvenes de la importancia de mantener la lengua originaria y posibilitar un reencuentro con su herencia lingüística y cultural (Lemus, 2008, p. 2). Si bien es cierto que la mayor responsabilidad de contrarrestar el desplazamiento del zapoteco recae en sus hablantes, pensamos que los docentes, junto con los miembros de la comunidad que lo hablan, deben involucrarse más activamente en hacer que esta lengua sea parte de la educación intercultural bilingüe en la comunidad.

Notes

[1] Se seleccionó ese grado porque inicialmente se había propuesto observar cómo se trabajaban aspectos de lectoescritura en el centro preescolar bilingüe intercultural.

[2] La entrevista a los docentes inquirió sobre su formación, sus ideas sobre las funciones de la educación preescolar bilingüe, los idiomas usados en el aula, los contenidos y actividades, sus opiniones sobre el desplazamiento del zapoteco por el castellano en la comunidad, y algún otro aspecto que fue de interés durante las observaciones. La entrevista estructurada a madres y padres de familia (quince entrevistas en español, transcritas para la codificación y análisis) indagó sobre el uso de los dos idiomas en diferentes ámbitos (comunidad, trabajo, escuela, hogar, familia), las actitudes y opiniones sobre el uso de ambos idiomas para la instrucción en el centro.

REFERENCIAS

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