Carta del editor entrante


Es un honor y un gran reto recibir el rol de editor de Voces y Silencios: Revista Latinoamericana de Educación para construir a partir del legado que Andrés Mejía ha consolidado en los últimos 11 años. Como lo menciona Andrés en el editorial de este número, la revista se ha afianzado no solo como un espacio riguroso para la difusión de investigación en educación, sino como un espacio pedagógico de cuidado en donde los equipos editoriales, autores, evaluadores, y por supuesto, los lectores, construimos espacios de discusión que valoran y celebran la experiencia humana.

Esta identidad editorial –rigurosa y cuidadosa– de Voces y Silencios: Revista Latinoamérica de Educación, es el más grande legado de su equipo fundador, y será la principal fortaleza para continuar con un proceso editorial que valore distintos puntos de vista, manteniendo la rigurosidad académica y el contacto directo con las realidades de los sistemas educativos de Latinoamérica y el mundo. Si bien, en múltiples discusiones y contextos académicos y profesionales, la educación es descrita como un sistema complejo, los recientes eventos que como humanidad hemos afrontado en el 2020 resaltan este punto. Es difícil pensar en un actor social, que a este punto de la pandemia COVID-19 no reconozca las profundas conexiones que el campo de la educación establece con diferentes dimensiones de la experiencia social y humana. Desde discusiones comportamentales como las relacionadas con el diseño y acatamiento de los posibles protocolos de distanciamiento social, pasando por cuestionamientos sobre las potenciales brechas educativas que esta situación de emergencia generará en nuestros sistemas educativos, hasta cuestionamientos profundos sobre el propósito de la educación en una sociedad en emergencia, son ahora parte de nuestra cotidianidad.

En este contexto fortuito, generado en este caso por una pandemia, Voces y Silencios: Revista Latinoamérica de Educación buscará constituirse en un espacio que, sin abandonar el cuidado académico y la discusión rigurosa, nos permita representar nuevos retos y realidades que este y futuros choques exógenos les impongan a nuestros sistemas. La situación actual eventualmente pasará y es posible que algunas de nuestras experiencias previas en los sistemas educativos vuelvan, para bien y para mal. Desde la entrante línea editorial de la Revista Latinoamericana de Educación, buscaré que tanto esta como futuras condiciones sociales que resalten la centralidad de los sistemas educativos para el desarrollo social y humano, no pasen desapercibidas.

Con estos derroteros, quisiera invitar a nuestros lectores a continuar su vinculación con nuestra revista. Espero que los artículos y posiciones expresadas en este número generen ideas, discusiones, investigaciones y motivaciones para contribuir en los próximos números. Gracias a Andrés Mejía por su labor de liderazgo frente a la revista; trabajaré desde el rol de editor para continuar con su legado e invitar cada vez más nuevas voces a nuestra discusión.